La intervención social: eje medular en el análisis del trabajo social en el contexto mexicano actual
| Autor | Silvia Galeana de la O. y José Luis Sainz Villanueva |
| Páginas | 23-35 |
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Los desajustes y el desorden derivado de las reformas estructurales de la organización global han dado como resultado: 1) Una mayor y cada vez más marcada y acelerada fragmentación económica, política y social mundial; 2) La agudización de la pobreza y 3) El cuestionamiento de los Estados Nacionales y sus sistemas de gobernabilidad para garantizar accesibilidad a los requerimientos para cubrir necesidades básicas y generar condiciones de desarrollo con equidad e igualdad, bajo condiciones de seguridad y estabilidad social.
Joachim Hirsch (Joachin, 1996, p. 90) en su análisis escrupuloso sobre la globalización enfatiza este tipo de estrategia política, que en sus inicios se identificó como un vehículo que conduciría a un proceso de creciente bienestar y de una democratización progresiva. Hoy en día, esta idea ya quedó desmentida y desacreditada desde hace tiempo...Por un lado, es cierto que la globalización significa unificación económica; pero no es menos cierto que materializa también un quebrantamiento económico, social y político.
La conl ictiva de la construcción social contemporánea expresa con mayor agudeza las profundas desigualdades sociales, la marcada asimetría en la distribución de los recursos en los diversos sectores y grupos que conforman la humanidad, la incertidumbre económica, la inestabilidad política, son expresiones del escenario volátil y de cambios acelerados, que rel ejan avances y retrocesos en la escarpada y turbulenta búsqueda de caminos que conduzcan al desarrollo de una sociedad más equitativa y equilibrada en su estructura y organización social. Situación que en muchos casos nos llevan a cuestionar de manera constante la posible convivencia y cohesión social de la civilización.
Los resultados de las experiencias de diversos países que han adoptado las reformas estructurales para incorporarse al circuito de la nueva economía mundial se expresan en severas crisis económicas, declarándose en quiebra incapaces de salir de la inestabilidad económica que experimentan sus poblaciones; mientras que otros presentan un desorden en su estructura política derivado de la acumulación de problemas estructurales y el agotamiento y debilidad de sus sistemas de gobierno, evidencias que reafirman el planteamiento de Piketty h omas (Piketty, 2014, p. 457) "...una economía de mercado basada en la propiedad privada, tiene como resultado una creciente desigualdad que potencialmente amenazan y es irreconci-liable con la democracia y los valores de la justicia social en la que se basan".
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La distribución inequitativa de la riqueza y el crecimiento abrumador de la desigualdad social representa el fenómeno más lacerante del siglo XXI, que se despliega en múltiples dimensiones de la vida social de grandes masas de población y repercute en las condiciones y requerimientos básicos para su subsistencia, tales como en el empleo, la educación, la salud, alimentación, la vivienda, el espacio público, el ejercicio de derechos sociales y profundiza la pobreza sobre todo en los grupos y sectores más vulnerables.
Situación que hace visible la importancia de redefinir la función del Estado, las instituciones, las políticas públicas, las legislaciones y el sentido mismo de las sociedades democráticas y sus diversos actores sociales, cuyas miradas y prácticas son tan diversas que van desde la incertidumbre, la violencia, el desconcierto y la impotencia, propias de la condición humana derivada de la experiencia de la vida societal que nosotros mismos hemos construido.
Los países de Latinoamérica ubicados en las cadenas productivas globales, en condiciones de competencia muy disparejas en relación con los países desarrollados, están experimentando una traumática inserción en el sistema mundial.
María de los Ángeles Pozas (Pozas, 2010, p. 32) analiza las desigualdades existentes en el ámbito internacional afirma que el origen de la desigualdad entre las naciones sigue siendo la inequitativa apropiación de los excedentes globales. No obstante, las condiciones estructurales de cada país y la utilización de las grandes corporaciones transnacionales, los aportes de revolución tecnológica y de comunicación, para desarrollar nuevas estrategias que garantizaran la apropiación de las rentas económicas globales generadas en cualquier parte del planeta, y mantener así la integridad de la corporación y la concentración del capital.
Las empresas Latinoamericanas fueron encajonadas a los segmentos menos rentables de las cadenas productivas globales, en donde la renta esta apuntalada por los activos de conocimiento, en tanto que el ensamble y la manufactura intensiva en mano de obra contribuyen con una parte cada vez menor en el valor total del producto (Pozas, 2012a, p. 33).
Situación que define escenarios adversos y de incertidumbre y de mayor volatilidad para países pobres, como los de América Latina [países con desarrollo insuficiente, que se caracterizan por una carencia de capital, una asi xiante deuda externa y por una gran disparidad tecnológica] y en específico México que en las últimas cuatro decadas ha experimentado crisis profundas y una serie de reformas significativas en el ámbito económico, comercial, regulatorio, sectorial y laboral.
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En el 2013 con el regreso del Partido Revolucionario Institucional se aprobaron las reformas en los sectores de energía, telecomunicaciones, político electoral, fiscal, hacendario y educativo, pero su impacto y su alcance ha sido marginal por lo limitado de sus contenidos, además de ser opacados por la crisis económica mun-dial que tiene sus inicios en el 2008 con severas consecuencias que han lacerado la situación económica de México, como lo representa la tendencia decreciente del precio internacional del petróleo que redujo fuertemente en la segunda mitad del 2014.
Sumado a esta situación se presentan eventos significativos que cuestionan la capacidad y la credibilidad del gobierno como son los casos de conl icto de interés involucrando a altos funcionarios y la situación desgarradora de los desaparecidos de la Escuela Normal de Ayotzinapa, en Iguala Guerrero.
Una característica que es determinante en el caso de México es la desigualdad social que está prácticamente en todos los ámbitos de la vida económica, política, social y cultural; aspectos que representan profundas grietas y callejones sin salida para el diseño de caminos viables y posibles para generar condiciones para su incorporación y despegue en el sistema productivo global.
Rolando Cordera (Cordera, 2013, p. 1) puntualiza que la desigualdad es un fenómeno que impregna la vida misma, cruza la distribución de ingresos, el acceso a servicios y derechos sociales, hasta la participación política. Ilustrando la magnitud de la desigualdad a partir del ingreso, el autor cita los datos de distribución porcentual del ingreso monetario y destaca que el 10% de los mexicanos más pobres recibe tan solo 1.2% del ingreso monetario, mientras que 10% más ricos se queda con un 38.2%.
En un estudio sobre la desigualdad extrema en México...
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