El mecanismo para la reducción de la deforestación y la degradación forestal y para el fomento de las reservas de carbono (REDD+): Nota sobre un innovador instrumento de mitigación

AutorAlejandra Torres Camprubí
CargoBecaria de investigación del Área de Derecho Internacional Público, Universidad Autónoma de Madrid
Páginas1-24

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I Introducción. deforestación y cambio climático: dos fenómenos asociados

Desde que en el 2007 el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) publicara su Cuarto Informe de Evaluación (AR4)1, la importancia y relevancia del papel del sector forestal en el régimen del cambio climático ha dado sin duda un giro importante, al pasar a formar parte de la agenda de este con una firmeza hasta entonces desconocida.Dicho informe estableció entonces una serie de datos que permitieron visualizar tanto la magnitud de la presencia científica de los bosques en el ciclo del carbono como el interés económico, ecológico y social que su tratamiento en el régimen del cambio climático podía llegar a suponer2.

Las cifras dibujaban la situación del siguiente modo. En primer lugar, el 30% de la superficie terrestre global lo constituyen áreas forestales, que representan alrededor de 4.000 millones de hectáreas principalmente localizadas en las zonas tropicales de América de Sur, África y el sudeste asiático. No obstante, a pesar de la amplia extensión de dichas áreas, estas se ven constantemente amenazadas por prácticas de deforestación que buscan transformarlas en terrenos cultivables, extender la presencia de asentamientos e infraestructuras, y responder a la demanda mundial del mercado sobre productos forestales como la madera o la fibra. Así, la deforestación supone en la

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actualidad una pérdida anual de alrededor 12,9 millones de hectáreas de bosques3,

pérdida que pone en riesgo la sostenibilidad de los ecosistemas forestales concernidos.

Más interesante aún es el impacto de dichos índices de deforestación en el fenómeno del cambio climático, y del que se deriva la relevancia de la integración del sector forestal en el régimen normativo internacional sobre este fenómeno. La deforestación provoca la emisión tanto de dióxido de carbono (producida por la tala y quema de bosques), como de nitrógeno óxido (generada por la utilización de abonos y la quema de masa biótica). El informe señala así que en el sector forestal se origina el 17,4% del total anual de las emisiones de gases de efecto invernadero4.

La inclusión de la deforestación en la agenda del cambio climático se remonta a la Conferencia de las Partes del Convenio de Naciones Unidas para el Cambio Climático (en adelante COP), realizada en Bali (Indonesia) en el 2007 (COP-13). Netamente influenciadas por el informe del IPCC publicado el mismo año, las partes del Convenio Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC5) adoptaron, a propuesta de Costa Rica y Papúa Nueva Guinea (que actuaban en nombre de la Coalition of Rainforest Nations6), la Decisión 2/COP-137. Dicha decisión establecía el objetivo de crear un nuevo mecanismo financiero destinado a incentivar la reducción en países en desarrollo de las emisiones provenientes de la deforestación.

Tras haber recordado en este primer epígrafe el impacto científico de la deforestación en las emisiones anuales de carbono, esta nota explica los elementos básicos de la

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configuración del mecanismo, así como su ubicación en el complejo entramado normativo del régimen internacional sobre cambio climático y su diferenciación respecto a otros mecanismos preexistentes que también afectan al sector forestal (II). A la luz del carácter "vivo" del mecanismo, que ha evolucionado con cada etapa de las negociaciones internacionales todavía en curso (III), la nota concluye sintetizando los puntos de inflexión relativos al futuro funcionamiento del mecanismo, que serán abordados próximamente en la Cumbre del Clima de Cancún (IV).

II Elementos básicos de la configuración del mecanismo REDD+
1. Alcance y objetivos del REDD+

Este innovador mecanismo de naturaleza financiera se conoce por sus siglas en inglés REDD+, que aluden al objetivo inicial del mecanismo de Reducir las Emisiones provenientes de la Deforestación y la Degradación Forestal.

