La herencia del Medievo en el Perú de los Austrias: instituciones y ceremonias
| Autor | Gloria Cristina Flórez Dávila |
| Cargo | Universidad Nacional Mayor de San Marcos Lima (Perú) |
| Páginas | 560-579 |
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El trabajo que presentamos forma parte de una línea de investigación dedicada en sus inicios al comercio entre Castilla y Flandes en la época de Isabel la Católica y posteriormente continuada con temas que relacionaban el mundo medieval y el virreinato peruano en la época de los Austrias, especialmente los aspectos que se relacionaban con la dinámica intelectual en la génesis del Estado Moderno: prédica, ceremonias, espectáculos e imágenes. Se había insistido durante mucho tiempo en la importancia en uno de los elementos que formaban parte de nuestro devenir: sea el elemento hispano, sea el aporte andino. Consideramos que ninguna de esas perspectivas era la adecuada porque se debían reconocer los aportes del mundo medieval hispánico, y también las contribuciones de las civilizaciones prehispánicas y de otros grupos étnicos en la formación de nuestra cultura. Sin embargo, si no se conocía a cabalidad lo medieval hispánico no se podría conocer en profundidad la época virreinal y menos aún comprender las proyecciones en el Perú contemporáneo. Nuestros objetivos sumamente amplios en los inicios tuvimos que limitarlos en lo cronológico a los siglos XVI y XVII y en lo temático dedicarnos a los temas que nos parecían de mayor interés en un trabajo de historia comparada de Europa y América pero especialmente buscando que se conociera mejor el mundo medieval en los diferentes ámbitos de estudio peruanos.
El proceso de expansión de Castilla al Nuevo Mundo necesita ser estudiado en una perspectiva acorde con los avances historiográficos de las últimas décadas. Se deben superar las informaciones todavía presentes en muchos textos escolares y universitarios que presentan un reino sumido en el atraso económico y que el proceso de la Reconquista había afectado negativamente su demografía y cultura. Por lo tanto, todos los logros en su conquista e incorporación de amplios espacios geográficos eran resultado del azar o casualidad, se subrayaba el papel desempeñado por Colón, los elementos anecdóticos del apoyo de la reina Isabel e incluso se insistía en ver a Portugal como el proveedor de modelos y mecanismos de colonización utilizados la América hispánica.
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Esta visión errónea y en algunos casos tergiversada de uno de los cambios más importantes vividos en la historia de la humanidad se relacionaba con diferentes factores: el desconocimiento de las investigaciones de especialistas en la historia de "las Españas medievales", así como de las nuevas propuestas para el estudio de la génesis del Estado Moderno1, asimismo, el auge adquirido por estudios referidos al impacto de la conquista en las poblaciones indígenas, especialmente los relacionado con la caída demográfica y la llamada "visión de los vencidos", agregándose a todo ello el menosprecio por el mundo medieval y la importancia adquirida por la " leyenda negra" anti hispánica desde el siglo XVII.
Considero la importancia que ha tenido durante mi formación como medievalista en Bélgica, el descubrimiento del papel desempeñado por los mercaderes castellanos "estantes" en Flandes en el tráfico mercantil entre Brujas y Burgos en los siglos finales de la Edad Media. Gracias a la documentación revisada en el Archivo General de Simancas fue posible tener una imagen diferente de la economía y política castellana en la época de Isabel la Católica.
Han sido de gran importancia consultar las obras de especialistas en Castilla y Flandes en el siglo XV quienes consideraban la importancia fundamental del comercio marítimo castellano para el proceso de expansión al Nuevo Mundo y especialmente el papel desempeñado por la Carrera a Flandes o Carrera de la Lana al sentar las bases del control mercantil español en el Nuevo Mundo.
Los artículos publicados respecto a Castilla y Flandes a fines de la Edad Media, citados en la bibliografía, nos han permitido señalar los precedentes medievales de la Carrera de Indias, tanto en lo que se refiere a su organización, instituciones y legislación y sobre todo dar a conocer la importancia de la marina castellana en la Edad Media, no solamente en lo económico sino también la política internacional2; la importancia de la Bahía o zona vasco cantábrica en el comercio, la industria y la navegación; así como el papel que han desempeñado los mercaderes de las diferentes "Naciones" españolas en la Europa de la época.
La Carrera a Flandes o Carrera de la lana es la ruta establecida entre los puertos del Cantábrico y los de Flandes para transportar dicho producto. La ruta utilizada unía Sevilla-Lisboa-Bilbao-Burdeos-La Rochela-Nantes-Rúan (en ciertos casos puertos ingleses como Bristol, Portsmouth o Southampton) y Flandes (Brujas o puertos intermedios). El circuito se completaba con el área hanseática, al trasbordar las mercancías de los barcos castellanos a aquellos de la Hansa.
