Instituciones de Derecho Civil

AutorLa Redacción
Páginas722-724

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Instituciones de Derecho Civil, por el doctor don Felipe Clemente . de Diego, Presidente del Tribunal Supremo, Catedrático de Derecho Civil. Nueva edición, revisada y puesta al dia por Alfonso de Cossío y Corral, Catedrático de Derecho Civil, y Antonio Güllón Ballesteros, Profesor adjunto de Derecho Civil. Madrid, 1959. Tres tomos encuadernados en tela.

El tomo I comprende la Introducción, Parte general, Propiedad y Derechos reales. El II, el Derecho de Obligaciones, Contratos, Derecho de familia; y el III, el Derecho de Sucesiones. Impresión bien cuidada, de buena presentación, el éxito es seguro, pues el autor, de sobra conocido, es uno de los más finos juristas de la primera mitad del actual siglo y sus Instituciones perduran aún con la frescura de lo trascendente.

El prólogo, de Cossío, asegura que se ha procurado respetar íntegramente el texto primitivo, con las necesarias adiciones en diferente tipo de letra, la referencia a doctrinas recientes y la revisión total de la jurisprudencia y bibliografía. Por excepción, el Derecho hipotecario ha sido objeto de completa adaptación. Y es verdad; así se cumple el propósito al pasar de las páginas, para quienes lo estudiamos en tiempos juveniles.

Para nosotros, sus discípulos del primero y segundo cursos de Derecho Civil y aún más, discípulos incluso en los ejercicios de oposición al Cuerpo de Registradores, puesto que don Felipe formaba parte del Tribunal de la promoción de 192324, a la que me honro en pertenecer, la aparición de esta obra, completa (lo que no conocimos), representa un salto atrás en la vida, pues lo que afirma el prólogo fue vivido por nosotros: «Todas las mañanas, con precisión matemática, penetraba don Felipe Clemente de Diego en la sala de profesores de la Facultad de Derecho, en el viejo caserón de San Bernardo, con su paso reposado, sus grandes barbas, su mirada penetrante y tranquila y un pitillo entre los dedos, que había encendido en el coche al salir de casa y del que apuraba pausadamente las chupadas últimas antes de dirigirse al aula en que había de explicar su clase cotidiana». Hasta aquí, Cossío. Ahora sigo yo: la entrada en su clase de la grey estudiantil, era también reposada, serena, algunos para oir y aprender, otros..., DiosPage 723 sabe para qué. Su bondadosa voz, que nunca oí saliera del tono lento y pausado de un buen decir, se deleitaba en las explicaciones, siempre claras, metódicas, impregnadas de un romanismo integral (don Felipe fue uno...

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