Información ambiental y opinión pública

AutorJosé Antonio Gómez Yáñez
Cargo del AutorUniversidad Carlos III
Páginas223-241
INFORMACIÓN AMBIENTAL YOPINIÓN PÚBLICA
JOSÉ ANTONIO GÓMEZ YÁÑEZ
Universidad Carlos /JI
Sumario:
I. ¿QUÉ ES LA OPINIÓN PÚBLICA?; 1.1. El poder de la opinón públi-
ca; 1.2. El concepto moderno de opinión pública;
1.3.
La opinión pública como
materia de análisis por las ciencias sociales; 1.4.
La
opinión pública: nuestra piel
social;
11.
¿CÓMO SE CONSTRUYE LA INFORMACIÓN AMBIENTAL?; 2.1.
Las fuentes de la información ambiental; 2.1.1.
La
experiencia acumulada; 2.1.2.
El medio ambiente como interés difuso; 2.1.3. La evidencia científica ylos trata-
dos internacionales; 2.1.4. El movimiento ecologista; 2.15. Los técnicos. El entra-
mado profesional vinculado
al
medio ambiente; 2.2. Los intereses tangibles como
fuente de información ambiental; 2.2.1. Los sectores empresariales eindustriales;
2.2.2. Las Administraciones Públicas; 2.2.3. Los tangibles intereses aescala local;
2.3. Los medios de comunicación;
111.
¿CÓMO METABOLIZA LA OPINIÓN
PúBLICA
ALA INFORMACIÓN AMBIENTAL?; IV ¿CUÁNDO YPOR QUÉ
CAMBIA LA OPINIÓN PÚBLICA?; Bibliografia.
¿Información ambiental yopinión pública?, ambos términos son bastante
menos claros de lo que pudiera parecer aprimera vista, al menos en el ámbito en
el que se desenvuelve esta pequeña ponencia, en el de las políticas públicas. Para
centrar el tema: ¿qué papel juega la opinión pública en la definición de las políti-
cas públicas que afectan al medio ambiente ycómo se alimenta esta opinión públi-
ca, es decir, que información recibe sobre medio ambiente ycómo la asimila?
1.
¿QUÉ
ES
LA
OPINIÓN
PÚBLICA?
Aunque intuitivamente el término opinión pública parece remitir aalgo
relativamente concreto oconocido
por
todos, algo así como lo que la gente
sabe. Pero, lo cierto es que su contenido real tiene implicaciones mucho más
complejas yprofundas, que afectan alos procesos de toma de decisiones socia-
les ypolíticos. De ahí
un
problema singular que afecta al concepto de opinión
223
DERECHO AL CONOCIMIENTO YACCESO ALA INFORMACIÓN EN LAS
pOLíTICAS
DE MEDIO
AMBIENTE
pública: no hay una definición comúnmente aceptada, ni siquiera en el medio
académico ouniversitario: «Cualquier búsqueda de una definición clara ysim-
ple del concepto se demostrará ... infructuosa»
(PRINCE,
p. 17). Esto es reflejo
de la complejidad del concepto.
1.1. El poder de la opinión pública
Se trata de un concepto antiguo, muy antiguo. Aún sin acuñar el término,
sin unir las palabras opinión ypública, los clásicos griegos, especulaban con él.
Aristóteles venía aconjeturar que los sentimientos colectivos de la demos
podían aportar una suerte de sentido común alos asuntos de la polis. Platón, por
el contrario, veía con escepticismo la contribución de estos sentimientos colec-
tivos. En la Edad Media yel Renacimiento la opinión pública está también pre-
sente, llamativamente en textos de políticos ode analistas de la política. En esa
obra que parece anunciar
El
Príncipe,
El
Conde Lucanor, Don Juan Manuel
hace referencias evidentes ala opinión pública: la dificultad de satisfacer a
todos. (De lo que aconteció aun hombre con su hijo) (p. 74) Ylos riesgos de
dar que hablar con conductas odecisiones que puedan ser mal vistas por algu-
nos odar pie amurmuraciones están presentes en muchas de las historias que
componen la obra. Maquiavelo asume implícitamente la opinión pública como
un factor del que depende la estabilidad del Príncipe ysu capacidad de acción
política. Son frecuentes sus referencias asi un príncipe debe ser más amado que
temido, ala reputación que debe revestir al Príncipe, ala necesidad de disponer
del apoyo de los hombres para emprender acciones de gobierno o a los riesgos de
perder el apoyo de los súbditos. Incluso hace claras referencias ala veleidad y
complejidad de las reacciones de la opinión pública: «es cosa notable que se
incurre en el odio de los hombres tanto por proceder bien como por proceder
mal» (p. 94) y a su endeble apoyo alas novedades. Hay en
El
Príncipe una cita
que podría parecer pensada para los problemas que nos ocupan, relativos al
medio ambiente y a la necesidad de hacer regulaciones novedosas:
<
es
más dificil, ni de éxito tan dudoso yarriesgado en la práctica, como la intro-
ducción de leyes nuevas. Aquel que la emprende tiene por enemigos acuantos
se hallaban bien con las leyes antiguas, yno puede contar sino con aquellos a
quienes las nuevas serían ventajosas; defensores débiles, cuya tibieza nace, en
parte, del miedo de sus contrarios aquienes asiste el poderoso influjo del anti-
guo orden de cosas
y,
en parte, de la incredulidad de los nombres, que natural-
mente desconfian de toda mudanza»
(MAQUIAVELO,
p. 36). Es conocido que
Maquiavelo se inspiraba, en buena parte de su Príncipe, en Fernando el
Católico. De la fina percepción de las cosas que tenía el rey aragonés da idea la
intensa correspondencia que mantuvo con monarcas europeos, el Papa ylas ciu-
dades españolas para informar del proyecto de conquista de Granada yde la
marcha de la guerra.
En
el fondo, esta correspondencia se trataba de una utili-
224
INFORMACIÓN AMBIENTAL YOPINIÓN PÚBLICA
zación de la publicidad yla propaganda auna escala desconocida hasta aquel
tiempo ycon los medios de la época, yque seguramente revelaba su intuición
de que el Estado estaba cambiando yde que es necesario mantener el apoyo de
la opinión pública.
