Diversidad de intereses y necesidades de aprendizaje en una sociedad compleja y cambiante: la educación en el hogar como posibilidad

AutorMaría R. Belando-Montoro
Cargo del AutorUniversidad Complutense de Madrid
Páginas299-312

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Se ha hablado mucho en los últimos años, y desde diversas instancias, de la complejidad de esta sociedad cambiante, de los numerosos y diversos retos que ésta nos plantea a todos y desde todos los ámbitos, si bien, uno de los sectores desde los que debe ser estudiado con mayor detalle es el de la educación. Habría que preguntarse qué formación requieren los profesionales del mañana, qué conocimientos y qué habilidades son necesarias en una sociedad donde los frecuentes y rápidos cambios afectan las diversas profesiones, requiriendo nuevos trabajos y exigiendo, tal vez más que nunca, un notable grado de adaptabilidad por parte de todos y cada uno de los trabajadores. Pero es asimismo esencial preguntarse por la formación de todas y cada una de las personas, como hijo, como hermano, como pareja, como amigo, como ciudadano. La vida en la sociedad del siglo XXI —y quizá algunos años antes del inicio de este siglo—, afectada por la globalización y por los avances en comunicaciones, en tecnologías, en transportes, entre otros, ha traído cambios en nuestra forma de comportarnos con los demás y nuestra forma de relacionarnos, ha planteado cambios de conceptos, se han inventado nuevos términos para las relaciones personales, ha cuestionado —o ha reforzado en algunos casos— valores, y todo ello sigue en movimiento, sigue un proceso de transformación continua. Ante todos estos cambios, la educación debe ofrecer unas bases que ayuden a los más jóvenes a desenvolverse con éxito. Se trata, en definitiva, de que toda persona tenga la oportunidad de adquirir las competencias y aptitudes necesarias para participar plenamente en la vida social y laboral.

Este contexto suscita varias cuestiones, varios interrogantes como: ¿está el sistema educativo actual preparado para dar respuesta a todas estas necesidades? ¿Está ofreciendo la preparación adecuada a todas estas características, a todos estos nuevos planteamientos? ¿Está siendo capaz de adaptarse a las nuevas demandas de la sociedad? ¿Es su estructura lo suficientemente flexible como para brindar trayectorias diferentes en función de la diversidad de necesidades de su alumnado? ¿Debe ofrecer opciones adaptadas a los intereses de las familias de los alumnos? ¿O sólo debe atender a las demandas sociales?

Si bien las características de la sociedad actual plantean constantes interrogantes al sistema educativo, exigiéndole cambios en busca de una mayor calidad y adaptación

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a los tiempos, lo cierto es que los problemas que presenta la escuela no es un tema novedoso.

1. Algunos apuntes introductorios en torno a la corriente desescolarizadora y el movimiento de la escolarización en el hogar

A mediados de los años sesenta del siglo XX adquirieron cierta notoriedad una serie de autores y de movimientos que se plantearon la supresión de la institución escolar. Esta corriente crítica, denominada desescolarizadora, incluye diferentes tendencias pero todas ellas coinciden en su crítica a la educación escolar.

Las causas que originaron la aparición de las teorías de la desescolarización son muy diversas. Negrín Fajardo (2003)1recoge las más significativas: se requerían alternativas que afrontaran el pesimismo provocado por la crisis económica de los años setenta, la escuela había sido incapaz de eliminar las desigualdades sociales2, tampoco había logrado el acceso a todos los niveles de enseñanza independientemente del origen de los estudiantes, se puso en cuestión la eficacia de los estudios universitarios y las titulaciones para encontrar un empleo y la confianza en la tecnología que se planteaba como la alternativa a la escuela.

Todo ello llevó a una serie de intelectuales a desarrollar planteamientos críticos con la institución escolar y presentar alternativas. Entre los autores más representativos cabe destacar a Marshall McLuhan (1911-1980)3, Ivan Illich (1926-2002)4, Everett Reimer (1910-1998)5, Paul Goodman (1911-1972)6y John Holt (1923-1985)7. Negrín Fajardo (2003)8incluye asimismo a P.H. Coombs y a E. Faure9ya que, aunque no proponen la supresión de las escuelas, sí plantean la creación de una sociedad educativa mediante una pluralidad de medios (no sólo los tecnológicos, en los que se fundamentaban las alternativas de MacLuhan, Illich y Reimer).

