Informe del Canadá y de los Estados Unidos

AutorProf. Gilles Trudeau
Cargo del AutorUniversidad de Montreal

LA HUELGA EN EL CANADÁ Y EN LOS ESTADOS UNIDOS: DE UN PASADO GLORIOSO A UN FUTURO INCIERTO

I. BREVE INTRODUCCIÓN

La huelga está situada en el centro mismo del sistema de relaciones industriales que ha prevalecido durante la mayor parte del siglo XX, tanto en Estados Unidos como en el Canadá. Gracias a la huelga, el movimiento sindical ha podido imponerse tanto a los empresarios generalmente hostiles a ella, como a los gobiernos recalcitrantes o indiferentes frente a ella. Y gracias a la huelga, ha podido implantarse un verdadero sistema de libre negociación colectiva, que se ha convertido en el principal modo de regulación de las condiciones de trabajo en América del Norte272.

Ahora bien, hoy la huelga, en cuanto acción de reivindicación sindical, está en crisis. Una crisis, por otro lado, que en América del Norte es una crisis común con la del movimiento sindical, y con la del sistema tradicional de relaciones industriales al que la huelga pertenece. Y una crisis profunda, que afecta tanto a la ideología de la huelga y a los objetivos que la alimentan, como a las formas de acción y de solidaridad a través de las cuales la huelga se manifiesta. Por otro lado, son también múltiples las causas de la crisis. Estas tienen que ver, al mismo tiempo, tanto con los nuevos valores que comparten muchos trabajadores como con el contexto económico en el que evolucionan los actores sociales.

Pero así y todo, la huelga sigue siendo todavía un modo central de reivindicación profesional. Igual que es un vehículo privilegiado de expresión de la solidaridad obrera, y, por ese motivo, un instrumento de reivindicación política e ideológica. El texto que sigue pretende hacer un balance que exprese dónde estamos en el tema de la huelga en el Canadá, sobre todo en el Canadá, pero también en los Estados Unidos. Aunque sólo fuera porque los dos países comparten un sistema de relaciones industriales similar, lo suficientemente como para permitir un tratamiento paralelo del tema.

La primera parte del análisis esboza, a grandes rasgos, el marco en el que se encuadra jurídicamente la huelga tanto en el Canadá como en los Estados Unidos. Para hacerlo, nos es preciso retroceder a los orígenes del reconocimiento del derecho de huelga en la sociedad norteamericana, y situar a la huelga en el contexto de las estrategias de acción del mundo sindical que se había constituido gracias a la revolución industrial del siglo XIX. Sólo después de esa vuelta al pasado, se puede describir el encuadramiento jurídico contemporáneo de la huelga y de los incidentes que normalmente la acompañan.

La segunda parte de mi análisis pretende, más bien, hacer un balance sumario de la huelga en América del Norte. Sólo después de haber pasado lista a los principales indicadores estadísticos de la huelga, se pueden abordar los problemas y cuestiones que hoy plantea su ejercicio. Por su parte, las constataciones implicadas en éstos nos permitirán abrir una discusión sobre el futuro de la huelga en un entorno económico y social que es muy diferente del entorno en el que la huelga conoció su apogeo.

II. PARTE 1ª: EL ENCUADRAMIENTO LEGAL DE LA HUELGA EN EL CANADÁ Y EN LOS ESTADOS UNIDOS

El derecho aplicable a la huelga está constituido por reglas que se han ido tejiendo lentamente en torno a la práctica social de los actores concernidos por ella. El estado actual del encuadramiento de la huelga no puede, por lo tanto, explicarse sin referirse previamente al desarrollo histórico del fenómeno social y al de las reacciones jurídicas provocadas por éste.

1. El nacimiento y la evolución del derecho de huelga en el Canadá y en los Estados Unidos

Los países occidentales han conocido las primeras formas modernas de manifestaciones obreras, cuando la primera revolución industrial hizo posible el advenimiento de la manufactura, y el desarrollo del régimen de salariado como modo de organización del trabajo humano. Esta revolución industrial se produjo más o menos temprano, al ritmo del desarrollo económico y social de cada país. Mientras que la acción de las organizaciones obreras se modeló de acuerdo con cada contexto nacional. Tratándose de América del Norte, no se puede perder de vista que fue en Estados Unidos donde se implantó antes que en ningún otro sitio la industrialización, y donde se desarrolló el sindicalismo obrero. Sin embargo, el Canadá, país menos poblado y esencialmente orientado a la explotación de los recursos naturales, siguió muy rápidamente una evolución similar a la de los Estados Unidos.

El sindicalismo se manifestó, de uno y otro lado de la frontera, en los oficios tradicionales a todo lo largo del siglo XIX. Y estas formas de asociación, con frecuencia efímeras, no debieron su éxito más que al control que pudieron ejercer sobre la oferta de trabajo en una localidad o en una región dadas. La huelga y el boicot, ejercidos contra los empresarios refractarios a reconocer la existencia de una asociación sindical o a plegarse a sus demandas, fueron los únicos medios de acción de que disponía el movimiento sindical para conseguir imponer su punto de vista. Ahora bien, estas organizaciones obreras fueron durante mucho tiempo ilegales, incluso penalmente, tanto en el Canadá como en los Estados Unidos. Formados ambos países por un reagrupamiento de las antiguas colonias británicas, tanto el uno como el otro habían construido su sistema jurídico a partir de la Common Law heredada de la metrópolis273. Y así fue como en toda América del Norte los reagrupamientos sindicales y sus manifestaciones fueron considerados como coaliciones ilegales y punibles, por impedir indebidamente el libre funcionamiento del mercado y del comercio (Beaulieu 1955, 45-47; Gould IV 1993, 9 y ss.). El reconocimiento de la libertad de asociación y del derecho a la huelga eligieron, sin embargo, caminos diferentes en los Estados Unidos y en el Canadá. Uno y otro constituirán sucesivamente el objeto de las páginas que siguen. Pero también será necesario recordar las orientaciones ideológicas y los modos de acción del movimiento sindical desarrollado en cada uno de los dos países.

A) Las orientaciones americanas

En los Estados Unidos, las primeras asociaciones obreras se manifestaron de manera esporádica desde el principio del siglo XIX. Generalmente se trataba de reagrupaciones de oficio, que se desarrollaban a la escala de la ciudad. Se intentaba con ellos obtener un salario uniforme, forzando a cada empresario de la ciudad a respetar una tasa de salario indicada en un documento (Bill of Wages) elaborado en asamblea sindical. La reducción del tiempo de trabajo constituía también una reivindicación sindical importante. Estas reagrupaciones aparecían y desaparecían al ritmo de los ciclos económicos, a causa de que debían enfrentarse con una represión gubernamental, policial y judicial constante, que el derecho de la época justificaba (Collomp 1944, 62-62). También muchos pequeños partidos locales nacieron para trasladar a la escena política las aspiraciones sociales de los trabajadores.

A partir de 1850, con motivo del desarrollo económico y de la expansión hacia el Oeste, muchas organizaciones locales de oficio se transforman en sindicatos nacionales. A pesar de los impedimentos económicos y jurídicos, los efectivos de éstos aumentan significativamente, y su acción reivindicativa se hace más fuerte. Algunas huelgas, especialmente en los ferrocarriles, adoptan una amplitud nacional. Importantes confrontaciones ideológicas tienen lugar en el seno del movimiento sindical, que entre tanto ha sido duramente sacudido por las ideas socialistas importadas de Europa. La represión sangrienta de la huelga general de Chicago, en mayo de 1886, y, sobre todo, la ola de represión que la sigue, representan un golpe fatal para el movimiento socialista y anarquista que la había organizado. Y fue así como, en los decenios subsiguientes, la American Federation of Labor (A.F.L.), un reagrupamiento de sindicatos de oficio dirigido por Samuel Gompers, se impone como principal reagrupación sindical nacional. Bajo su égida, se definen las principales características de la acción sindical americana, características que aún prevalecen hoy muy ampliamente.

Las reivindicaciones de la A.F.L no se orientan a otra cosa que a mejorar las condiciones materiales de sus miembros. Se trata de conseguir de cada empresario lo más que sea posible, utilizando la fuerza de choque económica que proporciona la solidaridad sindical. No se contestan en modo alguno los fundamentos del sistema capitalista. Todo lo contrario. Es en el interior mismo del sistema, utilizando los resortes que les proporciona éste, como los miembros de las uniones sindicales piensan conseguir la parte de riqueza que pretenden como suya. La acción sindical no está fundada sobre una solidaridad de clase (Bock 1971, 1400-1404). Queda completamente descartada la acción política directa, especialmente la promoción de un partido político obrero, para no privilegiar otra cosa que la acción reivindicativa profesional. En muchos oficios, particularmente en los de la industria de la construcción, la unión sindical consigue controlar la oferta de mano de obra cualificada, especialmente gracias al monopolio que detenta sobre la formación y la calificación profesional. El empresario se ve obligado a reconocer al sindicato y aceptar sus condiciones para tener la mano de obra que desea. Además, ésta se niega a trabajar al lado de trabajadores no sindicados. En otros sectores industriales, es la amenaza o el recurso a la huelga y al boicot el medio utilizado para obligar a los empresarios a reconocer un sindicato y a negociar con él las condiciones de trabajo de sus miembros. Además la marca del "label" sobre los productos fabricados en los talleres sindicales, favorece el boicot de los productos de aquellos empresarios que rechazan la sindicación de sus trabajadores.

Por otro lado, es preciso subrayar la ausencia de reagrupamiento centralizado de los...

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