Introducción

AutorMaría Dolores Vila-Coro
Páginas21-48

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1. ¿Qué es la bioética?

Conviene detenernos brevemente, para conocer cómo ha surgido esta joven ciencia, en describir su naturaleza, objeto y finalidad. Si bien es cierto que la actitud ante esta nueva disciplina depende, en gran medida, de la perspectiva antropológica y de la cosmovisión de cada cual, también lo es que existen unos límites en la formulación de los conceptos, impuestos por el uso de los vocablos ética y vida, que no se pueden pasar por alto. Se da la circunstancia de que los propios términos ética y vida están igualmente subordinados a la mentalidad y estilo de quienes los emplean con interpretaciones, incluso, contradictorias, llegándose al extremo de hacer muy difícil, por no decir imposible, el acuerdo sobre la naturaleza, objeto y finalidad de la bioética. Por esta razón está tan expuesta a inconclusos debates y encendidas polémicas.

A mi juicio, se deben entender ambos términos en la plenitud ontológica de los conceptos que cada uno de ellos expresa, aplicando los criterios lógicos de verdad a Page 22 la luz de los valores morales; teniendo en cuenta, al describir la vida humana, lo que es esencia y permanece, y lo que es accidente y está sujeto a la evolución y al cambio por su condición histórica. No será lícita una concepción de la Bioética si se cercenan y no se toman en su sentido más amplio los dos conceptos que son la razón de su existencia:

No será válido invocar una pulsión que se remonta a la primera célula si no es partiendo del propio individuo como principio del proceso vida humana que termina con la muerte.

Ni describir la vida extendiéndola a todos los seres vivos incluyendo a los irracionales, privados de razón y libertad; excluidos, por su propia naturaleza, como sujetos de la ética.

Ni fragmentar al hombre sin reconocer su unidad esencial, adoptando una impropia o insólita definición de persona dependiente de una cualidad de la res extensa como excluyente (división gemelar), o de una de la res cogitans (capacidad de relacionarse) como condición necesaria.

Ni sustraer gratuitamente de su condición de persona a quien es individuo de la especie humana eludiendo la carga de la prueba.

Ni confundir persona, condición ontológica, con personalidad, estatuto social o jurídico.

Ni propiciar el debate social cargando a la sociedad y a la opinión pública, manipulable y pasto de los mass media, con la responsabilidad de encontrar la verdad.

Ni procede una Bioética consensuada, cambiante según los agentes sociales, con la promesa de unos mínimos, corifeo de concesiones morales como halago social. Page 23

Ni confundir el pluralismo político con un inexistente pluralismo moral, apelando a la libertad de conciencia como fuente de moralidad.

Ni justificar costumbres inmorales, apelando a la democracia y madurez de un pueblo.

Estos y otros tantos puntos de vista son parciales y contemplan sólo un aspecto de los conceptos. Generalizar inadecuada, cuando no tendenciosamente, supone inclinar el ánimo hacia unos propósitos, ya sea políticos o económicos, ajenos a nuestra ciencia. La visión de la Bioética que no se fundamenta en el orden ontológico de la moral natural conduce a posiciones incoherentes que conducen al absurdo.

Para Reich "la bioética es el estudio sistemático de la conducta humana en el campo de las ciencias de la vida y del cuidado de la salud, conducta examinada a la luz de los valores y principios morales"1. Esta definición puede ser válida añadiendo que se trata, exclusivamente, de vida humana.

Se quiere hacer de la Bioética una nueva ciencia independiente, aunque deudora de la Ciencia básica, de la Filosofía y del Derecho. Actualmente, estamos en presencia de un cúmulo de realidades biológicas que llenan de asombro a los propios especialistas en estas materias. Era inconcebible, hace pocos años, que se pudieran producir embriones humanos en el laboratorio; situarlos en el útero de la propia madre o de otra mujer que llevara el embarazo a término; clonar células Page 24 embrionarias o transferir núcleos somáticos a óvulos humanos... Por ello, un conocimiento de ciencia básica y de biología es esencial para poder saber de lo que estamos hablando. Y, para precisar la consideración que merecen esas nuevas realidades, la Moral y el Derecho son también esenciales para completar el currículo de un bioeticista.

2. Aclarando conceptos

Conviene iluminar cierta confusión que se aprecia al tratar del aspecto filosófico de la Bioética para concretar y definir ciertos extremos con objeto de esclarecer el campo sobre el que vamos a reflexionar.

