Límites a la libertad de expresión en Estados Unidos. la lucha contra las 'publicaciones inmorales' (siglos XIX y XX)

AutorIgnacio Fernández Sarasola
CargoUniversidad de Oviedo
Páginas669-723
LÍMITES A LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN EN
ESTADOS UNIDOS. LA LUCHA CONTRA LAS
“PUBLICACIONES INMORALES” (SIGLOS XIX Y XX)
RESTRICTIONS ON THE LIBERTY OF PRESS IN
UNITED STATES OF AMERICA. THE FIGHT AGAINST
IMMORAL PUBLICATIONS (XIXth-XXth CENTURIES)
Ignacio Fernández Sarasola
Universidad de Oviedo
SUMARIO: I. LAS PRIMERAS PUBLICACIONES ACUSADAS DE
INMORALIDAD.- II. LAS DIME NOVELS COMO PARADIGMA DE LITERATURA
INMORAL.- II. LAS SOCIEDADES DE REPRESIÓN DEL VICIO Y LA
CAMPAÑA MORAL CONTRA LA LITERATURA INMORAL.- IV. LA
LEGISLACIÓN ANTIOBSCENIDAD COMO RESPUESTA A LA PRESIÓN
SOCIAL.- V. NUEVAS FORMAS DE LITERATURA Y LA HERENCIA DE LA
INMORALIDAD: PULP MAGAZINES Y COMIC BOOKS.- VI. CAMPAÑA SOCIAL
Y MEDIDAS LEGISLATIVAS CONTRA LAS PULP MAGAZINES.- VII. LAS
MEDIDAS LEGISLATIVAS CONTRA LOS CÓMICS.- VIII. LA CORRECCIÓN
JURISPRUDENCIAL (I): LOS LÍMITES A LA LEGISLACIÓN CONTRA LAS
PUBLICACIONES ESCABROSAS.- IX. LA CORRECCIÓN JURISPRUDENCIAL
(II): LOS LÍMITES A LA LEGISLACIÓN CONTRA LAS PUBLICACIONES
OBSCENAS
Resumen: Las publicaciones inmorales resultaron prohibidas prácticamente
desde el momento mismo del nacimiento de los Estados Unidos de
Norteamérica. En muy buena medida, debido a la actividad de las
Sociedades para la prevención del vicio, que fueron muy influyentes entre el
siglo XIX y los primeros veinte años del XX. Algunas de las publicaciones
más perseguida fueron las dime novels (siglo XIX), las pulp magazines (1900-
1940) y los comic books (1940-1956). Los críticos acusaron a tales revistas de
ser violentas y obscenas, solicitando su ilegalización. Las primeras leyes a
este respecto se refirieron al servicio de Correos, ya que aquellas
publicaciones utilizaban la vía postal para su distribución. Sin embargo,
posteriormente algunos Estados y municipios comenzaron a aprobar Códigos
Penales y leyes y ordenanzas especiales que incluían penas por la venta de
literatura inmoral. Ello no obstante, el Tribunal Supremo acabó declarando
muchas de esas normas inconstitucionales por violentar las enmiendas
primera y cuarta de la Constitución federal.
Abstract: Immoral publications were forbidden almost at the beginning of
US’s birth. Mainly due to the Vice Societies’ activity, which were very
influential between the XIXth century and the first twenty years of the XXth
century. Some of the most persecuted readings were the dime novels (XIXth
century), pulp magazines (1900-1940) and comic books (1940-1956). Critics
charged that these magazines were violent and obscene and asked for acts
Historia Constitucional (ISSN 1576-472)
n.19, 2018, págs. 669-723, http://www.historiaconstitucional.com
forbidding their selling. The first acts were relating Post Office regulations, as
those magazines used to be posted, but later some States and Cities passed
Criminal Codes and special laws and orders which included penalties for
selling immoral readings. Nevertheless, Supreme Court declared many of
these rules to be unconstitutional as they collide with First and Fifth
Amendments.
Palabras clave: publicaciones inmorales, obscenidad, libertad de imprenta,
proceso legal, Tribunal Supremo, dime novels, pulp magazines, cómics
Keywords: immoral publications, obscenity, liberty of the press, due process
of law, Supreme Court, dime novels, pulp magazines, comic books
I. LAS PRIMERAS PUBLICACIONES ACUSADAS DE INMORALIDAD
La acusación de que ciertas publicaciones incurrían en indecencia e
inmoralidad y que, por tanto, eran perniciosas para los lectores,
prácticamente acompañó al nacimiento de los Estados Unidos. Sin embargo,
cobró especial ímpetu a partir de 1830, momento en el que comenzaron a
surgir los primeros periódicos populares –alejados de los antaño panfletos
partidistas– con New York Sun (1833), Evening Transcript (1835) y New York
Herald (1835). Tales diarios, en especial el último, atraían al público no sólo
con su bajo precio (inferior a los seis peniques que costaba la prensa
política) sino también por unas portadas en las que se premiaban los
acontecimientos más escabrosos. Los intelectuales y editores de prensa
“seria” (es decir, política) no tardaron en tildar a la competencia de panfletos
sucios que promovían el vicio y contaminaban la mente de la juventud. Unas
acusaciones que darían inicio a la “Guerra Moral” que comenzó a resultar
patente a partir de 18401.
