Miguel María Muñoz Medina: la ética de salvar vidas

AutorAlberto Moreno de Tejada Clemente de Diego
Páginas143-160

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1. Rasgos biográficos

Miguel María Muñoz Medina nació en 1944 en Madrid. Sus padres eran de Granada aunque se conocieron en Madrid. Formaban una familia tradicional con cinco hijos, tres chicas y dos chicos. Es el segundo y el mayor de los varones. El padre, maestro de profesión antes de la guerra, fundó una gestoría dedicada a gestionar créditos para la construcción de viviendas concedidos por el Instituto de Crédito para la Reconstrucción Nacional. Tenía pocos empleados, pero muy buenos clientes que generaban operaciones de mucho dinero. El padre era de origen modesto, conservador, con gran dedicación al trabajo, muy estricto y exigente y de arraigadas creencias religiosas. La madre, ama de casa, compartía con su marido las creencias religiosas pero su carácter era más suave y benevolente. Se caracterizó por su amor y entrega a los demás. «Nos educaron en dos cosas: hacer favores y total carencia de rencor» (entrevista con Miguel Muñoz 2009). Se profesaban mutuo respeto y admiración.

Los tres pilares básicos que en mayor medida influyeron en la configuración de su personalidad y carácter fueron: la severidad y disciplina inculcada por su padre, la cultura recibida y la formación religiosa. El primero afectó a su condición de buen estudiante. Sin embargo, «esa severidad y nivel de exigencia no lo sentí como falta de cariño. Al revés, me sentí profundamente arropado y apoyado afectivamente por mis padres» (Ibidem, 2009). La cultura estaba presente en la familia. Las visitas a museos, catedrales o monumentos eran frecuentes. Era un gran lector desde pequeño, hasta tal punto que la base de su cultura se cimentó antes de cumplir los trece años. También le atrajo la música desde temprana edad, afición que cultivó a lo largo de su vida. Recibió una formación religiosa muy clara de la que nunca ha abdicado. Esta formación ha operado de forma decisiva en la conformación de su ética y en la creación de sus valores.

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Estudió en el colegio de los Sagrados Corazones1, donde acabó el bachillerato. Fue un brillante estudiante con numerosas matrículas. No destacó en deportes, lo que le impidió ser uno de los líderes de la clase. Guarda muy buenos recuerdos, especialmente de la calidad de los profesores de humanidades, a los que considera magníficos docentes. A pesar de ser un colegio religioso, considera que este era pasablemente liberal. Estudió letras, acabando el bachillerato en 1961. Cursó la carrera de Derecho en la Universidad Complutense. Tenía claro desde los trece años que quería estudiar esta carrera. Se licenció en 1966 con un expediente discreto debido a la relajación, falta de hábito de estudio, ambiente de la época con múltiples actividades extraacadémicas, interesándose especialmente por el cine y el teatro. Tuvo grandes profesores, como Antonio Hernández Gil o Sánchez Agesta. El ambiente en la facultad, en aquel momento, no estaba excesivamente politizado.

Durante la carrera conoció a su mujer, Begoña, una de las personas que más le han marcado en su vida. Mejor estudiante de derecho que él, sacó antes las oposiciones a un cuerpo técnico del Ministerio de Obras Públicas. Se casó a los 25 años, tres años después de terminar la carrera y el mismo año en el que tomó posesión como funcionario público. Previamente había trabajado en MAPFRE durante dos años, ampliamente interrumpidos por sus dos períodos de milicias universitarias. Posteriormente, una vez casado, preparó durante seis meses, aproximadamente, oposiciones a registrador de la propiedad que abandonó por falta de constancia. Rechazó trabajar con su padre en el despacho de la gestoría. Esto le ocasionó un gran disgusto, pero estaba convencido que hubiese sido un error y al final se habría producido un inevitable choque. La única razón por la que preparó oposiciones al cuerpo de la DGT fue para buscar estabilidad y una salida profesional, algo que en aquella época era muy frecuente. La vocación de servicio le vino después trabajando en la Administración, descubriendo que su trabajo servía para algo. Se doctoró cum laude en Derecho por la Universidad de Granada en 19922. Además de su tesis doctoral, tiene publicados cuatro libros sobre seguridad vial3.

