Innovaciones financieras y desarrollo económico: El papel de las instituciones microfinancieras

AutorMario Zappacosta
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Introducción

Hace 40 años aproximadamente se pensaba que el crédito era una parte crucial de un conjunto de esfuerzos necesarios para hacer despegar la producción nacional de los países en vías de desarrollo e impulsar así su desarrollo económico. Los donantes bilaterales e internacionales mantenían créditos subvencionados con grandes sumas de dinero, destinados a la agricultura principalmente. El optimismo se mantuvo durante varias décadas hasta principios de los 80, cuando en numerosos programas de crédito empezaron a aparecer problemas de recuperación de los préstamos, debilidad institucional y dependencia de los fondos externos. Además, se ignoró en gran medida a un grupo de posibles clientes de los programas de crédito, como son los empresarios autónomos y las mujeres. La gravedad de estos problemas se fue haciendo cada vez más patente y el pesimismo fue creciendo hasta que a finales de los años 80, los principales donantes comenzaron a abandonar los esfuerzos crediticios y, en su lugar, se centraron cada vez más en mejorar los mercados financieros locales (Von Pischke, 1995).

Durante los años 90, la creciente competencia debida al proceso de globalización mundial y la escasez de donaciones internacionales y de crédito subvencionado hicieron necesaria la aparición de nuevas innovaciones financieras basadas en la autonomía local, la descentralización y la participación de la sociedad. Se va aceptando cada vez más que la provisión de servicios financieros que operan con depósitos y préstamos muy pequeños -de ahí el nombre de microfinanza- es un medio efectivo de reducir la pobreza. Establecer y mantener los mecanismos financieros que hagan posible que las empresas micro y pequeñas (MYPE) participen plenamente en la economía de mercado es una cuestión importante de la actual asistencia al desarrollo. En este contexto, cada vez es mayor el interés de las instituciones internacionales y de los programas de desarrollo nacionales por comprender la mejor forma de proporcionar servicios financieros a las MYPE (Comisión Europea, 1998).

Las instituciones microfinancieras

Las microfinanzas constituyen un proceso de ámbito local basado en instituciones locales, cada vez más del sector privado, que actúan como intermediarios que recogen recursos (ahorros, fondos) y los distribuyen (préstamos) en la misma comunidad de origen.

El principal objetivo de las instituciones microfinancieras (IMF) es proporcionar instrumentos financieros flexibles y adecuados, que no se consiguen generalmente de los bancos comerciales, a un mayor número de MYPE para cubrir las necesidades locales. Las MYPE suelen tener un acceso mucho más limitado al sistema bancario formal que las empresas grandes. Los bancos prefieren no realizar operaciones pequeñas de préstamos y depósitos debido a los elevados costes de transacción y al riesgo de no devolución. Además, las sucursales bancarias suelen estar ubicadas en zonas urbanas y no pueden dar servicio a los posibles clientes que viven en zonas rurales.

Las IMF pertenecen a sectores no bancarios principalmente, y cubren el segmento del mercado financiero existente entre el sistema bancario formal (comercial) y el sector crediticio informal. El abanico de las IMF es muy diverso e incluye cooperativas, instituciones de ahorro y préstamo, bancos en zonas rurales, entidades de crédito, cooperativas de crédito y organizaciones no gubernamentales (Otero y Rhyne, 1994).

Las IMF intervienen en transacciones financieras relativamente pequeñas para dar servicio a las MYPE, entre las que se encuentran las familias con bajos ingresos, los pequeños agricultores y otros que, en términos generales, no tienen acceso al sistema bancario. En los países en desarrollo, el sector MYPE da empleo a más de 500 millones de personas de población activa, de los que sólo unos 10 millones tienen acceso a servicios financieros diferentes al de los prestamistas (Otero y Rhyne, 1994).

Mejorar el acceso a servicios financieros solventes es un factor clave para adoptar y desarrollar tecnologías. Permite a los empresarios gestionar el riesgo e invertir libremente en nuevos proyectos de innovación. Por el contrario, la evidencia empírica ha demostrado el fracaso de los programas tradicionales de crédito subvencionado dirigidos a estimular a los empresarios a intervenir en tipos específicos de actividad económica y a adoptar tecnologías específicas (FAO/GTZ, 1998).