  1. Lo primero que he de clarificar es el significado de los términos ética (del griego ethos) y moral (del latín mos)2. Si bien es cierto que ambos se derivan de "costumbre", su especialización y uso posterior han dado lugar a una gran diferencia entre ambos conceptos. Considero que para evitar la confusión debemos remitirnos, en relación con la Bioética, a las definiciones que se han impuesto en los últimos tiempos: La ética es "una parte de la filosofía que estudia los objetos morales", y la moral el "conjunto de normas o mandatos que proceden de Dios, del orden natural3, de la recta razón... que se revelan en la conciencia"4. Cada cual sitúa el origen del Page 25 mandato dependiendo de sus convicciones o puntos de vista personales.

    Lo importante es que las normas morales, por definición, son objetivas y universales, y rigen en todo tiempo y lugar: se trata, pues, de una ciencia normativa. Las normas morales se pueden rechazar, incumplir, infringir o quebrantar o, por el contrario, acatar, respetar y obedecer, pero el hombre, que es el destinatario, no es el legislador de la ley moral, no las puede, por tanto, estatuir ni derogar. Esta concepción de la moral da lugar a la Bioética personalista u objetivista.

    En cambio, el objeto de la ética es mucho más amplio ya que entiende de "todos" los objetos morales: sujetos, objetos, normas... y de éstas últimas su fundamentación. Es, de hecho, una ciencia descriptiva que se dedica al "estudio" y como tal, permite al estudioso una cierta dosis de opinión sobre los objetos que están pendientes de análisis y resolución. Admite, a diferencia de la moral, un cierto grado de juicio o parecer.

    Hay una segunda tradición que considera que los términos ética y moral son el mismo -el primero en griego y el segundo en latín- y, por lo tanto, la ética y la moral son idénticas. Desde esta identificación, podríamos definir la ética o moral como la "ciencia normativa, categóricamente normativa, de los actos humanos según la luz de la razón"5. Pero como el subjetivismo aprovecha cualquier resquicio para penetrar, sembrando la incertidumbre en lo que se refiere a la objetividad de las normas morales y, como de hecho las distintas opiniones sobre la Page 26 fundamentación, objetos y sujetos ... existen, y están sujetas a opiniones muchas veces razonables y, en todo caso, en el tapete del debate y de la discusión, el resultado es que si se funden en uno sólo el sentido de los dos vocablos, damos pie a que la moral sea también opinable, perdiendo así su necesidad y universalidad.

    El uso indiscriminado de ambos términos induce a pensar que la norma moral depende, también, de los puntos de vista del sujeto que la puede formular según su libre voluntad. Las normas morales serían relativas a las circunstancias históricas, sociales e, incluso, individuales. De ahí que podrían variar si lo hacen las circunstancias. Esta corriente da lugar al pensamiento relativista o subjetivista que sostiene que los principios éticos no son conocidos por la razón sino sólo construidos por la voluntad o percibidos por los sentimientos; no hay acciones intrínsecamente malas. A este modelo de pensamiento pertenece el utilitarismo.

    La corriente objetivista afirma, por el contrario, que por medio de la razón se puede acceder al conocimiento del bien que es objetivo y trasciende la voluntad del hombre6.

    Me parece que la única forma posible y seria de hablar de Bioética es hacerlo desde este segundo planteamiento: el bien no depende de mí, es objetivo, y el hombre puede conocerlo con su razón siempre que se encuentre libre de prejuicios. Las normas morales rigen en todo tiempo y lugar; son universales y necesarias, no se inventan: se descubren. Page 27

  2. Quiero llamar la atención sobre lo importante que es distinguir entre las diversas clases de normas para no confundir lo que son normas morales con las religiosas, ni ambas con las sociales y las culturales. Las primeras afectan a todo el género humano, independientemente de sus creencias; las religiosas solamente a los seguidores de una determinada iglesia; las sociales rigen en un país, clase social, grupo profesional, etc. Las culturales son el conjunto de todas las normasincluidas las jurídicas- costumbres y tradiciones que están vigentes en un determinado ámbito espacio-temporal.

    Cuando se trata de estudiar y valorar las formas de vida, tradiciones, ritos y costumbres de los pueblos, no es válido aplicar el término moral atribuyendo a su origen etimológico de "costumbre" una extensión del concepto que no le corresponde. No es lícito referirse a "la moral" de los pueblos, como por ejemplo de los aztecas, los incas o los cheroqui, porque para utilizar el término "moral" con precisión habría que depurar primero ese sistema normativo de las costumbres, supersticiones, tradiciones, usos sociales vigentes que pueden coincidir, oponerse o ser indiferentes a los valores morales. Todo ese conjunto constituye las normas "culturales". Al referirnos a las formas de vida de los pueblos debemos aludir a su cultura y no aplicar, impropiamente, el término "moral". Para expresarnos con propiedad hay que decir que hay distintas culturas, no que hay distintas morales7. Page 28

    No quiero pasar por alto un...

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