Fariña Jamardo, J.: Agonía y muerte del municipio rural. Biblioteca «Certamen de Administración Local», volumen XV, Madrid, 1977

AutorJosé María Chico y Ortiz
Páginas1490-1492

    FARIÑA JAMARDO, J.: Agonía y muerte del municipio rural. Biblioteca «Certamen de Administración Local», volumen XV, Madrid, 1977.

Frente a lo rústico, lo rural, estuvo siempre lo urbano. Pero esa diferencia, que incluso fue utilizada por un gran jurista para explicar las razones justificativas de la «legítima catalana», no tuvo hasta tiempos recientes el aspecto de lucha que en los momentos actuales se destaca. Lo urbano priva, lo urbano urge, lo urbano exige, mientras que lo rústico se olvida, se arrincona, se desprecia y, la mayor de las veces, se ignora. ¿Qué ha pasado?

El libro-estudio que recensionamos, y del que es autor Fariña Jamardo, Doctor en Derecho y Diplomado de Administración Local, además de gallego, nos responde a la última pregunta y nos brinda la patética situación en que se encuentra el medio rural. Es un libro apasionante y apasionado, pero es un libro lleno de enseñanzas, sugerencias y lamentos. Hace años había leído una novela que hizo sonar la alerta de la situación del campo, pero que poca gente escuchó. Se titulaba Se vende el campo y su autor era Julio Escodar. Hace poco un discurso de recepción de la Real Academia de la Lengua de Miguel Delibes volvía a poner el dedo en la llaga, pero tampoco la gente entendió su metáfora del «culatazo». Es de esperar que este que traemos a estas páginas tenga mejor suerte, la cual se la deseamos.

El haber nacido en ciudad y no en pueblo, aunque mis raíces sean pueblerinas, me da más objetividad para «montarme en el carro» del autor y defender su tesis, identificándome con ella. Regresé hace poco de un viaje por América, y antes de ir me había vuelto a leer esa serie de artículos que un día publicara Agustín de Foxá bajo el genérico título de Por la otra orilla, y que reflejaban su viaje poético por diversos países, que han venido a coincidir con los de mi itinerario. En uno de ellos, titulado Rocío sobre el pasto, decía el poeta estas geniales palabras: «Cuando salimos de la ciudad, toda de cemento, con azoteas sobre cajones vacíos, chimeneas, ropa tendida y chatarra; cuando abandonamos los pisos, donde se empotra la cama en la pared para ganar unos centímetros (cuando está vacante toda la hermosa vastedad de la tierra), con armarios en los muros; por flora, un tiesto; por fauna, un canario; por tempestad, un ventilador; por toro, una lata; por invierno, un "frigidaire"; por verano, un radiador; por huerta, una conserva; cuando pisamos, al fin, la bella libertad de la Pampa, comprendemos cuán neciamente está orientada nuestra orgullosa civilización blanca.

Page 1491Porque pensad que la mecanógrafa, el oficinista, el hombre de negocios, el funcionario, hasta el...

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