El modelo tradicional que considera el crédito solamente como un aporte necesario para desarrollar actividades que generan ingresos, frecuentemente dirigido a un segmento específico de población y como uno de los componentes de un proyecto, ha cambiado hacia el apoyo a instituciones financieras descentralizadas y al desarrollo de un sistema financiero local (FAO/GTZ, 1998). Este cambio coincidió con el cambio desde los flujos unidireccionales de subvenciones concedidas a beneficiarios de proyectos -finanzas como caridad- a contratos recíprocos entre instituciones y clientes que compran servicios financieros -finanzas como negocio- (Bennett y Cuevas, 1996).

El nuevo punto de vista de las finanzas como instrumento de desarrollo ofrece menos restricciones al uso de los créditos, reconociendo que los empresarios micro y pequeños son los que mejor saben utilizar el dinero en su situación y, en consecuencia, seleccionar la tecnología más adecuada (FAO/GTZ, 1998).

Los clientes de las IMF trabajan con volúmenes de préstamo pequeños, con frecuencia tienen problemas para conseguir un aval adecuado y suelen encontrarse dispersos geográficamente en el medio rural. Además, en muchos casos, la información sobre la solvencia del solicitante es formalmente escasa. Estas son las principales razones de los elevados costes de las transacciones y, por tanto, el escaso interés de los bancos comerciales.

En aras de la competitividad, las IMF adoptan técnicas de descentralización con las que pueden reducir los costes de las transacciones e incrementar su alcance y viabilidad. Las principales características innovadoras de las IMF se pueden resumir en los dos grupos siguientes.

Estructura administrativa. Situar las oficinas de préstamo cerca de los clientes, utilizar procedimientos de crédito simplificados y facilitar préstamos con un plazo adecuado contribuye a disminuir los costes de las transacciones. Las IMF suelen implicar directamente a los clientes en el proceso de gestión del préstamo, por ejemplo, en la evaluación del proyecto, en la selección de los clientes y en la devolución.

Gestión del riesgo. Muchas IMF no exigen un aval formal para acceder a los préstamos, sino que se fían de técnicas especiales para motivar las devoluciones. Los principales incentivos para conseguir un mejor cumplimiento por parte del solicitante son los préstamos concedidos por un grupo paritario, la responsabilidad conjunta y la posibilidad de acceso a préstamos futuros. Además, la formación de grupos juega un papel fundamental en la reducción del coste de recogida de información sobre la solvencia de los clientes y la factibilidad de sus proyectos.

Criterios de evaluación de las IMF

Es difícil realizar una evaluación rigurosa del impacto de las IMF sobre las MYPE, debido a los problemas metodológicos producidos por la fungibilidad del dinero (Yaron, 1992). También es difícil evaluar los efectos del crédito, por ejemplo en el crecimiento de la productividad laboral o en la creación de nuevo empleo, porque intervienen simultáneamente varios factores, como la asistencia técnica o la estructura organizativa. En términos generales, los resultados de las IMF se pueden evaluar mediante los cinco indicadores siguientes:

Autonomía. Expresa la capacidad institucional de ser independiente de subvenciones públicas o privadas. A largo plazo, las IMF que quieran obtener resultados satisfactorios no pueden depender permanentemente de las subvenciones. Necesitan obtener sus propios fondos, insistir en la recuperación total de los préstamos, cubrir sus costes administrativos y financieros mediante tasas de interés positivas y hacer cumplir de forma estricta las reglas del crédito.

Alcance. Se refiere al propósito fundamental de las IMF: proporcionar el acceso a servicios financieros de calidad a un elevado número de personas. Se puede medir evaluando el tamaño medio de los préstamos (como referencia del nivel de ingresos de los clientes), la estructura de la cartera (en forma de distribución de préstamos entre los clientes), el número de clientes y su incremento, el aumento del ahorro, la variedad de la oferta de servicios financieros, etc. Todos estos indicadores dan idea del tipo de clientela a la que se tiene alcance y de la satisfacción general con el servicio recibido.

