Inadecuación del ámbito judicial

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A Contexto del sistema Judicial

El ámbito judicial no es adecuado para resolver conflictos familiares 338 y el procedimiento que el legislador ha puesto a disposición de las partes es fuente de algunos problemas, tales como: a) La excesiva rigidez y formalismo; b) La aportación de material probatorio presenta múltiples dificultades;

  1. La carencia de juzgados especializados supone un grave peligro para la intimidad y la confidencialidad que estos asuntos requieren339; sin olvidar el serio problema que representa la diferencia de criterios en las resoluciones judiciales.

En relación con este último punto, es oportuno citar las declaraciones de RETUERTO BUADES:

Existe una coincidencia casi unánume con la necesidad de especialización de Juzgados y de Jueces y Magistrados en esta materia. Desde el punto de vista de los derechos que se ventilan en los procesos de familia, y también en tutela e incapacitaciones, su indisponibilidad y carácter cuasipúblico requieren de una formación y una estructura que no puede ser la misma que en un Juzgado del orden civil, con competencia en materias en las que el interés privado es el que prima sobre cualquier otra cuestión.

Además, desde el punto de vista de la estructura y la organización, este tipo de Juzgados exige necesariamente su tratamiento conforme a otros criterios. Son Juzgados cuyos medios personales han de exceder de los tradicionales.

340La duración del conflicto ocasiona un coste económico y emocional a las partes enfrentadas. Una vez inmersas en la batalla legal, piensan que deben seguir adelante por todo lo que invertido hasta el momento, y, conforme el conflicto continúa, aumentan las pérdidas, y la necesidad de vencer adquiere más

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importancia. Esta es la causa de que se sigan recurriendo los pleitos una vez se han perdido341.

PÉREZ MARTÍN señala:

Todos los que nos dedicamos al Derecho de Familia, somos conscientes de que la vía judicial, para la resolución de los conflictos de pareja, no es la más adecuada, puesto que, al final, el conflicto no se resuelve satisfactoriamente para ninguno de los integrantes.(...) Sólo debe llegar al Juzgado el conflicto que humanamente no ha sido posible resolver.

342ZARRALUQUI señala: «no hay nadie que no cante las excelencias de una salida de mutuo acuerdo en cualquier conflicto, y, dentro de éstos, de una ruptura conyugal». Si bien, añade: «La mediación no es un descubrimiento nuevo, ni una aportación diferente de lo que ya existía»343. Sentimos no compartir plenamente estas aseveraciones, pues, aunque, como se ha dicho, el sistema tiene una tradición milenaria, actualmente se ha profesionalizado, introduciéndose técnicas específicas.

Hay una coincidencia sobre la innecesaria complejidad e inadecuación a la realidad social del proceso en materia de familia. La multiplicidad de procedimientos dentro de este tipo de proceso, puede provocar que un ciudadano tenga que acudir en más de diez ocasiones distintas y en otros tantos procedimientos diferentes, hasta lograr un divorcio, con sus efectos personales y patrimoniales, lo cual es dificilmente explicable 344 y habría que poner los medios necesarios para evitar, en asuntos ya de por sí delicados y complejos.

Parece cada vez más claro que, desde una perspectiva exclusivamente jurídica no es posible la solución del conflicto familiar345. Por otra parte, los juicios de familia requieren un tiempo especial que no es cuantitativo, sino cua-

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litativo; lo que se pretende es que, en un momento determinado, alguna de las partes salte la barrera y se produzca un cambio en la forma de relacionarse346.

En el ámbito jurídico se sobrevaloran aspectos de tipo profesional ante el cliente y se ignora o minimiza que las partes se encuentran inmersas en un conflicto interpersonal, que han decidido resolver amparándose en la legislación; pero lo más probable es que la situación de conflicto, en la que están implicadas tantas cuestiones emocionales, llegue a desbordarles, distorsionando considerablemente la visión de la realidad y de los hechos347.

