La construcción de la imagen literaria de don Diego Ramírez de Villaescusa

AutorJosé Carlos Vizuete Mendoza
CargoUniversidad de Castilla-La Mancha
Páginas525-554

Page 527

La antigüedad clásica nos ha transmitido la idea de que un hombre perdura en la medida en que lo hace su fama. La memoria se convirtió así en artificio literario que hablaba desde la piedra de los epitafios o las biografías de tono hagiográfico, res gestae. Esta costumbre estuvo presente también entre los hombres del Renacimiento, y el obispo Diego Ramírez de Villaescusa es un ejemplo de cómo la Fama era capaz de transmitir una imagen ideal divergente de una biografía real.

I La imagen póstuma de don diego ramírez

Poco después de su muerte, un canónigo conquense escribió, en elegante latín humanístico, su necrología en el Libro de la Preciosa, a continuación de las de los obispos que le precedieron en la sede:

"Diego Ramírez, llamado el bueno, trigésimo tercero obispo de esta iglesia, nacido en Villaescusa de Haro de esta diócesis de Cuenca, casi el más docto de todos los de su tiempo en Sagrada Teología y en derecho divino y humano, entre otras cosas, hasta tal punto adornado con dotes tanto espirituales como corporales que en cualquier lugar en que hubiese nacido habría parecido que la Fortuna lo escogió para sí; llamado junto a ellos por los reyes Fernando e Isabel por la grandísima reputación de su saber y virtudes, estuvo al frente, en primer lugar, de la iglesia de Astorga, después, de la de Málaga, y finalmente de la de Cuenca y nombrado Capellán Mayor de la reina Juana, esposa del rey Felipe, a Carlos V, invictísimo emperador de romanos y rey de las Españas y de Alemania, hijo de estos mismos reyes, lo purificó en la sagrada fuente del bautismo; construyó una capilla célebre en su propia tierra, y un noble Colegio en la Universidad de Salamanca de suntuosos y magníficos edificios y lo dotó con enormes rentas. Éste, después de haber llevado a cabo innumerables embajadas de estos mismos Reyes Católicos con prudencia y buen juicio, y haber administrado prudentemente la Real Chancillería de Valladolid y otros muchos ministerios públicos, y finalmente tras haber gobernado durante muchos años con su propia presencia de forma muy inteligente la diócesis de Cuenca, en esta misma iglesia, dejando un gran recuerdo en todos los buenos, tras repartir antes todas sus posesiones entre los suyos y los pobres, se encontró con el Destino el sábado

Page 528

11 de agosto de 1537 a la hora octava. Tomó posesión del obispado el 23 de junio de 1518. Está enterrado dentro de las rejas de la Capilla Mayor"1.

Es ésta, sin duda, la primera vez que se fijan los rasgos del retrato de don Diego, sintetizados en las cuatro líneas de su epitafio: "D. O. M. / Didaco Ramirio Conchensi Episcopo, / Viro raro, et doctissimo / cui tanta vis animi ingeniique fuit, / ut ad id natum diceres, quodcumque ageret. / Obiit anno MDXXXVII".

Necrología y epitafio parecen salidos de la misma mano y destacan la singularidad del personaje -viro raro- así como sus sobresalientes cualidades naturales, que unidas a sus descollantes conocimientos en sagrada teología y ambos derechos -omnium fere suorum temporum doctissimus- lo señalan predestinado -fortunam sibi ipsi facturus videtur- para alcanzar el triunfo en todas y cada una de las empresas que iniciara. El breve texto funerario concluye aquí, pero la laudatio necrológica continúa desgranando su cursus honorum que se inicia con la llamada de los Reyes Católicos a cuyos oídos han llegado las noticias de su magnífica condición -ingentem eius literaturam et virtutum opinionem-, pero saltando los escalones inferiores de su carrera eclesiástica pasa a enumerar las sedes episcopales que rigió, Astorga, Málaga y Cuenca. El biógrafo no quiso olvidar la familiaridad de don Diego con los reyes, Juana y Felipe, y recuerda que antes que obispo fue Capellán Mayor de doña Juana y que participó en el bautismo del Emperador, aunque sin aclarar si fue el ministro del Sacramento. Esta confianza le permitirá desempeñar muchas y delicadas tareas diplomáticas y, por último, presidir la Real Chancillería de Valladolid. Tras una larga vida entregada a la política, gobernó personalmente -propia praesentia- la diócesis de Cuenca. Dos obras perpetuarán su memoria, la célebre capilla de la Asunción -capellam insignem- en su pueblo, y el Colegio de Santiago (o "de Cuenca") en Salamanca, mientras que no se hace mención alguna de sus escritos.

Esta imagen trasmitida por el epitafio había triunfado ya a mediados de siglo y cuando Juan Cristóbal Calvete de la Estrella compuso, en dísticos latinos, el elogio del fundador del Colegio de Cuenca, con el que se abre el libro de las Constituciones, insiste en la idea de las cualidades con las que estaba adornado:

Page 529

"Quem divina quidem ornavit sapientia, et auxit praeclaris donis corporis atque animi.

Egregia ille fuit forma, excelsaque statura et magni excellens dotibus ingenii".

