Introducción

AutorMaría Ángeles Velázquez Martín
Cargo del AutorProfesora de Derecho Procesal. Universidad Carlos III de Madrid

INTRODUCCIÓN

La esperada reforma de la legislación concursal, plasmada en la Ley Concursal de 9 de julio de 2003, viene a sustituir una legislación de casi un siglo de antiguedad. En aquél momento, la desconfianza pesaba sobre la empresa optándose por la penalización del empresario en crisis y por su liquidación encontrándonos con una ejecución costosa, lenta y que en la mayoría de los casos no favorecía a ninguno de los intervinientes en los procedimientos concursales.

Esta nueva ley pretende conseguir la unidad legal, de sistema y de disciplina acabando así con el anacronismo y la dispersión procedimental provocada por la existencia de hasta cuatro procesos diferentes que regulaban las salidas a una crisis empresarial. La nueva ley unifica todos los procesos acabando con la dispersión actual y recogiendo en un único texto legal todas las situaciones que pueden afectar al patrimonio del concursado, agilizando los procesos y atribuyendo a un único juez especializado, el nuevo Juez de lo mercantil, las competencias incluidas tanto en el orden civil como laboral como un medio más de dar una salida conjunta y uniforme a los diversos intereses en juego.

Con la legislación de 1992, los dos procedimientos principales –suspensión de pagos y quiebra– llevan a dos posibles soluciones: el convenio o la liquidación. La Ley Concursal trata de evitar la liquidación de la empresa como primera vía en una situación de crisis fomentando para ello la preparación de planes de viabilidad que intenten garantizar la supervivencia de la empresa, su funcionamiento y sus puestos de trabajo. En caso de que la...

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