Nuestro sistema judicial responde a un determinado contexto cultural, fruto de una larga evolución, que ha desembocado en la atribución al Estado de la pacificación de los conflictos, función que cumple el Poder Judicial, aplicando unas reglas preestablecidas, es decir las normas jurídicas, en el marco de un estado de Derecho.

Este paradigma cultural se basa en una orientación distributiva del conflicto, el cual es definido como una disputa entre dos antagonistas, por unos mismos bienes, en la que prevalecerá la postura del ganador (paradigma ganador/perdedor). Se basa, por tanto, en la confrontación e implica necesariamente una parte victoriosa y otra derrotada, es decir, siempre hay una parte que se supone tiene la razón y la otra no348; aunque, en realidad, ambos pierden, porque el triunfo parcial será también vivido como una derrota349.

La disputa, el enfrentamiento entre las partes ante los Tribunales de Justicia, tiene como objetivo abstracto descubrir la verdad. Este planteamiento incita a la lucha, hace brotar la agresión, secretos ocultos, da lugar a que se divulguen los conflictos familiares a través de testimonios, peritajes psicológicos etc. Quizás deberíamos pensar que, en este tipo de litigios, lo realmente importante no es probar lo que sucedió en el pasado, sino tratar de averiguar como puede construirse una relación sin agresividad, de cara al futuro, por el bien de los hijos comunes, salvaguardando a un tiempo la intimidad de las partes.

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Una misma pareja puede pasar por un proceso de separación, de divorcio, de ejecución de sentencia de separación y de divorcio, de modificación de las medidas de separación y de divorcio, así como por las posibles apelaciones ante las diferentes resoluciones del Juez, dando lugar a un interminable calvario, que genera una relación de dependencia judicial que parece no tener fin. El usuario del sistema judicial utiliza éste para ganar a la contraparte y, cuando no lo consigue, culpabiliza al funcionamiento del sistema de su fracaso. Por esta razón, es necesario dar la máxima responsabilidad a las partes implicadas en el proceso350.

En el ámbito de la mediación no se pretende buscar un culpable; tanto como hallar la verdad importa la recuperación de la confianza mutua y el diálogo entre los implicados. El objetivo no es sancionar los actos que han desencadenado el conflicto, sino trabajar para conseguir establecer unas coordenadas de futuras relaciones entre las partes351. Este constituye el primer paso para llegar a un acuerdo, en lugar de que el Juez se vea obligado a imponer una decisión que tiene alta probabilidad de no ser acatada352.

Puede decirse que, en este procedimiento, el principio de la «búsqueda de la verdad», cede en beneficio de la «búsqueda de la solución mutuamente consensuada»353. No obstante, la necesidad de indagar la verdad recobra toda su vigencia cuando están en juego cuestiones de orden público354.

En cuestiones en que las posiciones estén enfrentadas, como puede ser la custodia de los hijos, la decisión impuesta por el Juez en el procedimiento contencioso no satisfará a ninguna de las partes, porque ambas consideran como exclusivo el derecho sobre el niño. La parte disconforme apelará el fallo y, aún habiendo pasado en autoridad de cosa juzgada, es frecuente la reticencia en cumplirlo, lo cual es especialmente grave en los asuntos de familia. Y es que, en otro tipo de procesos, muy posiblemente las partes no tendrán que volver a encontrarse, pero los miembros de la familia sí, debido a los hijos menores o incapaces.

La disconformidad de la parte que no ha visto satisfechas sus pretensiones, se pondrá de manifiesto en posteriores incidentes con objeto de perturbar a la

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otra parte, con el consiguiente coste emocional para ambos -pero, sobre todo, para los hijos- y administrativo para el Tribunal355.

Este planteamiento de confrontación en los conflictos familiares -en los que la incidencia de elementos afectivos, desconocidos por el Derecho, es tan importante356-, no hace sino agravarlos. Después de haber aireado los trapos sucios ante el Órgano Judicial, en una lucha desesperada por conseguir una...

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