Introducción

AutorLeón Valle, Francisco Javier
Cargo del AutorDoctorado en Derecho Ambiental
Páginas5-11

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Durante los últimos años las calles españolas1, vías urbanas en las que se concentran los núcleos de población, vienen registrando un aumento considerable de decibelios, reflejado en distintas fuentes sonoras: vehículos a motor, actividades de ocio, sirenas, alarmas, trabajos en la vía pública, operaciones de carga y descarga o ladridos de perros.

Las razones que explicarían el crecimiento acústico urbano serían las siguientes: un mayor número de agentes sonoros, representado principalmente en el aumento del tráfico rodado2, el proceso de concentración de la población3, "la

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distribución funcional del territorio"4 y, sobre todo, la falta de un derecho de protección integral frente al ruido, que permita valorarlo en términos reales y objetivos, dejando a un lado la "dimensión social de la molestia".5

El objeto del presente trabajo es el análisis jurídico del ruido en nuestras calles, pero antes de adentrarnos en cada una de los distintos focos de emisión acústica, dedicaremos unas páginas al ruido y a su marco normativo.

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En cuanto al concepto, el ruido ha sido objeto de diversas definiciones, entre ellas, "cualquier sonido que interfiere en alguna actividad huma-na"6, "sonido o conjunto de sonidos desagradables o molestos"7 o "la mezcla inarmónica de sonidos de cualquier naturaleza"8. Sin duda alguna las calificaciones que pueden darse del término son numerosas, aunque personalmente consideraría la de todo aquel sonido molesto y no producido por uno mismo. Digo ello de "no producido por uno mismo" porque los ruidos siempre que los produce alguno que no sea primera persona revisten el calificativo de molesto, incómodo y perturbador, más aún cuando se vinculan con determinados sectores de población o cultura del ruido.9 En cualquier caso, el ruido conlleva un claro aspecto

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psicológico al hacerse depender del sujeto sometido a escucha. Así, lo que a una persona le puede parecer un sonido extraordinario y objeto de culto, a otra le puede resultar de lo más molesto.

En el estudio del ruido diferenciaremos dos caracteres básicos: objetivo y subjetivo. En cuanto a su delimitación física, carácter objetivo, "el sonido tiene su origen en las vibraciones mecánicas de la materia, tanto en estado sólido como líquido o gaseoso, que se propagan en formas de ondas longitudinales de presión sonora en todas las direcciones"10. El ruido se presenta como una serie de ondas sonoras que varían en intensidad y frecuencia11.

La intensidad nos permite la distinción de un sonido fuerte de otro que no lo es, por ello de un mismo sonido se pueden obtener distintas intensidades. Su unidad de medida es el decibelio (dBA), utilizado para la medición de frecuencias audibles por el ser humano.

La frecuencia es el número de vibraciones por segundo, expresada en Hertzios (Hz). El ser humano puede distinguir frecuencias de 20 a

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20.000 Hz. Las frecuencias que superen los 20.000 Hz se llaman ultrasonidos y las que no...

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