Fue otro político el primero en acuñar el término opinión pública en térmi-
nos operativos, Necker, ministro de Hacienda francés con Luis XVI. En su
correspondencia utilizó frecuentemente el término «opinión pública», siendo él
el primero en darle un papel político. En una de sus cartas afirma: «sólo los
locos, los teóricos puros olos aprendices dejan de tener en cuenta la opinión
pública» (1792). Necker identificaba la opinión pública con la opinión de las
élites yreconocía que era necesario su apoyo para el éxito de las políticas de
gobierno, de donde derivaba la necesidad de transparencia ypublicidad en la
gestión de los asuntos públicos.
Sirvan las referencias anteriores para subrayar una de las dimensiones clave
del concepto opinión pública: su apoyo es necesario para la toma
de
decisiones
públicas en un sentido uotro. Seguramente ésa es la explicación
de
que esta
pequeña ponencia tenga cobijo en este Seminario, la intuición de los organizado-
res yde los responsables
de
las políticas ambientales de que la opinión pública es
un terreno de liza en el que hay que obtener apoyos para unas políticas cuyos
beneficios ybeneficiarios suelen ser, generalmente, difusos opotenciales.
1.2. El concepto moderno de opinión pública
Sería en las décadas intermedias del siglo XVIII cuando, de la mano de la
Ilustración, empieza acristalizar el concepto «opinión pública» (uniendo ambas
palabras en un concepto que hoy aparece indivisible), aunque con significados
vagos, imprecisos ypolisémicos. El término se encuentra, de una uotra mane-
ra, en Bentham, Locke, Rouseau (que fue el primero en utilizar el término en
1744), Monstesquieu, etc. Los escritos de la época, con más omenos énfasis,
utilizaron el término opinión pública como opinión común de los ciudadanos,
como fuerza de presión social yforma de realizar ocondensar la voluntad
común de la sociedad. Obviamente, el término iba adesarrollarse
al
hilo del
impulso democratizador de las sociedades occidentales ycombinado con él. De
este modo, la opinión pública aparecía como un término más político que
social. De hecho, incluso
hoy,
la idea de opinión pública hace evocar, princi-
palmente, la opinión de los ciudadanos sobre el acontecer político.
1.3.
La
opinión pública como
materia
de análisis
por
las ciencias sociales
En los albores del siglo
xx,
con el desarrollo de las ciencias sociales,
comienzan los esfuerzos por analizar, medir ycuantificar la opinión pública, y
225
DERECHO AL CONOCIMIENTO YACCESO ALA INFORMACiÓN EN LAS POLÍTICAS DE MEDIO
AMBIENTE
por
entender sus resortes más profundos. Surgen las encuestas (sondeos de opi-
nión) yal hilo de ellos se produce, con el paso del tiempo, una identificación
entre opinión pública ylos resultados de estos estudios. De hecho, hay defini-
ciones académicas que los identifican plenamente. El siglo
xx
presenció un
gran avance en las técnicas de análisis de la opinión pública, alas que se ha apli-
cado un significativo aparato estadístico einterpretativo como soportes para su
análisis. Las técnicas de investigación empíricas han permitido avanzar consi-
derablemente en el conocimiento de la distribución de las opiniones, actitudes
eideas (a través de encuestas cuantitativas ysu análisis estadístico) ytambién en
el conocimiento de los componentes subjetivos que las sustenten (a través de téc-
nicas cualitativas: reuniones de grupo oentrevistas en profundidad, así como
técnicas más complejas apartir de las mismas).
Para situar las cosas en su adecuada perspectiva. El desarrollo ymejora de las
técnicas de investigación social es debido al impulso que el crecimiento de la
sociedad de consumo dio ala investigación comercial, cuyas técnicas son básica-
mente las mismas. Conforme
el
consumo fue extendiéndose acapas sociales cada
vez más amplias, los productos fueron mejorando su calidad yla competencia
entre las marcas se
fue
haciendo más intensa, las empresas recurrieron ala inves-
tigación comercial como instrumento para conocer mejor el comportamiento ylas
motivaciones de los consumidores. Los inmensos recursos vertidos en este que-
hacer han propiciado una mejora de las técnicas de investigación social ycomer-
cial realmente muy notable. Permítaseme en este punto una consideración adi-
cional, teniendo en cuenta que la audiencia está compuesta fundamentalmente por
altos funcionarios yresponsables de políticas públicas, para señalar la impresión,
subjetiva, de que la Administración no está exprimiendo en toda su potencia las
técnicas de investigación social disponibles en la actualidad.
1.4.
La
opinión pública:
nuestra
piel social
Estas técnicas han permitido afinar la idea de lo que es la opinión pública,
ylo que representa para nosotros. Es posible que el avance más significativo se
deba aElisabeth Noelle-Neurilan. Apoyándose en un abrumador volumen de
información empírica, llega ala conclusión de que la opinión pública viene a
ser algo así como nuestra
piel
social. Un conjunto de opiniones, ideas, actitu-
des, creencias, gustos, modas, etc., que definen el comportamiento socialmen-
te aceptado. Contravenirlo, emitir ideas uopiniones acontracorriente, implica
el riesgo, oel temor, del rechazo ola marginación. La integración en los colec-
tivos sociales en los que se desenvuelve la acción social está determinada por la
asunción de un conjunto de creencias, valores, ideas, opiniones, etc., comparti-
dos. En cierto modo, los seres humanos dispondríamos de algo así como un
sexto sentido con
el
que saber qué opiniones pueden emitirse en un cierto medio
226
INFORMACIÓN AMBIENTAL YOPINIÓN PÚBLICA
para ser aceptados en él yen qué medida pueden contravenirse sin riesgo de
exclusión. También para saber qué opiniones irán
al
alza ycuáles irán ala baja.
ytodos necesitamos en mayor omenor medida ser aceptados por los medios
sociales en los que nos desenvolvemos. De lo contrario, se asume el papel social
de vanguardia ode núcleo duro de ideas yconceptos trasnochados, odirecta-
mente la marginación ola exclusión en mayor omenor medida. Es decir, se
corre el riesgo de asumir papeles overse abocado aasumir papeles que tienen
un alto coste en términos emocionales ypersonales.
