Daños indemnizables en el Derecho contractual inglés hacia una revisión de la remoteness rule

AutorBeatriz Gregoraci Fernández
CargoInvestigadora contratada Ramón y Cajal. Universidad Autónoma de Madrid
Páginas125-156

Miembro del Grupo de investigación «Modernización del derecho patrimonial» (d-008) de la universidad autónoma de Madrid. Miembro de la red Española de derecho Privado Europeo y Comparado. Este artículo se enmarca en el Proyecto de investigación «El coste del incumplimiento: daños indemnizables y daños indemnizados» (DER 2008-00968-Juri) dirigido por el Profesor dr. D. Antonio Manuel Morales Moreno y subvencionado por el Ministerio de Ciencia e innovación.
Deseo dejar constancia de mi agradecimiento al Profesor Hugh Beale por la inestimable ayuda que me proporcionó para la elaboración del presente trabajo durante mi estancia de investigación en la universidad de Warwick (UK) en junio de 2009.

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Introducción

Conforme al derecho inglés, ante el incumplimiento contractual de una de las partes, el contratante perjudicado cuenta con una serie de remedios, entre los que se sitúa la indemnización de los daños y perjuicios. Las partes pueden haber pactado la indemnización en el momento de la celebración del contrato: en este caso nos encontramos ante liquidated damages; si tal pacto no se ha producido, nos situamos ante unliquidated damages1. En este último supuesto resulta, entonces, necesario determinar cuáles son los daños indemnizables. El contratante incumplidor no está obligado a indemnizar todos los daños causados por el incumplimiento; la compensación, en efecto, se encuentra limitada por los siguientes principios: (1) remoteness rule; (2) intervening cause; (3) duty to

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mitigate; (4) contributory negligence. El presente trabajo se centra en el primero de los principios citados2: la remoteness rule, conforme a la cual, un daño no debe ser indemnizado si es demasiado remoto3.

La remoteness rule, o contemplation test, se formula en la 30th edición del Chitty On Contracts del siguiente modo:

«A type or kind of loss is not too remote a consequence of a breach of contract if, at the time of contracting (and on the assumption that the parties actually foresaw the breach in question) it was within their reasonable contemplation as a not unlikely result of that breach». 4

Burrows, por su parte, se refiere a este principio con las pala-bras que reproducimos a continuación:

«There is a single contract test of remoteness which lays down that losses are too remote if, at the time the contract was made, the defendant did not contemplate and could not reasonably have contemplated that type of loss as a serious possibility». 5

En una primera aproximación, y a partir de las palabras transcritas, se desprende que, en virtud del derecho inglés, un daño no es too remote si las partes, en el momento de la celebración del contrato, lo contemplaron o debían haberlo contemplado como una consecuencia previsible del incumplimiento.

Puede afirmarse que actualmente la remoteness rule se encuentra sometida a un proceso de revisión: el análisis de este proceso constituye el objetivo principal de las líneas que siguen. Para ello el trabajo se ha dividido en tres partes. En la primera de ellas nos detendremos en la interpretación tradicional de la remoteness rule, también denominada orthodox approach. En la segunda, nos ocuparemos de la nueva perspectiva adoptada por las corrientes doc-

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trinales más modernas o broader approach. La tercera y última parte se centrará en los hechos y en la fundamentación jurídica de la sentencia Transfield Shipping Inc v. Mercator Shipping Inc6, conocida como el Achilleas: es éste el primer caso en el que llegan a la House of Lords los debates que, hasta ese momento, habían sido meramente teóricos.

I Remoteness rule: interpretación tradicional

La formulación de la remoteness rule conforme a la que hemos denominado «interpretación tradicional» tiene su origen en los siguientes tres casos7: Hadley v. Baxendale8, Victoria Laundry (Windsor) Ltd v. Newman Industries9 y Koufos v. C. Czarnikow Ltd. (The Heron II)10. A ellos nos vamos a referir brevemente antes de analizar las cuestiones en las que se centra la interpretación tradicional.

1. 1 Origen jurisprudencial: hadley v Baxendale, Victoria laundry V Newman y the heron II

Los hechos de Hadley v. Baxendale son bien conocidos, por lo que nos limitaremos a recordarlos brevemente.

