Introducción

AutorJosé Torres Álvarez
Páginas11-23

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La afirmación de que el Derecho es una manifestación que está muy presente en nuestra vida cotidiana está fuera de toda duda. El Derecho no tiene otra finalidad que solucionar los problemas que surgen de la convivencia social entre los ciudadanos. Para ello, es necesario contar con profesionales que manejen «con mayor soltura o maestría ciertas reglas jurídicas» (Carrió 1995: 60) y que, además, sean buenos comunicadores.

Y es precisamente en este punto donde se sitúa esta publicación. De nada sirve contratar los servicios de un letrado de prestigio cuya capacidad de argumentación y convencimiento sea escasa o nula. Dicho de otro modo, el abogado debe conocer todas las actuaciones lingüísticoprocesales que puede realizar en la Sala tanto por su formación adquirida como por la experiencia laboral acumulada en el ejercicio de la actividad profesional. Por ello, nuestro interés se centra en el estudio y el análisis de algunos de los elementos lingüístico-pragmáticos utilizados, sobre todo, en la vista oral de los actos judiciales españoles que se tramitan mediante la jurisdicción penal, pues son precisamente estos elementos los que permiten la interacción judicial, que se integra en el seno de una situación comunicativa formal.Asimismo, esta publicación focaliza la atención no solo en los símbolos institucionales presentes en la Sala o en la separación que media entre los distintos interactuantes del acto judicial, elementos naturales ajenos a al voluntad de los participantes por estar impuestos por la autoridad competente, sino también en aquellos elementos lingüísticocomunicativos que dependen plenamente de la voluntad de los profesionales del Derecho para lograr una defensa efectiva de sus clientes. Nos

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encontramos, pues, con varias facetas del juicio que son, en parte, desconocida tanto por muchos profesionales del Derecho, debido a que los planes de estudios universitarios españoles relacionados con dicha disciplina no ofrecen asignaturas centradas en explicar el elemento lingüístico-comunicativo del acto judicial, como por aquellos ciudadanos legos en esta materia que deben asistir a un proceso judicial.

Justificación e hipótesis del presente libro

En este trabajo se parte de la idea de que el Derecho es la defensa argumentada de unos intereses sociales que pueden ser particulares, si éstos afectan a una única persona, o colectivos, si su alcance beneficia o perjudica a toda la sociedad.Dado que las perspectivas desde las que se puede abordar la argumentación judicial son numerosas, el tema de estudio se concreta, como se acaba de indicar, en las estrategias lingüísticas, retóricas, dialécticas y pragmáticas que esgrimen los miembros profesionales del proceso judicial. En este sentido, y visto desde cierta distancia, se podría sostener que todo lo relativo al lenguaje y la argumentación jurídica ya se ofrece tanto en los Manuales de Derecho Procesal, como en aquellos escritos por filólogos. Si bien esto es cierto, el acercamiento a la argumentación jurídica que se propone en dichas publicaciones deriva en una búsqueda infructuosa para todo aquel lector interesado en analizar, paradójicamente, el aspecto argumentativo e interaccional del desarrollo del juicio oral, pues poco o nada dicen al respecto. En efecto, y salvo excepciones, como la de Pinto y Capilla (2004) o las de Atienza (2005, 2006, 2013) son numerosos los Manuales del Derecho, tanto en su rama general como en la procesal, que ofrecen una descripción excesivamente teórica del ámbito procesal, sin atender en ningún momento al componente práctico, comunicativo e interactivo, del acto judicial. Y esto dificulta el acceso a esta rama de conocimento tanto a los abogados que desean profundizar más en este aspecto como a aquellos ciudadanos interesado en conocer más acerca de un aspecto social en el que pueden llegar a tener cierta participación a lo largo de su vida.

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Por este motivo, es necesario elaborar un modelo teórico que permita describir cómo interactúan los participantes profesionales durante el proceso judicial (nos referimos al Ministerio fiscal, al juez y a los abogados que ejercen tanto la defensa como la acusación particular) en aras de obtener una sentencia favorable a los intereses de su cliente. En otras palabras, es importante analizar cómo diferentes aspectos lingüístico-pragmáticos se relacionan con distintas finalidades argumentativas para conseguir desacreditar al adversario y ganar el pleito. De este modo, se está dando inicio a una nueva línea de investigación del discurso jurídico que, como hemos expuesto, no cuenta con antecedentes relevantes en el ámbito hispánico.

Ahora bien, esto no es una tarea fácil, porque para que el modelo sea fiable y permita obtenir unos resultados óptimos, es totalmente necesario elaborarlo siguiendo una metodologia expositiva de carácter deductivo que permita ofrecer un análisis comunicativo, discursivo y gramatical del proceso judicial en general y que facilite, en última instancia, analizar la frecuencia, el tipo y el valor pragmático de las preguntas que formulan los abogados de la defensa que participan en los procesos que forman el corpus de estudios de esta investigación, pues es cierto que esta es la parte procesal que, comparada con las partes que ejercen la acusación, se encuentra en situación de desventaja debido tanto a las normas procesales que debe seguir durante todo el proceso judicial como a cuestiones estratégicas1. Esta desigualdad provoca que los abogados de la parte acusada lleven muy preparada la actuación que van a desarrollar en la Sala, durante el transcurso del juicio oral, donde realizarán la actividad probatoria para defender los intereses de sus clientes de forma efectiva, de un lado, mitigando esa desventaja argumentativa, de...

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