En cierto modo, la identificación que hace Noelle Neumann de la opinión,
pública con un sistema de control social viene adesarrollar las ideas de Locke
sobre «la ley de la opión yla reputación» (los hombres
se
toman poco trabajo
para respetar la ley de Dios, pero mucho para no desafiar la ley de la opión),
pero también la complementa ydesarrolla haciendo ver que la acción de la opi-
nión pública tiene una vertiente de coerción social implícita, casi invisible pero
perceptible, aveces, sólidamente perceptible, cuyo desafio se paga con la mar-
ginación del colectivo.
Recapitulando lo anterior, que no es más que un palidísimo reflejo de la
envergadura teórica ypráctica de la definición de «opinión pública», cabe con-
cluir que este concepto encierra:
-
Un
conjunto de creencias socialmente extendidas ycompartidas
por
amplios colectivos, alimentadas por la tradición, el conocimiento del
entorno fisico, económico osocial que envuelve alos actores, los medios
de comunicación, el discurso de los líderes de opinión, los discursos de
grupos organizados, etc. Obviamente, los intereses de los diferentes gru-
pos sociales se expresan através de discursos que configuran partes del
mosaico que es la opinión pública.
-La opinión pública es una fuerza perceptible, cuyo preciso obtener para
conseguir objetivos de índole social.
-La opinión pública tiene poder coercitivo para modular las conciencias
o,
al
menos, las opiniones que
se
vierten en público. Las opiniones o
ideas inconvenientes pueden pagarse con la marginación del colectivo ocon
la pérdida de posiciones en
el
mismo.
-La opinión pública no es estática, es dinámica. Está sujeta ala presión de
múltiples actores (movidos por sus intereses osus visiones de la reali-
dad), de cambiantes generaciones, de modas, de tradiciones que reverbe-
ran, de formas de ver la vida que pasan ollegan, etc. Este dinamismo es
una de sus claves yestá en el origen de su volubilidad.
-Desde estos puntos de vista, la opinión pública es un terreno de liza polí-
tica ysocial. Diferentes intereses compiten por obtener su apoyo como
soporte de su acción.
227
INFORMACIÓN AMBIENTAL YOPINIÓN PÚBLICA
Analizar lo que es la información ambiental (como concepto) en términos de
«qué saben los ciudadanos sobre medio ambiente ycon qué intensidad lo saben
oestán predispuestos aejercer presión social afavor de estos temas» requiere
un análisis más teórico que empírico.
En
primer lugar, de qué fuentes se ali-
menta la «información ambiental de los ciudadanos».
2.1.
Las
fuentes de la información ambiental
2.1.1. La experiencia acumulada
La
opinión pública acumula información ambiental através,
en
primer
lugar, de su propia experiencia, de su conocimiento de los temas yasuntos
que les rodean. Para analizar este
tema
las técnicas de investigación
más
úti-
les serían las cualitativas (reuniones de
grupo)
que nos darían información
sobre lo que sabe, lo que conoce, cómo lo sitúa
en
el entramado de temas que
afectan ala vida yel futuro de los miembros de
un
colectivo social ¿cuál es esta
experiencia?
Quizá una de las fotos más impresionantes que se puedan ver sea el Mundo
de noche (o incluso España de noche). Asombra ver con tanta claridad la magni-
tud del impacto de la especie humana sobre el planeta. Si la astronomía elemen-
tal enseñaba que la diferencia, asimple vista, entre
un
planeta yuna estrella es
que las estrellas emiten luz propia ylos planetas luz reflejada del Sol,
un
astró-
229
DERECHO AL CONOCIMIENTO YACCESO ALA INFORMACIÓN EN LAS POLÍTICAS DE MEDIO
AMBIENTE
nomo marciano aficionado se quedaría pasmado: el tercer planeta de este sistema
solar emite luz propia. La transformación del planeta es tan profunda que posi-
blemente en poco tiempo se reconocerá el período que se inició con la energía
eléctrica (esqueleto de nuestras sociedades) ycon Internet (el flujo sanguíneo de
la información) como el inicio del «antropoceno», la fase del desarrollo del pla-
neta totalmente modificada por el hombre, subordinada asu desarrollo social y
económico. Pero más allá de estas ideas, la foto informa sobre las divisiones de
nuestro mundo en áreas integradas en la economía global yáreas excluidas pero
superpobladas, habla de la presión sobre el medio especialmente en las costas
y,
por ende, el mar ylos ríos; sugiere los millones de personas que están alcanzan-
do altos niveles de consumo (alimentario, textil, energético, etc.) que gravitarán
sobre los recursos del planeta, revela el impacto de gigantescas infraestructuras
que articulan los patrones de asentamiento de la población (el transiberiano yel
transmongoliano, más modestamente las autopistas españolas), ilustra sobre la
magnitud de las emisiones contaminantes que están sobrecargando los ecosiste-
mas del planeta, sobre la presión que están sufriendo las especies no humanas
-se
estima que en estos años están desapareciendo más especies que en el período
siguiente al impacto del asteroide que hizo desaparecer alos dinosaurios-, hace
fácilmente comprensible que el impacto es tan enorme que lógicamente tiene que
afectar al clima
y,
plausiblemente, tendrá otros efectos todavía desconocidos.
Por mismos, estos efectos podrían llevar ala preocupación de la opinión.
yes probable que en algún momento llegaran tener un peso considerable en ella
y,
por ende, en los responsables políticos. Posiblemente, en el gozne de los años
ochenta ynoventa del pasado siglo, en la apertura histórica que se produjo tras
la caída del muro de Berlín, la opinión pública
-o,
al menos, algunos sectores
con un peso determinante en el discurrir de los acontecimientos- llegó amos-
trar tal preocupación por el deterioro ambiental del planeta que llevó ala
Organización de las Naciones Unidas (ONU) acrear una Comisión que redac-
el Informe nuestro futuro global, obligó aconvocar la Cumbre de Río (1992)
yabrir el proceso que dio lugar al Acuerdo de Kyoto.