A pesar de estas críticas, el periodismo sensacionalista no dejó de
crecer. Dos personajes extremadamente influyentes así lo posibilitarían:
Joseph Pulitzer y William Randoph Hearst. El primero, a través del Post-
Dispacth de Saint Louis (1878) y sobre todo el periódico neoyorkino World
(1883) fomentó una prensa plagada de noticias sobre corrupción y sexo que
sería emulada por su estrambótico rival, Hearst con The San Francisco
Examiner (1887) y The New York Journal (1895).
Tales publicaciones levantarían las suspicacias de intelectuales y
clérigos, avalados por estudios científicos que pretendían demostrar cómo
las lecturas influían en el deterioro psicológico de los estadounidenses. Así
George M. Beard (1839-1883), neurólogo miembro de la Academia de
Medicina de New York, había advertido del incremento de casos de
neurosis debido, entre otros factores, a la lectura de periódicos que
entrañaba una sobrecarga informativa2. Resultaba sencillo concluir que,
1 Starker, Steven: Evil Influences. Crusades against the Mass Media, Transaction
Publishers, New Jersey, 1991, pp. 44-45.
2 Beard, George Miller: American Nervousness. Its Causes and Consequences, G. P.
Putnam's Sons, New York, 1881, pp. VI, 96, 99 y 138.
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cuanto más escabrosos resultasen, más incidencia tendría en la psique de
los lectores.
Pero los periódicos no eran los únicos que supuestamente pervertían
las mentes de los ciudadanos. También lo hacían las novelas, desde sus
primeros pasos en territorio estadounidense. En 1740 veía la luz en Londres
Pamela: or, Virtue Rewarded, escrita por Samuel Richardson. Apenas dos
años más tarde, la obra figuraba en la lista de libros prohibidos por la Iglesia
de Roma, coincidiendo con la fecha en la que Benjamin Franklin decidió
reimprimirla en Philadelphia, convirtiéndose en la primera novela publicada
en Estados Unidos. La obra, contada con forma epistolar, narraba la vida de
una sirvienta de quince años, Pamela Andrews, que se enfrentaba al acoso
sexual, e incluso intento de violación, por parte de su patrón.
No tardaron en surgir los detractores de la obra. En 1741 se publicaría
un panfleto titulado Pamela Censored: In A Letter To The Editor en el que se
acusaba al libro de desvirtuar la mente de los jóvenes bajo la apariencia de
cultivar la moralidad y la virtud3. En Inglaterra, donde había nacido la obra,
Samuel Johnson llegó a advertir que incluir personajes moralmente
ambiguos en narraciones de factura realista podía provocar la connivencia
del lector, dando lugar a una relajación de los valores sociales4. Voces como
la de Johnson fueron replicadas a lo largo de los Estados Unidos por
moralistas e intelectuales, en ocasiones a través de revistas literarias como
American Monthly Magazine.
La literatura del género fantástico no tuvo mejor acogida que la
realista. En Inglaterra habían empezado a proliferar novelas baratas de
terror que serían conocidas con el nombre de penny dreadfuls y que
fueron repudiadas por quienes veían en ellas un mero cúmulo de
criminalidad y violencia que “envenenan el fundamento mismo de la vida
humana, confundiendo la consciencia, pervirtiendo el sentido de lo
correcto e incorrecto, corrompiendo e inflamando esas pasiones cuya
regulación y coordinación con el deber constituyen la base de la moral y
representan la única garantía para la paz”5. Unos argumentos que
hallarían eco en Estados Unidos, a medida que su industria editorial
empezó a emular este tipo de publicaciones provenientes de la otra orilla
del Atlántico.
3 Keymer, Tom / Sabor, Peter: The Pamela Controversy: Criticisms and Adaptations of
Samuel Richardson's Pamela, 1740-1750, Pickering & Chatto, London, 2001, vol. 1, pp. 13-
20.
4 Johnson, Samuel, en The Rambler, núm. 4, 1750, p. 33.
5 Dixon, Hepworth, Daily News (November 2, 1847), p. 3. El texto puede consultarse en
King, Andrew / Plunkett, John: Popular Print Media, 1820-1900, Routledge, London and New
York, 2004, vol. 2, pp. 198-200.
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