Internet. ¿Ángel o demonio?

AutorFrancisco Egea Martínez
CargoServicios Creativos Gráficos. Madrid.
  1. La eclosión de un nuevo medio

    A finales del 99 empecé a archivar publicidad relacionada con Internet.

    Más que archivar, amontonar, porque nunca en mi vida de publicitario había visto una cantidad tan enorme de nuevos anunciantes, gastándose tanto dinero, concentrada en tan poco espacio de tiempo. Durante el año 2000 las cuentas de resultados de los medios de comunicación lo notaron con un crecimiento inesperado.

    Las agencias de publicidad recibieron con alborozo el nuevo maná. Los creativos vieron abierta de par en par una puerta para desarrollar nuevos modos de expresión.

    Toda compañía de publicidad que se preciase contaba entre sus nuevos clientes un sin fin de portales dedicados a los contenidos más pintorescos:

    para guardar y compartir tus ideas, para acceder a Internet sin publicidad, para chatear con famosos, para ganar dinero todos los días, para preparar tu boda, para elegir el mejor perfume, ¿se puede oler por Internet?.

    También tengo que decir, y lamentar, que nunca había visto anuncios tan estúpidos al servicio de páginas web tan inconsistentes. En la frontera de la nueva publicidad, ante un consumidor inteligente, se repetían los planteamientos más clásicos y convencionales. La nueva economía iba tan deprisa que no le dio tiempo a crear sus propios códigos de comunicación.

    Y así, bajo la apariencia de nuevas formas, los publicitarios echaron mano a lo más trillado de sus recursos: valores de marca, asociación de ideas, notoriedad, espectáculo, trivialidad y mucha, mucha frecuencia. Como si el público fuera a entrar en una página de Internet gracias a su imagen y valor añadido.

    Perdimos la oportunidad de inventar el futuro.

    La eclosión de un nuevo medio en nuestra economía global, que se expandía vertiginosamente, dejaba en pañales lo que, cincuenta años antes, había representado la última gran revolución mediática: la televisión. Ahora, todos estaban dispuestos a 'subirse al carro', nadie quería perder la partida. Y para asegurarse un buen puesto en la línea de salida, todo valía . El dinero estaba dispuesto a apoyar cualquier iniciativa a cambio de un plan de negocio inexistente. ¿Insólito? Lo realmente insólito era entrar en algunas páginas con presupuestos millonarios y descubrir que toda la fascinación que prometían los mensajes, se desvanecía a golpe de un solo click.

    Una enorme cantidad de dinero, de esfuerzo y de talento desperdiciada.

    No existía preocupación por encontrar la fuente de ingresos del nuevo negocio. Lo importante, se decía, era generar tráfico, hacer comunidad, registrar usuarios. Se decía, ¡y en serio!, si una empresa de Internet gana dinero es que lo está haciendo mal. Perder dinero era imprescindible para tener éxito. ¿Insólito? Lo realmente insólito es que expertos analistas animaran a sus clientes a unas inversiones suicidas.

    Parece que hablamos de hace mucho tiempo, pero la verdad es que a finales de 2000 dejé de coleccionar anuncios porque ya casi no los había en los medios generalistas. En dos años el dinero vino, se consumió y se fue. ¿Quién encuentra hoy anuncios de toda esa inmensidad de sitios web de compras, viajes, vivienda, trabajo, informática, ocio, deporte, revistas y todo lo que sea posible imaginar?

    Tampoco es fácil encontrar los despliegues publicitarios de antaño en compañías pertenecientes a grandes grupos. Simplemente, el mercado ha impuesto su propio ritmo y es necesario acogerse a sus reglas. Claro que esta enseñanza tan sencilla ha costado demasiado cara.

    La revolución ha sido sangrienta.

    Pero ha sido revolución, sin ninguna duda. Y el paisaje después de la batalla se dibuja mejor que nunca. Se han ido los que no eran, han quedado los que son y, los que están llegando saben a dónde vienen: A construir, a trabajar, a consolidar un nuevo medio de comunicación totalmente diferente a lo hasta ahora conocido. Un medio tecnológico que puede ser de bolsillo, utilitario, personal¿¡con una audiencia potencial planetaria!

  2. El éxito está en el nicho

    Los grandes portales de internet se han visto abocados a ofrecer todo tipo de servicios, a la manera de un gran centro comercial que atrae a sus clientes por la variedad de su oferta y los retiene por su componente de ocio. Sin embargo, esa voluntad de ofrecerlo todo obliga en la práctica a compartir recursos, aspectos e...

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