Introducción

AutorRoberto Bergalli/Iñaki Rivera Beiras
Páginas11-16

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I

Muchos temas pueden acuciar la conciencia social contemporánea, tanto en el Este como en el Oeste del planeta Tierra. Si se propusiera un debate sobre la globalización, pese a que mucho se ha dicho en la última década sobre ella, aparecerían nuevos aspectos que promoverían la (re)apertura de su discusión, dado que este fenómeno ha dejado de ser de naturaleza puramente económica y ha venido a envolver todas las aristas de la vida individual y colectiva, en las sociedades más y en las menos desarrolladas. De los efectos que la globalización produce sobre la vida de los humanos, se están desprendiendo muchas cues-tiones que afectan aspectos parciales; el trabajo dependiente, la producción deslocalizada, el movimiento de capitales, son todos estos (y muchos otros) de consecuencias relevantes en las relaciones entre las personas, su residencia, la de sus familias, la educación de sus hijos, etc. Y de la ampliación de semejantes efectos, todavía podrían incluirse aspectos que irían estrechando los campos disciplinarios desde los cuales podría afinarse la observación, como también la producción de conocimiento de los mismos.

Sin embargo, hay un tema que resulta ineludible de afrontar —ya desde hace algunos años— y que inexcusablemente se ha incrustado, tanto en Occidente como en Oriente, en cualquier consideración que tenga relación ya no con análisis de disciplinas concretas, sino que involucre cualquier abordaje ensayado desde las disciplinas sociales, económicas, políticas o culturales. Empero, preocupa seriamente cuando el tema en cuestión se asume como una toma de decisión

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punitiva y como réplica propia a ciertos comportamientos que así son considerados por ordenamientos jurídico-penales (nacionales e internacionales, en formas de convenciones). Se alude, sin duda, a la guerra; es decir, al uso de formas de las intervenciones bélicas, emprendidas por ciertos países sobre otros, de manera aislada o como bloque, en reprimenda por determinaciones adoptadas por los gobiernos de los países invadidos o porque estos últimos han estado regidos por regímenes que no han revestido las características de las demo-cracias occidentales, o porque sus sociedades han estado atravesadas por conflictos religiosos, étnicos, culturales, etc. o, en definitiva, porque los subsuelos de sus territorios continentales y marítimos poseen yacimientos de hidrocarburos energéticos los cuales, a medida que estos se han agotado en los países...

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