Del laicismo al irenismo: precisiones cordiales

AutorRuiz Miguel, Alfonso
CargoUniversidad Autónoma de Madrid
Páginas531-534

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Cuando alguien se toma la molestia de recensionar un libro, y lo hace tan mesurada y aprobatoriamente, lo menos que puede hacer su autor, en este caso coautor, es poner por delante su agradecimiento. Rafael ramis Barceló ha escrito un comentario a la vez ponderado y distanciado que da cuenta del debate entre rafael navarro -Valls y yo mismo a propósito de la interpretación constitucional de la laicidad. Como el debate recibió luego una réplica mía a la contestación de navarro-Valls y una dúplica final de mi contradictor, sería del todo improcedente que yo aprovechara esta ocasión para continuar con una contradúplica o como pueda llamarse semejante forma de porfía. Asumo, pues, el compromiso de limitarme a responder sólo a la crítica de ramis, sin volver a replicar los varios argumentos de navarro -Valls de los que todavía discrepo como no sea estrictamente indispensable y por vía indirecta para mi propósito, que no es otro que comentar un par de malentendidos en la interpretación de mis posiciones en la polémica.

Como mi propósito incluye no desanimar a un joven y prometedor investigador, quiero poner de manifiesto la facilidad con la que brotan malentendidos y errores en esta profesión nuestra, volviendo a recordar, como ramis lo hace en su crítica, que en mis escritos había dos errores, por más que sólo uno de ellos coincida con los que navarro-Valls en su dúplica me agradece haber rectificado. Tratando de ser breve, y para que lo coteje el eventual lector interesado, tiene toda la razón navarro -Valls en que la trinca no era, como yo afirmé en mi réplica, un ejercicio de las oposiciones a cátedra durante el franquismo sino una mera opción dentro de uno de los ejercicios (cf. pp. 148 y 190 del libro comentado). En cambio, no puede contar como un error, y menos reconocido, la presunción de navarro -Valls de que yo

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me haya desdicho en momento alguno de la optimización a la alemana para transitar a una hipotética optimización americana de estirpe dworkiniana (p. 191): si en mi primer escrito cité las policies de dworkin y los mandatos de optimización de alexy para apoyar mi interpretación «intermedia» o limitada del deber de cooperación (pp. 89 -91), en mi réplica no creo en absoluto haberme desdicho de ello, aunque volviera a mostrar mi preferencia por la interpretación «ideal» o más exigente, en la línea de la integridad dworkiniana (pp. 152 -154). Mi segundo error, en el que en cambio navarro -Valls no insistió, fue...

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