Massimo La Torre, Marina Lalatta Costerbosa, Legalizzare la tortura? Ascesa e declino dello Stato di diritto

AutorIvan Valia
CargoUniversità 'Magna Graecia' de Catanzaro
Páginas313-320

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¿Legalizar la tortura? Una pregunta que no deberiamos plantearnos nunca, una cuestión escabrosa, un tema que suscita vergüenza, disgusto y pena. Sin embargo, es una cuestión mucho más actual y familiar de lo que podemos pensar, que implica no sólo la parte jurídica, si no que le plantea grandes preguntas al filósofo del derecho, al sociólogo, que influencia mucho en el ámbito de la política y tiene una importancia fundamental en el ámbito moral. De todo esto son muy conscientes los autores del libro, Marina Lalatta Costerbosa y Massimo La Torre, que se enfrentan a este delicado tema privilegiando no sólo un único ángulo visual, ni limitándose a profundizar la cuestión exclusivamente desde un punto de vista jurídico, si no investigando también una serie de perspectivas de caracter histórico, teórico, moral. Lo que más sorprende y convence al mismo tiempo, es que los autores establecen pronto una especie de auto-defensa, que difícilmente puede no ser compartida: comunicar al lector que el hecho mismo de discutir sobre este tema, trae consigo un elemento de culpa, ensucia de alguna manera el alma y la dignidad de quien se encuentra en esta discusión.

El texto se divide en dos partes: la primera, escrita por Marina Lalatta Costerbosa, aborda el problema con mayor atención al perfil histórico; en la segunda parte Massimo La Torre, sin embargo, prefiere una investigación principalmente jurídica. Vale la pena señalar que, a pesar de esta división, el texto presenta una clara homogeneidad, dada por el hecho que los autores aparecen en total armonía en los contenidos y en el método.

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La tortura es un tema contradictorio. Lalatta Costerbosa quiere pronto aclarar este punto: incluir la discusión en el ámbito jurídico es una contradicción. Estado de Derecho y tortura son términos que no se pueden poner en el mismo nivel. La alternativa es clara: o se toman en serio las reglas y los principios del derecho (otro tema que se repite constantemente en el libro), o se permite la tortura y el uso indiscriminado de la fuerza, que muy poco, o nada, tienen que ver con la dimensión juridica. En confirmación de esto, está el hecho de que los gobiernos que suelen utilizar ese odioso instrumento son precisamente aquellos, sobre todo los regímenes tiránicos, que se caracterizan por un uso excesivo de la fuerza y, aún más, de la violencia.

Bueno, si estamos "obligados" a hablar de ello, es precisamente a causa de la relación eterna que ha existido, y aún existe, entre la fuerza y el derecho, entre algunas de las variaciones que el poder puede tomar si no se correlaciona simultáneamente con formas adecuadas de control, y el sistema jurídico que de alguna manera debe limitar y poner debajo de sí precisamente el uso de la fuerza. Por lo tanto, así como Massimo La Torre hará en la segunda parte del libro, hay muchos ejemplos que muestran como la estrecha relación entre el Derecho y la fuerza ha sido a menudo, de hecho, una relación entre lo jurídico y la violencia. La tortura es uno de los hijos naturales de esta relación y, a través de una serie de excusas y argumentos políticos y jurídicos, en los últimos decenios, autores, abogados, hombres de Estado, intentaron solucionar la práctica en el mundo del Derecho.

Que el Derecho juega con los elementos del poder, de la fuerza y, por desgracia, de la violencia, no es ciertamente una novedad: en la primera parte del texto se cita en este sentido a Norberto Bobbio, quien afirmó que la existencia de la fuerza dentro del Derecho no puede ser cuestionada, en todo caso, el problema es entender cómo está inserta en los caminos marcados por el Estado de Derecho o, por decirlo de otra manera, la cuestión es entender las formas en que la fuerza se ha institucionalizado, y cuáles son los efectos que resultan de esta institucionalización. En este sentido, como veremos, será especialmente La Torre quien resalta, claramente rechazándola incondicionalmente, cuáles fueron las estrategias para hacer la práctica de la tortura legal, legítima y acep-table. Si se da por sentado que de alguna manera la violencia estaba positivizada dentro de la jurisdicción moderna, al mismo tiempo debe haber una clara conciencia de que la contraparte, el límite del abuso del poder, se encuentra dentro de las cartas constitucionales. La sensación que se desprende es de gran preocupación, el temor es que las batallas que se han librado en nombre del

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