El Impacto de la Revolución de la Información sobre las Relaciones Internacionales

AutorSJD Schwartzstein
CargoCouncil for Strategic and International Studies, Washington DC

Asunto: La "revolución de la información" está efectuando un gran número de cambios significativos en todo el mundo. Estos cambios se están produciendo no sólo en el seno de nuestras sociedades y dentro de los estados-nación, sino entre las naciones y globalmente. Sólo evaluar la envergadura de los cambios puede resultar una tarea imposible, sin mencionar el entendimiento de sus implicaciones secundarias y terciarias. Nos encontramos a las puertas de una era de relaciones internacionales que bien podría denominarse "la búsqueda de la coherencia".

Relevancia: La mayoría de las estructuras, e incluso de los modos de ver el mundo, se remontan a la edad industrial, y muchas están arraigadas en las prácticas y las necesidades de las sociedades preindustriales. El sistema formal existente de relaciones internacionales, que refleja fundamentalmente el pensamiento del siglo XIX, está siendo erosionado rápidamente por cambios significativos producidos por la llamada "revolución de la información".

Muchos consideran que los cambios surgidos de la diseminación de las tecnologías de la información y la comunicación se equiparan con los de la revolución industrial

El término "revolución de la información" se entiende en este artículo como los cambios significativos ocasionados por el desarrollo y el uso generalizado (y creciente) de potentes ordenadores, software, redes informáticas y avanzadas comunicaciones de gran velocidad, todos los cuales de por sí producen cambios, pero que en conjunto están causando una transformación en varias áreas - entre las cuales están las relaciones internacionales. No obstante el debate actual sobre si los cambios que estamos presenciando - tanto los desarrollos tecnológicos como sus efectos - constituyen una ruptura suficiente con el pasado para merecer la calificación de "revolución", lo que sí está claro para la mayoría de los observadores es que los cambios son, por no decir más, significativos y trascendentales. Muchos de nosotros, entre ellos el autor, son de la opinión de que lo que estamos presenciando es un cambio del orden de la revolución industrial.

No obstante, la revolución de la información todavía está comenzando ...

El cambio que estamos observando sigue desenvolviéndose, y cabe sospechar que todavía está empezando - en una etapa marcada por el cambio tecnológico rápido continuo (en algunas áreas a tasas exponenciales) y poco consenso sobre los marcos o analogías analíticos más apropiados. Lo que ocurre es que el cambio tecnológico continúa adelantándose a un ritmo que supera la capacidad de adaptación de la mayoría de los individuos, gobiernos, e incluso las empresas, produciéndose en muchas áreas un retraso cronológico. (Bien podría decirse que un número creciente de ciclos tecnológicos pueden caber dentro de un ciclo "político"). Al mismo tiempo, el tipo de cuestiones que se tienen en cuenta en la elaboración de las políticas públicas están cambiando y creciendo en complejidad: cuestiones relacionadas con los ecosistemas, el cambio climático global y la biodiversidad, adquieren una importancia vital (en el sentido literal de la palabra) y son por su propia naturaleza extremadamente complejas; cuestiones derivadas de la propiedad intelectual, área de creciente importancia económica y política, se pondrán de relieve a medida que el comercio va dependiendo cada vez más de la información digitalizada que de las propias mercancías y servicios.

... su incidencia directa, así como sus efectos secundarios y terciarios, seguirá sintiéndose por algún tiempo

No obstante, dentro de los países desarrollados, el impacto de la revolución de la información sobre el comercio y la industria, las organizaciones, las instituciones, los gobiernos, los medios de comunicación, la educación y el ocio - casi todos los aspectos de la vida - ha sido sustancial y seguirá sintiéndose, no sólo de forma directa sino en sus efectos secundarios y terciarios. Empieza a asomarse el fenómeno en los países menos desarrollados, aunque típicamente en menor grado. No obstante, los cambios afectan no sólo al funcionamiento interno de las sociedades y los estados-nación, sino que son globales e inciden sensiblemente en las relaciones entre países en todo el mundo. En un panorama más amplio, también está cambiando la manera en que los individuos se ven a sí mismos, en cómo se organizan y cómo interactúan en un marco global. Pero quizás más significativos son los cuatro aspectos siguientes:

