El mañana que pretendemos y el agua que necesitamos

AutorJorge González González
Cargo del AutorDoctor en Derecho
Páginas164-167

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La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, Río +20, produjo una declaración inal bajo el título El futuro que queremos, como solución de compromiso entre aquellos actores que exigían un documento vinculante como resultado de la Conferencia y aquellas fuerzas para las que normas de esa naturaleza no hacen más que poner en peligro los patrones de producción y consumo.

No por gusto la Declaración, aprobada en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible celebrada en Río de Janeiro, en junio de

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2012, reconoce que el agua es un elemento básico del desarrollo sostenible, vinculada, como está, a varios de los desafíos fundamentales del presente y del futuro. En una perspectiva planetaria, pues, la llamada crisis del agua tiene tres dimensiones: la escasez del recurso, la contaminación y el uso del agua419.

El derecho humano al agua continúa el diicultoso camino de su airma-ción a través de la Declaración, que debe ser contemplada, como otras declaraciones anteriores, como una invitación permanente a incorporar tal derecho a los ordenamientos jurídicos internos de los países y, sobre todo a que se concrete en la práctica de los tribunales.

En todo caso, la mención de soberanía nacional en tal declaración no debe contemplarse, en modo alguno, como un intento de frenar la efectividad de tal derecho, sino como una muestra más de una tradición normativa en las proclamaciones internacionales relativas al uso de los recursos naturales y en la que los países implicados expresan, sobre todo, temores a perder la disponibilidad de sus recursos frente a hipotéticos enemigos posteriores420.

Al mismo tiempo, se reairma la necesidad de promover esferas especíicas como el «agua y saneamiento». Allí se reconoce que el agua es el elemento básico para el desarrollo sostenible, y que el agua y el saneamiento deben integrarse a las tres dimensiones, tanto el crecimiento económico como la protección ambiental y la equidad social.

La importancia del agua es subrayada también en la protección de la diver-sidad biológica y, a la inversa, la necesidad de un buen manejo de la tierra para hacer frente al cambio climático y aumentar la disponibilidad de agua.

En realidad, no se trata únicamente de reconocer, como hace la Declaración de Río, que la responsabilidad frente a los problemas ambientales debe corresponderse con la distinta participación en la generación de las causas de los problemas, sino que va...

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