Pero el
mapa
refleja también el
convulso
momento
que
viven
las
sociedades. Desde la caída del muro
de Berlín una nueva forma de capita-
lismo se
ha
extendido
por
el mundo en
menos de una década. «Es
un
capita-
lismo
diferente
del que se
formó
durante la Revolución Industrial odel
que surgió de la Depresión de los años
treinta yla Segunda Guerra Mundial,
en forma de keynesianismo económi-
230
INFORMACIÓN AMBIENTAL YOPINIÓN PÚBLICA
co yEstado del bienestar. Es una forma endurecida de capitalismo en cuanto
afines yvalores, pero incomparablemente más flexible que cualquiera de sus
predecesores en cuanto amedios. Es el capitalismo informacional, que se
basa en la producción inducida
por
la innovación yla competitividad induci-
da por la globalización, para generar riqueza yapropiársela de forma selecti-
va» (CASTELLS, 2001, p. 408). Este capitalismo está reorganizando el planeta
en torno auna serie de gigantescos nodos metropolitanos que absorben una
proporción cada vez mayor de población (CASTELLS, 2002, p. 284), está arras-
trando alas megalópolis amillones de personas procedentes de las áreas
excluidas, con los problemas urbanos que tales procesos generarán; está reor-
ganizando el trabajo yendureciendo las relaciones laborales, con procesos de
precarización laboral en los países desarrollados, debilitamiento del poder de
los sindicatos ydestrucción de las bases teóricas que dieron lugar al derecho
del trabajo; está incrementando la desigualdad en la distribución de las ren-
tas, etc. La presión de estos cambios sobre los ciudadanos (es decir, sobre
quienes componen la opinión pública) es tan grande, que el medio ambiente,
incluso las consecuencias ambientales de este acelerado proceso, ha pasado a
segundo plano. Este proceso es claramente perceptible en el espacio dedica-
do
por
los medios de comunicación
y,
plausiblemente, quedaría de manifies-
to si se pudieran repetir algunas de las investigaciones cuantitativas que se
desarrollaron en los años ochenta yprimeros noventa.
Y,
sin embargo, los problemas relacionados con el medio ambiente pare-
cen aguardar casi ala vuelta de la esquina. Algunos ejemplos: las reservas
localizadas de petróleo, al ritmo de producción actual, no durarán más allá de
75 años en grandes productores como Arabia Saudí, Irán oVenezuela,
yape-
nas superaran los 100 años en el golfo Pérsico-Arábigo. Es un plazo sufi-
ciente para hallar alternativas, pero también para producir alteraciones eco-
nómicas serias en el plazo de pocas décadas. La escasez de agua puede pro-
ducir graves problemas, incluso entre países desarrollados yen zonas políti-
camente conflictivas del planeta: Madeleine Albright ha descrito cómo el con-
trol de las fuentes de la zona de los Altos del Golán impidió el acuerdo entre
Israel ySiria en el año 1999, pese aque Israel revertía aSiria el
950/0
de la
superficie ocupada. El calentamiento global es tendencialmente imparable
durante varias décadas, pese al Acuerdo de Kyoto. Pero estos problemas toda-
vía no son sentidos
por
la opinión pública, oson percibidos con baja intensi-
dad ante la magnitud de los problemas inmediatos de adaptación al nuevo
modelo económico ysocial.
Un aspecto.determinante de la experiencia personal ycolectiva en relación
al medio ambiente es la vivencia ola retransmisión por los medios de catástro-
fes opotenciales catástrofes. Un papel determinante lo tienen las mareas
negras. Hundimientos como el del Erika, Exxon Valdez o, más recientemente,
231
DERECHO
AL
CONOCIMIENTO Y
ACCESO
A
LA
INFORMACIÓN
EN
LAS
POLÍTICAS
DE
MEDIO AMBIENTE
del Prestige
o,
20 años antes, la resistencia ala creación de un cementerio de
residuos nucleares en la fosa atlántica (por cierto, no lejos de donde se hundió
el Prestige) yotros acontecimientos de este tipo de mayor omenor entidad, han
configurado una conciencia colectiva alrededor del medio ambiente -cierta-
mente aureolada con un tinte inquietante- yhan sido la espoleta de moviliza-
ciones ciudadanas.
Otra vertiente de la experiencia cotidiana son los entornos más próximos,
la experiencia personal. Es muy llamativa la aguda percepción de cambio en el
medio que tienen las personas mayores que han vivido toda su vida en medios
rurales omarineros, ysu resignada aceptación de que seguramente éste es el
precio del progreso. La conversión de las nuevas generaciones en fundamental-
mente urbanas seguramente implicará una transformación en las actitudes hacia
el medio ambiente, todavía no del todo decantado ycuyas consecuencias en tér-
minos de actitudes ante el medio ambiente todavía no están calibradas.
2.1.2.
El
medio ambiente como interés difuso
Más allá de la propia experiencia, otras fuentes vienen aconfigurar la opi-
nión pública sobre ese tema. Normalmente, estas fuentes dependen, como en
otros muchos temas, de las presiones derivadas de la acción de diferentes gru-
pos organizados que representan diferentes intereses yde los filtros de los
medios de comunicación.
En el medio ambiente domina la conocida lógica de la acción social, des-
crita por Olson, según la cual los intereses concretos einmediatos son fácil-
mente identificables, sus beneficios tangibles
y,
por tanto, están defendidos
de forma organizada, mientras que los intereses difusos suelen no estar defen-
didos por nadie concreto al beneficiar al conjunto de la colectividad, ocomo
mucho se defienden através de reacciones de la opinión pública poco consis-
tentes ydesorganizadas. En la toma de decisiones pública la distinción entre
intereses organizados ydesorganizados es fundamental. Un interés potencial
ovago, oexcesivamente común, puede no llegar acristalizar nunca como un
referente organizativo yesto suele suceder con el medio ambiente. Los inte-
reses concretos suelen tener asu disposición medios yorganizaciones que se
traducen en capacidad para hacer lobby cerca de las Administraciones, tener
presencia en los medios uofrecer incentivos en los procesos de toma de deci-
sión afavor de sus posiciones. El medio ambiente suele quedar, generalmen-
te, en el día adía de las decisiones sociales eindividuales, en el lado de los
intereses difusos ygenerales.