  1. el desarrollo del "ciberespacio", no sólo como medio de comunicación sino como lugar de interacción;

  2. el que no sólo estamos creando sistemas adaptivos complejos, sino que aprendemos de ellos, imitándolos y enterándonos de su dinámica:

  3. nuevas formas de inteligencia - la "inteligencia artificial" -capaces de actuar sin intervención humana, ejercerán una influencia cada vez mayor;

  4. los cambios que provendrán de dichos desarrollos globales afectarán radicalmente nuestra forma de pensar y producirán cambios de gran trascendencia en las interacciones humanas.

    Conviene notar aquí que aunque el término "revolución de la información" incluye muchos de los ajustes y cambios que han tenido lugar como consecuencia de comunicaciones más rápidas y el uso de los medios electrónicos (o sea, la radio, la televisión y los enlaces telefónicos mejorados), éstos no son responsables por los cambios sísmicos que se están produciendo ahora, aunque por cierto su influencia no ha sido insignificativa. Estos cambios, que en muchos aspectos han tenido un fuerte impacto por todo el siglo XX, han sido evolutivos, más bien que revolucionarios; han acrecentado la disponibilidad de la información y agilizado el ritmo de la vida cotidiana; han desempeñado un papel importante en la evolución de las actividades de la edad industrial, incluida la guerra, y han cambiado el rumbo de la historia, pero tienen sus orígenes en la imprenta y el telégrafo, los cuales a su vez deben considerarse como el producto de revoluciones anteriores. El cambio revolucionario que estamos presenciando ahora se debe más bien al desarrollo y el uso de los ordenadores, y en particular a las redes informáticas. El desarrollo, el crecimiento, la exploración, la explotación y, en algunos aspectos importantes, la implantación del "ciberespacio", son lo que es verdaderamente revolucionario. La "frontera electrónica" se manifiesta en diversas formas: como marco geográfico, memoria, sociedad, escuela, foro, mercado, realidad, "hiperrealidad" y como un país de las maravillas no menos fantástico que el de Lewis Carroll. Se cuestionan nuestros conceptos del tiempo, el espacio, la distancia y la identidad. Quizás lo más extraordinario es que en el espacio de unos cuantos años - la última década del siglo XX - el tipo de visiones que sólo existían en la ciencia ficción y en la febril imaginación de algunos escritores, ya va formando parte de la vida cotidiana.

    A fin de hacerse cargo de los cambios que se están produciendo, puede ser útil considerar las siguientes características de la "revolución de la información", las cuales quizás sean las más pertinentes a la discusión de los cambios en las relaciones internacionales:

  5. Hay (y habrá) una disponibilidad mucho mayor de información ubicua como consecuencia de comunicaciones mejores y más rápidas, una mayor capacidad de almacenaje, una multiplicidad de sistemas para la recuperación de información y aplicaciones que agilizan y facilitan el proceso y aprovechamiento de la información.

  6. La información está disponible en una gama más amplia de formas, con diferentes características, facilitando así la manipulación, la replicación, la ocultación y la disimulación, la decepción y el desbaratamiento, la destrucción y la interrupción.

  7. Se han desarrollado procesos de retroalimentación funcionalmente integrados más rápidos y más exactos.

  8. En todos los niveles, la importancia y la eficacia de los individuos y grupos pequeños han aumentado debido a su mayor capacidad de comunicar y manipular información a través de los ordenadores y redes informáticas. Esto conduce a la fragmentación, o la capacidad de funcionar eficazmente sin una autoridad central.

  9. Hay más integración a todos los niveles: una mayor centralización, la integración de las funciones y la interoperabilidad a través de la gestión de sistemas.

  10. Se han desarrollado sistemas cuyo funcionamiento depende muy poco de la intervención o toma de decisiones humana.

    Estas características incidirán de forma significativa en el mundo que está emergiendo de la revolución de la información. No obstante, al considerar el tema global de las relaciones internacionales es posible distinguir entre su impacto en las relaciones "formales" o simbólicas - las que se realizan a nivel del estado (la diplomacia y los funcionarios) - y las relaciones "reales" o estructurales.

    Las relaciones entre Estados, llevadas a través de los intercambios diplomáticos y oficiales, han cambiado de forma considerable durante la última década y merecen atención de por sí. Pero los cambios más grandes y más importantes que veremos tienen que ver principalmente con los tipos de ajustes y cambios en muchas sociedades - inicialmente, por supuesto, en las naciones más desarrolladas - y muchos países. Con respecto a las relaciones internacionales, hay cuatro tendencias generales que merecen consideración prioritaria:

    La tradicional dominación del estado-nación en las relaciones internacionales cede gradualmente ante un sistema menos coherente, menos ordenado y menos fácil de comprender

  11. Coherencia

    El actual (y relativamente estable) sistema de relaciones internacionales, regido esencial y casi exclusivamente por los estados-nación, está cediendo, aunque sea gradualmente, ante un sistema menos coherente, menos ordenado y menos fácil de comprender - uno en el que intervendrán una multiplicidad de sistemas y participantes. Muchas de las viejas estructuras y maneras de hacer las cosas habrán quedado anticuadas, obsoletas y de poca utilidad ya. Muchas de las antiguas demarcaciones y fronteras que delinean la responsabilidad, la soberanía nacional, etc. perderán mucho de su significado o habrán quedado tan complejas que precisarán de estructuras totalmente nuevas. Puede ser útil considerar lo siguiente:

    1. Estructuras: los gobiernos de los estados-nación suelen contar con los cuerpos legislativos y las estructuras burocráticos necesarias para la administración de las funciones gubernamentales, incluida la administración de la ley y la realización de políticas y planes tocantes a las relaciones con otros estados y entidades internacionales. La clave de tanto las funciones legislativas como las burocracias gubernamentales es la información y el control de la información. Pero con la "revolución de la información" hay un número de cambios significativos con respecto a la dinámica de la información:-

      ¿ la disponibilidad de mayores cantidades de información a todos los niveles;

      ¿ ha aumentado notablemente la capacidad de almacenaje de información, y el ritmo de crecimiento sigue siendo elevado (20-40% anualmente);

      ¿ ha aumentado la velocidad de acceso a, y transmisión de, la información;

      ¿ los flujos de información ya no conocen límites geográficos

      ¿ se hace más difícil controlar los flujos de información, en todos los niveles - nacionalmente, dentro de las instituciones, y jerárquicamente;

      ¿ el uso eficaz de la información está cambiando, y ya es menos una función de la posesión que de la gestión.

      ¿ las redes están cambiando muchos aspectos de cómo se manipula la información, p.ej. la seguridad de la información se ha convertido en una preocupación importante para los usuarios de la red.

      El advenimiento del correo electrónico permite comunicaciones más informales, no sujetas a los mismos controles que los telegramas o cartas tradicionales

      Dentro de muchas burocracias (gubernamentales y no gubernamentales) la cambiada (y cambiante) dinámica de la información está surtiendo efectos dentro de las propias burocracias: el "aplastamiento" de las jerarquías, el mayor número de participantes y cambios en las destrezas precisas. Lo que empieza a vislumbrarse son unas estructuras "informales" paralelas que coexisten con las estructuras burocráticas "formales" más antiguas y arraigadas. Algunos de los cambios que han tenido lugar dentro del Departamento de Estado de EE.UU. y las embajadas en el extranjero pueden servir de ilustración: las comunicaciones entre el Departamento de Estado y las embajadas, que tradicionalmente se efectuaban en la forma de mensajes transportados o mediante el correo diplomático o en telegramas codificados, han estado sujetas a los controles de la jerarquía burocrática, con una limitada autoridad para enviar mensajes. Pero con el incrementado uso del teléfono, el desarrollo del fax, y el advenimiento del correo electrónico, una buena proporción de las comunicaciones se realiza ya informalmente, y no queda sujeta a los controles que siguen rigiendo las formas tradicionales de comunicación. Son reveladoras estadísticas del Departamento de Estado (que posiblemente sean igualmente válidas para los ministerios de asuntos exteriores en la mayor parte de los países occidentales): entre 1985 y 1995, a pesar de un aumento del número de representaciones diplomáticas (embajadas y consulados), el número de telegramas (el método formal de comunicación) disminuyó en casi un 20%. El e-mail ha sustituido al sistema más antiguo para muchas comunicaciones esenciales, particularmente donde el tiempo apremia - y por supuesto el

      e-mail no está sujeto al mismo control jerárquico.

      Las fronteras geográficas pierden su significado en la sociedad de la información

    2. Fronteras. La naturaleza no geográfica de las comunicaciones en redes ha dado lugar a lo que a menudo se denomina el "ciberespacio", distinguible por la ausencia de la geografía en el sentido convencional de la palabra, o por lo que podría llamarse un concepto totalmente nuevo de la geografía. Ya son corrientes flujos de enormes cantidades de información por toda clase de comunicaciones en red, y sigue en aumento la capacidad de los sistemas de trabajo en red de acomodar volúmenes aun mayores. El acopio de materiales y la producción industrial trascende de las fronteras con cada vez más frecuencia a través del uso de las redes, y la transferencia de fondos y otras transacciones financieras se realizan en su mayoría en forma digital.

    3. Soberanía nacional. La posibilidad de transferir grandes cantidades de información y fondos, transmitir tecnología y hacer negocios a través de las comunicaciones en red no sujetas al control de los gobiernos individuales, tiene forzosamente que debilitar la soberanía nacional. La capacidad de la mayoría de los bancos centrales de regular la moneda nacional ya no existe, y las comunicaciones en red y el comercio informatizado de acciones han colocado fuera del control de los gobiernos nacionales importantes actividades económicas. Los intentos de los gobiernos de controlar la información a fin de mantener su dominio global o influir en los comicios probablemente están destinados al fracaso, de la misma manera que han fracasado intentos para eliminar el tráfico en material obsceno o ofensivo.

      Se hace cada vez más difícil imponer la autoridad gubernamental

      Asimismo, a medida que aumenta el volumen de negocios realizado a través de las comunicaciones en red, se vuelven más difíciles cuestiones relacionadas con la fiscalidad y la regulación, y pierden eficacia los sistemas nacionales de control. Los intentos por parte de diversos gobiernos de regular y gravar las transacciones no es de por sí una garantía de que tales iniciativas prosperarán, ni que, en el caso de que sí tengan algún éxito parcial, no plantearán problemas de fondo. Entre ellos destaca el grado de autoridad que han de ejercer organismos gubernamentales, creados sobre la base de sociedades industriales o incluso agrarias, en un mundo muy transformado.

      El uso de la red informática propicia el crecimiento de grupos de intereses especiales, permitiéndoles movilizarse con más facilidad