A diferencia de otros prelados coetáneos -Mendoza2, Talavera3y Cisneros4-no tuvo un biógrafo que contara sus res gestae, pero los hitos de su biografía quedaron marcados para siempre en las páginas del Libro de la Preciosa y fueron reproducidas por autores posteriores sin citar su procedencia. Así, su semblanza se fue completando, poco a poco, añadiendo pequeños detalles, históricos o legendarios, al armazón de la necrología conquense. Su reiteración en obras de amplia difusión contribuyó a fijar definitivamente la imagen de don Diego como sabio, hombre para el gobierno -en la Iglesia y el reino- y mecenas. Aunque los ejemplos podrían multiplicarse, me limito a exponer tres de estas semblanzas de los siglos XVII y XVIII. La primera es la que Nicolás Antonio redactó para su Bibliotheca Hispana Nova; la segunda es la incluida en el episcopologio de Astorga, en el tomo XVI de la España Sagrada del Padre Enrique Flórez; y la tercera es la nota biográfica incluida por Antonio Ponz en el volumen de su Viage de España dedicado a Cuenca.

En la Biblioteca de Nicolás Antonio se señalan ya las obras escritas por Ramírez de Villaescusa, al que llama de Fuenleal sin que sepamos el motivo, y se nos informa de que fue colegial de San Bartolomé en Salamanca y que ocupó el deanato de Sevilla. Frente al olvido del primer dato en la biografía conquense, que no da importancia a la colegiatura, el canónigo hispalense lo señala por lo determinante que en su tiempo llegaron a ser los Colegios. La inclusión del epitafio tras la relación de obras latinas y castellanas, confirma su importancia en la fijación de la imagen de este viro raro et doctissimo, si bien incluye una errata evidente al adelantar un año su muerte. La traducción del texto latino dice:

"DON DIEGO RAMIREZ DE FUENLEAL, nació en MCDLIX en el pueblo de Villaescusa, de la diócesis de Cuenca. Cuando apenas era un adolescente de dieciséis años, vistió la toga del colegio de San Bartolomé en Salamanca,

Page 530

el año 1480, donde enseñó retórica y desempeñó la cátedra de Durando. Consiguió luego muchos cargos eclesiásticos, y en Granada, recientemente liberada de las abominaciones de los sarracenos, fue primer deán. Posteriormente ocupó este primer puesto en el cabildo de Sevilla, con la anuencia del Sumo Pontífice y a petición de la reina Juana de España, a la que había seguido a Bélgica cuando fue a casarse con Felipe de Austria, con el cargo de capellán y consejero. Asistió personalmente, junto con otros obispos, al bautizo de Carlos, nacido de aquel matrimonio, fausta estrella de los españoles. Fue designado posteriormente obispo de Astorga, Málaga y, finalmente, de Cuenca, desde el año dieciocho del siglo pasado, y se dice por último que marchó a Francia e Inglaterra como embajador de su rey. Si es cierto que tras ocupar la última sede episcopal citada, administró la curia vallisoletana en un tiempo difícil, ya que en aquella época se soliviantaron contra los gobernadores reales la mayor parte de las ciudades de ambas Castillas. Al decirse que era poco grato a Carlos por no haber aplicado la energía que se requería al parecer para aplacar las turbas, se marchó a Roma con el propósito de seguir a Adriano, recientemente nombrado Papa; de regreso, lejos de la cosa pública, en la iglesia de Cuenca, su esposa, envejeció y murió casi octogenario el domingo de la Ascensión del año MDXXXVI. Hay que elogiar al hombre que construyó suntuosamente el Colegio de Salamanca, llamado de Cuenca por su diócesis, del que no se puede decir todo lo que merece por su dignidad y mérito. Lucio Marineo Sículo refiere muchos aspectos de la calidad de su doctrina, elocuencia y demás virtudes, así como de su presencia física, en el libro... capítulo... de su De rebus Hispaniae. Varón de grande y exquisita doctrina lo ha de recordar la posteridad por diversos comentarios, cuyos argumentos son los que siguen, aunque se desconozca el lugar donde se encuentran"5.

El Padre Flórez añade algunas noticias a su origen, entre ellas la de la descendencia de la Casa Real de Navarra, que desempeñó dos cátedras en Salamanca, la de Retórica y la de Durando, antes de ingresar en San Bartolomé -aunque la segunda cátedra no se creara hasta 1508, dos décadas después de que don Diego dejara la Universidad-, y que defendió conclusiones ante los Reyes, lo que le permitió gozar de sus primeros beneficios eclesiásticos, datos que toma de González Dávila6. Conocemos también cuáles fueron los primeros de aquéllos "muchos cargos eclesiásticos" que Nicolás Antonio no enumeró: el arcedianato de Olmedo, la tesorería de Burgos, permutada por una canonjía en Salamanca, antes de ganar la maestrescolía de Jaén y ordenarse, sólo entonces, de misa, para pasar después al deanato granadino. Lo demás

Page 531

lo conocemos: la capellanía de doña Juana, el viaje a Flandes y el obispado de Astorga. Duró poco su prelacía en la sede asturicense, que nunca visitó. Y luego no se olvidan ni el bautismo del Emperador, ni la presidencia de la...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR