Las acciones de la inteligencia contra las amenazas en Iberoamérica

AutorConcepción Jiménez Gutiérrez
CargoCoronel de Infantería (D. E. M.). Universidad de Defensa de Honduras
Páginas13-34

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1. Breve reflexión sobre Seguridad-Desarrollo-Estado

Antes de profundizar sobre el tema de referencia y a manera de introducción, se han considerado necesarias unas reflexiones preliminares sobre algunos aspectos teórico-doctrinarios que regulan el concepto de seguridad na-Page 14cional, con el objetivo de recordar a todos aquellos que realizamos tareas orientadas a la seguridad integral, la gran responsabilidad que tenemos todos los ciudadanos de una nación en salvaguardar y asegurar a nuestros Estados frente a aquellas amenazas internas y externas que ponen en peligro la existencia de los mismos. «Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra y en todo animal que se arrastra sobre la tierra». El hombre, desde su creación, desde que fue establecido en la tierra, y a diferencia del animal, utilizó su razón buscando preservarse. El animal lo hace por instinto y, por tanto, su comportamiento no pasa de la conservación.

El género humano, tanto individual como colectivamente, no puede ser concebido sin el espacio, elemento del cual es inseparable. El espacio es por tanto esencial para la supervivencia del género humano, y existió antes que él. En consecuencia, la defensa primaria que realiza es la de su espacio, el cual lo contiene. Ello es así porque, además de subsumirlo, le proporciona los recursos fundamentales para su bienestar. Cuando ese espacio donde existe no le suministra esos recursos, el hombre procura conseguirlos utilizando para ello, primero, el recurso de la negociación y, por último, el de la fuerza.

El uso del poder está entonces siempre en la acción del hombre en la búsqueda de su bienestar, obteniendo los recursos que le posibiliten tener y asegurar en el futuro su calidad de vida, recursos que pasan a ser su patrimonio. Bajo ese instinto natural de preservación y convivencia, que busca alcanzar el ser humano de manera individual y colectiva, en la actualidad existen tres elementos que están estrechamente vinculados y son: Seguridad-Desarrollo-Estado, entendidos estos tres aspectos como el andamiaje necesario que necesitan las naciones para desenvolverse bajo su propia idiosincrasia, dar cumplimiento a sus fines supremos y esenciales y, como consecuencia de ello, impulsarse hacia el progreso.

Doctrinariamente se conceptualiza al Estado como la sociedad organizada jurídica y políticamente sobre un determinado territorio y bajo una misma autoridad que es el Gobierno. De este ámbito, se derivan los fines supremos y esenciales, implicando los primeros la creación de condiciones justas de vida para asegurar la defensa permanente de la persona humana, el respeto de su dignidad, su existencia, desarrollo y realización; y los segundos, o sea los esenciales, que constituyen básicamente el bienestar general y la seguridadPage 15 integral, materializando así en términos generales la aspiración más grande de los seres humanos, como es el bien común.

Como existen fuertes vasos comunicantes entre la figura del Estado, aparece el elemento seguridad, entendida ésta como la necesidad básica de la persona y de los grupos humanos y un derecho inalienable del hombre y de las naciones. El concepto de seguridad representa así, en un mundo perturbado, un valor extraordinario bajo cualquier percepción con que sea apreciado, ya que trae implícita una noción de garantía, protección o tranquilidad, frente a las amenazas o acciones adversas a la propia persona, a las instituciones y al propio Estado.

En términos generales, puede afirmarse que para que el Estado pueda alcanzar el desarrollo y la seguridad, se hace necesario que esté dotado de la facultad de organizar y dirigir su vida interna sin interferencias ni imposiciones, poder disponer libremente de sus recursos y actuar autónomamente sin subordinación en el ámbito externo. Sin embargo, para que toda esta conceptualizacion se concrete en la práctica, se hace necesaria la plena y decidida participación de nosotros como agentes vinculados a la defensa de la patria, así como de toda la ciudadanía en general, incluyendo la cooperación internacional; esto tomando en cuenta que las amenazas emergentes o internas han adquirido características transnacionales, afectando a unos y a otros países, sin importar la lejanía o vecindad que exista, sin considerar si se trata de países desarrollados o en vías de desarrollo, ya que su finalidad es crear la anarquía en la conquista de sus objetivos.

2. Evolución de los organismos de inteligencia en Centroamérica

Para Honduras y otros países de Centroamérica, la década de los noventa significó el comienzo de una nueva época. Los acontecimientos a finales de los años ochenta obligaron a los gobiernos de turno a experimentar un proceso de cambio social intenso y significativo sobre la base de la negociación, el diálogo y en contextos de no enfrentamiento militar. Se privilegiaron los procesos de negociación, se institucionalizó el sufragio como mecanismo de sustitución de gobierno, se eligieron civiles para los cargos de gobierno y se resolvieron los conflictos armados. Honduras inició por fin la senda de la democratización.

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Pero había que atender también a los problemas heredados por los conflictos bélicos, pues la desaparición de la guerra no significaba que hubiesen desaparecido sus causas. Por el contrario, el extenso período de conflicto armado había ayudado a que la pobreza e insatisfacciones entre los centroamericanos crecieran. Los cambios políticos se acompañaron, entonces, con otros procesos de carácter socioeconómico que vinieron parcialmente a aminorar la crisis, pero no a superarla. Avances, dificultades y retos han sido los elementos más significativos en los procesos de las dos últimas décadas para Centroamérica. No obstante, la transición, aunque avanza, no es un proceso cumplido, ya que el pasado se resiste a abandonar sus privilegios y presiona por mantenerlos.

Sociedades altamente divididas, política y económicamente, caracterizan el escenario interno de cada uno de los países de la región; sumidas en controversias geopolíticas, no han constituido hasta ahora ningún obstáculo para que se avance sin interferencias hacia la paz y fortalecimiento de los procesos democráticos. Sin duda alguna, los más destacados logros de las últimas décadas tienen que ver con la transición política experimentada por las sociedades centroamericanas en función del Sistema de Integración Centroamericano (SICA). Y uno de los principales es el marco común de las relaciones militares-policiales que el Tratado Marco de Seguridad Democrática en Centroamérica ha logrado conformar, en este caso, teniendo como objetivo que los cuerpos de inteligencia de la región sustenten sus acciones en la supremacía y el fortalecimiento del poder civil, el balance razonable de fuerzas, la seguridad de las personas y de sus bienes, la superación de la pobreza y la indigencia extrema, la promoción del desarrollo sostenible, la protección del medio ambiente, la erradicación de la violencia, la corrupción, la impunidad, el terrorismo, la narcoactividad y el tráfico de armas.

Efectivamente los cuerpos de inteligencia centroamericanos, incluyendo Honduras, han experimentado junto a otros actores fácticos del poder nacional, acuerdos que han dado lugar a redefinir su misión, a sumar al rol tradicional de defensa la problemática que se presenta en el ámbito de la seguridad interior, con respecto a las amenazas emergentes, en particular el terrorismo, narcotráfico, tráfico de armas, tráfico de ilegales y pandillas juveniles.

Al observar el título de nuestro comentario, evidentemente resulta complejo dimensionar una prospectiva que englobe una evaluación milimétrica de la amenaza; sin embargo, los mismos acontecimientos que han ocurridoPage 17 nos indican cuál es el espectro del peligro que nos acecha y estimula a preguntarnos qué debemos hacer como parte de los esquemas de seguridad para analizarlos y diseñar un plan confiable para contrarrestarlos.

No obstante lo anterior, tomando como punto de referencia las amenazas emergentes ya mencionadas, se ha hecho un esfuerzo, puesto que es sumamente importante desarrollar un diagnóstico que nos conduzca al planteamiento posterior de alternativas.

3. Transición de las amenazas emergentes

Al igual que los cuerpos de inteligencia de Centroamérica, las amenazas emergentes o no tradicionales, como también se conocen, han evolucionado, puesto que ahora no sólo realizan sus actividades delictivas de manera individual o aisladas unas de otras, sino que se articulan en lo que se conoce en Centroamérica como Transnacionalización del Crimen Organizado, entendida como el establecimiento de lazos comunicantes de tipo delictivo entre unas y otras amenazas emergentes, sin importar el ámbito geográfico donde se desea operar.

En este sentido, el mosaico delincuencial y criminal que presenta Centroamérica es la operatividad racional de estructuras transnacionales que se expresan en diferente forma de articulación y similitud en el desarrollo de sus acciones delictivas. Estas amenazas se combinan básicamente en las cuatro que se mencionan a continuación: narcotráfico, tráfico de armas, tráfico de ilegales y pandillas juveniles o maras, las cuales operan de manera sincronizada en todo Centroamérica utilizando medios y recursos que en ciertos casos superan las capacidades de los cuerpos de seguridad de los Estados.

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