Madrid, Antonio: La política y la justicia del sufrimiento, Trotta, Madrid, 2010, 198 pp.

AutorJosé A. Estévez Araújo
CargoUniversitat de Barcelona
Páginas398-403

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El libro de antonio Madrid La política y la justicia del sufrimiento, publicado el año 2010 por la editorial Trotta, estudia el sufrimiento como fenómeno social y analiza el tratamiento jurídico-político que se da al mismo.

En este trabajo se establece una distinción entre «dolor» y «sufrimiento», que es hasta cierto punto análoga a la diferenciación que las pensadoras feministas establecieron en su día entre «sexo» y «género». El «dolor» es un fenómeno neurofisiológico, es una experiencia desagradable sensorial y emocionalmente asociada a un daño corporal. En cambio el término «sufrimiento» es utilizado para referirse a la elaboración cultural del dolor.

El dolor es algo que experimentamos naturalmente, es un mecanismo biológico de alarma. Pero el sentido que le damos al dolor o a diferentes tipos de dolor es el resultado de un proceso social que internalizamos por medio de nuestra «culturización». Ese dolor con sentido es lo que a. Madrid denomina «sufrimiento». La diferencia entre uno y otro se pone de manifiesto por ejemplo en el hecho de que nuestra actitud instintiva respecto al dolor puede ser radicalmente contrapuesta a nuestro comportamiento social respecto al sufrimiento. Instintivamente esquivamos el dolor, retiramos la mano cuando la llama nos quema. Sin embargo, socialmente, podemos buscar el dolor, como ocurre cuando alguien se sacrifica por otro o por algo, bien sea por motivos éticos, por un sentimiento patriótico, o, incluso, por estar jurídicamente obligado a ello.

La pregunta que constituye el leitmotiv de todo el libro es «¿Qué hacemos con el dolor?». Con el dolor se pueden hacer muchas cosas. Dos de las más importantes son prevenirlo y utilizarlo como medio. Antonio Madrid mantiene con firmeza la vista puesta en este interrogante a lo largo de todo el libro. Eso le permite navegar sin desviarse de su meta a través de una cantidad realmente inusitada de autores y problemas. Se nota que la cuestión de «¿Qué hacemos con el dolor?» no es un mero ejercicio académico, sino que constituye un interrogante de carácter vital para el autor.

La construcción social del sufrimiento

Uno de los autores que antonio Madrid utiliza para analizar la «construcción social» del sufrimiento es john searle. Un aspecto especialmente relevante de la teoría de este autor es que señala la existencia de dos sentidos diferentes de la distinción subjetivo/objetivo: un sentido epistemológico y uno ontológico 1. Desde el punto de vista epistemológico, la distinción subjetivo/objetivo se refiere a juicios. Un juicio es epistemológicamente objetivo cuando su verdad o falsedad sólo depende de lo que podríamos llamar su correspondencia con los hechos. «Hoy está lloviendo en Barcelona» es un juicio objetivo que puede ser verdadero o falso.

Un juicio subjetivo es, sin embargo, lo que otros autores llamarían un «juicio de valor». Searle habla de «verdad» o «falsedad» en relación con los juicios subjetivos (cosa que otros autores no admitirían). En cualquier caso, esa «verdad» de los juicios subjetivos depende de determinadas actitudes y

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Sentimientos de quienes emiten el juicio y de quienes lo escuchan. No hay un hecho objetivo que nos permita determinar su verdad o falsedad. «Barcelona es una bella ciudad» sería un ejemplo de juicio subjetivo.

Desde el punto de vista ontológico la distinción entre objetivo y subjetivo se refiere a entidades. Hay entidades cuyo modo de existencia no depende de que sean percibidas o sentidas de algún modo. Una montaña sería un ejemplo de entidad ontológicamente objetiva. Hay otras entidades, sin embargo, que sólo existen en tanto en cuanto que son percibidas. Tienen un modo de existencia subjetivo. Searle pone como ejemplo de entidad ontológicamente subjetiva precisamente el dolor. El dolor es subjetivo en sentido ontológico porque tiene que ser experimentado por una persona para poder existir. Sería difícil sostener que existe un dolor que nadie siente.

Ahora bien, el hecho de que una entidad sea ontológicamente subjetiva, como el dolor, no impide que se puedan hacer juicios epistémicamente objetivos acerca de la misma. «Tengo un fuerte dolor de espalda» es un juicio...

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