Mal uso

AutorJosé María Martínez Selva
Cargo del AutorCatedrático de Psicología en la Universidad de Murcia. Miembro del Offshore Institute. Profesor de la Escuela de Negocios de Dirección y Administración de Empresas (ENAE) de Murcia.
Páginas207-228

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Buena parte de los fondos que se depositan en el sistema financiero offshore, y de los que transitan por él proceden de la llamada economía sumergida, no sometida a impuestos. Este dinero que circula fuera de los ojos de Hacienda y que no tributa se llama "dinero negro" y tiene su origen en actividades económicas irregulares, no oficiales, en el crimen organizado, el terrorismo internacional y la corrupción política.

En el contexto de la economía offshore, el dinero negro al que se refiere el término de "blanqueo de capitales" no tiene que ver tanto con la elusión de las obligaciones fiscales o con el que procede de actividades económicas irregulares o no sometidas a control administrativo, sino más bien con el que se origina en la adquisición, utilización, conversión o transmisión de bienes que procedan de actividades delictivas, como son las relacionadas con el tráfico de drogas, terrorismo o delincuencia organizada. Ahora bien, las medidas que toman los países de alta tributación y los organismos internacionales para detectar y perseguir unas y otras actividades suelen ser las mismas.

Pasamos a examinar en este capítulo las relaciones entre el mundo offshore, la economía sumergida, el dinero negro y sus fuentes, y el blanqueo o lavado de dinero. En los capítulos siguientes se abordan las medidas adoptadas por diferentes países e instituciones para combatir el blanqueo.

Economía sumergida

Dinero negro es estrictamente aquél cuya procedencia no es legalmente conocida o se oculta de las autoridades tributarias, y que no proviene nece-Page 208sariamente de actividades delictivas. La mayor parte del dinero negro tiene su origen en la llamada economía irregular o sumergida, propia de actividades profesionales, comerciales e industriales que se realizan fuera de los ojos de Hacienda, en operaciones opacas y, la mayor parte de las veces, en efectivo. En términos de la Unión Europea es "toda actividad económica que es de naturaleza legal pero que no se notifica a las autoridades". Se incluyen en estas actividades desde la que realiza el tendero de la esquina al vender mercancía sin emitir recibo o factura, hasta la no declaración de parte de sus ingresos que puede hacer cualquier profesional liberal, como un médico, un fontanero o un abogado. Estos fondos se vuelven a gastar de forma opaca o transparente en el consumo diario. Existe un efecto notable de arrastre cuando los compradores de productos y servicios exigen que no se haga factura y que se acepte el dinero en efectivo, esto es negro, por la transacción. Este efecto de arrastre es una de las razones del crecimiento de la economía sumergida en los países desarrollados.

La economía sumergida caracteriza a sectores económicos con poca observancia de la legislación fiscal y laboral, tales como servicio doméstico, construcción, textil, calzado y agricultura. Se ve favorecida por la subcontratación, el desarrollo de las nuevas tecnologías y el llamado "teletrabajo", la inmigración, la presión tributaria excesiva, la desconfianza hacia el sistema y el descrédito de las instituciones tributarias (Jesús Mota, El País, 19 de agosto de 2001). La economía sumergida crece en los países desarrollados más deprisa que la oficial.

El dinero negro se utiliza habitualmente para pagar transporte, salarios en la construcción y en la agricultura, y servicios que no precisan de factura. Se destina a adquisiciones de automóviles y de viviendas, en las que comprador y vendedor pactan un precio oficial por debajo del precio real, para evitar o disminuir drásticamente los impuestos y tasas aplicables.

En algunos lugares y regiones se producen bolsas de economía sumergida, como ocurre en buena parte del sector del calzado en nuestro país, siendo general en la construcción y la agricultura. Otra fuente de economía sumergida es el inicio de una nueva actividad empresarial, que se mueve en la opacidad impositiva hasta que prospera y tiende a legalizarse, o se hunde y desaparece. Actividades estacionales y no estacionales en el sector hostelero o en la construcción, promoción y venta de viviendas son otros ejemplos.

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La Comisión Europea, en un informe publicado en abril de 1998, indicaba que la economía sumergida en la Unión se situaba dentro de una banda que iba del 7% al 16% del PIB europeo, comparada con el 5% en que se evaluaba en los años 70. Cifras más recientes de la propia Comisión sitúan el trabajo no declarado en España entre el 10 y el 23% del PIB y representaría entre 48.000 y 100.000 millones de euros. Según un estudio de las universidades de Salamanca y Tarragona publicado en 1998, la economía sumergida movería en España unos 54.000 millones de euros al año, cifra equivalente al 17% del PIB. Según estos mismos datos de la Comisión Europea, nuestro país era el tercero de la Unión, detrás de Grecia e Italia, en cuanto al peso relativo de la economía sumergida en la riqueza nacional. Por volumen, Alemania llega a representar el 21% de toda la economía sumergida en la Unión, mientras que España supone el 9,6% del total europeo.