Movilización del ahorro. Para la independencia y viabilidad de las IMF es esencial ofrecer facilidades para el ahorro según las necesidades de sus clientes. Los micro y pequeños empresarios normalmente adoptan formas de ahorro no monetarias (tierras, ganado, joyas) debido a la falta de facilidades de ahorro flexibles y accesibles y de tasas de interés positivas y atractivas. Sin embargo, si se les convence de que sus activos van a estar seguros, van a mantener su valor, tienen relativa liquidez y se van a colocar de forma adecuada, preferirán ahorrar en forma monetaria. Además, pueden utilizar sus depósitos como garantía para préstamos.

Depositar los ahorros en IMF en lugar de en bancos comerciales también supone una ventaja para toda la comunidad. Las IMF devuelven los ahorros en forma de préstamos al mismo grupo en donde se han generado, aumentando la disponibilidad de recursos para inversiones productivas, mientras que los bancos suelen preferir recolocar los ahorros en otros grupos o regiones, donde piensan que el riesgo de no devolución sea menor (Otero y Rhyne, 1994).

La acumulación de capital también es un indicador de viabilidad institucional, mostrando la confianza de los solicitantes y su deseo de establecer una relación duradera con las IMF.

Orientación de mercado. Definir las preferencias de la clientela es fundamental para seleccionar los mecanismos y productos financieros más adecuados. Dependiendo del tipo de cliente, las IMF deberían cubrir toda la gama de servicios financieros, incluyendo seguros y créditos destinados no directamente a las necesidades de producción, como gastos familiares extraordinarios. Además, los conceptos de las microempresas y de las familias con frecuencia se solapan, sobre todo en el sector rural, y sus necesidades financieras no suelen ser fáciles de distinguir.

Como negocio, las IMF no son el instrumento adecuado para llegar al 10-15% más pobre de la población. Las necesidades de los pobres no empresarios, que carecen por completo de recursos económicos, tienen que ser cubiertas por servicios no financieros en forma de seguridad social (Bennet y Cuevas, 1996).

Sistema de información para la gestión. Debido a su posición estratégica, las IMF suelen tener información completa y directa de los antecedentes y proyectos de sus clientes a un coste relativamente bajo. A medida que aumenta el alcance y crece el número de clientes y de préstamos, más necesitan las IMF adoptar sistemas adecuados de información para la gestión que les permitan procesar la información y, en consecuencia, reducir el tiempo y los costes de las operaciones.

Las IMF y las nuevas tecnologías

La provisión de servicios financieros adecuados -como ahorros, créditos, seguros, transferencias de dinero- así como otros contratos financieros -como créditos de proveedores, arrendamientos financieros (leasing), créditos para existencias, convenios interconectados comercio/crédito, etc.- son mecanismos poderosos con los que promover la difusión de las nuevas tecnologías. Las empresas micro y pequeñas están fuertemente expuestas al riesgo y no pueden compensar las fluctuaciones en los ingresos reduciendo el consumo, por lo que tienen que nivelar los ingresos evitando las oportunidades de riesgo, incluso aunque esto signifique reducir fuertemente los beneficios futuros. El acceso a facilidades de préstamo y ahorro ayuda a las micro y pequeñas empresas a hacer frente al riesgo y les da la oportunidad de sustituir las tecnologías tradicionales por nuevas tecnologías. En la agricultura, por ejemplo, los pequeños agricultores con un adecuado acceso a créditos y seguros se caracterizan por adoptar más rápidamente variedades de elevado rendimiento y por una actitud más positiva hacia llevar a cabo sus propias experiencias con el fin de adaptarse o desarrollar nuevas técnicas de producción (Banco Mundial, 1998).

A la vez que promocionan la difusión de las nuevas tecnologías entre sus clientes, las IMF por sí mismas tienen enormes posibilidades de adopción de nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) con el fin de reducir los costes y riesgos de las transacciones cuando tratan con pequeños clientes. Las TIC pueden mejorar las prácticas bancarias al proporcionar una mejor información sobre los clientes, automatizar la contabilidad de los préstamos y ahorros, mejorando los sistemas de información para la gestión, las operaciones de préstamo, la formación de los clientes, etc.

