Introducción: homo ex machina

AutorRoger Campione
Cargo del AutorProfesor de Filosofía del derecho en la Universidad de Oviedo
Páginas11-26
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INTRODUCCIÓN: HOMO EX MACHINA
Hace unos años, en la Lección Inaugural del Acto de Aper-
tura del Curso Académico 2015/2016 del Campus Iberus, el
paleontólogo Juan Luis Arsuaga planteaba «dos inquietantes
preguntas:
1) ¿Es inevitable que toda historia evolutiva que conduce a
una especie inteligente, donde sea, termine bruscamente
en la autodestrucción de la misma en una guerra nuclear,
o por agotamiento de los recursos del planeta en el que
nació? ¿Lleva el desarrollo de la civilización necesaria-
mente a la insostenibilidad y al suicidio ecológico? ¿Son
los seres conscientes de naturaleza tan inconscientes?
2) ¿Es posible que la consciencia surja en una computado-
ra? Que es lo mismo que preguntarse: ¿necesita la cons-
ciencia un soporte orgánico? ¿O es indiferente el mate-
rial que le dé asiento, sea de la química del carbono o del
silicio?» 1
1 ARSUAGA, J.L., El umbral de la conciencia: Lección Inaugural Solemne
Acto de Apertura del Curso Académico 2015-2016, Universidad de La Rioja,
Oficina de Comunicaciones, Logroño, 2015, pp.14-15.
Roger Campione
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Estas dos preguntas, con las que me he topado cuando la
redacción de este texto estaba ya en fase avanzada, resumen de
forma retroactiva el trazado que pretendía seguir en el trabajo.
Porque identifican con razonable precisión los dos ámbitos en
los que se ha querido medir, desde el punto de vista iusfilosófi-
co, el impacto problemático de las nuevas tecnologías conver-
gentes, especialmente la robótica y la inteligencia artificial. Por
un lado, el ámbito militar, donde la irrupción de nuevos siste-
mas de armamento y las estrategias bélicas subyacentes están
planteando retos novedosos a un paradigma normativo de la
guerra entrado en crisis, por su parte, ya en el siglo anterior.
Por el otro lado, el ámbito de la ‘vida civil’, donde la perspectiva
transhumanista del potenciamiento humano y de la hibrida-
ción del ser físico con las máquinas constituye un exigente ban-
co de prueba para las construcciones clásicas y las teorías éti-
co-jurídicas de la acción y la conciencia humana.
La primera consideración de orden general es que al fin de
encarar con la suficiente amplitud de miras lo que se otea al
horizonte, los operadores y los saberes jurídicos tendrán que
recordar que el término hombre (homo), el motor inmóvil del
derecho moderno, está etimológicamente ligado a humus (la
tierra, el suelo que el género humano habita). Y también lo está
desde el punto de vista mitológico y religioso: «Modeló Yavé
Dios al hombre de la arcilla y le inspiró en el rostro aliento de
vida, y fue así el hombre ser animado», dicen las Escrituras 2. El
desafío filosófico-jurídico suscitado por la robótica y la inteli-
gencia artificial, de este modo, implicaría un retorno a los orí-
genes, a cuando el ser humano surgió de la misma materia con
la que fabricamos hoy los artefactos más sofisticados, en los
cuales –y es un punto crucial en el debate formado al albur de
la cuarta revolución industrial– estamos introduciendo el ‘soplo
de vida’.
2 Génesis, 2,7, Sagrada Biblia, ed. de E. Nácar Fuster y A. Colunga,
17ªed., Biblioteca de autores cristianos, Madrid, 1965, p.30.

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