Julián Marías. Una respuesta responsable al problema del aborto

AutorJuan Manuel Monfort Prades
Páginas341-354

Page 342

El aborto en la actualidad sigue generando debates y se perila, en opinión de algunos pensadores, como uno de los grandes retos del siglo XXI. Julián Marías, cuya relexión sobre el asunto se abordará en las siguientes páginas, no dudaba en caliicar este comportamiento como uno de los grandes dramas humanos junto al terrorismo y el consumo de drogas.

La solución a este debate no es, ni mucho menos, simple. Para poder comprender las razones que se dan tanto a favor como en contra, se presentarán dos autores y sus respectivas posturas a través de dos artículos representativos de su pensamiento.

El primer apartado estará constituido por la presentación de un texto de M.A. Warren, incluido en el Compendio de Ética de Peter Singer, que releja las líneas directrices de su pensamiento en cuanto al valor de la vida humana. En segundo lugar, se podrá comprobar cómo J. Marías hace lo propio principalmente a través de un artículo, ya clásico, titulado "Una visión antropológica del aborto". Finalmente se procederá a una revisión de las razones de ambas partes para alcanzar unas conclusiones sobre tan problemática cuestión.

1. "El aborto", un artículo de Mary Anne Warren 1

Me parece pertinente hablar de este trabajo debido a su clara exposición del tema del aborto desde la corriente que encabeza Peter Singer. Veamos las afirmaciones más importantes en orden a conseguir una síntesis de su razonamiento.

El punto de partida es el siguiente:

"Los partidarios del derecho de la mujer a abortar han reaccionado a los argumentos de los antiabortistas de diferentes maneras. Examinaré tres líneas argumentales de los partidarios del aborto: 1) que debe permitirse el aborto, ya que su prohibición tiene consecuencias altamente indeseables;

2) que las mujeres tienen el derecho moral de decidir abortar, y 3) que los fetos no son todavía personas y por lo tanto no tienen aún derecho sustancial a la vida"2.

En el primero de los casos, basado en una ética consecuencialista, el aborto debe permitirse porque los embarazos no deseados agudizan la pobreza, aumentan los índices de mortalidad neonatal e infantil y causan estragos en los recursos de las familias y del Estado. Es valioso para evitar crecimientos rápidos de población.

En el segundo supuesto aboga por el derecho de la mujer a abortar. Puesto que las personas tenemos derecho a la vida, a la libertad, a la autodeterminación y a estar libre del daño corporal. A una mujer que no se le permite abortar, se le violan ciertos derechos, ya que la mujer corre riesgos al menos de dos maneras: morir por embarazos no deseados cuando no se puede abortar y, también, abortar de forma ilegal y arriesgada donde el abor-

Page 343

to no es legal. Además la negación del aborto viola los derechos de las mujeres a la libertad, la autodeterminación y la integridad física.

En el tercer supuesto se entra de lleno en el problema del estatuto biológico del embrión humano. Esta autora se pregunta: "¿En qué momento del desarrollo del ser humano empieza éste a tener un pleno e igual derecho a la vida?"3. La respuesta puede venir por cuatro cauces: que lo tenga por ser un ser vivo, por poseer sensibilidad, por pertenecer al género homo sápiens o por ser persona. "Voy a defender que la vida, la sensibilidad y la personalidad son relevantes para el estatus moral, aunque de forma diferente"4, airma Warren.

En primer lugar, el respeto a la vida sugiere que, en igualdad de condiciones, es siempre mejor evitar matar a un ser vivo. El aborto, como matar a cualquier animal, estaría justiicado sólo si hubiera una buena razón.

En segundo lugar, la sensibilidad o capacidad de tener experiencias es fundamental, pero, en igualdad de condiciones, es moralmente peor matar a un ser con sensibilidad que sin ella. Intentando profundizar más en la cuestión, la autora se pregunta: ¿cómo saber si un organismo es sensible? A lo que responde que un feto no lo es hasta el tercer mes, con lo cual estaría peor matarlo después del tercer mes que en el segundo.

En tercer lugar, los contrarios al aborto responderían que el aborto es malo no sólo porque se mata a un ser vivo, sino porque se mata a un ser humano, un ser de la misma especie. Sostener que la sola especie proporciona una base para un estatus moral superior sería, desde la perspectiva de Warren, arbitrario e inútil.

En cuarto y último lugar, tras la infancia, el ser humano posee sensibilidad y capacidades superiores como la conciencia de sí y la racionalidad, se torna un ser social, capaz de amar, criar, cooperar y tener responsabilidad moral. "Quizá estas capacidades mentales y sociales pueden proporcionar sólidas razones para atribuir a las personas un mayor derecho a la vida que a cualesquiera de los demás seres sensibles"5. Según este criterio, quien posee estas capacidades debe vivir por encima de quien no las tiene, pues tales capacidades identiicarían a las personas.