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Existían numerosas dificultades en ese tráfico marítimo como las humanas (número de tripulantes y sus tareas, los ataques de piratas o corsarios; los naufragios provocados y las amenazas de las autoridades); las técnicas (capacidad limitada de los barcos y difíciles accesos a los puertos) y las naturales (los temporales, la falta de visibilidad por las neblinas, las costas peligrosas).
Respecto a las rutas terrestres importantes entre las zonas meridionales y septentrionales de Castilla, se debe considerar el eje septentrional que relacionaba la zona cantábrica y castellano burgalesa con el comercio internacional del Atlántico, Mar del Norte y Mar Báltico, y dicho eje se integraba al mundo mediterráneo de manera perpendicular, a través de la región central y la zona sudoccidental andaluza. En cuanto a la jerarquía de productos tenemos los de exportación (materias primas, alimentos, metales y manufacturas varias), los de importación (alimentos, manufacturas, pieles, especias y metales) y finalmente las mercaderías en tránsito (vino gascón, glasto, madera, pescado y carbón).
La lana era uno de los componentes fundamentales del comercio medieval castellano y su producción fue favorecida desde el siglo XIII por factores internos como la obtención de la lana merina, la creación del Honrado Consejo de la Mesta en 1273, el desarrollo de la ganadería y el interés de la Corona en los ingresos provenientes del "servicio y montazgo". Pero, existía además un factor externo favorable: la necesidad de lana en regiones de gran desarrollo textil, es el caso de Flandes y gracias a los lazos establecidos por vascos y vizcaínos con la región flamenca, se afianzó el comercio floreciente de las diversas variedades de lana.
El comercio castellano de la Baja Edad Media transformó una actividad simple y modesta en un tráfico de amplio radio basado en el nivel, número y tonelaje de su flota mercante caracterizada por su gran calidad, la experiencia en trayectos largos que favoreció la formación de mejores marineros, especialmente vascos, la competitividad que ofrece la zona septentrional en cuanto a fletes, gracias a una política de reducción por parte de los marinos vascos, la relación Burgos-Cantábrico controlando personas y territorios y especialmente por los lazos existente entre los ganaderos, mercaderes y transportistas.
El tráfico de la lana permitió el crecimiento extraordinario de Burgos y naturalmente aumentó el número de mercaderes burgaleses en Flandes, quienes se vieron favorecidos especialmente por la creación de la Universidad de Burgos en 1443, cuyos antecedentes se remontaban al siglo anterior. Esta asociación agrupaba a los comerciantes importantes y a los exportadores, especialmente a los grandes mercaderes o traficantes internacionales del comercio marítimo.
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Su preocupación fundamental era la defensa y protección de sus miembros, tanto en el reino de Castilla como en el extranjero y su interés en favorecer el comercio marítimo servirá de antecedente al Consulado de Burgos.
El Consulado de Burgos constituido por Real Pragmática del 21 de julio de 1494 había sido creado para afirmar usos y costumbres de la Universidad de Mercaderes de Burgos, y se le asignó jurisdicción propia en causas mercantiles, aparte de la civil ordinaria. Contaba con el prestigio y solvencia de una institución dedicada al comercio marítimo. Sus objetivos principales centralizar el comercio, organizar el voluminoso tráfico de las flotas del Cantábrico, protegiendo claramente a laneros, transportistas y a la marina y establecer el monopolio de la exportación lanera por el Consulado.
La Carrera de la Lana quedó encomendada al Consulado de Burgos y debía organizarse de acuerdo a ciertas normas que en muchos casos respetaban usos y costumbres anteriores y tomó su forma definitiva a fines del siglo XV. Su proceso de preparación era sumamente extenso y complejo y los pasos que se realizaban previamente al fletamento eran los siguientes: señalo o contrato de las lanas, la esquila, el recibo y lavado, el estibado, listado y margado de las sacas. Los cónsules y priores de la Universidad de Burgos eran los encargados de la reglamentación y vigilancia, confirmando así la tradición mercantil burgalesa, e indicando también una cierta política de control monárquico manifestada desde 1491 en asuntos tales como control de entrada y salida de productos mediante registros.
Posteriormente a la colocación de las sacas de lana en los barcos, se iniciaba la difícil etapa de su transporte a Flandes en la flota naviera, que había tenido que enfrentar dificultades en su organización por razones políticas y económicas principalmente; a veces también encontraba en juego otros factores como las rivalidades de puertos o ciudades, o de transportistas y mercaderes.
Los convoyes de barcos se dirigían desde Bilbao...
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