Un memorial pretoledano sobre el Tahuantinsuyu: relectura en 2012

AutorMargarita Elvira Gentile Lafaille
CargoInvestigador CONICET - Museo de La Plata
Páginas497-524

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I El tema

Entre 1569 y 1581 gobernó el Perú el virrey Francisco de Toledo; uno de sus mandatos fue reorganizar el virreinato y para eso ordenó visita general; a partir de esos datos, los pueblos de indios fueron reubicados en función de la evangelización y la producción de determinados bienes. Si bien en la apariencia el objetivo se logró, no fue así en la realidad, pero eso se percibió claramente sólo muchos años después cuando, poco a poco, emergieron los usos y costumbres andinas que no habían sido del todo modificadas. Por esa razón, la documentación pretoledana tiene especial interés para el estudio comparativo de tales usos y costumbres.

En 1934, el doctor Hermann Trimborn dió noticia de haber hallado la que consideró la fuente etnográfica más antigua sobre el imperio de los Incas; la publicó al año siguiente, en español y alemán, más sus opiniones ampliadas sobre autor y antiguedad, destacando que nadie antes había notado su importancia. Años después, Raúl Porras Barrenechea lo contradijo; en 1966 John H. Rowe publicó una nueva versión "con el objeto de llamar la atención de los estudiosos", propuso otra fecha, pero no autor; John V. Murra y Franklin Pease citaron la reedición de Rowe y, hasta donde se, ningún otro historiador volvió a ocuparse de esos papeles1.

Cuando Trimborn los editó, hacía muchos años que se venían publicado documentos de los siglos XVI y XVII a los que esos cuatro folios anónimos

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no parecían agregar gran cosa excepto su precedencia a la mayoría; dicho autor los había fechado en 1535, obviando que el libro de Francisco de Xerez2 publicado en Sevilla un año antes y reeditado luego varias veces, contenía algunos datos similares a los del memorial aunque dispersos. También, desde mediados del siglo XIX se publicaron obras abarcativas y otras con opiniones y comentarios que compaginaron documentos éditos e inéditos3. Los avances en todos estos sentidos permitieron que hoy se conozca más sobre los Incas y la Conquista y Colonización hispanas.

Me interesé en este documento por su descripción y estudio en el Catálogo vigente4; a partir de esos datos busqué la bibliografía citada y pedí copia de los folios. Estas y otras lecturas me llevaron a considerar la posibilidad de ampliar y actualizar los comentarios sobre este breve texto, para lo cual revisé también el original5. Lo que sigue es su relectura en el contexto de los papeles peruanos pretoledanos.

II El códice escurialense &.ii.7

A grandes rasgos, está formado por dos grupos de documentos: uno corresponde a México y su región; y el otro, puntualmente, al Perú. El memorial que me interesa aquí está ubicado a continuación de los documentos "mexicanos" y en primer lugar de los "peruanos".

Parte del códice siguió la ruta, según Zarco6, de Fernán Pérez de Oliva a su sobrino Ambrosio de Morales y luego al Escorial. A partir del indicio de que un sobrino de Pérez, llamado Antonio de Morales, era obispo de Puebla de los Ángeles, Miguélez sospechaba que Pérez de Oliva pensaba continuar escribiendo una historia de México7. Estas consideraciones acotan la formación original

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del códice a los documentos mexicanos, pero no explican porqué fueron incluídos con ellos dos documentos peruanos, el primero de los cuales se señaló con la palabra "Messico" justo junto al párrafo donde se habla de los "rreynos del peru". Su encuadernación es del siglo XIX8; Theodor Waitz citó la foliación actual, de manera que antes de 1864 ya estaba encuadernado.

III El documento

Está incluido en, por lo menos, cuatro Catálogos que con los años se fueron ampliando con bibliografía y comentarios de sus autores. En el que Waitz consultó c. 1864 figuraba como "Memorial sobre el origen los Yncas del Pirú & II, 7 fol. 457"9. Además de este autor, Trimborn consultó los catálogos de Manuel Miguélez y Julián Zarco10; el primero de ellos decía "[Carta - Relación de los Reyes y ritos antiguos del Perú] ", y agregó: "Sin dirección, ni fecha, ni firma: pero parece autógrafa. No se cita en los 4 tomos de las Relaciones de Indias publicados por Giménez de la Espada; Madrid 1881; ni en los Historiadores de Indias de Rivadeneyra, ts.22-26, ni en la Col. de Doc. Inéd. de Indias".

Zarco, quien continuó el trabajo de catalogación de Miguélez, lo llamó "Carta sobre costumbres, gobierno, religión, etc. del Perú"11. F. Javier Campos12lo llamó "Carta sobre el gobierno, las costumbres y los antiguos ritos del Perú", y también lo consideró obra anónima. Con todo, Porras lo denominó "La Relación anónima del Escorial"13; Rowe lo llamó "Memorial breve de la religión y el gobierno de los Ingas" y agregó, errónea e inesperadamente, que estaba en el códice X.III.15, que tenía 325 ff., medía 240 x 180 mm, y había pertenecido a D. Antonio Agustín14.

A este documento, que va en Apéndice, su autor lo llamó memorial; se trata de una copia para un archivo personal, y carece de nombre, lugar y fecha.

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Está escrito con tinta azul, desvaída por partes, pero que dejó tres manchas en el párrafo sexto. El papel es de mala calidad; las tachaduras no se salvaron entre líneas sino que se escribió a vuela pluma. El texto terminaría en el filo del borde inferior del folio 458v, pero podría haber habido otro folio (faltante al momento de formar el códice), con alguna fórmula de saludo, de revalidación de la copia, lugar, fecha y firma.

Del texto se desprende que su autor era un clérigo dirigiéndose al patrón de su capellanía; el autor lo llamó primero "Muy magnífico señor", y a partir del primer párrafo y hasta el final lo trató de "v.m.", "vuestra merced". El orden de los temas es similar al de las respuestas a los cuestionarios reales15.

El autor escribió desganadamente, tradujo algunas palabras de la lengua del Cusco al castellano, dejó otras sin traducir tal vez porque el destinatario ¿debería conocer? las voces más corrientes en aquel idioma; la comparación con dos diccionarios del siglo XVI16mostró conocimientos básicos. Finalmente, llama la atención que, en español, escribió "cristianos" y no "xtianos", aunque el texto casi no tiene abreviaturas.

IV El autor

Él mismo dijo que era capellán del destinatario del memorial, y que escribía a partir de lo que los indios conversaban entre sí, y porque él andaba entre ellos; es decir, podría haber sido un párroco. Pero ese andar entre indios también dirige la atención a gente como el clérigo Cristóbal Díaz de los Santos que acompañó Joan Velázquez Altamirano, uno de los futuros encomenderos de Atacama, al valle de Casabindo a bautizar a los indios que estaban de guerra; o al padre Miguel de Milla, quien iba con los encomenderos de Córdoba de la Nueva Andalucía durante sus malocas, a fines del siglo XVI17. Es decir,

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nuestro autor puede haber andado entre indios pero no precisamente en plan de evangelizarlos18; llama la atención que no reivindicara su condición de cura de naturales, cuya labor ayudaba a "descargar la conciencia de S.M.".

Cualquiera fuese el fin, conocía el idioma indígena local, de donde se sigue también que su andar era mayormente por la sierra peruana antes que por la costa, pero no dijo por dónde, ni dónde estaban él o el destinatario al momento de redactar el memorial19. También decía que para escribir todo lo que se contaba acerca de los Incas necesitaría mucho papel20. Se excusó de su brevedad dados sus trabajos y enfermedades, pero no por su edad; es decir, pudo no ser un hombre anciano sino más bien gastado en guerras, como muchos en esa época. Un punto es seguro: quien guardó esta copia no padeció estos espacios en blanco. Veamos que posibilidades hay hoy de identificar al autor.

Miguélez, hasta donde se, no propuso autor; en cambio, Zarco propuso a Fernán Pérez de Oliva, y Campos registró estos datos. Trimborn no aceptó a Pérez de Oliva, pero admitió que se podían hacer conjeturas acerca de Pedro de Quiroga. Porras, por su parte, propuso a Luis de Morales, o a Hortun Sánchez "o algún otro", y Rowe dejó ese problema "para otros"21.

Muchos años después, en el marco de otro tipo de trabajo22, se publicó una lista de clérigos entre los que figuraban algunos capellanes que vale considerar aquí: 1532, en Cuzco, Cristóbal Molina; 1534, en Lima, J. Alonso Tinoco, Juan Castro, Morales Ruiz, Lic. Ocaña; 1542, en Lima, Juan Herrera, Diego Martín, capellán de Hernando Pizarro y en Cuzco, Ruiz Durango, capellán de Almagro.

No tengo información suficiente acerca de ninguno de ellos como para señalarlo como autor de este memorial, pero no puedo dejar de notar que el siguiente documento en el códice tiene que ver con Hernando Pizarro, para

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quien se pedía al emperador que lo investigase por regalos que había hecho a personas relacionadas con el juicio que se le seguía sobre su actuación durante la Conquista y, entre otras acusaciones, también la de que había robado los bienes de Diego de Almagro; está fechado en 154123.

V El destinatario

Como venimos de ver, "v.m." era alguien con fortuna suficiente como para sostener una capellanía con su capellán. Para la época y lugar (ampliamente, el Perú), las fortunas solían formarse tras un reparto de botín, una encomienda cuyos indios se dedicaran a la explotación minera, la producción y venta de un bien que no estuviese estacando, o cuyo estanco no fuese demasiado controlado (hoja de coca, naipes, azúcar, aceite, vino, etc.). Si no era encomendero, podía alquilar indios a alguno, maloquear poblaciones todavía no encomendadas, u obtener una cédula para capturar indios que vagasen por el campo24, entre otras posibilidades.

Quien se hallara en cualquiera de estas circunstancias estaría tan cerca...

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