En general, suele ser muy dificil que la opinión pública opere en sentido
propositivo afavor del medio ambiente. Más bien
lo
hace en forma reactiva, como
respuesta auna catástrofe odefensiva ante
lo
que
se
considera una agresión,
lo
232
WOlllJlWAlCH
INmnITt
(KISG.)
INFORMACIÓN AMBIENTAL YOPINIÓN PÚBLICA
que normalmente
se
combina con la defensa de intereses locales oregionales. En
pocas ocasiones la mejora ola prevención ambiental
es
considerada como un
valor apreservar o a impulsar
y,
en este caso, suele ser preciso operar dentro de
la lógica del valor económico de las cosas: por ejemplo, la aportación ala capta-
ción
de
inversiones que podría tener el saneamiento de un río ouna costa.
Ciertamente, estas iniciativas son enormemente positivas, pero revelan que la
lógica ambiental está subordinada habitualmente auna lógica que, en la escala de
valores
de
nuestra piel social, está claramente por encima como es la económica.
Intentando concretar estas ideas, ¿qué intereses más omenos organizados
se mueven alrededor del medio ambiente
y,
por tanto, contribuyen acrear una
opinión pública sobre
el
tema?
2.1.3. La evidencia científica ylos tratados internacionales
Aescala global, los paneles científicos internacionales, las organizaciones
internacionales vinculadas
al
medio ambiente, los procesos de negociación de
tratados como el de Kyoto, en los ya lejanos años ochenta informes como
«Nuestro futuro global», vienen acrear un acervo de conocimientos social-
mente asimilados, apartir de la evidencia científica en que se apoyan yque pasa
amanejarse socialmente através de los medios de comunicación. Esto contri-
buye aproporcionar ala opinión pública especialmente alos líderes de opinión-
conocimientos sobre los que
se
edifica una conciencia ambiental. La funda-
mentación científica es una de las claves de la argumentación afavor del medio
ambiente, que de otro modo suele correr el riesgo de quedar contaminada de
puerilidad frente aargumentaciones más duras de tipo económico.
La Unión Europea destaca como proveedora de este tipo de argumentacio-
nes
y,
además, de resoluciones que
se
traducen en acciones concretas afavor del
medio ambiente.
2.1.4.
El
movimiento ecologista
Desde una perspectiva más ligada
al
movimiento eco-
logista, destacan también publicaciones que
se
han conver-
tido en referencia sobre
el
estado del
planeta: el Informe «Las cuentas de la
Tierra» olos informes anuales del
Worldwatch Institute (El Estado del
Mundo), entre otras muchas publica-
ciones, proveen alos líderes
de
opi-
nión de las argumentaciones yclaves
sobre las que construir posiciones políticas eir ganando
espacio ycredibilidad en la opinión pública.
233
WWF
DERECHO AL CONOCIMIENTO YACCESO ALA INFORMACIÓN EN LAS pOLíTiCAS DE MEDIO AMBIENTE
Aescala nacional, un agente decisivo en la configuración de opinión públi-
ca es, opuede ser, el movimiento ecologista. Desde el punto de vista organiza-
tivo está configurado en España por una constelación de grupos, generalmente
de muy reducida dimensión, inestable existencia yradio de acción local. Son
muy escasas las entidades que alcanzan una dimensión nacional o, siquiera
autonómica, oque consiguen mantener largo tiempo su actividad. Han alcanza-
do estabilidad organizaciones como Greenpeace, Adena-WWF, Fat-AT, Coda,
SEO-Bird Life, Fapas yalguna otra, teniendo en cuenta que
algunas de las mencionadas son redes de grupos locales. Casi
todos los grupos mencionados tiene contactos
internacionales, con la Unión Internacional de
la Conservación de la Naturaleza, European
Environment Bureau, Amigos de la Tierra, etc.
Otra característica de este movimiento es la
SIO/BiR'JUfe relativa dispersión de objetivos. Van desde la
movilización ycontestación al modelo de desarrollo económico hasta el con-
servacionismo, pasando en algunos casos por la tentación política
de crear un partido verde. Así pues, desde el punto de vista de la
eficiencia organizativa yde su presencia en el espacio público, el
movimiento ecologista español no ha alcanzado el nivel de otros
europeos. Varias características definen aeste movimiento ocons-
telación de grupos:
-Tiene un fácil acceso alos medios. Sus noticias onotas de prensa son
recogidas. Posiblemente no capitaliza más su presencia opotencial pre-
sencia en los medios debido asu endeble estructura organizativa.
-Desde el punto de vista de los miembros que componen estas organiza-
ciones, conviven desde técnicos de muy alto nivel (es muy elevada la pre-
sencia de técnicos oprofesionales universitarios) hasta personas con
conocimientos muy rudimentarios yque ven su presencia en estos grupos
como una vía de protesta alternativa ala política. En general, dado el
enfoque que aveces dan los medios, ambas líneas quedan confundidas en
su proyección pública, dominando en numerosas ocasiones la más ruido-
sa, que suele ser la más confusa osimple.
-Está integrándose en algunas estructuras decisorias propiciadas desde los
órganos consultivos abiertos por las Administraciones estatales, autonó-
micas ylocales.
-Buena parte de su actividad es de confrontación hacia proyectos que se
entienden negativos para el medio ambiente. Mantener una doble vía de
confrontación ynegociación requiere una capacidad organizativa ypolí-
tica que muchas veces está más allá de las posibilidades de organizacio-
nes de este tipo.
234
INFORMACIÓN AMBIENTAL YOPINIÓN PÚBLICA
Algunos grupos conservacionistas, através de líneas de actuación
muy profesionalizadas, están consiguiendo alcanzar éxitos en objetivos
muy concretos.
-Una breve descripción de los grupos ecologistas españoles podría sinte-
tizarse, de forma muy poco matizada, en el siguiente cuadro:
ÁMBITO DE ACTUACIÓN
Territorial
Temático Nacional Autonómico Local
Unitario Federación
Ecologismo Greenpeace CODA DEPANA Centenares
FAT
ANDALUS
ADEGA
Decenas
Conservacionismo ADENA-WWF FAPAS Centenares
SEO-Bird Life
En definitiva, el movimiento ecologista en España hace aportaciones
positivas, pero en buena parte de los casos, episódicas y
por
debajo de la
capacidad de creación de opinión que podría tener
y,
por ende, de
influencia en las decisiones políticas oadministrativas.
2.1.5. Los técnicos.
El
entramado profesional
vinculado al medio ambiente
Otra fuente fundamental de creación de información ambiental yde opi-
nión pública son los técnicos, profesionales yprofesores universitarios vincula-
dos amaterias relacionadas con el medio ambiente. En los últimos años esta
categoría se nutre de nuevas licenciaturas universitarias
-es
decir, de profesores
ynuevos licenciados-, másters, empresas yconsultorías dedicadas ala materia,
de departamentos de medio ambiente creados en las grandes empresas indus-
triales, etc. Es decir, ha surgido un entramado profesional todavía endeble pero
en vías de fortalecimiento previsiblemente. Disponer de un colectivo profesio-
nal de esta naturaleza yque participe en debates sociales, es clave en la confi-
guración de la opinión pública sobre medio ambiente. Por su propia naturaleza,
gran parte de los debates están revestidos de un componente técnico indudable
yde una incertidumbre científica dificil de despejar. Con el paso del tiempo
este sector será un elemento determinante en la creación de opinión pública y
proveerá de información ydatos al debate social.
235
DERECHO AL CONOCIMIENTO YACCESO ALA INFORMACIÓN EN LAS POLÍTICAS DE MEDIO AMBIENTE
2.2. Los intereses tangibles como fuente de información ambiental
Los sectores antes citados vienen acomponer algo así como un soporte,
una red de conocimientos que se traducen en información ambiental
y,
por
ende, en opinión pública através de los complejos mecanismos con que ésta se
configura. Los que se van aver ahora se desenvuelven en el terreno de los inte-
reses concretos. Son sectores para los que las decisiones sobre el medio
ambiente se traducen en perjuicios obeneficios tangibles y a corto plazo. Son,
por
tanto, sectores que necesitan el apoyo de la opinión pública para sus posi-
ciones, oque la eluden en los procesos de toma de decisión social.
2.2.1. Los sectores empresariales eindustriales
Las empresas ylos sectores productivos más directamente involucrados en
actividades muy contaminadoras omuy consumidoras de recursos yque, por lo
tanto, sometidos aregulaciones que limitan su actividad oincrementan sus costes
de producción. En Europa, estas empresas ysectores están ajustando sus proce-
sos alos requerimientos de la Unión Europea, con resultados netamente positivos
en términos de carga sobre el medio ambiente: menor contaminación, menor con-
sumo de recursos. Ahora bien, esta adaptación progresiva también es costosa y
lleva aconflictos de intereses, al fin, la asunción de los costes ambientales es una
carga añadida en la cuenta de resultados en una economía globalizada.
La capacidad de organización del sector empresarial es
conocida, ylógica, especialmente en las grandes empresas de
sectores como el energético, químico, etc. Estos sectores aspi-
ran atener influencia en los procesos de toma de decisiones
sobre el medio ambiente, cerca de las Administraciones res-
ponsables de controlar las medidas ode imponerlas. Su activi-
dad tiende asubrayar los costes de asumir las medidas ambien-
tales, aretrasarlas o a obtener compensaciones por ellas.
Obviamente para ello desarrollan actividades de lobby cerca de
los Ministerios ylas Administraciones locales oautonómicas. Aveces, también
tienden aconfigurar la opinión pública através de la publicación de informes,
entrevistas, campañas de relaciones públicas, etc. En ocasiones poniendo en valor
su adaptación alas normativas europeas yla limpieza de sus procesos producti-
vos. En otras ocasiones haciendo ver los riesgos potenciales para el empleo que
puede tener la aplicación acorto plazo de ciertas medidas (es la estrategia elegi-
da, por ejemplo, por la industria del aluminio europea).
No
obstante, es llamativo
que las empresas están asumiendo el cumplimiento de las regulaciones ambien-
tales como un activo ycomo una diferencia competitiva. Es un movimiento que
parece ir acorde con otros que hacen referencia ala responsabilidad social de las
empresas yala responsabilidad ytransparencia corporativas.
236
INFORMACIÓN AMBIENTAL YOPINIÓN PÚBLICA
2.2.2. Las Administraciones Públicas
Las Administraciones Públicas tienen en este sector el dificil papel de
mediar entre intereses contrapuestos, imponer en ocasiones regulaciones favo-
rables al medio ambiente en medio de la atonía de la opinión pública, frenar ini-
ciativas que cuentan con apoyos locales concretos por los tangibles beneficios
que se derivarían de ellas aún provocando serias agresiones al medio ambiente,
etc. En muchas ocasiones, las Administraciones son las valedoras del medio
ambiente, ylas creadoras de una opinión pública favorable aellas. No obstan-
te, también es verdad que otras Administraciones Públicas asumen los puntos
de vista de los sectores que deberían regular, convirtiéndose en elementos de
presión en sentido inverso. Esto forma parte del habitual cruce de intereses en
que se desenvuelve la Administración Pública.
En el Estado las competencias han venido aconcentrarse en el Ministerio
de Medio Ambiente, aunque algunas quedan compartidas en la práctica con los
Ministerios de Industria yAgricultura. En el día adía, alas Administraciones
les queda la dificil tarea de conciliar intereses contrapuestos yexplicar sus deci-
siones, lo que les lleva directamente al espacio de la política yla confrontación
partidaria.
Intereses contrapuestos son la protección de espacios naturales de valor
ecológico yla construcción de infraestructuras, olas demandas de puesta en
valor turístico de zonas agrícolas onaturales, la conversión de cultivos de seca-
no en regadío
-que
requiere trasvases-, la valorización de zonas de montaña a
través de la creación de estaciones de esquí yun largo etcétera. En definitiva,
las Administraciones se encuentran entre presiones legítimas de protección del
medio yde intereses económicos muy tangibles. Donde mejor se aprecia este
papel es, en un Estado como el español, en las Administraciones locales, donde
residen gran parte de las competencias urbanísticas, ypor ende, la posibilidad
de hacer tangibles los beneficios derivados de los cambios de uso del suelo.
2.2.3. Los tangibles intereses aescala local
Estos intereses económicos tangibles aveces están muy extendidos. La
expectativa de incrementos del precio de la vivienda en poblaciones enteras
como consecuencia de extender una autopista, por ejemplo, ode la recalifica-
ción de los usos del suelo, no puede atribuirse aminorías malvadas, aunque
focos
de
especulación existan, sino acomportamientos colectivos que abarcan
amplias capas sociales. En la misma costa convulsa por el naufragio del
Prestige pueden estar incubándose proyectores urbanísticos que transformarán
el medio natural de forma irremediable, con consecuencias negativas para el
medio ambiente, para la calidad de vida de los habitantes, pero con tangibles
contrapartidas en el incremento del precio del suelo. Toda la fachada medite-
237
DERECHO AL CONOCIMIENTO YACCESO ALA INFORMACIÓN EN LAS POLÍTICAS DE MEDIO AMBIENTE
rránea española ha sido urbanizada según unos patrones que seguramente mere-
cerían una reconsideración, pero que han producido grandes plusvalías. Pero
estos proyectos yotros muchos de diversa índole son impulsados por legítimos
intereses que implican aamplias capas sociales.
Esto lleva al papel de los municipios en la creación de información ambien-
tal. En general, los municipios definen sus posiciones en función de iniciativas
de otras Administraciones oiniciativas particulares. El interés del municipio, y
la actitud de los ciudadanos de la ciudad en cuestión, puede ser favorable ocon-
trario ala protección del medio ambiente dependiendo de otras consideracio-
nes, como el desarrollo socioeconómico de la ciudad olas expectativas de bene-
ficios más omenos tangibles acorto plazo derivados, por ejemplo, de la cons-
trucción de urbanizaciones, puertos deportivos oinfraestructuras que acorten el
tiempo de acceso desde una gran ciudad cercana oel desarrollo de actividades
agroindustriales de explotación intensiva. Esto no implica que no se perciba el
impacto aInbiental de tales hipotéticos proyectos, sino que los costes ambienta-
les se subordinan alos beneficios económicos previsibles: creación de nuevos
puestos de trabajo, plusvalías en el precio del suelo olas viviendas, etc.
Otra veces, las reacciones de la opinión pública, suscitadas desde la Admi-
nistración municipal ocon la complicidad de la misma, se plasman en moviliza-
ciones frente ala construcción de infraestructuras que se entienden potencial-
mente peligrosas oincómodas: plantas de residuos, vertederos, centrales nucleares,
etc., son rechazadas por los mismos motivos por los que se rechaza una cárcel.
De este modo, en el ámbito local se produce aveces una reacción de la opinión
pública en la que se combinan el apoyo de la institución local, con los partidos,
las asociaciones ecologistas, otros grupos de interés, etc., que legitiman la oposi-
ción local adeterminados proyectos. Este tipo de movilizaciones suele tener una
capacidad de convocatoria considerable en los pequeños municipios oen barrios
concretos de grandes ciudades, ysuelen desembocar en procesos de negociación
de compensaciones oen la suspensión de algunos proyectos.
2.3. Los medios de comunicación
Estos son los materiales con los que se configura la información ambien-
tal.
Dicho de otra manera, la información ambiental no es resultado de un pro-
ceso ordenado de acumulación de la información, sino de un proceso desorde-
nado, sujeto ainiciativas ypresiones muy diferentes, que se escancia desde dis-
tintos ámbitos. Toda esta información pasa através del filtro que la hace llegar
al público para que se convierta en materia de opinión pública: los medios de
comunicación.
Un medio de comunicación es un aparato bastante complejo, compuesto
por una orientación editorial, preferencias temáticas de sus directivos yde sus
redactores, urgencias de cierre que se producen todos los días, atención de los
238
INFORMACIÓN AMBIENTAL YOPINIÓN PÚBLICA
lectores-espectadores aciertos temas más omenos preferidos, filtros en la
selección de noticias, preferencias temáticas yafinidades ideológicas de sus
redactores, etc. Pasando por este filtro las noticias ylos reportajes llegan alos
lectores oespectadores
y,
en sus mentes, se produce la amalgama que da lugar
ala materia que hemos llamado «información ambiental». Simplificando
mucho, puede decirse que los medios son generalmente accesibles alas noticias
oinformes relativos
al
medio ambiente global. Temas como el efecto inverna-
dero, la desertificación, la contaminación marina, etc., entran fácilmente en las
páginas yespacios informativos ygran parte del conocimiento social sobre
ellos procede de los medios. Aveces, la principal consideración que puede
hacerse alos medios es cómo informan de ello, es decir, cómo en su esfuerzo
por
simplificar las noticias yajustarlas alos espacios otiempos disponibles ter-
minan por eliminar aspectos que podrían tenerse por decisivos o, incluso, dar-
les la vuelta asu sentido de fondo, de forma más omenos inconsciente.
Las noticias sobre temas nacionales olocales, sobre eventuales protestas o
movilizaciones aescala nacional, autonómica olocal tienen una entrada en los
medios más compleja, que depende de afi-
nidades políticas oeditoriales.
Y,
desde
luego, los medios prestan una atención
prioritaria alas catástrofes ambientales,
que ocupan
-cuando
suceden-
amplios
espacios.
En
los últimos años, posiblemen-
te, ningún acontecimiento concreto ha ocu-
pado tanto espacio informativo en España
como el hundimiento del Prestige.
Pero, en cualquier caso, los medios cumplen una función decisiva en el pro-
ceso de llevar ala opinión pública la información ambiental, yglobalmente
positiva.
III.
¿CÓMO
METABOLIZA
LA
OPINIÓN
PÚBLICA
A
LA
INFORMACIÓN
AMBIENTAL?
Cuestión distinta es cómo llega esta información alos ciudadanos. No
cómo es emitida por los medios, sino cómo es recibida por los ciudadanos.
Sobre el medio ambiente pueden hacerse consideraciones muy similares alas
que hacía Walter Lippman sobre la política. Entendía que, en cierto modo, la teo-
ría de la opinión pública (y los investigadores académicos) exige mucho de los
ciudadanos normales, viene pedirles que se conviertan en legisladores yque ten-
gan una opinión fundamentada sobre los asuntos públicos. Esto no es posible. Los
239
DERECHO AL CONOCIMIENTO YACCESO ALA INFORMACIÓN EN LAS POLÍTICAS DE MEDIO AMBIENTE
ciudadanos se encuentran demasiado ocupados en su vida diaria: acudir al traba-
jo, estar al tanto de la pequeña política de empresa, atender asus familias (y ala
educación de los hijos) oligar con el sexo contrario, tejer redes sociales de amis-
tad yrelación con compañeros de trabajo yvecinos, estudiar, atender asus que-
haceres diarios (adquirir ropa, alimento, etc.),
ir
yvenir alos sitios, estar al tanto
de los temas que interesan en sus círculos (fútbol, ligues de los famosos, etc.), dis-
poner de espacios ytiempos de ocio, etc., todo eso lleva tiempo, que no puede
dedicarse, como pretende una imagen de ciudadano modelo, en informarse cum-
plidamente del acontecer político, aunque haya ciudadanos para quienes infor-
marse de estos temas sea un aspecto determinante en su quehacer diario.
Por tanto, argumentaba Lippman, la política se desenvuelve en un marco de
bajo interés de los ciudadanos, que invierten poco tiempo yenergía en aprender
aconocer los entresijos del mundo político. De este modo, los ciudadanos fil-
tran sus valoraciones sobre la política apartir de sus prejuicios, temores, valo-
raciones de líderes de opinión en los que confian. Es decir, trazan atajos atra-
vés de los que reciben una información simplificada de la política
y,
apartir de
ellos, deciden yhacen sus juicios yvaloraciones.
Con el medio ambiente, con la información ambiental, sucede algo similar.
El volumen de información necesaria para adoptar una posición informada es
demasiado, tanto por su cantidad como por su complejidad técnica. De este
modo, los ciudadanos vienen amostrar, en un país como España, un grado más
omenos alto de preocupación genérica por el medio ambiente, una lógica preo-
cupación por un deterioro ambiental que perciben odel que oyen hablar (espe-
cialmente cuando se producen catástrofes), yque está fuertemente influido por
la información con tintes negativos que suelen emitir los medios. Pero dificil-
mente adoptan comportamientos acordes con esta preocupación oestán dis-
puestos aaceptar sacrificios por ello.
La estadística de incendios forestales ysus causas, los procesos de urbani-
zación del litoral español, el ruido habitual en nuestras ciudades, la cantidad de
vehículos que circulan sin la escasa atención que prestan las autoridades
(policías municipales oguardia civil) alos vehículos que circulan emitiendo
gases muy por encima de los límites autorizados, entre otros comportamientos
igualmente ilustrativos, muestran esta distancia entre la conciencia de deterioro
ambiental yla adopción de comportamientos que lo palíen oprevengan. Podría
argumentarse también que los ciudadanos, al menos en España, no reciben una
información consistente sobre comportamientos ambientalmente correctos que
pudieran adoptar.
Dicho esto, también es verdad que los ciudadanos tienden aapoyar las
medidas que se emprendan en este terreno. El acuerdo con que se limiten emi-
siones será altísimo en cualquier encuesta que se realice, así como para las limi-
240
INFORMACIÓN
AMBIENTAL
Y
OPINIÓN
PÚBLICA
taciones ala construcción en espacios naturales ode valor ecológico, siempre
que no afecte alas expectativas de recalificación de terrenos.
IV
¿CUÁNDO
YPOR
QUÉ
CAMBIA
LA
OPINIÓN
PÚBLICA?
Sobre la opinión pública desconocemos muchas cosas, entre ellas algo fun-
damental: cuándo ypor qué cambia, ¿Cuándo y
por
qué cambia la música ola
moda?, ¿qué explica que temas como la liberación de la mujer, los derechos
civiles oel medio ambiente saltaran ala agenda política en los años sesenta y
setenta? Seguramente fuerzas sociales que operaban como corrientes subterrá-
neas en las sociedades de la época, pero que pasaron desapercibidas hasta que
estos temas irrumpieron en el escenario. No sabemos responder ala pregunta
de cómo se inicia lo nuevo. Pero, como señala Luhman algunos indicios ocri-
sis pueden hacer presagiar el cambio. Luhman toma como ejemplo el arroyo
cuyas aguas discurren cristalinas yrepentinamente empiezan aenturbiarse
(NOELLE-NEUMANN,
1995). El símil es oportuno. Las presiones que está sufrien-
do el planeta provocarán crisis, lo están haciendo ya.
La
preocupación al prin-
cipio restringida asectores muy concretos irá incrementándose yampliándose
hasta llevar la gestión del planeta al primer plano de la opinión pública.
No
sabemos cómo se producirá, pero podemos prever que en el espacio de pocas
décadas el medio ambiente pasará al primer término de la agenda de la opinión
pública, yque la información ambiental será una de las materias determinantes
de la opinión pública.
Bibliografía
CASTELLS,
Manuel. La era de
la
información. Fin de milenio, volumen 3, Alianza, Madrid, 2001.
-La galaxia Internet, Debolsillo, Barcelona, 2002.
DON
JUAN
MANUEL.
El
Conde Lucano, Bruño, Madrid, 1993.
MAQUIAVELO,
Nicolás.
El
Príncipe, Edaf, Madrid, 1978.
NOELLE
NEUMANN,
Elisabeth. La espiral de silencio. Opinión pública, nuestra
piel
social, Paidós,
Barcelona, 1995.
PRICE,
Vincent. La opinión pública. Esfera pública ycomunicación, Paidós, Barcelona, 1994.
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