El impacto de la violencia de género
| Autor | Ángeles Sepúlveda García de la Torre |
| Cargo del Autor | Dra. y Especialista en Medicina Legal y Forense. |
| Páginas | 249-262 |
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La violencia contra las mujeres es un problema de gran magnitud, tanto por su frecuencia como por sus graves consecuencias para la salud de las víctimas, que durante mucho tiempo ha sido considerado un problema privado e ignorado socialmente. La violencia contra las mujeres fue reconocida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1995, como un obstáculo para lograr los objetivos de igualdad, desarrollo y paz, y una grave limitación para el disfrute de los derechos humanos y las libertades fundamentales.
Siguiendo lo estipulado en la Declaración de Beijing (ONU, 1995), la expresión «violencia contra las mujeres«, se refiere a todo acto de violencia sexista, que tiene como resultado posible o real, un daño de naturaleza física, sexual o psicológica, incluyendo las amenazas, la coacción y la privación arbitraria de libertad; ya se produzcan en la vida pública o en la privada.
La violencia contra las mujeres es considerada por organismos internacionales y gobiernos como un problema de salud pública de primer orden. Así fue declarada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1996, durante la 49a. Asamblea Mundial de la Salud, a la que hace referencia la Organización Panamericana de la salud ([OPS], 2002).
La consideración de la violencia contra las mujeres como un atentado contra los derechos humanos (Consejo de Europa, 2009), ha dado lugar a una mayor atención social e institucional. En España ha
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culminado, entre otros, con la aprobación de la Ley 27/2003, de 31 de julio, reguladora de la Orden de Protección de las Víctimas de la Violencia Doméstica y la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. Sin embargo, la violencia sexual ha quedado en segundo plano en relación a los malos tratos, a pesar de que se siguen produciendo un número importante de agresiones sexuales, y se hace necesaria la adopción de medidas firmes y eficaces para la protección de las víctimas, así como una concienciación social que rechace contundentemente estos actos.
La violencia de género es una de las formas de violencia que más atención social e institucional ha recibido en nuestro país en los últimos años, culminando entre otros, con medidas legislativas como la aprobación de la Ley 27/2003, de 31 de julio, reguladora de la Orden De Protección de las Víctimas de Violencia Doméstica, y la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género; así como el Plan Nacional de Medidas contra la Violencia Doméstica, en el marco del Observatorio Nacional de la Violencia Doméstica y de Género.
La violencia de género es un problema universal y estructural, que incluso adopta distintas formas, según el lugar geográfico o el momento del ciclo vital de la mujer.
Fase. Tipo de violencia
· Pre-natal: Abortos selectivos según el sexo; efectos sobre el recién nacido de la violencia durante el embarazo.
· Infancia: Infanticidio femenino, abuso físico, sexual y psicológico.
· Niñez: Matrimonio infantil; mutilación genital femenina; abuso físico, sexual y psicológico; incesto; prostitución infantil y pornografía.
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· Adolescencia y vida adulta: Violencia durante el cortejo y el noviazgo (ej. violaciones); sexo forzado por razones económicas. (ej. niñas estudiantes que tienen relaciones sexuales con adultos a cambio de favores); incesto; abuso sexual en el sitio de trabajo; violaciones; acoso sexual; prostitución y pornografía forzada; tráfico de mujeres; violencia conyugal; violación marital; abuso y homicidio; homicidio conyugal; abuso psicológico;
· Abuso de mujeres discapacitadas; embarazos forzados.
· Vejez: «Suicidio» forzado u homicidio de viudas por razones económicas; abuso físico, sexual y psicológico.
Siguiendo los postulados de la OMS, adoptados en la Resolución 49.25 de la Asamblea Mundial de la Salud (OMS, 1996), la violencia contra las mujeres tiene importantes repercusiones en la salud integral, entendiendo salud como el estado de bienestar físico, psíquico y social. Estas consecuencias se producen tanto a corto como a largo plazo, reduce la calidad de vida, produce graves secuelas y muerte, se extiende a la familia, pareja y en todo el entorno y repercute de forma secundaria en la sociedad y en la economía.
En un intento de establecer el impacto real de la violencia sobre la salud de las mujeres, algunos autores han adoptado un indicador mixto basado en la pérdida de vida saludable sobre una esperanza de vida teórica, que depende de las características de población y de sociedad concreta; con este enfoque han determinado que los daños físicos suponen el 55% de la pérdida, y los daños psicológicos y de la salud reproductora el 45%. La violencia se sitúa en tercer lugar de los problemas de salud de las mujeres, tras la diabetes y las complicaciones ginecológicas, provocando más muertes y secuelas físicas y psíquicas, que las cardiopatías isquémicas y accidentes de tráfico. El espectro de las lesiones no mortales varía de un país a otro. No obstante, se calcula que por cada muerte se producen docenas de hospitalizaciones, cientos de visitas a los servicios de emergencias y miles de consultas médicas. Un alto porcentaje de las personas que sobreviven a estas lesiones sufre discapacidades transitorias, o permanentes.
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Según el Informe Mundial sobre la Violencia y la Salud de la OMS (2000), a las lesiones como consecuencias físicas de la violencia, se añaden las relacionadas con la salud reproductiva (embarazo, complicaciones ginecológicas), y las enfermedades de transmisión sexual.
La práctica sanitaria ha mostrado que, la violencia sufrida de forma habitual, incluyendo los abusos sexuales a niñas, favorece la...
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