La importancia de la participación del alumnado para una universidad inclusiva

AutorJose Antonio García Gamúz - Irene Moreno Medina
Páginas161-180
LA IMPORTANCIA DE LA PARTICIPACIÓN DEL
ALUMNADO PARA UNA UNIVERSIDAD INCLUSIVA
Jose antonio garcía gamúz
irene moreno-medina
Desde el punto de vista de la inclusión, uno de los aspectos que a veces
menos se tiene en cuenta, pero no por ello es menos importante, es el de la
participación del alumnado en los distintos ámbitos de la universidad: órganos
de gobierno y diferentes cauces de representación y opinión. Desde estamentos
gubernamentales, como desde la propia Unión Europea en el proceso de cons-
trucción del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), se ha comenzado
a legislar y hacer recomendaciones desde hace años en torno a la necesidad de
fomentar esta participación. De ahí que cada vez más universidades trabajen
por mejorar este aspecto y establezcan estrategias que fomenten la incorpora-
ción de los alumnos y alumnas en todos los ámbitos de la vida universitaria. Aun
así, cuando se estudian datos al respecto, en distintas universidades españolas
se constata que la realidad diere entre ellas en cuanto al empeño de cada una
en conseguir avanzar, pero es algo habitual que la participación no sea del todo
la deseada, así como la implicación de los y las estudiantes. Analizando el por-
qué de esta situación se llega a la conclusión de que, los canales de información
sobre este asunto no son los adecuados y por tanto no llega correctamente al
alumnado, aunque también se detecta un cierto desinterés, o falta de credibilidad,
en este colectivo.
En este capítulo se analizan todos estos fenómenos y se proponen una serie
de acciones recomendadas para mejorar la información y el interés del alumna-
do en la incorporación plena universitaria, así como el aprovechamiento de este
derecho en la mejora de las políticas inclusivas universitarias.
1. INTRODUCCIÓN
La participación del alumnado es el talón de Aquiles en la Educación Superior
universitaria. Y es que, a pesar de que ya desde la Declaración de Praga (2001)
se anima al fomento de la participación del alumnado en los distintos ámbitos de
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la universidad, comenzando por la propia construcción del EEES, no se ha con-
seguido un gran aumento en la participación desde entonces. En este sentido,
en la Declaración de Budapest sobre la gobernanza y la participación estudian-
til en la educación superior (The European Students’ Union –ESU–, 2011) se
recoge: “Los estudiantes son los principales beneciarios de la mejora de la
calidad de la educación superior y deben tener más impacto en la toma de de-
cisiones y en su gobernanza”. Pero no sólo es importante en la mejora de la vida
universitaria, sino que además, la participación hace a los alumnos y alumnas
crecer en su formación integral, adquiriendo las competencias básicas necesa-
rias para introducirse en el mercado laboral (iniciativa, resolución de problemas,
capacidad de trabajo, responsabilidad, trabajo en equipo, cooperación). Por ello,
sin duda, la participación aporta el valor de la educación democrática, preparan-
do para poder asumir responsabilidades en el ámbito político, social y laboral
(Soler, Pallisera, Planas, Fullana y Vilà, 2012). En este sentido, para Chela y
Martí (2012), la participación es algo más que un proceso de mejora a través de
la toma de decisiones. Promueve un conocimiento sobre los protocolos políticos,
valores y actitudes positivas relacionadas con el hecho de participar. Pero ade-
más, presenta como una de sus funcionales principales la inclusión (Muñoz y
Campos, 2013). Por todo esto, la participación es una pieza clave en la vida del
alumnado, puesto que por un lado les ayuda en su proceso madurativo y de toma
de decisiones, y por otro lado, por otro lado, permite una inclusión real debido a
las actividades que conlleva la participación estudiantil. Además, Llorent-Vaque-
ro (2016) arma que la participación en los órganos de gobierno de la universidad
por parte del alumnado es algo benecioso en diferentes aspectos (mayor calidad
en la toma de decisiones, mejora educativa, mayor conciencia de lo que signi-
ca participar en la sociedad).
Ahora bien, lo primero que hay que preguntarse es qué se entiende por par-
ticipación, y cuál es el grado mínimo exigible en la universidad, ya que participar
se puede hacer de muchas formas. La participación abarca distintos tipos de
implicación, que van desde la asistencia a clase únicamente hasta ser represen-
tante en algún órgano de gobierno de la universidad, pasando por organizar
actividades o ser parte de alguna de las asociaciones existentes (Trilla, Jover,
Martínez y Romañá, 2011). Para Trilla y Novella (2001) la participación se puede
dividir en cuatro tipos:
La participación simple, que convierte al alumnado en meros espectadores
o ejecutantes de un proceso, sin participar en su elaboración ni haber
aportado ninguna opinión al mismo.
Escuchar el parecer de los alumnos y alumnas supone un grado de parti-
cipación mayor, que se puede denir como consultiva.
• Cuando se establece una participación proyectiva el alumnado no sólo
opina sobre el proceso, sino que también lo ejecuta.

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