Consumo irracional de medicamentos pediátricos: algunas variables explicativas

AutorPilar Aramburuzabala Higuera/Aquilino Polaino-Lorente
CargoMaster en Educación Especial/Doctor en Medicina
Páginas63-70

Page 63

Introducción

Pocos lectores se extrañarán si al comienzo de esta colaboración denunciamos un hecho: el consumo abusivo de medicamentos, cualquiera que sea la edad de los usuarios.

Respecto del comportamiento infantil también se da este uso abusivo, aunque en menor grado, dependiendo casi siempre de cuáles sean las actitudes de los padres respecto de la medicación.

Pero no piense el lector que este difícil problema se resuelve apelando a los dos bloques que acabamos de aludir. En el abuso de medicamentos hay que apelar forzosamente a otras muchas variables, algunas de las cuales aparecen como sumergidas e implícitas, sin que resulte fácil su manifestación y estudio.

Nos referimos, claro está, al tema de la adherencia al tratamiento y de la automedicación y autorrecetado, de los que nos ocuparemos con detalle en otras publicaciones. En esta colaboración se hará solamente un análisis de algunos de los muchos factores que se concitan en este complejo problema y que acaso pudieran explicar mejor el por qué del empleo abusivo de estas sustancias. Dichos factores se refieren, no sólo a los propios niños y a los padres, sino también a los legisladores, a los fabricantes de medicamentos, a los médicos y a los farmacéuticos, y todo ello sin olvidarnos del papel que juega el entorno cultural, social y familiar del niño.

En las líneas que siguen el lector encontrará algunas de las características y consecuencias del uso indebido de medicamentos en la infancia, así como recomendaciones para su uso y consumo racional.

1. Inadecuado conocimiento de las medicinas por parte de los padres

Si en la actualidad se considera como un problema serio de la práctica médica moderna la no-adherencia al tratamiento, el conocimiento inadecuado de las medicinas por parte de los padres está calificado como uno de los factores más importantes que contribuyen a tal hecho.

Donnelly, Donnelly y Thong (1989) evaluaron el conocimiento de los padres de niños asmáticos acerca de las medicinas que se les administraban. Los resultados indicaron que entre un 0 y un 42,2 por 100 de los padres tenían un conocimiento más bien elemental y simple de los modos de acción de estas medicinas, dependiendo de sus distintos componentes. Respecto de la información acerca de cuándo utilizar las medicinas, los porcentajes para los distintos productos variaron entre el 0 y el 50 por 100; y en lo relativo a los efectos secundarios, los porcentajes de conocimientos variaron entre el 51,6 y el 5,9 por 100 de los padres. El escaso conocimiento sobre la farmacología del asma quedó reflejado en el hecho de que los padres utilizaban antibióticos, antihistamínicos y descongestionantes para su tratamiento.

Page 64

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 1987), para que la utilización de las medicinas sea segura y efectiva, los niños y sus padres deben estar informados, y el médico es el responsable de dar tal información. Esto debería hacerse a través de una conversación abierta con los padres y con el niño respecto del tratamiento que se le propone seguir. En la mayoría de los casos la conversación debería integrar otros temas, como la posibilidad de elegir terapias no-farmacológicas, que pudieran incluir cambios en la dieta, terapia conductual y fisioterapia, en lugar de o como complemento de los otros procedimientos.

Sintetizaremos a continuación las diez cuestiones propuestas por la OMS sobre las que los niños y los padres deberían tener información suficiente, antes de iniciar el consumo del medicamento prescrito: el nombre de la medicina; la razón por la que utilizarla; cuándo y cómo tomarla; cómo saber si está siendo eficaz y qué hacer si no lo es; qué hacer cuando no se toman una o dos de las dosis; cuáles son los posibles riesgos en que se incurre de no tomarla; por cuánto tiempo se debe continuar tomando la medicina; cuáles son los efectos secundarios más comunes y qué se debe hacer si se presentan; si es posible tomar o no otras medicinas al mismo tiempo; y qué otras posibles alternativas hay a esta terapia farmacológica.

Obviamente, el decálogo anterior no se sigue en la mayoría de los casos ni por el médico ni por los padres del niño, lo que puede ser causa de funestas consecuencias.

1. Falta de comprobación de la eficacia e inocuidad de los fármacos en los niños

Es una norma general, tanto desde el punto de vista científico como ético y legal, que antes de introducir un fármaco en la terapéutica se hayan hecho unas pruebas mínimas precisas para valorar su eficacia y -según las normas vigentes en algunos países- su conveniencia o necesidad en esa terapia (Avery, 1984).

Debe tenerse siempre una especial precaución ante la administración de un nuevo medicamento infantil que aparece en el mercado (OMS, 1981), y después de haberse llevado a cabo un seguimiento a largo plazo de sus efectos adversos (Olive, 1989). Los efectos adversos que afectan más específicamente a los niños suelen ser los mismos efectos que en los adultos, pero con una mayor intensidad; los efectos resultantes de una interferencia con los procesos de maduración y crecimiento, y ciertas reacciones retardadas que aparecen mucho tiempo después de haber consumido el medicamento (Olive, 1989).

Es sabido que resulta difícilmente justificable extrapolar a la población pediátrica los datos que sobre la investigación de un...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR