López Liz, José: Los tipos de interés, una incógnita permanente Estudio práctico jurídico-económico de su evolución última, M. Pons, 1996

AutorJosé M.<sup>a</sup> Chico y Ortiz
Páginas677-680

    LÓPEZ LIZ, JOSÉ: Los tipos de interés, una incógnita permanente Estudio práctico jurídico-económico de su evolución última, M. Pons, 1996.

El estudio monográfico que el autor hace sobre la materia del «interés» no puede ser de mayor actualidad en esa trayectoria de facilitar dinero para la creación de puestos de trabajo. Pero aparte de su actualidad, la virtud del estudio reside en la forma documentada, técnica y amena con la que es ofrecida por el autor. Debo confesar que para mí este mundo es excesivamente complicado y que el haber abordado la recensión de esta monografía se debe únicamente a razones de amistad Resulta muy duro para mí «volver a los ruedos de los intereses», y si lo estoy haciendo es claro que se debe notar mi falta de facultades.

Creo que fui uno de los pioneros en tratar, hace ya mucho tiempo, el tema de los problemas que plantearon los llamados «intereses variables», pero desde aquel entonces -año 1970 en la Revista de Derecho Notarial-la montaña de estudios, opiniones, doctrina jurisprudencial y resoluciones de la Dirección General de los Registros se ha ido haciendo tremendamente dificultosa de escalar. Hoy hay que andarse con mucho cuidado al tocar el tema en la precisión de los llamados intereses remuneratorios, su diferencia con los moratonos, expresar si son simples o compuestos, fijos o variables, voluntarios o legales... Es un mundo que se me aleja y se reduce a la vieja teoría del «interés jurídicamente protegido» de Iherinc, y en el campo literario, a la conocidísima obra de Benavente sobre Los intereses creados.

Eso no quiere decir que no deba escnbirse sobre esta materia y que mi deber es enterarme de lo que se dice. Creo que monografías como ésta son necesarias en el campo económico-jurídico, máxime cuando en las altas esferas uno de los temas que preocupa es regular en forma actual el viejo Page 678 campo de las obligaciones. Situó al autor como nacido en esa noble tierra catalana, y se me viene por ello a la memoria aquel cuento según el cual cuando se estaba reformando el Padrenuestro unificándolo para todo el mundo, dice que hubo una fuerte presión catalana para que desapareciera aquella frase «así como nosotros perdonamos a nuestros deudores», respetando la anterior: «perdónanos nuestras deudas». Parece ser que nuestro perdón no podía alcanzar a nuestros deudores, a los cuales habría que exigir no sólo la deuda, sino también los intereses. Desde ese punto de vista la monografía también tiene su...

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