La inmigración en tiempos de crisis. Anuario de la Inmigración en España 2009, Barcelona: CIDOB/Bellaterra, 2010.

AutorEliseo Aja - Joaquín Arango - Josep Oliver Alonso
Páginas155-158

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La tercera edición del Anuario de la inmigración en España, dirigida por Eliseo Aja, Joaquín Arango y Josep Oliver Alonso, abor-

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da nuevamente el fenómeno inmigratorio en España desde una perspectiva jurídica, económica y sociológica. Si en la entrega de 2007 las principales cuestiones fueron en torno al aumento de los flujos migratorios y la aplicación de nuevas políticas y medidas legislativas, la de 2008 señalaba la encrucijada hacia un cambio de tendencia que ha quedado confirmado en la edición de 2009, centrada ya de lleno en la crisis económica y su influencia en las diversas facetas de la realidad migratoria.

No es pues de extrañar que muchos de los capítulos de esta edición se centren en los efectos de la crisis sobre los flujos migratorios y la situación socio-económica de la población inmigrada. Como común denominador, estos capítulos señalan una reducción de los flujos de entrada y un fuerte aumento de la tasa de desempleo. No obstante, la perspectiva o el enfoque de estos capítulos es diverso. Domingo y Recaño (capítulo 10) realizan un exhaustivo estudio de las entradas y las salidas de inmigrantes, diferenciando distintos colectivos y ofreciendo datos desagregados por comunidades autónomas. Garson y Dumont (capítulo 3) analizan el impacto de la crisis económica sobre el mercado laboral en el conjunto de los países de la OCDE. Oliver Alonso (capítulo 5) se centra en el impacto de la crisis sobre el empleo de los inmigrantes en España. Este capítulo señala dos cuestiones particularmente relevantes: el motor del aumento del paro entre la población inmigrada ha sido el crecimiento de la población activa y la destrucción de empleo en este colectivo ha sido menor que entre los nativos. Finalmente, Alloza, Anghel y Vázquez (capítulo 6) proponen un modelo empírico a partir del cual estiman el stock y el flujo de inmigrantes durante el período 2009-2014.

Siguiendo la tradición de las ediciones precedentes, este anuario presta también una especial atención a los cambios legislativos y de jurisprudencia. En relación a la reforma de la Ley de Extranjería, Aja (capítulo 2) valora las principales novedades respecto a cuestiones tales como los derechos y las libertades de los extranjeros, el nuevo trato que merece la reagrupación familiar o la nueva regulación propuesta para luchar contra la inmigración irregular. Montilla y Rodríguez (capítulo 11) repasan la actividad normativa del Estado y, entre otras cuestiones, destacan la escasa incidencia de las medidas adoptadas para favorecer el retorno de los extranjeros en situación de desempleo a sus países de origen. Olesti (capítulo 12) analiza las normativas y políticas a nivel europeo y, de forma especial, la Directiva relativa a procedimientos y normas comunes en los Estados miembros para el retorno de los nacionales de terceros países que se encuentren ilegalmente en el territorio. Finalmente, García Vitoria y Santolaya Machetti (capítulo 13) y García Roca y Díaz Crego (capítulo 14) se centran en el análisis de la jurisprudencia, en el primer caso en relación a la denegación de entrada y salidas obligatorias y en el segundo respecto al derecho de extranjería y jurisprudencia del Tribunal Constitucional, Tribunal Europeo de Derechos Humanos y Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas.

El análisis de las políticas de inmigración constituye el tercer eje temático del libro. Tras analizar la Directiva del Retorno, el Pacto Europeo sobre Inmigración y Asilo, la extensión del derecho de voto de los inmigrantes y la reforma de la Ley de Extranjería, Arango (capítulo 4) concluye que la política de inmigración no se ha visto modificada sustancialmente. De hecho, tal como también señala Aja (capítulo 2), la reforma de la Ley de Extranjería supone el traslado a la ley de la laboralización de la política de inmigración realizada por el Reglamento de 2004. Si los ejes fundamentales de la política de inmigración no se han visto alterados, cabe preguntarse entonces cómo se explica la reducción de los flujos migratorios. Como se afirma en la introducción de este libro, y como también señalaron otros autores en relación al parón de la inmigración laboral en el Norte de Europa tras la crisis económica de 1973, la reducción de las entradas legales no ha resultado

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de un cambio de política del gobierno sino «del carácter regulador de los mecanismos establecidos para el acceso legal de los extranjeros al mercado de trabajo» (pág. 14) y, podríamos añadir aquí, de la reducción de las ofertas de trabajo imprescindibles para tramitar el visado de entrada y residencia en el país.

De forma transversal, diversos capítulos apuntan a la necesidad de determinadas políticas en el nuevo contexto de crisis económica. Por un lado, unos autores reclaman ajustes en la regulación de la entrada y estancia de los trabajadores inmigrantes. En relación a la entrada, tal como señala Aja, el debate se articula en torno a la demanda de trabajo foráneo como criterio preeminente para la determinación del número de inmigrantes admitidos cada año. Mientras que el Consejo Económico y Social propugna que la entrada de inmigrantes se adapte a las necesidades de mano de obra y que las no vinculadas a la vía laboral (reagrupación familiar y asilo) no sean superiores a las primeras, el Foro para la Integración propone un enfoque menos ligado al mercado laboral y centrado en el concepto de «capacidad de acogida». En relación a la estancia, autores como López y Ferragut (capítulo 7) ven en la articulación de un sistema de contrataciones temporales en origen (y en la aplicación de medidas que incrementen la temporalidad de los visados) la mejor medida para ajustar la oferta de trabajo a los vaivenes del mercado laboral. Teniendo en cuenta las experiencias de trabajadores invitados o guestworkers en el Norte de Europa y las consecuencias de la temporalidad de los permisos de residencia en España en las últimas décadas, cabría preguntarse hasta qué punto no es una ficción pensar que la inmigración es un proceso «gestionable» en su doble camino de ida y vuelta.

Por otro lado, otros autores reclaman la necesidad de mantener y reforzar las políticas de integración en tiempos de crisis. Si bien ésta es una afirmación compartida por la mayoría de autores, cabe señalar aquí los trabajos de Oliver (capítulo 5), Cebolla (capítulo 9) y Alemán (capítulo 8). Según Oliver, a la luz del impacto de la crisis laboral sobre el mercado de trabajo, una política de formación continua y ocupacional adquiere una mayor importancia. Cebolla, tras cuantificar y explicar la desventaja escolar de los hijos de inmigrantes en la educación secundaria en España, pide medidas con objetivos a medio y largo plazo (y no sólo programas de acogida de los recién llegados) para garantizar un sistema educativo equitativo que neutralizara la desventaja de clase así como la relacionada con el estatus migratorio. Finalmente, Alemán pronostica que, como consecuencia de la crisis, las demandas de servicios y ayudas por parte de la población inmigrada se multiplicarán, serán más heterogéneas y se prolongarán durante más tiempo. Pide, por lo tanto, ensanchar los objetivos de los servicios sociales, activar un enfoque proactivo, promover la coordinación de la red de servicios y equipamientos, mejorar los instrumentos informativos y aumentar la información estadística disponible sobre la inmigración y los servicios sociales.

En continuidad con los dos años precedentes, podemos concluir que esta tercera edición del Anuario de la inmigración en España es una valiosa fuente de información y análisis sobre los cambios socio-económicos, políticos y legales en torno a la inmigración en España. Ahora bien, si la edición de 2009 es o pasa a ser la edición de la crisis, faltarían algunas cuestiones importantes por analizar. Si por el contrario la crisis sigue siendo uno de los ejes centrales de las próximas ediciones, entonces son cuestiones que quedarían pendientes. En primer lugar, aunque sí se menciona, cabría entrar a considerar más a fondo la relación entre estatus legal y empleo. Si la crisis económica conlleva una destrucción de empleo, es importante analizar con detalle qué implica la imposibilidad de tener un contrato a la hora de la regularización o la renovación del permiso de residencia. En otras palabras, ¿hasta qué punto una mayor precariedad

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laboral lleva a una mayor precariedad legal En segundo lugar, esta edición presta poca atención a las políticas de integración. En un contexto de crisis, cabría preguntarse hasta qué punto y cómo una reducción del gasto público afecta la práctica e implementación de estas políticas. Finalmente, es importante también estudiar hasta qué punto la crisis económica tiene un impacto sobre la opinión pública y discursos políticos en torno a la inmigración. En este sentido, habrá que analizar en futuras ediciones cuestiones tales como las prohibiciones de la burka y el niqab en equipamientos municipales o el debate en torno a la inscripción en el padrón de los inmigrantes en situación irregular.

BLANCA GARCÉS MASCAREÑAS

GRITIM-Universitat Pompeu Fabra, Barcelona

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