La importancia de la competencia social en jovenes que cumplen medida judicial educativa en medio abierto
Autor | Noelia García Ferreiro; Clara Isabel Fernández Rodício |
Cargo del Autor | Profª Drª Universidade de Vigo |
Páginas | 764-770 |
764
La importancia de la competencia social en
jovenes que cumplen medida judicial educativa en
medio abierto
Noelia García Ferreiro
noeliagarciaferreiro@gmail.com
Clara Isabel Fernández Rodício
Profª Drª Universidade de Vigo, cirodicio@uvigo.es
Introducción
Definir la competencia social no es tarea fácil, debido a su naturaleza
pluriconceptual, recogiendo diversas acepciones que hacen referencia a este mismo
concepto (CORONEL, LEVIN, & MEJAIL, 2011). Esta puede definirse como un
conglomerado de habilidades diversas que se emplean con distintos fines (KELLY, 2002).
También hace referencia al conjunto de las habilidades sociales, cognitivas y emocionales
necesarias para una inclusión significativa en el grupo social (GARRIDO, 2005).
Concretamente las habilidades sociales, se relacionan con un comportamiento o
un tipo de pensamiento que conduce a resolver situaciones sociales de manera efectiva,
tanto para la persona como para el ambiente en que se sitúa, permitiendo así resolver
conflictos, situaciones o tareas sociales (TRIANES, MUÑOZ, & JIMÉNEZ, 2000). La
habilidad social puede ser definida como la competencia que permite ejecutar conductas
aprendidas que concurren a cubrir las necesidades de relación interpersonal y afrontan
las exigencias sociales con efectividad (LEÓN & MEDINA, 1998). La conducta habilidosa
se relaciona directamente con el contexto de interacción, en donde median las normas
sociales y culturales establecidas según una serie de aspectos como pueden ser la edad,
el rol de género y el grupo social (CABALLO, 2007).
Para la adquisición de estas habilidades se activan mecanismos de aprendizaje
como el refuerzo positivo, experiencias de aprendizaje vicario u observacional,
retroalimentación interpersonal y desarrollo de expectativas cognitivas en relación a
situaciones interpersonales (KELLY, 2002). Pese a ello determinadas autoras y autores
afirman la posibilidad de una interacción entre factores genéticamente determinados y
aprendizaje (TRIANES, MUÑOZ, & JIMÉNEZ, 2000).
Dentro de las habilidades sociales se reconocen distintos estilos de conducta,
principalmente tres estilos, agresivo, inhibido y asertivo caracterizado por el
establecimiento de relaciones sociales significativas, permitiendo una mejor adaptación
social (CORONEL, LEVIN, & MEJAIL, 2011). Además, las habilidades sociales, se
componen por dimensiones a nivel personal y ambiental, en el primer nivel, con la
dimensión conductual, cognitiva y fisiológica y a nivel ambiental, con la dimensión
situacional (LÓPEZ LUQUE, 2005).
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