Investigaciones sobre Srebrenica realizadas en Holanda

AutorJosé Ángel López Jiménez
Páginas104-112

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Los acontecimientos en el enclave de Srebrenica provocaron una auténtica conmoción nacional en los Países Bajos. La situación sobre el terreno del contingente holandés de UNPROFOR con el mandato de protección del área segura y todos los hechos posteriores al 11 de julio provocaron una cascada de trabajos, investigaciones, debates parlamentarios e, incluso, la dimisión en bloque de todo el gobierno. Hasta el punto de convertirse en un auténtico ejercicio colectivo de autocrítica -al menos formal- de la clase política, de las fuerzas armadas holandesas en el marco de las operaciones de mantenimiento de paz, de los medios de comunicación, del papel de Holanda en la comunidad internacional, del sistema de Naciones Unidas y si la traumática experiencia de Srebrenica sirvió para obtener una serie de "lecciones aprendidas"; en definitiva, una suerte de catarsis social en torno a las responsabilidades adquiridas por el Estado holandés que se vieron ampliamente defraudadas.

Algunos autores llegan a calificar la situación posterior a la ocupación del enclave como de sumisión en una suerte de "trauma nacional".76Sin embargo, desde los prime-

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ros momentos las reacciones oficiales -al menos por parte del gobierno holandés y en particular por su ministro de Defensa- se centraron en defender la tesis del carácter humanitario de la misión encargada al contingente Dutchbat, lo que explicaría parcialmente la escasa dotación humana y armamentística del mismo.77Así se pretendía explicar la inacción militar holandesa y la organización de la salida de la población civil refugiada en la base de UNPROFOR de Potocari, concentrándose en el transporte de mujeres y niños y siendo testigos mudos de la persecución serbia de los hombres que huyeron, a píe, a través de los bosques en dirección a Tuzla.

La sensación inmediata entre la sociedad civil holandesa fue cuestionarse como se había permitido que se produjese. Los titulares de prensa fueron suficientemente elocuentes el 12 de julio de 1995 en los Países Bajos: "Fracaso en los Balcanes" (Algemeen Dagblad), "Impotencia" (De Telegraaf), "Demasiado poco, demasiado tarde" (De Volkskrant).78Si las primeras explicaciones oficiales se remitían a la imposibilidad de defender una zona declarada como segura por Naciones Unidas debido a una carencia material y humana para ello, la atención comenzó a desviarse hacia los fallos organizativos del sistema, empezando por un mandato confuso, inadecuado, incompleto y carente de lógica en la cadena de mando.

En esos momentos la cuestión que pasó a ser el centro del debate fue conocer cómo Holanda había aceptado participar en ese tipo de operación de mantenimiento de paz que, según la opinión de sus líderes políticos y militares -bien es cierto que a posteriori- estaba condenada al fracaso.

Desde el inicio de los diversos conflictos en el territorio de la antigua Yugoslavia la posibilidad y la conveniencia de intervenir en el mismo se instaló entre la opinión pública holandesa, trasladándose al ámbito de la gestión política. Desde la Segunda Guerra Mundial y la experiencia que la sociedad civil tuvo que vivir, la defensa de los derechos humanos fundamentales está muy presente en la agenda internacional de los Países Bajos. Además, una potencia económica, con un Estado del bienestar plenamente desarrollado y sin problemas económicos, no era reticente a que sus fuerzas armadas participasen en operaciones de mantenimiento de paz. Especialmente en un contexto de vulneración de los derechos de las minoría étnicas como el que se estaba desplegando en los Balcanes.

La actitud de los componentes del Dutchbat durante los días de la ocupación serbia del enclave se convirtió, durante años, en el principal debate nacional ya que acabó por interiorizarse socialmente como una cuestión colectiva de todo el pueblo holandés, con numerosas aristas: sociales, políticas, ético-morales...

A pesar de ser recibido con cierto alivio el Informe del Secretario General de Naciones Unidas sobre la caída de Srebrenica, en el que responsabilizaba a la organiza-

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ción de numerosos errores de cálculo, de deficiencias en el mandato y de haber minusvalorado los riesgos potenciales existentes de que aconteciese lo que finalmente sucedió, no acabó con la necesidad de debatir en el país la cuestión de las eventuales responsabilidades.

La responsabilidad primera y directa de los líderes políticos y militares serbios estaba fuera de toda cuestión. Al igual que sucedió con la práctica totalidad de las investigaciones e informes realizados en la comunidad internacional, se constató en los debates públicos, periodísticos, en los trabajos de investigación, en los debates parlamentarios y en las investigaciones del instituto NIOD, así como en las memorias de alguno de los protagonistas, como el genocidio cometido en Srebrenica formó parte de un plan trazado previamente. La limpieza étnica no fue una excepción aquí con respecto a lo sucedido en otros lugares de Bosnia; la diferencia fue la magnitud y, en términos cuantitativos, el número de víctimas y el carácter marcadamente "genericida". Era evidente en ese contexto que

"le risque de l´extermination existait, ô combien, et préférer ce risque à d`autres alternatives serait un choix politique. Jusqu´à la dernière trahison d´une population, à laquelle avait été "promise" la protection des Nations Unies: sa déportation confié aux bons soins des autorités et des forces serbes79Entre los debates suscitados, la cuestión de la participación de soldados holandeses en las tropas de UNPROFOR fue objeto de controversia. Pese al sentimiento de responsabilidad ética, mayoritario entre la población, frente a unos acontecimientos que retrotraían al genocidio nazi contra la población judía, la controversia se centraba ahora en la razón última de la implicación en una operación en la que, previamente, habían rechazado participar un buen número de Estados. De igual manera, la responsabilidad compartida con Naciones Unidas, o únicamente la del sistema onusino dejaba al Dutchbat en una situación claramente escapista en términos de responsabilidad puesto que, en definitiva, ellos eran los que se encontraban en el lugar de los hechos. Las imágenes de Karremans brindando con Mladic y sus posteriores intervenciones públicas calificando la operación militar sobre Srebrenica como un modelo de estrategia no contribuyó a mejorar la imagen de las...

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