Inteligencia NBQ: La amenaza del terrorismo nuclear

AutorRené Pita Y Óscar Nogués
CargoEscuela Militar de Defensa NBQ del Ejército de Tierra. Madrid. España.
Páginas165-195

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1. Introducción

La existencia de países con armas nucleares, biológicas o químicas (NBQ) en el siglo XXI sigue suponiendo una amenaza potencial para la paz en diferentes regiones del mundo. Algunas de estas armas, con capacidad de destrucción masiva, pueden estar no sólo en poder de las grandes potencias, sino tambiénPage 166de potencias regionales y países del Tercer Mundo, pero incluso podrían llegar a manos de organizaciones terroristas. No es raro, por tanto, que la Doctrina del Ejército de Tierra de España y de la OTAN incluya la Inteligencia NBQ como uno de los principios de la Defensa NBQ1. Esto se debe a que sólo un análisis preciso y actualizado de la situación NBQ en un área de operaciones militares permitirá a una unidad militar llevar a cabo las acciones necesarias para hacer frente a dicha amenaza. Para ello, todo mando de unidad deberá contar con la suficiente información previa y el asesoramiento de un equipo multidisciplinar experto —que incluya desde especialistas en Defensa NBQ hasta personal sanitario y jurídico, entre otros— que le permita un correcto análisis de la información para posteriormente tomar todas las decisiones relacionadas con los aspectos de Defensa NBQ de su unidad.

A lo largo de la historia, grupos terroristas han empleado o han amenazado con utilizar agentes o materiales NBQ. Sin embargo, y a pesar de la amplia publicidad que se le ha dado a esta amenaza, pocos atentados terroristas de este tipo han conseguido causar un elevado número de víctimas. Entre estos pocos casos destaca la secta Rajneeshee, que buscaba incapacitar a la población mediante el uso de un agente biológico, con el fin de influir así en las elecciones locales del condado de Wasco (Estados Unidos) que se celebraban en noviembre de 1984. Esta secta llegó a hacer una prueba antes de las elecciones, que consistió en contaminar alimentos de distintos restaurantes de la ciudad de The Dalles, dando lugar a varios brotes de salmonelosis entre septiembre y octubre que provocaron al menos 751 afectados — ninguna víctima mortal— (Pita y Gunaratna, 2008). Pero quizá el caso más conocido es el de la secta Aum Shinrikyo, que en 1994 y 1995 llevó a cabo diversos atentados con agentes neurotóxicos de guerra que en total causaron algo menos de veinte muertos y unos dos mil intoxicados (Pita, 2008: 437- 460). El resto de casos descritos en fuentes abiertas sobre el uso de agentes biológicos o químicos suelen referirse al uso de los mismos con intenciones criminales en atentados selectivos o con fines de extorsión, así como a engaños en los que los grupos terroristas hacían creer que disponían de estos agentes (Pita, 2008: 405-436; Pita y Gunaratna, 2008).

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Por el contrario, el número de casos relacionados con armas nucleares o radiológicas es mucho menor. Se han producido algunos ataques aislados a instalaciones nucleares con mínimas consecuencias y que en ningún caso supusieron una amenaza grave para la seguridad de las mismas. También se han producido amenazas de uso de dispositivos nucleares que nunca se han materializado, y en ningún caso se confirmó que la organización terrorista dispusiera de dicho dispositivo. El primer grupo terrorista que decide poner en marcha un programa nuclear fue Aum Shinrikyo, cuyo interés por estas armas provenía de la experiencia japonesa de los ataques de Hiroshima y Nagasaki en la II Guerra Mundial; del fin de la Guerra Fría, acompañada de las discusiones sobre el futuro y la seguridad de los arsenales nucleares de la antigua Unión Soviética; y de la información sobre el programa nuclear iraquí tras el inicio de las inspecciones de la Comisión Especial de la ONU (UNSCOM) y del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA)2. En 1992, Aum intentó sacar provecho de su influencia en el Gobierno ruso con el fin de adquirir un arma nuclear. Se sabe que Kiyohide Hayakawa, ministro de la Construcción de Aum, realizó diversos contactos en Rusia con este objetivo (Bunn et al., 2005; Daly et al., 2005: 6-21; Kaplan y Marshall, 1996: 190). Tras su fracaso para adquirir un arma nuclear, la secta se planteó la opción de fabricarla con sus propios medios, para lo cual estudió la posibilidad de construir una mina de extracción de uranio en Banjawarn (Australia). Finalmente, la dificultad que suponía la fabricación de este tipo de dispositivos hizo que Aum abandonase su programa nuclear y centrase sus esfuerzos en los programas de armas químicas y biológicas.

Hasta el día de hoy y según fuentes abiertas, los terroristas chechenos son los únicos que han llegado a fabricar un artefacto de dispersión radiológica (RDD) del tipo «bomba sucia», si bien la composición del artefacto no estáPage 168del todo clara —aunque el radioisótopo utilizado parece haber sido el cesio 137— (Jenkins, 2008: 78-79, 384 [nota 19]). El artefacto fue colocado por un grupo liderado por Shamil Basayev en el parque Izmailovsky de Moscú, en noviembre de 19953. Los motivos por los que no se hizo explotar no están claros, pero el que llamasen a un medio de comunicación para informar de su colocación, además de la falsa información sobre la colocación de otros artefactos en Moscú, indica que buscaban publicidad, intentando quizá forzar las negociaciones con el Gobierno ruso. De hecho, Basayev ya lo había conseguido en junio de ese mismo año, al secuestrar un hospital en la ciudad de Budyonnovsk. Lo que está claro es que, como demuestran sus acciones terroristas en el teatro de Dubrovka o en una escuela en Beslan, entre otras, los terroristas chechenos no tienen reparos a la hora de cometer atentados que causen un elevado número de víctimas. Tras el incidente en el parque Izmailovsky, las autoridades rusas han hecho público en varias ocasiones el hallazgo de explosivos y material radiactivo que hace pensar que no han abandonado la idea de utilizar un RDD (Jenkins, 2008: 82-83; Leader, 1999). Igualmente, se ha informado de intentos de robar o atacar instalaciones nucleares rusas (Bunn et al., 2005).

Actualmente es difícil hacer un análisis real de la amenaza nuclear del terrorismo yihadista, lo que dificulta a su vez la elaboración de los análisis del riesgo y el diseño de las respuestas apropiadas. La propia Al Qaeda se aprovecha de este hecho, utilizando el «terror nuclear» —algo muy distinto al «terrorismo nuclear»—, es decir, amenazando con utilizar este tipo de armas, para crear una sensación de inseguridad en la población, incluso aunque no dispongan de una capacidad real. El empleo de un arma nuclear o un RDD dependerá no sólo de las intenciones de uso, sino de las capacidades de proyección de un arma nuclear o de los medios de diseminación de material radiactivo.

Todo lo anterior nos muestra la necesidad crucial de entender la extensión de la amenaza nuclear y nos lleva a hacernos una serie de preguntas no sólo sobre las intenciones sino sobre las capacidades de un grupo terrorista: ¿sería fácil para un individuo o para un grupo de personas obtener o fabricarPage 169un arma nuclear o un RDD? Pero, todavía más importante, una vez obtenidas, ¿sería fácil su empleo? Hoy en día es raro el foro relacionado con temas de seguridad y defensa, e incluso en otros de diferente índole, en el que no se traten las «armas de destrucción masiva» (ADM). Sin embargo, sorprende el gran desconocimiento que tienen muchos analistas sobre las armas NBQ, a pesar de la supuesta importancia que se les da a las mismas. Este desconocimiento y el interés mediático de tratar la amenaza NBQ suponen, en muchos casos, que el resultado final sea la desinformación del gran público. Pero el analista de Inteligencia NBQ no puede caer en este error y debe tener una preparación específica, así como acceso a diferentes fuentes no sólo militares o policiales, sino científicas, que permitan una correcta elaboración de inteligencia. Muchos malos productos de inteligencia realizados sobre la amenaza NBQ y difundidos a las autoridades políticas han tenido consecuencias muy negativas, puesto que su elaboración no tuvo en cuenta cuestiones básicas para la comunidad de Defensa NBQ. Pero para poder abarcar todas estas cuestiones es necesario que en la elaboración de la información trabajen equipos multidisciplinares, ante la imposibilidad de que un único analista sea capaz de conocer todos estos aspectos. Sirva como ejemplo la Estimación de Inteligencia Nacional (NIE) de 2002 sobre el peligro que suponía Irak y sus armas NBQ, que indicaba que Irak estaba volviendo a poner en marcha su programa de armas nucleares y calificaba esta conclusión como de «moderada confianza». Se basaba, en parte, en la evaluación de información sobre los intentos iraquíes de adquirir tubos de aluminio para ser utilizados en centrifugadoras de enriquecimiento de uranio. Posteriormente se comprobaría que los tubos de aluminio eran para producir cohetes, lo cual indica un fallo técnico en el análisis de la información —incluida una mala interpretación de los informes científicos sobre dichos tubos— (The Commission on the Intelligence Capabilities of the United States regarding Weapons Of Mass Destruction, 2005: 52-73).

2. Actividad nuclear

Antes de comenzar a analizar la amenaza del terrorismo nuclear, es necesario conocer un factor determinante: la actividad nuclear. La actividad nuclear tiene un ámbito de aplicación muy amplio, ya que su definición implica ac-Page 170tividades que se ocupan de la energía nuclear, de las aplicaciones médicas, de los radioisótopos y de las fuentes radiactivas, entre muchas otras. Ahora bien, si nos limitamos a aquellas actividades que pueden tener consecuencias relevantes en el ámbito tecnológico, político o socioeconómico, el concepto «actividad nuclear» se puede centrar en tres...

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