El feto humano no satisface este criterio, estaría cerca de ser persona, pero no lo sería, no es un ser racional, consciente de sí, capaz de amar, de criar y de reciprocidad moral. Por ello se podría justiicar el aborto de fetos sensibles por el bien de una persona. Airma Warren: "por ejemplo, en ocasiones puede estar justiicado el aborto tardío tras comprobarse una grave anormalidad fetal, o porque la continuidad del embarazo amenaza la salud de la mujer u ocasiona otras penalidades personales"6.

Si atendemos a estas propuestas parece que niños, retrasados o enfermos podrían también verse amenazados7, de ahí que

Page 344

parece aconsejable adoptar la teoría de que todos los seres humanos sensibles tienen derechos morales básicos plenos e iguales. Ahora bien, tal extensión del derecho nos lleva a un callejón sin salida, pues en la práctica es imposible conceder a los fetos derechos sin negar derechos a las mujeres.

Si existe un conlicto de derechos entre un feto con sensibilidad y una mujer ¿qué se hace? No tiene dudas esta seguidora de la corriente de Peter Singer en argumentar que parece valer más decir que es el nacimiento el umbral de los derechos del niño. La razón sería que es tal acontecimiento el que hace posible que al niño le sean otorgados los mismos derechos básicos sin violar los de nadie. De esta forma:

"La mayoría de nosotros deseamos proteger a los niños, y dado que ahora podemos hacerlo sin imponer excesivas penalidades a las mujeres y las familias, no hay razón evidente para no hacerlo. Pero los fetos son diferentes: su igualdad signiicaría la desigualdad de las mujeres. En igualdad de condiciones, es peor denegar los derechos morales básicos a los seres que claramente no son aún personas consumadas. Como las mujeres son personas y los fetos no, deberíamos estar a favor de respetar los derechos de las mujeres en casos de aparente conlicto"8.

Algunos ilósofos piensan que aunque los fetos no sean personas, la capacidad de convertirse en personas les da los mismos derechos, pero este argumento no es válido según Warren. "Si un feto es una persona en potencia, también lo es un óvulo humano sin fecundar, junto al número suiciente de espermatozoides viables para conseguir la fecundación; pero pocos sugerirían seriamente que estos seres humanos vivos deberían tener un estatus moral pleno e igual"9.

En resumen, es impropio pedir que una mujer continúe un embarazo cuando es incapaz o no está dispuesta a ese enorme compromiso. Así lo concreta Warren:

"La negación de un aborto niega los derechos de la mujer a la vida, a la libertad y a la integridad física. Con todo, si el feto tuviera el mismo derecho a la vida que la persona, el aborto sería todavía un acontecimiento trágico, difícil de justiicar excepto en casos extremos [...] A diferencia de los fetos, las mujeres son ya personas. No deberían ser tratadas como algo inferior cuando se queden embarazadas. Esta es la razón por la que el aborto no debería estar prohibido, y porque el nacimiento, más que cualquier otro momento anterior, señala el comienzo de un pleno estatus moral"10.

Page 345

2. Julián Marías, "Una visión antropológica del aborto" 11 y otros textos

Desde las primeras líneas de este famoso artículo, Marías apela a un plan-teamiento elemental del problema, a una solución que brote de la evidencia, fundada en lo que todos ven y entienden. Simplemente debemos abrir los ojos y no volvernos de espaldas a la realidad.

La base fundamental es la distinción entre persona y cosa, entre algo y alguien, entre qué y quién12. El que habla y el que escucha son realidades personales. ¿Qué tiene que ver esto con el aborto? "Lo que aquí me interesa es ver qué es, en qué consiste, cuál es su realidad. El nacimiento de un niño es una radical innovación de la realidad: la aparición de una realidad nueva [...] Lo que el hijo es se deriva de todo eso que he enumerado, es reductible a ello. Es una «cosa», ciertamente animada y no inerte, diferente de todas las demás, en muchos sentidos única, pero al fin una cosa. [...] pero el hijo no es lo que es. Es alguien. No un qué, sino un quién, alguien a quien se dice , que dirá en su momento, dentro de algún tiempo yo. Y este quién es irreductible a todo y a todos"13. En cada niño concebido, según las palabras del vallisoletano, aparece un tercero absolutamente nuevo, diferente del padre y de la madre.

En opinión de Marías, el feto no es parte del cuerpo de la madre, sino que está alojado en ella. Esto es lo que se vive de manera inmediata, lo que se impone por evidencia. El niño no nacido aún es una realidad viniente, que llegará si no lo paramos, si no lo matamos en el camino. Si se mira bien, esto no es exclusivo del nacimiento, pues el hombre es siempre una realidad viniente, alguien siempre está inconcluso, siempre es un proyecto inacabado.

"Si se dice que el feto no es un...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR