La internacionalización de la empresa española y la decisión de exportar como solución a la crisis

AutorAlfonso Ortega Giménez
CargoProfesor de Derecho internacional privado de la Universidad Miguel Hernández de Elche y Subdirector Académico del Master en Comercio Internacional de la Universidad de Alicante
Páginas88-111

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I Planteamiento: la necesaria internacionalización empresarial

Cuenta la leyenda que toda la población de una tribu africana se reunió en una aldea de la República de Djibuti, un pequeño Estado en el cuerno de África, al sur del Mar Rojo. El motivo bien valía la pena: el más venerable anciano de la tribu iba a cumplir 70 años. Prácticamente nadie llegaba a esa edad en esa zona del mundo: sin ir más lejos, la esperanza de vida en dicha república era (y sigue siendo, desafortunadamente) de 45 años, a pesar de las anunciadas mejoras económicas y sociales prometidas por la comunidad internacional en los países del área (Etiopía, Eritrea, Somalia).

Los escasos medios de comunicación de la capital se trasladaron a recoger las impresiones del anciano, que hacía las veces de jefe tribal. Lo que allí encontraron fue a una persona vital, preparada para intercambiar comunicación con los periodistas y, lo que es más importante, deseoso de aprender. "Solamente quisiera cumplir algunos años más", dijo el anciano, "para tener la oportunidad de prepararme mejor para el futuro". ¿Cuál podía ser el acicate de una persona que ya había superado en cinco lustros su expectativa de vida? Es difícil de comprender desde nuestra perspectiva occidental, desde la erróneamente considerada sociedad del bienestar. Sin embargo, una persona como aquel anciano sí tenía claro algo: siempre es buen momento para aprender.

En un mundo cada vez más globalizado, la internacionalización empieza por convertirse en una clave de supervivencia no sólo de las grandes empresas sino también para muchas pymes, pues el objetivo es continuar creciendo cuando el espacio doméstico se ha quedado pequeño y es preciso ampliar horizontes, aunque, en otras ocasiones, el motivo es la necesidad, la de seguir a nuestros clientes allá donde vayan, y evitar así que algunos de nuestros competidores se crucen en el camino.

Hasta mediados de 2008 no se hizo pública la crisis económica española, pero bien es cierto que, sus primeros indicios aparecieron en 2006. La recesión ha sido notable para los empresarios desde esas fechas y, poco a poco, han tenido que ir buscando alternativas para poder llevar hacia adelante sus negocios. Una de las mejores soluciones encontradas, ha sido la exportación, tanto de productos como de servicios;Page 91 pues se está buscando en otros países la demanda y los precios que no se pueden obtener en este momento dentro de nuestras fronteras1.

CINCO MEDIDAS PARA EL FOMENTO DE LA INTERNACIONALIZACIÓN EMPRESARIAL

PRIMERA.- Elaborar e implementar un Plan especial para identificar los sectores y los procesos empresariales susceptibles de crecer hacia el exterior, para detectar necesidades, priorizar las líneas de ayudas a las empresas, orientar desde la administración sobre estrategias empresariales y prestar el apoyo administrativo e institucional necesario a los sectores afectados.

SEGUNDA.- Establecer, junto con los sectores empresariales, indicadores que sirvan por medir y comparar la internacionalización y la actuación de las empresas españolas en el extranjero, en función de los sectores y los procesos empresariales más competitivos.

TERCERA.- Fomentar la internacionalización de las empresas españolas hacia las regiones mundiales más competitivas, como China, India o la región del sudeste asiático, para facilitar la implantación, expansión y consolidación en estos mercados.

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CUARTA.- Aprobar un plan de formación orientado de forma específica a la internacionalización de las empresas, tanto en materia de aprendizaje de idiomas extranjeros como de técnicas de marketing, gestión de empresas en expansión, conocimiento de los nuevos mercados, contratación internacional y cultura empresarial de los países de destino.

QUINTA.- Financiar una parte del coste que soportan las empresas españolas por acceder al mercado internacional.

II ¿Qué es exportar? y ¿Por qué exportar?
II 1 ¿Qué es exportar?

Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española2 la acción de exportar se define como: Vender géneros a otro país. Definición que no por escueta es menos clara. Sin embargo, nosotros utilizaremos una definición un poco más compleja como es: vender, entregar y cobrar productos o servicios a clientes que se encuentran fuera de los límites del mercado nacional.

Una vez dicho esto, hemos de aclarar qué se entiende por mercado nacional. Mercado nacional es aquel en el que nuestras mercancías circulan sin ninguna restricción de tipo aduanera o arancelaria. Bajo esta premisa y desde nuestra perspectiva, podríamos llegar a considerar el mercado de la Unión Europea como un mercado nacional, ya que no existen restricciones aduaneras de ningún tipo, pero si que existen documentaciones a realizar para las ventas en el territorio de la Unión Europea,Page 93 quedando estas en un estado intermedio entre la venta nacional y la exportación, recogidas bajo lo que se ha denominado “transacciones intracomunitarias” y consideraremos estrictamente a nuestro Estado como el mercado nacional o doméstico.

Las razones que inicialmente nos pueden hacer pensar que las exportaciones son operaciones más complicadas que las ventas realizadas en el mercado doméstico son cuatro y están relacionadas con las diferencias que existen entre los distintos sistemas jurídicos, aduaneros, de comunicación, costumbre comercial y de lenguaje. Y hasta no hace mucho tiempo, también podría considerarse que se configuraba como un proceso más complicado debido a las diferentes documentaciones que eran necesarias, la existencia de unas mayores barreras arancelarias y trabas aduaneras, y a que el transporte resultaba costoso e incluso inseguro.

En la actualidad, este panorama se ha modificado como consecuencia de la apertura progresiva de las fronteras gracias a la actividad de la Organización Mundial del Comercio (OMC), del mismo modo, como consecuencia del aumento de la competencia se ha producido una reducción del precio del transporte, de forma paralela también se ha apreciado una disminución en los trámites documentarios, y asociados a la facilidad de comunicaciones esto nos ha permitido extender nuestras redes comerciales hacia nuevos mercados, y en consecuencia clientes, que pueden resultar más atractivos que clientes más cercanos y habituales.

Por ello, la exportación implica un cambio de actitud en la empresa, este cambio a su vez acarrea un cambio de comportamiento en relación con las nuevas oportunidades que se nos presentan en los diferentes mercados.

A pesar de las diferencias que comportan las ventas orientadas al mercado nacional o al mercado exterior, podemos afirmar que estas diferencias no son tan profundas como se nos ha hecho pensar. Puesto que, tanto el mercado nacional como en el mercado exterior, existen clientes con hábitos de compra diferentes, además, la necesidad de producir productos con precios competitivos es inherente a cualquier mercado, tanto en un mercado como en otro nos encontremos con dificultadesPage 94 relacionadas con las posibilidades de nuestra empresa, las de posicionamiento, etc., la diversidad de canales de comercialización, así como, los procedimientos administrativos, de transporte y entrega de mercancías se presentan en cualquier mercado. Por último, independientemente de los métodos utilizados y de los mercados de referencia se hace imprescindible para la supervivencia de cualquier empresa los procesos de facturación y cobro de los bienes o servicios prestados.

Sin embargo, a pesar de las similitudes hemos de tener en cuenta unos parámetros que no son necesarios a la hora de afrontar las ventas en el mercado nacional. Normalmente, en los mercados exteriores a consecuencia de su lejanía geográfica y cultural, se hace imprescindible la búsqueda de una información adecuada y suficiente que nos permita adoptar decisiones que minimicen los riesgos que todas las operaciones comerciales implican. La diversidad cultural y lingüística puede implicar diferentes formas de comunicación, negociación e interrelación tanto a nivel empresarial como a nivel de mercado-cliente. De esta forma, al tratarse, normalmente, de distintos estados, nos encontramos con la existencia de barreras no aduaneras, que se refieren a las diferentes formas de negocio, leyes y costumbres, a las que hay que adaptarse. A pesar de que anteriormente nos hemos referido a los canales de distribución como una diferencia no sustancial, en el comercio internacional estos canales de venta pueden ser más largos, lo que dificulta y disminuye el grado de control por parte de la empresa en la distribución del producto por la existencia de una serie de intermediarios más complejos y desconocidos que los que podemos hallar en el mercado nacional. Naturalmente, la cadena de costes a añadir al costo de producción se incrementa, como consecuencia de los costos añadidos por un transporte de mayor recorrido, seguros de mercancías, los costes de intermediación...

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