Una interesante biblioteca jurídica madrileña del siglo XVII y otros bienes de don Cristóbal de Corcos, abogado de los reales consejos (1639)

AutorJosé Luis Barrio Moya
CargoInstitución de Estudios Complutenses Alcalá de Henares (Madrid)
Páginas841-851

Page 841

I Introducción

Durante el siglo XVII corría por los mentideros de Madrid una perversa redondilla, que se hizo célebre, en la que se cantaba la poca o ninguna afición de los madrileños por la lectura y sí su desmedida devoción por los templos báquicos de la época: las tabernas. Decía asi la coplilla:

Es Madrid ciuda bravia,

que, entre antiguas y modernas,

tiene trescientas tabernas

y una sola librería.

En realidad, y asi lo demuestran los muchos inventarios de bibliotecas publicados en los últimos años, había en el Madrid del siglo XVII mucha más afición por la lectura de lo que generalmente se creía, aunque, en contrapartida, el número de tabernas era significativamente mayor, y que no dejaba de crecer a causa del aumento demográfico de la Corte, por la llegada masiva de personas atraídas por las supuestas posibilidades económicas de una Monarquía que se consideraba tan poderosa, pero que hacía agua por todas partes. No obstante, y a pesar de esa relativa abundancia de bibliotecas que ya hemos destacado, el hábito de la lectura era una actividad costosa, que únicamente podían permitirse personas de un cierto nivel, tanto económico como social, y los profesionales de cualquier disciplina, necesitados de una formación específica. Los altos precios de los libros, lo corto de las ediciones y la falta de redes de distribución eran las causas principales del encarecimiento de los libros, y, por lo tanto, la formación de una biblioteca necesitaba de una no corta inversión económica, por pequeña que aquella fuese. Dentro de los Page 842 grupos sociales de la España del siglo XVII fueron los funcionarios los que más librerías poseyeron, y ello por pura lógica, puesto que para resolver los graves y dispersos problemas que una Monarquía tan extensa como era la de los Austria hispanos, debían contar con unos profundos conocimientos sobre su especialidad. Estos funcionarios, conocidos en la época como letrados, iniciaron su ascendente carrera en tiempos de Felipe II, logrando su máximo apogeo en los reinados siguientes, para convertirse ya a fines del siglo XVII en una nobleza de toga, más interesada en piques de etiqueta que en resolver asunto ninguno1.

Uno de aquellos funcionarios fue D. Cristóbal de Corcos, abogado de los Reales Consejos durante fines del reinado de Felipe III y primera parte del de su hijo y heredero, Felipe IV, quien a su muerte dejó una sólida biblioteca de temas jurídicos.

D. Cristóbal de Corcos, abogado de los Reales Consejos, falleció en Madrid el 1 de enero de 1639, y tres días más tarde su viuda, D.ª Isabel Martucho, mandaba hacer el inventario de los bienes de su difunto marido2. Una vez terminado aquel trabajo se procedió a realizar la tasación de los mismos que, por razones que ignoramos, aunque no era un caso excepcional en la época, aquélla no se llevó a cabo hasta dos años más tarde 3. De esta manera el 4 de marzo de 1641 el tapicero Jacinto Cerón valoraba alfombras, tapices y reposteros, destacando entre las primeras una de la muy célebre manufactura de Alcaraz.

II Tapices

Primeramente ocho reposteros y una antepuerta de lo mismo, con las armas de su marido y otros seis reposteros, traydos, con las Page 843 armas de los belazquez, 1485 rs.- yten quatro tapices de boscaje, traydos, que tienen sesenta y cinco anas, 325 rs.- y ten una alfombra de seis baras de largo, turca, usada, de tres baras y quarta de ancho, 798 rs.- yten otra alfombra de Alcaraz asta cinco varas poco mas I de ancho dos baras y media, traida, 165 rs4.- yten otra alfombra colorada hasta tres baras de largo, bieja, 33 rs.- yten un tapetillo viejo, turco, 15 rs.

El 5 de marzo de 1641 Francisco Fernández de Velasco, maestro sastre, tasaba los vestidos y al día siguiente Francisco Barrera, del arte de la pintura, valoraba cuadros, relicarios, esculturas y bandexas de la Yndia, entre otras curiosidades.

III Pinturas

Primeramente la hechura de un Cristo de madera con su peana, la cruz de ebano y el rotulo, corona y clabos de plata, 100 rs.- yten una cruz de Santo Toribio y otra cruz de reliquias con su pie de plata, tasada la plata por el platero en cien reales y la cruz de Santo Toribio en tres reales, 103 rs.- yten taso la hechura de tres Cristos de bronce, las cruzes de madera, las dos pequeñas, 14 rs.- mas otra cruz de madera ordinaria con reliquias, 2 rs.- yten un San Francisco de bulto, con su abito de capuchino, de dos tercias de alto, 8 rs.- un San Jose tasada la echura en 8 rs.- yten una ymagen de bulto de Nuestra Señora de la Concepcion, pequeña, 22 rs.- un niño Jesus de bulto con su peana de madera dorada, pequeño, 100 rs.- yten otra ymagen de Nuestra Señora con su niño vestida, en una caxa de madera, de escultura, 88 rs.- yten una ymagen de la Magdalena pintada en tabla, pequeña, quebrada, 4 rs.- otra ymagen pequeña de San Francisco pintada en tabla, 6 rs.- otra ymagen pequeña de Nuestra Señora pintada en tabla, 16 rs.- otra ymagen de Nuestra Señora con su niño pintada Page 844 en tabla, guarnecida de ebano, de las de Roma del populo, 55 rs.- yten un San Juan ebangelista metido en una caxita de madera, 16 rs.- un relicario bordado con sus reliquias, con su biril delante, guarnecido de ebano, 66 rs.- otro relicario pequeño con la guarnición de un marquito dorado, 20 rs.- yten un agnus dey guarnecido, de mano, 16 rs.- yten otro agnus dey más pequeño de la misma mano, 4 rs.-mas una caxilla de ebano de San Juan bautista chiquito, de cera, 6 rs.- un relicario de piedra a modo de corazon con reliquias, 4 rs. - una lamina de San Francisco pintada en oja de lata, 6 rs.- tres bandexas de la Yndia, las dos pequeñas y la otra grande, viexas, 14 rs5.- un tafetancillo azul biexo pequeño, 1 rl.- una confitera de alabastro con una...

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