En particular, el seguimiento diario de los préstamos en las sucursales puede llegar a representar una enorme sobrecarga de trabajo: por ejemplo, una sucursal con 2.500 clientes, cada uno de los cuales puede tener cuatro préstamos y cuatro sistemas de ahorro, requiere procesar alrededor de 20.000 microtransacciones a la semana. La bajada de los precios de los aparatos electrónicos y el aumento de la potencia de los ordenadores personales supone que cada vez más IMF pueden permitirse el esfuerzo de automatizar sus operaciones y adoptar programas informáticos específicos de gestión financiera producidos por organismos especializados (véase Cuadro 1).

Cuadro 1. El sistema microbancario de la FAO

El sistema microbancario de la FAO fue creado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en 1988. Es un programa informático bancario para intermediarios financieros de tamaño pequeño y mediano y representa un avance pionero de bajo coste hacia la automatización. El sistema combina procesos de transacción en tiempo real, contabilidad general y funciones de recuperación de información con ordenadores personales baratos. A finales de 1998, se encuentra instalado en más de 1.000 instituciones de 26 países en vías de desarrollo de Asia, África y América Latina.

Fuente: FAO/GTZ, 1998

En el futuro, las IMF también incrementarán la utilización de Internet y otras nuevas TIC con el fin de disminuir los costes de las transacciones y compartir la información entre las oficinas centrales, las sucursales y los clientes. En los países en vías de desarrollo, la competencia en el mercado con una regulación gubernamental adecuada e incentivos puede estimular al sector privado a proporcionar infraestructuras y servicios y extender el uso de las nuevas TIC. En particular, la tecnología inalámbrica parece tener grandes posibilidades, suministrando servicios sin incurrir en los elevados costes de instalación de líneas fijas, sobre todo en las regiones con población dispersa y difíciles condiciones climáticas y orográficas, y con bajas exigencias de mantenimiento.

Por ejemplo, en Bangladesh, se ha puesto en marcha una red de teléfonos móviles cuyo objetivo es reducir el aislamiento de las aldeas rurales. Patrocinado por el Grameen Bank, un ejemplo de excelente funcionamiento de IMF reconocido internacionalmente, el proyecto pretende suministrar 900 teléfonos móviles GMS a 68.000 aldeas. Esto significa que, estableciendo teléfonos de pago en los pueblos, gestionados por clientes elegidos por el Grameen Bank, se llega a unos 100 millones de personas del medio rural. Este proyecto ofrece un beneficio doble: por una parte, al vender servicios de telefonía, los habitantes de las aldeas realizan una actividad generadora de ingresos y, por otra parte, tienen la oportunidad de comunicarse mejor y de compartir información (Banco Mundial, 1998).

Promoción de un entorno saludable para el desarrollo de IMF solventes

La experiencia internacional sobre mejores prácticas muestra que las IMF que tienen éxito suelen aprovechar un marco económico y político favorable. Para conseguir esta condición básica, los gobiernos nacionales pueden jugar un papel crucial para determinar la estabilidad macroeconómica, creando un entorno que posibilite el desarrollo del sector privado, diseñando políticas financieras y sectoriales adecuadas e imponiendo un marco legal y reglamentario apropiado (Comisión Europea, 1998; FAO/GTZ, 1998). En particular, pueden estimular el desarrollo de IMF solventes mediante la adopción de algunas de las acciones políticas siguientes:

La liberalización de las tasas de interés y la eliminación de los topes máximos permite a las IMF cobrar tasas de interés a coste total, lo que contribuye a su viabilidad financiera. De hecho, existe evidencia de que las empresas micro y pequeñas pagan a los prestamistas informales intereses superiores a los necesarios para la viabilidad institucional (Otero y Rhyne, 1994) y de que su problema principal es obtener mejor acceso a servicios financieros sólidos.

Las políticas monetarias eficaces de control de la tasa de inflación tienen un efecto positivo sobre la confianza en el sistema financiero y sobre el aumento del ahorro de las familias.

Las distorsiones en variables macroeconómicas clave (es decir, tipos de cambio sobrevalorados, condiciones comerciales adversas, políticas con desviaciones sectoriales) alteran los precios y provocan en los mercados financieros una dedicación de recursos a actividades de producción ineficaces. La reducción de estas distorsiones mejora la rentabilidad de las inversiones y, en consecuencia, la ejecución de las devoluciones por parte de los clientes.

