Lances de honor, duelos por la nación. Masculinidad, política y diplomacia en la España posrevolucionaria (1853)

AutorDavid San Narciso
Páginas213-244
9. LANCES DE HONOR, DUELOS POR LA NACIÓN.
MASCULINIDAD, POLÍTICA Y DIPLOMACIA EN LA
ESPAÑA POSREVOLUCIONARIA (1853)*
David San Narciso
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Al alba de una fría mañana de diciembre de 1853 dos carruajes salían de Madrid
dirección norte, hacia el campo de Chamartín. Dos hombres, acompañados por
sus médicos y padrinos, acudían raudos al discreto lugar acordado para batirse en
duelo, en aquella linde de una ciudad en expansión. De poco sirvieron los intentos
de mediación de “algunos individuos del cuerpo diplomático y la misma condesa
del Montijo” para evitar a todo trance el proyectado duelo, incluso de la rme pro-
puesta de reconciliación de los propios testigos1. La noticia había corrido “como
la electricidad” por la villa de Madrid y las Cortes extranjeras, obligando a pre-
cipitar los planes jados con anterioridad. La identidad de los combatientes, y de
sus padrinos de duelo, habían presionado al gobierno español a tomar cartas en
* Este trabajo se integra dentro del proyecto de investigación “Corte, monarquía y nación liberal
(1833- 1885)” (HAR2015-66532-P) y se inscribe en el programa de Personal Investigador en Formación
de la Universidad Complutense de Madrid–Banco Santander (CT27/16-CT28/16). Agradezco mucho
su lectura previa y sus enriquecedores comentarios a Isabel Burdiel, María Cruz Romeo y Josep Escrig.
1 Cita en Buenaventura VIVÓ, .FNPSJBTEFM.JOJTUSPEF.ÏKJDPFO&TQB×BEVSBOUFMPTB×PT
Z, Madrid: Imprenta y Estereotipia de M. Rivadeneyra, 1856, p. 162. Como escribió el emba-
jador inglés –testigo de uno de los combatientes–, “the whole case was accompanied by such strange
and unfortunate array of circumstances in the way of reconciliation that the most sincere and perse-
vering eorts of the Seconds were unable to prevent the hostile meeting of the Principals”, en National
Archives, Foreign Oce (NA, FO), 72/826, Lord Howden al conde de Clarendon, 17 de diciembre de
1853.
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el asunto y movilizar sus efectivos policiales. Pero nada pudo evitar que estas dos
ilustres guras diplomáticas se enfrentaran. El uno era Louis Félix Étienne, marqués
de Turgot y embajador de Francia2; el otro lo era de los Estados Unidos y se llamaba
Pierre Soulé3. El primero contaba entre su hueste a Lord Howden, embajador de
Inglaterra, y al general francés Antoine Camille Cailler, enviado especial de Francia
para negociar un tratado de lindes fronterizas; el otro, dos líderes demó cratas espa-
ñoles relacionados con el ejército –el general Francisco Valdés– y la prensa –Benito
Alejo Gaminde–. Personajes, todos ellos, de una importante relevancia política y
social, que se reunieron aquella mañana de 17 de diciembre de 1853 para participar
de un duelo. Colocados el uno frente al otro, a veinte pasos de distancia, y siempre
vigilados por los cuatro testigos, los representantes de Francia y los Estados Unidos
blandieron sus pistolas. Tras contar hasta tres, se produjo el primer disparo nulo.
Pese a haberse adelantado Soulé a la cuenta atrás, ambos adversarios reclamaron un
segundo y último disparo a los testigos. Finalmente se hizo sangre: una bala atravesó
la rodilla derecha del embajador galo4. El honor de ambos combatientes, de ambas
naciones, quedaba así repuesto.
Aquel triste lance de honor no fue, sin embargo, el único producido por la misma
causa. Tres días antes, fueron dos jóvenes los que se batieron en duelo: el XV duque
de Alba –Jacobo Fitz-James Stuart y Ventimiglia– y el hijo primogénito del embaja-
dor de los Estados Unidos –Neville Soulé–. El plantel y el estatus de los testigos, en
este caso, no fue de ninguna forma de menor categoría social y política. Al primero
le acompañaron en su lucha el general José Gutiérrez de la Concha –quien hizo una
pausa en sus labores de oposición desde el Senado al gobierno del conde de San
Luis– y el conde de Puñonrostro. Al segundo, Horacio Perry, secretario de la lega-
ción norteamericana, y el coronel Lorenzo Milans del Bosch, íntimamente conecta-
do con el embajador norteamericano, como se vería en los hechos revolucionarios
de 18545. En este caso, la edad de los combatientes hizo suponer a los testigos que el
arma más indicada sería la espada. El 14 de diciembre, mientras el UPEP.BESJE se
encontraba organizando una rifa lantrópica, pagando un tributo a su vanagloria
2 Archivo Histórico Nacional (AHN), Personal, Caja 1006, Exp. 13439: marqués de Turgot.
3 AHN, Personal, Caja 0976, Exp. 12665: Pierre Soulé.
4 Una completa narración de los hechos puede verse en el +PVSOBMEFT%ÏCBUTQPMJUJRVFTFUMJUUÏSBJSFT,
25 de diciembre de 1853 y en el -POEPO%BJMZ/FXT, 27 de diciembre de 1853. El proceso verbal puede
consultarse en NA, FO, 72/842, Lord Howden al conde de Clarendon, 8 de enero de 1854.
5 El embajador británico informó a su Gobierno que “One of the seconds to M. Soulé in his duel
with M. Turgot, Colonel Milans del Bosch, was active in the barricades (…) this looks suspicious in
what concerns M. Soule”, en NA, FO, 72/845, Lord Howden al conde de Clarendon, 31 de agosto de
1854.
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mediante la caridad asistencial, los jóvenes se citaron en un claro del bosque de El
Pardo. Durante aproximadamente treinta minutos, y con un cambio de sables por su
elevado peso entre medias, los dos chicos tiraron a la espada. El combate fue enton-
ces suspendido por los padrinos, quienes entendieron que el honor estaba repuesto
sin necesidad de derramar una gota de sangre, e impulsaron “una reconciliación
franca, leal y sin condiciones, igualmente honrosa para los dos combatientes”6.
Estos dos duelos consecutivos, conectados estrechamente entre sí, presenta-
ban una característica que les hacía excepcionales: compartían el momento y el
supuesto elemento desencadenante. El 15 de noviembre de 1853, con motivo del
santo de la emperatriz Eugenia de Montijo, los embajadores de Francia dieron una
fastuosa esta a la que acudieron todos los representantes extranjeros, los miem-
bros del gobierno y las personas notables de Madrid7. La tarde de ese mismo día
se había celebrado el bautizo de la hija de los duques de Alba, apadrinada por su
tío Napoleón III a través de su representante en España. El hecho desencadenante,
la afrenta al honor de tal magnitud que exigiría esta doble reparación mediante el
duelo, sucedería avanzada la noche en uno de los salones de representación de la
residencia del embajador galo. Según parece desprenderse de los comentarios coetá-
neos, en un momento determinado el duque de Alba –cuñado, además, de la empe-
ratriz– se mofó al embajador Turgot del vestido que llevaba la esposa del de Estados
Unidos. Cinco palabras bastaron para ultrajar el honor de la familia Soulé: “Ahí va
Margarita de Borgoña”. Una na y mordaz ironía que resultó una afrenta al honor
del embajador de Estados Unidos y que nos aproxima, igualmente, al fuerte valor
contextual del humor. No en balde, el personaje de Margarita de Borgoña traía pare-
jo a esas alturas del siglo XIX una comparación con un ejemplo de mujer licencios a.
Esta reina medieval de Francia –lugar de nacimiento, por otra parte, del embajador
y la embajadora de los Estados Unidos– adquirió una enorme popularidad gracias
a la obra que escribiera y estrenara Alexandre Dumas en 1832, titulada -BUPVSEF
/FTMF8. Una pieza focalizada en el adulterio de la reina Margarita y el escándalo que
trajo consigo, siendo juzgada, encarcelada y, nalmente, supuestamente asesinada
por el rey Louis X para volver a casarse con Clemencia de Hungría.
6 “3FMBUJPOEVDPNCBURVJFVUMJFVFOUSF4&YF.MFEVDE"MCFFU./FMWJM4PVMÏMTEVNJOJTUSFEFT
&UBUT6OJTw, aparecido en el +PVSOBMEFT%ÏCBUTQPMJUJRVFTFUMJUUÏSBJSFT, 8 de enero de 1854.
7 La crónica de la esta puede verse en -B²QPDB, 17 de noviembre de 1853 y -B&TQB×B, 17 de
noviembre de 1853.
8 Alexandre DUMAS y Frédéric GAILLARDET, -B5PVSEF/FTMF, ESBNFFODJORBDUFTFUFOOFVG
UBCMFBVY, Paris: Imprimerie normale de J. Didot, 1832.

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