José Luis REY PÉREZ (dir.), Sostenibilidad del Estado de Bienestar en España

AutorPablo Scotto Benito
CargoUniversitat de Barcelona
Páginas309-321

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El presente libro colectivo se compone de una serie de siete artículos, a través de los cuales un grupo de profesores y profesoras de la Universidad Pontificia Comillas analizan en profundidad nuestro modelo de Estado de bienestar. Está dirigido por el profesor José Luis Rey Pérez y es el resultado de un proyecto de investigación financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad. La obra aborda, con rigor y claridad expositiva, uno de los problemas económico-políticos más importantes a los que tiene que enfrentarse nuestra sociedad en la actualidad.

Los tres primeros capítulos, que conforman una cierta unidad, se mueven en el terreno de la filosofía jurídico-política; en ellos, partiendo del estudio de las recientes reformas que el Estado social ha sufrido en los últimos años, se propone avanzar hacia una mayor universalidad e incondicionalidad de las prestaciones. El cuarto capítulo tiene un enfoque económico y pretende mostrar la íntima relación existente entre los problemas del mercado laboral en España y el aumento de las tasas de pobreza relativa. El quinto capítulo analiza, desde una perspectiva jurídica, los sistemas de garantía de ingresos de la Seguridad Social y las Comunidades Autónomas, con especial atención a las prestaciones no contributivas o asistenciales. El sexto capítulo, que se enmarca en el ámbito del derecho tributario, analiza desde una óptica constitucionalista las reformas fiscales efectuadas a lo largo de los últimos años de crisis económica. El último capítulo, que entronca con la perspectiva

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conceptual o filosófica del comienzo del libro, recuerda los asuntos principales tratados en las páginas precedentes y hace también algunas propuestas de reforma, sirviendo así a modo de conclusión. Como puede apreciarse, la obra toca, a pesar de la unicidad que le confiere la temática general tratada (el Estado de bienestar), una gran diversidad de problemáticas, desde enfoques teóricos también diferentes. Es por ello que he decidido comentar en esta reseña cada capítulo por separado.

El primero, titulado "¿Un nuevo modelo de bienestar? Los cambios en la filosofía del bienestar", corre a cargo de José Luis Rey Pérez. En las páginas iniciales se asume una importante distinción entre los derechos, que son pretensiones morales justificadas incorporables a un texto jurídico positivo ?con vocación de permanencia y estabilidad?, y sus garantías, que son el conjunto de instituciones que tratan de hacer efectivo el contenido de dichos derechos ?y que, en consecuencia, son mucho más variables, porque deben adaptarse a las cambiantes circunstancias sociales y también porque forman parte de la discusión política entre las diversas ideologías?. Según Rey, el Estado de bienestar no es más que un sistema de garantías o una forma de concretizar el ideal del Estado social, que sería aquel Estado que incluye entre sus principios rectores el reconocimiento de los derechos sociales. De acuerdo con el autor, el principal problema que este Estado social tiene en la actualidad en España no es la legitimidad jurídica de los derechos sociales, bastante consolidada, sino más bien el hecho de que las garantías de los mismos sean cada vez más escasas. Es necesario pensar, pues, la manera en que el ideal de los derechos sociales puede seguir llevándose a la práctica en unas economías cada vez más liberales. Los diferentes esfuerzos teóricos desarrollados a lo largo del libro han de entenderse justamente en esta línea de reflexión.

La tesis central de este primer capítulo consiste en señalar que el mencionado adelgazamiento de las garantías, acentuado con la crisis de 2008, no puede concebirse ya como una manera diferente de asegurar los derechos sociales, ni como un recorte transitorio en tiempos de escasez presupuestaria, sino que responde a un proceso sistemático de demolición del Estado social. Los derechos en general, y los sociales también, marcan qué garantías son posibles y cuáles no lo son, esto es, excluyen algunas. Las garantías actuales no parecen pensadas para consolidar los derechos, que es el que debería ser su cometido. No es que se cuestione la sostenibilidad económica del actual modelo de bienestar pero se siga defendiendo la bondad del ideal del Estado social, sino que parece quererse la derrota de este último.

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El autor muestra en qué sentido se ha producido un cambio en la filosofía del Estado social, del cual son expresión las reformas políticas y económicas de los últimos años. La idea central que ha guiado esta transformación es lo que Rey califica en algún momento de "fundamentalismo mercantil", consistente en extender sistemáticamente el ámbito de actuación del mercado y reducir el del Estado, al considerar al primero un mecanismo más eficiente de asignación de recursos. Acompañan a este objetivo principal otros dos, que sirven para concretarlo: la reducción de impuestos (adelgazamiento del Estado por el lado del ingreso) y el equilibrio presupuestario (por el lado del gasto).

Rey es contundente: esta nueva filosofía asume como única meta el logro de una mayor eficiencia, a costa del olvido de la lógica de los derechos. Frente a esto, si lo que se pretende es defender el Estado social, es necesario reafirmar el discurso de los derechos. Las prestaciones sociales no deben ser interpretadas como concesiones que hacen los Estados, sino como una forma de hacer efectivo el contenido de los derechos fundamentales. Este argumento "deontológico" se combina, además, con uno de tipo "consecuencialista": no es tan evidente que acudir al mercado, externalizando determinados servicios por ejemplo, suponga siempre un ahorro para el Estado.

Las reformas que se están llevando a cabo en todos los países europeos han ido haciendo cada vez más selectivos y condicionales sus sistemas de protección social. La selectividad o focalización consiste en el diseño de políticas e instituciones centradas en un colectivo que tiene problemas con el propósito de resolverlos. La condicionalidad, por su parte, se refiere a la existencia de una serie de controles con el fin de comprobar que efectivamente los beneficiarios necesitan la ayuda, así como de una serie de actividades que estos deben realizar a cambio de percibirla. Normalmente los programas selectivos van acompañados de una serie de condiciones difíciles de cumplir, mientras que en los programas universales (dirigidos a toda la población) la condicionalidad es mucho más suave. "Se habla así del paso del welfare al workfare porque todos estos esquemas de condicionalidad vienen a acentuar la necesidad de que el beneficiario de los programas se oriente al mercado laboral o incluso acepte cualquier oferta que reciba de éste, sea cual sea su naturaleza" (p. 22).

Los principales problemas de estas políticas selectivas y condicionales son los siguientes: a) son financiadas por unas clases medias que no se benefician de las mismas; b) pueden generar la "trampa de la pobreza": al ser las

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ayudas incompatibles con el desarrollo de una actividad remunerada, determinados colectivos pueden verse compelidos a rechazar...

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