En muchos países en vías de desarrollo, la captación de ahorros está restringida a las instituciones bancarias formales. Es necesario reformar adecuadamente la legislación y, por tanto, habría que implantar un sistema local de seguimiento y supervisión con el fin de proteger a los ahorradores frente al fraude.

Mejorar el sistema jurídico para hacer cumplir mejor los contratos reduce la incertidumbre y tiene efectos positivos sobre los costes de transacción de las IMF y puede reducir la necesidad de avales.

La integración de las IMF en el sistema financiero nacional contribuye a incrementar su alcance y viabilidad. Cuando las IMF operan de forma transparente y contable, es posible que los bancos estén interesados en tratar con ellas y darles acceso a préstamos comerciales o a inversión en acciones. Además, los bancos pueden proporcionar liquidez extra a las IMF con el fin de gestionar el riesgo de covarianzas debido al elevado grado de homogeneidad tanto de los proyectos de los clientes de las IMF como de los financiados. De hecho, su tamaño limitado supone que muchas IMF no puedan seguir una estrategia fuerte de diversificación de cartera. Se enfrentan a problemas de devolución, debido a los riesgos sistémicos que afectan a la mayor parte de sus clientes al mismo tiempo -como cambios de precios, inundaciones, sequías, etc.- y escasez o superávit de recursos financieros por una elevada concentración de demanda y oferta en algunos momentos del año.

Todavía se sigue haciendo un uso indebido de las IMF para cumplir los objetivos de equidad social y asistencia técnica. Se requiere, pues, una clara definición de los derechos y obligaciones de las IMF. Además, es necesario superar los déficits de conocimientos de los posibles usuarios sobre la existencia de oferta de servicios financieros y el acceso a los mismos. Esto exige acciones orientadas a proporcionar los denominados "bienes públicos", tales como desarrollo de recursos humanos y de información, que se deberían dirigir a los posibles usuarios a diferentes niveles (local, regional y nacional).

Por último, los gobiernos tienen que garantizar una regulación adecuada frente al poder de los monopolios de las TIC, que en la actualidad es el principal obstáculo para reducir los precios y por tanto, supone un bloqueo para el acceso a las nuevas tecnologías.

El papel de las instituciones internacionales

Las organizaciones internacionales pueden contribuir directamente a establecer y mantener unas IMF solventes, proporcionando recursos financieros y promocionando el proceso de creación de instituciones. En general, existe un amplio consenso en que estas organizaciones deberían modelar sus acciones con el fin de estimular las fuerzas del mercado y no desviarlas.

Es preferible canalizar los servicios financieros mediante préstamos, considerando las subvenciones y los donativos solamente como instrumentos temporales incluso aunque su papel sea importante en algunos casos especiales, como proporcionar capital de puesta en marcha de la actividad o como capital generador. En general, es preferible evitar subvenciones a largo plazo para bajar las tasas de intereses reales y cubrir los costes de explotación. Estos tipos de subvenciones son fáciles de introducir pero casi imposibles de eliminar (Schneider, 1997).

La formación es un factor importante que afecta al rendimiento de las IMF: tanto el personal de las IMF como sus clientes necesitan una formación especial si se quiere trabajar de forma eficiente. La integración de grupos infraatendidos en el sistema financiero supone cuantiosas inversiones para conseguir que los beneficiarios se conviertan en clientes, mejorar su confianza, conocimiento, capacidades e información y desarrollar la actitud correcta necesaria en los contratos en los que intervienen obligaciones recíprocas. Además, la adopción de sistemas automatizados de información para la gestión exige conocimientos técnicos locales sobre los equipos y programas informáticos con el fin de proporcionar la asistencia adecuada. Las instituciones internacionales pueden facilitar préstamos o subvenciones para cubrir todos estos costes.

Las instituciones internacionales deberían promocionar la creación de instituciones financieras de "segundo nivel" cuyo objetivo sea proporcionar servicios comunes a un grupo de IMF y crear el puente con los bancos comerciales.