Desde la adopción de la Decisión 2/COP.13 del 2007, el alcance material del mecanismo se ha ido ampliando a lo largo de las distintas etapas de negociación. Si bien en la propuesta inicial de Costa Rica y Papúa Nueva Guinea el mecanismo financiero solo tenía por objeto la reducción de emisiones provenientes de la deforestación (RED), se entendió rápidamente que las emisiones provenientes de la degradación forestal también debían ser incluidas (lo que daba paso a REDD). Finalmente, en un último paso en las negociaciones de Copenhague 2009, se extendió aún más el alcance del mecanismo, por lo que se añadió el "plus" (REDD+). Esta última extensión abarca prácticas de conservación, gestión forestal sostenible e impulso de las reservas forestales de carbono (también conocidas como sumideros de carbono).

Una de las deficiencias del texto de negociación consiste en que hoy por hoy no ofrece ninguna definición de los términos deforestación, degradación forestal, conservación forestal, gestión forestal sostenible ni fomento de las reservas de carbono. No obstante, es posible colmar esta laguna ateniéndose a las definiciones comúnmente aceptadas en la práctica sobre cada tipo de activad.

Así, se entiende por deforestación la conversión inducida por el hombre de un área forestal en terrenos de uso no forestal, generalmente ejecutada por medio de la tala de

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bosques (land-clearing). Por su parte, la degradación forestal alude a la reducción (que no conversión ni transformación) de la masa biótica de los bosques derivada de la siega o recolección no sostenibles del terreno8.

Asimismo, la reciente extensión del mecanismo para la inclusión de prácticas de conservación forestal, gestión sostenible de los bosques y fomento de sumideros de carbono (carbon sinks) implica que en la actualidad REDD+ busca no solo fomentar la reducción de las tasas de pérdida adquirida de masa forestal biótica, sino también impulsar el crecimiento de prácticas de conservación sobre bosques todavía existentes.

Por tanto, cabe indicar que se entiende por conservación la preservación de áreas forestales que, si bien en la actualidad no se encuentran en peligro de desaparición por deforestación o degradación, posiblemente lo estén en el futuro. Por su parte, la inclusión de la gestión forestal sostenible responde a la idea de que la explotación de las áreas forestales destinadas a la producción de madera se lleve a cabo de modo que la política de gestión refleje un equilibrio entre sus objetivos económicos, sociales y medioambientales.

Por último, queda por indicar el significado de la categoría más difusa, referente a las actividades dirigidas a "impulsar el desarrollo de los sumideros forestales de carbono". Esta categoría permite la inclusión de la restauración forestal, la forestación y la reforestación. Se entiende por forestación la creación de un bosque allí donde no ha existido al menos en los últimos 50 años, mediante actividades humanas como la plantación, la siembra o el fomento de semilleros naturales. El término reforestación se refiere a la creación de un bosque, mediante estos mismos tipos de actividades, en tierras originariamente boscosas que fueron posteriormente deforestadas9. Por su parte, la restauración forestal alude al proceso de ayudar a la recuperación de stocks de carbono de un bosque, todavía existente, pero que ha sido degradado o dañado.

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A pesar de la complejidad y la confusión creadas por la ampliación del alcance del mecanismo, la idea de base que cimentó la configuración del mecanismo REDD+ ha permanecido. Esta consistiría en crear un mecanismo que permita dar un valor financiero al "mantenimiento en pie" de árboles ya existentes (standing trees), de modo que aquellos Estados que obtengan reducciones certificadas de emisiones provenientes de la realización de actividades cubiertas por el mecanismo puedan recibir "retribución" económica a cambio.

Conviene señalar que el objetivo del mecanismo, como su nombre claramente indica, es la "reducción" de las emisiones provenientes del sector forestal, y no así su reducción excesiva ni, a fortiori, su eliminación. Tal y como recalca el Informe del Tercer Grupo de Trabajo del IPCC mencionado en esta introducción10, una excesiva reducción de los índices de deforestación provocaría una caída de la disponibilidad de productos forestales en el mercado, lo que impulsaría a su vez la demanda de productos de sustitución de origen industrial (como por ejemplo el aluminio y el plástico), generadores de más emisiones de carbono que los del sector forestal.

REDD+ ofrecería, por tanto, al menos desde una perspectiva hipotética, varios tipos de beneficios. El primero y sin duda más obvio es el beneficio ecológico derivado de la reducción de la segunda fuente de emisiones de gases de efecto invernadero más importante, por detrás de la energía y la industria (45,3% conjuntamente) y por delante del transporte (13,1%), lo que permitiría avanzar en la lucha global contra el cambio climático11.

Asimismo, el REDD+ puede...

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