Vicente Algueró, Felipe-José de. Viva La Pepa, los frutos del liberalismo español en el siglo XIx. Ed. Gota a gota, Octubre 2009, Madrid 303 pp.

AutorBraulio Díaz Sampedro
Páginas991-994

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La determinación cíclica de los tiempos históricos, el binomio causa-efecto, la explicación de los sucesos aparentes y de los sucesos «ocultos» y el importante argumentario que ofrece el s. XIX español, nos traslada a una obra de efervescencia liberal por todos sus poros y en todas sus páginas. El liberalismo como eje conductor que vertebró el pensamiento político dominante desde 1812 hasta la dictadura de primo de rivera, está fundamentado y correctamente construido. Es cierto que los primeros constitucionalistas: Jovellanos, argüelles, Muñoz torrero... Se consideraron muy foralistas y muy españolistas. Se fraguó una Constitución, la de 1812, formal y externa que rescató y respetó los pilares históricos de la construcción de la hispanidad en la época medieval. La e. Media, tiempo añorado, era sinónimo de libertad y religión, y la etapa de los «austrias» representó el pasado decadente que era preciso aniquilar. El nuevo concepto de soberanía nacional y la premisa de la separación de poderes, no consagrada hasta 1870 con la ley orgánica del poder Judicial, cimentaron un estado cuyas bases liberales fueron indiscutibles en lo doctrinal y atemporales en el espacio. La libertad

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como concepto y como realidad, superaron con mucho desde el anhelo de alcanzarla, los siglos oscuros, de adversidad, de necedad y de reiteración del absolutismo en sus distintas variantes pero siempre con un carácter estructural que definió el a. Régimen. El pasado hispánico, un día glorioso y otro efímero, era la cuestión, con independencia de los sucesos militares, que concitó el espíritu gaditano animado a secundar un camino de progreso y avance social y político, aunque estos conceptos no fueran entendidos de la misma manera ni con los mismos considerandos. El liberalismo desde la coincidencia en las proclamas de Burke se dividió en españa por una cuestión de ritmos temporales distintos y discutidos entre moderados y progresistas y así lo expresaron narváez, Martínez de la rosa, pedro J. Pidal o alejandro Mon por un bando y espartero, olózaga, Madoz o Joaquín María lópez entre otros. El papel de la iglesia en la vida pública, la prevalencia de la libertad sobre el orden, la función definida de la monarquía y la estructura del poder fueron serios imponderables en la primera mitad del siglo para encontrar zonas de encuentro, pero con la creación de la unión liberal -el centro político de la época- se consiguieron importantes avances sociales y económicos (1858-1863) entendiendo la moderación como vía necesaria y útil y no la vía revolucionaria como método.

En el campo económico cabe destacar la contribución del liberalismo al concepto de propiedad...

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