Las instituciones internacionales también tienen el papel de asesorar a los gobiernos para introducir las acciones políticas apropiadas de regulación o desregulación, insistiendo en que los servicios financieros y sociales deben ser suministrados por instituciones diferentes, y difundiendo las "mejores prácticas" mediante conferencias, cursos de formación y material impreso.

Es necesario coordinar las acciones llevadas a cabo por diferentes instituciones internacionales. El número cada vez mayor de programas y proyectos dirigidos a los países en vías de desarrollo puede verse perjudicado por la competencia recíproca con un impacto negativo sobre el desarrollo de las IMF.

Por último, la creación de IMF solventes es un proceso a largo plazo. La introducción de innovaciones financieras y sus resultados esperados requieren tiempo para ser visibles y, en consecuencia, las instituciones internacionales necesitan comprometerse en un horizonte a largo plazo.

Conclusión

El entusiasmo que existe en todo el mundo por las microfinanzas y su potencial en la promoción del desarrollo económico mediante la provisión de servicios financieros a empresas de tamaño pequeño y medio exige una reflexión crítica. Proporcionar fondos no es en sí un objetivo final; es necesario crear y fortalecer instituciones solventes y viables y mezclar de forma adecuada servicios y agentes financieros y no financieros. Las instituciones internacionales, los gobiernos locales y los bancos comerciales necesitan cooperar activamente con las IMF, creando sinergias de acuerdo con sus mandatos y capacidades, para conseguir el éxito de las microfinanzas.

Es necesario analizar los resultados de las IMF y las características principales de su entorno con el fin de dar prioridad a las acciones que tienen que llevar a cabo los gobiernos locales y las instituciones internacionales. Habría que centrarse en la construcción de la institución y en el desarrollo del sistema financiero más que en proporcionar crédito subvencionado, como se hacía antes.

En conclusión, lejos de ser una panacea que solucione los problemas de desarrollo, es necesario incluir a las IMF en un conjunto de instrumentos que puedan utilizar los políticos para promocionar el desarrollo económico. También es previsible un posible papel de las IMF en las Regiones Europeas Menos Favorecidas y, especialmente, en los países del Centro y del Este de Europa que tienen previsto adherirse a la UE en el futuro.

Palabras clave

innovaciones del mercado financiero, microfinanzas, instituciones microfinancieras, empresas de tamaño micro y pequeño

Agradecimientos

El autor agradece enormemente los valiosos comentarios de Mr. Anthony Slangen, FAO.

Referencias

Bennett, L. y C. Cuevas, eds. Sustainable Banking with the Poor, Número especial de Journal of International Development, Vol 8(2), 1996.

Comisión Europea, Microfinance and Poverty Reduction, COM(98)527, 1998.

Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO)/Deutsche Gesellschaft fur Technische Zusammenarbeit (GTZ), Agricultural Finance Revisited: Why?, FAO, Roma, 1998.

Otero, M. y E. Rhyne, eds. The New World of Microenterprise Finance. Building Healthy Financial Institutions for the Poor, IT Publications, Londres, 1994.

Schneider, H. ed. Microfinance for the Poor?, IFAD/OCDE, París, 1997.

Banco Mundial, World Development Report 1998/99: Knowledge for Development, Oxford University Press, Nueva York, 1998.

Von Pischke, J. D. Analytical and Public Policy Issues in Promoting Innovation in Rural Financial Markets, Quarterly Journal of International Agriculture, Vol 34(2), 1995, p.121-131.

Yaron, J. Successful Rural Finance Institutions, World Bank Discussion Paper 150, The World Bank, Washington D.C., 1992.

Contacto

Mario Zappacosta, IPTS

Tel.: +34 95 44 88 232, fax: +34 95 44 88 326, correo electrónico: Mario.Zappacosta@jrc.es

Sobre el autor

Mario Zappacosta es doctor en Economía Agraria por la Universidad de Módena, Italia. En 1995 trabajó en el Departamento de Sociología Rural de la Universidad de Wisconsin, Madison (USA) como científico visitante. Antes de incorporarse al IPTS en julio de 1998, trabajó en Costa Rica como Experto Asociado en Economía Rural en la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

The IPTS Report, is the refereed techno-economic journal of the IPTS,

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