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Su único hijo nació a los nueve años de casados. Mantienen una estrecha relación. «Le he ayudado mucho en los estudios, nos sentábamos juntos. Hemos compartido muchísimo» (Ibidem, 2009). Nunca fue partidario de planificar su carrera profesional, lo que intentó inculcar a su hijo. «Procura hacer bien tu trabajo, disfrutar de él, y que se note que lo estás haciendo bien, no te pongas metas, esa necesidad de cambiar de trabajo cada cierto tiempo» (Ibidem, 2009). En toda su vida solo ha trabajado en dos sitios: MAPFRE, al principio y al final de su carrera profesional, y la DGT. (1969-1996). Ha vivido toda su vida, salvo el año destinado en Burgos, en Madrid. Hasta el año 1976 en el que le destinaron a servicios centrales, estuvo trabajando en diversas Jefaturas Provinciales. En 1977 fue nombrado jefe del gabinete de estudios. En 1983 subdirector general y en 1988 director general, cargo que ocupó hasta 1996. De 1996 a 2006 fue director general de MAPFRE Automóviles Riesgos Especiales, director general de MAPFRE Mutualidad y vicepresidente de su Comisión Ejecutiva, y vice-presidente de la Agrupación de Seguros de Automóviles de UNESPA. Fue presidente del Instituto de Seguridad Vial de la Fundación MAPFRE hasta finales de 2009 y presidente de la Asociación Española de la Carretera. Ha desarrollado también una actividad docente en la Universidad Pontificia de Salamanca, la Politécnica de Madrid, la Fundación Ortega y Gasset y el INAP. Miguel Muñoz posee, entre otras condecoraciones españolas y extranjeras, la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil; Medalla de Oro del Mérito de la Seguridad Vial; Medalla de Plata con Hojas de Palma del Mérito del Seguro. Fue elegido Hombre del Año en 1997 por la Federación Internacional de Carreteras.

2. Política y administración en españa (1982-1996)

El 28 de octubre de 1982 el PSOE ganaba las elecciones generales obteniendo 202 diputados y un 47,3% de los votos. Felipe González era investido por primera vez como presidente del Gobierno. La Administración se estaba ajustando a los cambios políticos derivados del nuevo régimen constitucional refrendado por los españoles el 6 de diciembre de 1978. La nueva organización territorial del Estado supone un primer factor de cambio en la Administración Pública. «Pues la Administración Pública es una pieza importante, de relevancia constitucional, del Estado autonómico (arts. 2 y 137 CE), social y democrático de Derecho (art. 1.1 CE), alumbrado y sostenido por esta última» (Luciano Parejo, Gobierno y Administración Pública en la Constitución Española. La Administración Pública española, INAP 2002, p. 91). Por otro lado, el texto constitucional regula explícitamente un estatuto directo y explícito del Gobierno y la Administración (Luciano Parejo, 2002). Respecto del Gobierno, se concreta en la atribución de la dirección de la política interior y exterior y la defensa del Estado (art. 97 CE). Los aspectos concretos de organización y funcionamiento del Gobierno quedan postergados a su aprobación mediante ley (Ley 50/1997, de 27 de noviembre). La codificación de los principios de organización y funcionamiento de la Administración se contiene en los artículos 103.1 y 106.2:

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objetividad, servicio al interés general, eficacia, jerarquía, desconcentración y descentralización, sometimiento pleno a la Ley y al Derecho, responsabilidad patrimonial por las lesiones causadas por la gestión de los servicios públicos y control judicial pleno. La legislación reguladora de la Administración del Estado de 1957, en lo fundamental, se mantuvo en vigor hasta la aprobación de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común (LRJPAC).

El PSOE había hecho hincapié en su programa y en la campaña electoral sobre la necesidad de llevar a cabo una profunda reforma de la Administración

(Luis Fernando Crespo Montes, Mitos y ritos de la Administración española, INAP 2003, p. 45). En el primer Consejo de Ministros que celebró el nuevo Gobierno, el 7 de diciembre de 1982, se aprobó un decreto-ley sobre medidas urgentes de reforma administrativa (RD-ley 22/1982). La finalidad del RD-ley es: «La reforma administrativa, que constituye uno de los objetivos fundamentales de la política del Gobierno, requiere la adopción de una serie de medidas urgentes, destinadas a hacer posible el ordenado desarrollo del programa que en las pasadas elecciones ha obtenido el voto mayoritariamente favorable de los ciudadanos» (Preámbulo). En el artículo 1, se enumeran los quince Ministerios que integraban el Gobierno de la Nación. Posteriormente, se aprobó la Ley 10/1983, de 16 de agosto, de Organización de la Administración Central del Estado, que estableció que «la creación, modificación y supresión de los Departamentos Ministeriales se establecerá por ley aprobada por las Cortes Generales». Los quince Ministerios existentes en diciembre de 1982 continuaban en junio de 1986 (Crespo, 2003). En el ámbito de la organización territorial, se completa en esta legislatura el mapa autonómico, aprobándose en 1983 los Esta tutos de Baleares, Extremadura, Castilla y León y Madrid. Se procede progresivamente a transferir las competencias a las Comunidades Autónomas, de acuerdo con el sistema...

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