  12. La Fragmentación y la Multipolaridad

    La posibilidad de organizarse globalmente a través de las redes informáticas, el mayor acceso a la información y la rapidez con que los individuos pueden unirse, ha dado lugar a un mayor número de grupos y una mayor facilidad de movilizarse eficazmente. No obstante que el trabajo en red se encuentre todavía en una etapa temprana de desarrollo, ya hemos visto la eficaz manera en que individuos y grupos han podido organizarse y emprender acciones políticas mediante el reparto de información (en direcciones del Web) y las comunicaciones en red (tanto lateralmente como por medio de mensajes a partes importantes, tales como los legisladores). En combinación con formas más antiguas importantes de diseminación - tales como los medios de comunicación - hemos visto cómo grupos de activistas (p.ej. Greenpeace), y corporaciones (p.ej. Shell), han podido jugar un papel importante en la elaboración de la política pública. Al mismo tiempo, grupos de insurgentes, como el grupo Zapatista en Méjico, se han hecho fuertes para resistir la autoridad central. Asimismo, grupos de oposición tales como el Bahrain Freedom Movement, basado en Londres, pueden comunicar y diseminar información a un público muy extendido, rápida y concienzudamente, de una manera que se escapa totalmente del control del gobierno bahreiní. La "revolución del casete" de Khomeini, sustituida primero por el uso del fax (como en el caso de los estudiantes chinos en las manifestaciones de Tiananmen), ya ha cedido ante el ordenador y las comunicaciones en redes informáticas. Ante esta situación, el poder del estado bien podría verse comprometido, o al menos tendrá que modificar su forma de actuar.

    En un mundo cada vez más complejo, hay menos consenso sobre las reglas y menos controles centrales

  13. Complejidad

    El mundo se está haciendo cada vez más complejo (hecho ampliamente reconocido), con grandes números de protagonistas en todos los niveles, menos consenso sobre las reglas del juego (salvo los protocolos, como en el caso de Internet) y menos controles centralizados. La clave del desarrollo en este mundo más complejo es la computación en red: grandes números de sistemas pueden organizarse de diversas maneras, sin un control central; se propicia la formación de grupos y se facilita la transferencia, el almacenaje y la utilización de grandes cantidades de datos. El que un gran número de participantes puedan interactuar de una variedad de maneras por cierto hace presagiar un mundo menos reglamentado y menos ordenado, pero la naturaleza a menudo dispersa, menos burocrática y más descentralizada de muchas entidades que empieza a imponerse ahora, y que vendrá siendo normal en el futuro, complicará mas la tarea de pronosticar el comportamiento de las organizaciones. También es posible que los propios sistemas, al igual que todo sistema adaptivo complejo, se comportarán de maneras que o no serán totalmente previsibles o plantearán dificultades para la toma de decisiones.

  14. Ambigüedad

    La mayor complejidad, el incrementado número de participantes, y una elevada cantidad de cuestiones difíciles de resolver (p.ej. las relacionadas con las competencias jurisdiccionales) dará lugar indudablemente a un número de políticas y posiciones que se prestarán a una variedad de interpretaciones - o sea, que serán ambiguas. Las grandes cantidades de información disponibles exacerbarán esta ambigüedad al conducir a diferencias significativas de análisis e interpretación. La falta de una autoridad bien definida - que seguramente vendrá siendo cada vez más común en un mundo de jerarquías y burocracias "aplastadas" - favorecerá una multiplicidad de interpretaciones alternativas, ya que los flujos de información no estarán sujetos al mismo grado de control central que había existido antes.

    En conclusión, no se pretende con estas meditaciones sugerir que los estados-nación desaparecerán en un futuro no demasiado lejano debido al impacto de las nuevas tecnologías. Es probable que seguirán en pie, conservando en muchos respectos (y quizás la mayoría de ellos) su forma actual, pero sí se verán obligados a evolucionar de maneras que reflejarán la influencia de las nuevas tecnologías, la creación del "ciberespacio", y unas posturas radicalmente cambiadas. Al igual que muchas instituciones más antiguas a través de la historia, cuya autoridad y poder ha sufrido las vicisitudes del tiempo - la Iglesia, el Sacro Imperio Romano, la nobleza local, el partido comunista, y otras instituciones y entidades, los estados-nación se verán obligados a cambiar, cediendo por la mayor parte su poder o encontrando que ya no es posible ejercer la autoridad con el mismo grado de certeza.

    Palabras clave

    sociedad de la información; relaciones internacionales; soberanía nacional

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