Introducción

AutorIgnacio Buqueras y Bach - Yolanda Cano Galán - Juan Pablo Maldonado Montoya
Páginas15-26

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"No tengo botones que apretar ni organigramas que programar no tengo manillas, ni hago ding-dong porque tampoco soy un reloj"

(J. M. Cano) 1

El estribillo de la famosa canción, escrita a principios de los años 80, resuena hoy -alarido del hombre moderno- con toda su amargura.

No tan lejos de la rebeldía juvenil está el mundo científico. La sensibilidad científica y social hacia las cuestiones relativas a familia y trabajo ha aumentado considerablemente en los últimos años. La producción comunitaria y nacional ha sido creciente, y muchas veces ineficaz para conseguir que el binomio trabajofamilia no sea causa de desigualdades entre hombres y mujeres.

Si bien no han sido pocos los estudios que desde una única perspectiva (jurídico-laboral, económica, educativa o salud) han analizado los problemas que rodean a la conciliación de trabajo y familia, son escasos aquellos que han afrontado el reto de conciliar todos los aspectos que rodean al fenómeno y que intentan, desde la reflexión profunda y la claridad expositiva, dar a conocer, a la sociedad en general, y desde una perspectiva global, las distintas vertientes de este rompecabezas.

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Cómo los horarios afectan a la sociedad en general y cómo influyen en particular en la sociedad trabajadora, es una cuestión equiparable a un iceberg. De éste, sólo se conoce la punta: la influencia, a veces negativa, de los horarios por los que nos regimos en nuestro país, en la sociedad en general y en especial aquella que tiene que conciliar vida profesional y/o personal. Quedan sin embargo sumergidos un amplio elenco de cuestiones, que desde un principio quisimos sacar a la superficie en este estudio.

I Planteamiento, ¿cómo afectan los horarios a la sociedad?

La influencia de los horarios en la sociedad, desde una perspectiva pluridisciplinar, es una cuestión prácticamente inexplorada sobre la que sin embargo ya se escuchan voces reclamando estudios que pongan los problemas en el escenario y tanteen soluciones.

Sólo cuando reconocimos el problema pudimos comenzar la búsqueda de soluciones. Era el momento propicio, para iniciar una investigación acerca de cómo y de qué forma los horarios pueden ayudar a que la equiparación entre hombres y mujeres con cargas familiares múltiples y variadas sea real y efectiva. El estudio pretendía ser un buen observatorio de seguimiento de las distintas actuaciones llevadas a cabo, ejerciendo un papel de "suministrador de ideas" y "crítico de realizaciones" que beneficiase a todos los sujetos directa o indirectamente involucrados en el sistema de intercambio de bienes y servicios por salario, y de esta forma, que repercuta favorablemente en la vida de los españoles.

El estudio partía de una premisa principal, de la que pendían una serie de premisas menores pero no por ello menos importantes.

La premisa mayor de la que el estudio partió era la convicción de que, en nuestro actual estado de desarrollo social, la cultura horaria española dificulta (y a veces incluso impide) el ejercicio de derechos básicos que asisten a los ciudadanos, y de naturales exigencias derivadas de la condición humana. Esto provoca innumerables problemas, directamente relacionados con la conciliación de la vida laboral, familiar y personal, especialmente de las mujeres que siguen desempeñando un papel preponderante e incluso tradicional en el cuidado de la familia (entendida ésta en sentido amplio), al mismo tiempo que se incrementa su presencia en el mercado laboral y en todos los demás aspectos de la vida social, económica, política y cultural.

Existen, por lo tanto, demandas esenciales a las que tienen que dar respuesta no sólo los poderes públicos, sino también, y fundamentalmente, los sujetos que directamente se ven involucrados en los mismos, en particular, aquellos

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que tienen la potestad de regular, a través del ejercicio de derechos constitucionales, las condiciones en las que todas estas facetas se compatibilizan. Entre ellos se encuentran los interlocutores sociales (empresarios y trabajadores, asociaciones empresariales y sindicatos), las asociaciones de padres de alumnos, las entidades educativas (colegios y universidades), las instituciones sanitarias, los comercios, y un largo etcétera de sujetos, organismos, instituciones, entidades públicas y privadas, asociaciones (así la Asociación Española para la Racionalización de los Horarios Españoles -ARHOE-, que ha sabido aglutinar al conjunto de autores de este libro) y fundaciones, y la colaboración de los medios de comunicación y difusión pueden propiciar ese cambio que la sociedad está reclamando.

Existen ya, en el marco del ordenamiento jurídico y en las políticas de determinadas empresas, concretas soluciones a los problemas que los horarios actuales provocan al binomio trabajo-familia. Pero también, ese mismo ordenamiento jurídico admite nuevas soluciones y propuestas (pues las existentes presentan carencias y defectos), que tendrán amplio acogimiento social.

Era preciso analizar, para demostrar la eficacia de las medidas ya implantadas o buscar vías de futura implantación, cuáles de ellas son efectivas o cuáles deberían ser objeto de cambio, ya que sólo de este modo podremos conseguir la efectiva y real equiparación entre hombres y mujeres, y alcanzar de mayores cotas de bienestar social.

Así, como premisas menores, derivadas de la principal que sirve de eje de este estudio (cómo los horarios afectan a la sociedad), pueden destacarse las siguientes:

  1. No existe coordinación entre horarios escolares y horarios familiares. Esto provoca estrés en los padres o tutores trabajadores que ven cómo les resulta difícil y a veces imposible, compartir con los centros docentes el proceso de educación de sus hijos, y estrés y otras enfermedades en los hijos, que ven como tienen que reducir su tiempo de juego, de estudio, o simplemente de disfrute de la familia, por la prolongación de sus horarios escolares derivados de su asistencia a múltiples actividades extraescolares.

  2. Aunque se ha flexibilizado la jornada laboral, y se han implantado tecnologías de información y comunicación -por ejemplo, el teletrabajo- que permiten cierta flexibilidad, la realidad laboral continúa impidiendo -y cada vez másque los trabajadores puedan, de forma efectiva, conciliar trabajo y familia y trabajo y vida personal. Por ello, parecía conveniente: a) Indagar cómo la flexibilización del tiempo de trabajo puede resultar no sólo beneficiosa para los trabajadores, sino también para las empresas, que a través de la satisfacción personal de sus trabajadores, verán como mejora su productividad; b) Examinar las lagunas que la legislación existente tiene, en particular, para permitir compatibilizar trabajo y cuidado de personas dependientes, y c)

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    Analizar cómo existen, ya, grandes esfuerzos realizados por empresarios y trabajadores, en la negociación colectiva, para conseguir que el tiempo de trabajo, no suponga un obstáculo para la conciliación de la vida laboral y familiar.

  3. Como última premisa...

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