La aplicación de las nuevas normas de cálculo del Producto Interior Bruto en la Unión Europea, que intentan tener en cuenta la economía sumergida, se aplicaron a partir de 1999. Esta forma de cálculo llevó a que el PIB español creciera en cuatro billones de pesetas de la época, al incorporar, entre otros factores, el volumen de la economía sumergida.

Datos más recientes (Comisión Europea, Fundación de las Cajas de Ahorros Confederadas FUNCAS e Instituto de Estudios Fiscales) elevan la cuantía de la economía sumergida en España a un 23% del PIB, frente al 27% de Italia y el 30% de Grecia, que es el país europeo más afectado. Esto situaría el volumen de la actividad económica sumergida en nuestro país en 130.000 millones de euros, confirmando que el crecimiento de la economía sumergida va en paralelo, o puede que supere, al de la economía legal. Además, la inmigración está alimentando la economía sumergida tanto en nuestro país como en otros de nuestro entorno. La economía informal emplearía entre el 18 y el 20% de la población activa. Afecta más a mujeres, inmigrantes, estudiantes, prejubilados inactivos y pluriempleados. Entre 1998 y 2000, la economía sumergida habría aumentado del 15 al 22% según la Comisión Europea (Fuente: Ministerio de Trabajo y Europa Press, ABC, 16 de noviembre de 2004).

La Unión Europea ha propuesto diferentes medidas, además de las punitivas, para disminuir la economía sumergida. Entre ellas destaca la reducción del IVA en ciertas actividades con gran demanda de mano de obra. Por el momento, y por mucho tiempo, la economía sumergida pa-Page 210rece que irá creciendo o al menos seguirá teniendo un volumen considerable.

Dinero negro

Según el Fondo Monetario Internacional, el dinero negro generado cada año en el mundo viene a ser entre el 1,5 y el 5% del PIB, aproximadamente entre 500.000 millones y 1,5 billones de dólares (The Economist, 12 de abril de 2001). La cantidad de dinero negro, fuera del alcance de Hacienda en un momento dado en España se calcula entre 45.000 y 60.000 millones de euros, aunque la cantidad ocultada de forma más o menos permanente es tres o cuatro veces menor, y se sitúa en el rango de las cifras en las que se ha venido estimando durante años, esto es entre tres y cuatro billones de las antiguas pesetas (Banco de España y Ministerio de Hacienda). En toda Europa se evalúa entre un siete y un dieciséis por ciento del PIB, unos 120.000 millones de euros en la banda baja. Contrastan estos datos con otras cifras de la zona euro que rebajan la cantidad a 50.000 millones de euros.

A partir del uno de enero de 1999 comenzó a aflorar dinero negro, dirigido fundamentalmente al sector inmobiliario, proceso que continuó hasta la entrada en vigor del euro como moneda de curso legal. Este proceso se supone que provocó en los últimos meses de 2001, un aumento del 10% de los billetes en circulación y un descenso de la demanda de billetes de alta circulación. El "afloramiento" resultante, estimado entre 9.000 y 18.000 millones de euros, se dirigió a la adquisición de viviendas, coches de lujo y viajes. En total, según datos del BBVA obtenidos a partir del dinero en circulación, se estimó que afloraron 17.172 millones de euros (La Vanguardia, 12 de noviembre de 2001 y El País, 3 de abril de 2002). Como la mayor parte de este dinero se encontraba acumulada en billetes de diez mil pesetas, la demanda de estos billetes cayó en picado al producirse el afloramiento. En diciembre de 2001 el dinero en efectivo en manos del público, según fuentes oficiales, cayó a 41.059 millones de euros, también como consecuencia de este afloramiento. En el primer semestre de 2003 el volumen de efectivo en manos de los ciudadanos había ascendido a 56.000 millones de euros (Aparicio, 2003).

Del efectivo en circulación, aproximadamente 54.000 millones de euros (nueve billones de pesetas), existe un 40% no declarado que correspon-Page 211de a 21.600 millones de euros (3,6 billones de pesetas), cifra cercana a las anteriormente reseñadas. Otras estimaciones (Financial Times) elevan hasta una cifra entre el 50% y el 75% del efectivo en circulación, la cantidad de dinero que maneja la economía sumergida. En enero de 2004 se estimaba que el 10% del PIB se encontraba, en metálico, en manos de particulares y de empresas.

Buena parte del dinero negro circula habitualmente (inmobiliarias, arreglos de locales, chapuzas) y reentra a través del consumo en el circuito legal tributando vía impuestos indirectos, mientras que otra parte está atesorada en el hogar o en cajas de seguridad y otra puede estar depositada o en tránsito a paraísos fiscales para volver en su momento.

Una parte menor del dinero negro procede de la delincuencia...

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