En el caso concreto se partía del incumplimiento de un contrato de transporte. El litigio se centraba en el lucro cesante indemni zable.

Los propietarios de un molino contrataron el transporte de una pieza rota, con el fin de que fuera conducida al fabricante y sustituida por una nueva. Así se hizo saber a los transportistas quienes, sin embargo, desconocían que el molino quedaba paralizado hasta la llegada de la nueva pieza11.

Los transportistas entregaron la nueva pieza a los propietarios del molino con varios días de retraso. Los propietarios reclamaban el lucro cesante derivado de la paralización del molino durante los días en que se retrasó la entrega de la pieza. El tribunal desestimó la demanda.

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a razón de la desestimación de la demanda fue que el lucro cesante exigido por los demandantes no se consideró indemnizable por ser demasiado remoto, ya que se produjo como consecuencia de circunstancias excepcionales (el propietario del molino no tenía una pieza de repuesto) que no fueron comunicadas debidamente al transportista.

El Juez alderson presentó al jurado12 unas pautas para guiarle a la hora de determinar cuándo un daño es indemnizable por no ser demasiado remoto. Conviene recordar sus palabras, que transcribimos a continuación:

«We think the proper rule in such a case as the present is this: where two parties have made a contract which one of them has broken, the damages which the other party ought to receive in respect of such breach of contract should be such as may fairly and reasonably be considered either arising naturally, i.e. According to the usual course of things, from such breach of contract itself, or such as may reasonable be supposed to have been in the contemplation of both parties, at the time they made the contract, as the probable result of the breach of it».

Las líneas anteriores albergan lo que se ha venido a llamar el first limb o primera regla de Hadley, conforme a la cual un daño es indemnizable si en el momento de la celebración del contrato las partes podían contemplarlo como un daño derivado naturalmente del incumplimiento del contrato conforme al usual devenir de los acontecimientos (arising naturally, i.e. According to the usual course of things from the breach of contract).

Continuaba el Juez alderson del siguiente modo:

«Now, if the special circumstances under which the contract was actually made were communicated by the claimants to the defendants and thus known to both parties, the damages resulting from the breach of such a contract, which they would reasonably contemplate, would be the amount of injury which would ordinarily follow from a breach of contract under these special circumstances so known and communicated».

Las palabras transcritas reflejan el denominado second limb o segunda regla de Hadley, conforme a la cual un daño derivado del incumplimiento contractual, que no se adecua a los requisitos exigidos por la primera regla será, no obstante, indemnizable, si las circunstancias especiales que conducen al acaecimiento de ese

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daño eran conocidas por ambas partes al haber sido comunicadas por el demandante al demandado en el momento de la celebración del contrato13, 14.

Volviendo al caso resuelto por la sentencia, y aplicando al mismo las pautas a las que nos acabamos de referir, el juez consideró que el lucro cesante reclamado por los propietarios del molino no era un daño que se derivase naturalmente del incumplimiento del contrato: por tanto, no se satisfacían los requisitos de la primera regla. El supuesto tampoco encajaba en la segunda regla, pues el propietario del molino no comunicó las especiales circunstancias del caso a los transportistas.

A pesar de que Hadley v. Baxendale siga considerándose el leading case en el tema que nos ocupa15, la doctrina inglesa es consciente de sus defectos. Así, en el año 1980, Beale afirmaba lo siguiente:

«However there are questions which may be asked about the rule. The first is whether it is sufficiently certain. (...) it is often no easy to advise a party what his potential liability is. The first difficulty is the vagueness of the concept "usual losses". (...) A second difficulty is over exactly what must be foreseeable, whether as a usual result or on the basis of special circumstances. (...) A third difficulty which causes uncertainty is over the required degree of likelihood of a type of loss occurring (...). The second question about Hadley v. Baxendale is whether the rule is too generous. (...) The third question about Hadley v. Baxendale is whether in some respect is too mean to the victim»16.

Más recientemente, MCGREGOR ha puesto de manifiesto que:

«(...) the abundance of phraseology and the breakdown of the rule into parts, led to confusion (...)»17.

Las incertidumbres apuntadas por los autores citados intentaron ser superadas por los dos casos a los que nos referimos a continuación: Victoria Laundry v. Newman y The Heron II.

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l caso Victoria Laundry v. Newman introdujo en el año 1949 dos nuevas pautas para...

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