En la tabla 1 recogemos las principales críticas, algunas aún en vigencia, realizadas a la institución escolar desde la corriente desescolarizadora, así como las alternativas que proponen los autores de estas corrientes. Santos Guerra (2007)10, en su exposición de las contradic-

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ciones que tiene la escuela actual, incluye algunas de las cuestiones planteadas por los teóricos de la desescolarización11. También varias de las alternativas que dichos autores ofrecieron, continúan siendo citadas en documentos españoles y europeos. A modo de ejemplo, «La educación debe responder a las necesidades de las sociedades en constante cambio» y la «Importancia del aprendizaje permanente» las encontramos en la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación12, en el Proyecto de Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa, en la Comunicación de la Comisión de las Comunidades Europeas de noviembre de 2001 «Hacer realidad un espacio europeo del aprendizaje permanente» y en la Resolución del Consejo de la Unión Europea de 27 de junio de 2002 sobre la educación permanente13.

TABLA 1. Síntesis de las principales críticas y alternativas a la institución escolar desde la corriente desescolarizadora

[VER PDF ADJUNTO]

El modelo educativo de la desescolarización tuvo influencias en la práctica educativa a través del movimiento de la «escolarización en el hogar». John Holt fue el pionero

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y referente de este movimiento que se inició en EEUU a finales de los años 70 y que se caracteriza porque las familias se convierten en protagonistas del proceso de enseñanzaaprendizaje.

El número de familias que han elegido este modelo de educación para sus hijos ha crecido en países como EEUU, Gran Bretaña o Francia en las últimas décadas. Este crecimiento parece apoyado por razones de eficacia, pues los niños escolarizados en el hogar logran mejores puntuaciones en los tests nacionales que los matriculados en instituciones escolares (Lyman, 199814; Cogan, 201015). Pero, sobre todo, este crecimiento está siendo favorecido en los últimos años por el apoyo que desde diversas instancias se está realizando para aumentar el potencial educativo de la Red, lo que ha supuesto un aumento considerable en la ampliación, diversificación y consolidación de la e-ducación.

2. La educación en el hogar en España

En España no disponemos de cifras sobre el número de «escolarizados en el hogar», debido a su falta de reconocimiento legal y, consecuentemente, la ausencia de registros acerca de los niños homeschoolers, aunque existen varias estimaciones especial-mente provenientes de las asociaciones españolas. En concreto, desde la Asociación para la Libre Educación se hace una estimación en torno a las 3000 familias16. En cuanto al perfil de estas familias, la realidad española muestra una gran diversidad: casos en zonas turísticas, con elevada presencia de ciudadanos extranjeros, núcleos urbanos de tamaño medio, pero también bastantes familias que viven en zonas rurales y que tienen un acceso difícil a los centros escolares.

Una cuestión que siempre aparece cuando se estudian estos casos es la del trabajo de los padres, ya que la dedicación a los hijos es, al menos visto desde fuera, exclusiva. Los casos de los que tenemos información son también variados, pues hay madres que han dejado su trabajo para dedicarse a sus hijos, otros han podido compaginar las dos dedicaciones (ya que el trabajo sólo les obliga a ausentarse de casa dos días a la semana, aproximadamente) y otros trabajan en el hogar (p. ej. teletrabajo).

En cuanto a la toma de decisión sobre esta forma de educar a sus hijos, algunos padres lo deciden tras algunos años de escolarización —del hijo mayor o de todos— en los que la experiencia no ha sido totalmente satisfactoria, y otros optan por esta vía cuando llega el momento de escolarizar a los niños. Diversas razones les llevan a pensar que la educación de los hijos es tarea de los padres y no del Estado, si bien predomina la desconfianza hacia el sistema educativo actual como medio ideal para la formación intelectual y para el desarrollo de la personalidad y de las capacidades de sus hijos.

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La perspectiva legal de la escolarización en el hogar en Europa varía mucho de unos países a otros. Según Petri (2001)17sólo en España, Grecia, los Países Bajos, Alemania y algunos cantones suizos no está permitido en la legislación, pero en la práctica sí se están permitiendo casos concretos. En nuestro país, está establecida por ley la obligatoriedad de la enseñanza escolar entre los seis y los dieciséis años (art.4 de la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación). Sin embargo, en la práctica la educación doméstica es tolerada en algunos casos, aunque sin reconocimiento formal. La no asistencia a un centro educativo oficial contraviene normas de carácter administrativo, pero no tiene relevancia penal, por lo que en varias Comunidades Autónomas, la Fiscalía de Menores ha archivado las diligencias abiertas contra familias que habían elegido esta modalidad con el argumento de que no apreciaba abandono doloso ni falta de atención a los menores18. No obstante, resoluciones de diversos órdenes jurisdiccionales han puesto reparo a la admisibilidad...

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