La igualdad de los ciudadanos: recurso para la solidaridad

AutorSilverio Barriga
CargoCatedrático de Psicología Social de la Universidad de Sevilla
Páginas229-250

    Silverio Barriga.Catedrático de Psicología Social de la Universidad de Sevilla. Premio a la Jubilación en 2006.

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Hablar de igualdad, en una sociedad cuya riqueza está constituida por su enorme variedad socioeconómica y cultural, no supone tanto ingenuidad como interés por plantear la utopía de un mundo más equilibrado en el que predominen los valores de la divisa republicana «libertad, igualdad, fraternidad». Pues escalofrío social proporciona la reciente noticia de que «la retribuci ón anual de los gestores de fondos de alto riesgo de Wall Street multiplica por 22.255 la de un empleado»1 cuando los gestores de las grandes firmas de capital riesgo (private equity) y de fondos especulativos (hedge funds) ganaron cada diez minutos el equivalente a la paga media anual de un asalariado.

Cuando se defienden esas situaciones socialmente injustas2 desde la lógica del capitalismo3, no nos queda sino reafirmarnos en la urgente necesidad de poner cortapisas legales a tales desvaríos que chocan con la equidad social, e incentivar la virtud moral de los ciudadanos para que intenten, como objetivo final y pese a las diferencias individuales, ajustar su conducta al reparto equitativo de los recursos. Esos sueldos astronómicos, dentro incluso de una sociedad de mercado, no pueden tener justificación social y son un escándalo para la ética de los ciudadanos y, probablemente, minen la moral y la productividad de los empleados.

Aún reconociendo las diferencias de capacidades y de esfuerzo, nos hallamos en un movimiento generalizado que aboga por luchar por las desigualdades reales de los ciudadanos garantizando el nivel de bienestar de unos y otros.

La igualdad de derechos ha de verse reflejada en la similitud de situaciones concretas, con respecto al trabajo, a la libertad de movimiento, a la libertad de expresión, al acceso a los servicios y a las condiciones de vida y a las condiciones de muerte4 etc.

Como mantiene el texto de presentación de la pagina web del Año Europeo de Igualdad de Oportunidades para todos, 20075.

El Año Europeo de igualdad de oportunidades para todo el mundo 20076 busca hacer que la gente en la Unión Europea sea más consciente de sus derechos a un tratamiento igualitario y a una vida sin discriminación. Estos son dos de los principios básicos que sustentan a la UE. El Año presentará un debate principal sobre los beneficios de la diversidad tanto para las sociedades europeas y los individuos. Las actividades llevadas a cabo durante el Año pretenden remediar la discriminación que padecen algunos individuos debido a su género, origen étnico o racial, religión o credo, discapacidad, edad u orientación sexual

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Sabemos que la igualdad de los ciudadanos exige luchar contra la discriminación considerada transversalmente (mainstreaming) tanto en las políticas como en los proyectos públicos7. Es lo que establece el estudio que, a petición de la Comisión Europea, sobre «La dimensión transversal de la lucha contra la discriminación: instrumentos, estudios y propuestas de futuro, ha realizado recientemente (agosto 2007) al Centro de Servicios Estratégicos y de Evaluación.

De hecho, la misma Comisión Europea lanza el 4 de Julio de 2007 una consulta pú- blica8 para ayudar al nuevo plan de medidas para tratar de resolver la discriminación sobre la base de género, religión, creencias, discapacidad, edad u orientación sexual en áreas más allá del mercado de trabajo.

La temática es tanto más candente, cuanto que una encuesta reciente del Eurobaró- metro (enero 2007) muestra que el 64% de los europeos cree que la discriminación se ha extendido en su país y el 51% cree que no se está haciendo lo suficiente para combatir el problema.

La discriminación social es la nueva forma de pobreza. La lucha contra la pobreza interesó a la Unión Europea, en la década de los 80 y principios de los 90, con los programas experimentales Pobreza I, II y III,. Pero apenas se consiguieron frutos, tanto por la carencia de bases legales en los tratados, para actuar desde la perspectiva comunitaria en esta materia, como por las resistencias de algunos Estados miembros, e incluso por las mismas limitaciones de los programas aplicados.

En la Cumbre de Lisboa de 20009, el Consejo Europeo solicitó a los Estados miembros y a la Comisión Europea que adoptaran medidas para tener un impacto decisivo en la eliminación de la pobreza antes de 2010. Desde entonces, tanto en la UE10 como en los

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Estados miembro se han implantado una serie de medidas para luchar contra la pobreza y la exclusión social11 .También en España las distintas Administraciones han elaborado planes12 .

Pero, con frecuencia, los resultados dejan mucho que desear por falta no sólo de debate social y de participación social, sino, incluso, de implicación activa en el seguimiento e implementaci ón de las medidas tomadas13. Como reconoce el Informe conjunto sobre protecci ón social e inclusión social de 2006 en «lo que respecta a la lucha contra la pobreza y la exclusión, se debe adoptar, un método más estratégico, sistemático y transparente, con vistas a la formulación de los planes nacionales de actuación para la inclusión, con el propósito de hacer más precisa la definición de las políticas».

La preocupación de las instancias comunitarias se expresó, una vez más, en el comunicado de la Comisión al Consejo, al Parlamento Europeo, al Comité Económico y Social Europeo y al Comité de las Regiones sobre la elaboración de un informe conjunto sobre protección social e inclusión social 200714, así como en la propuesta de intervenciones concretas por la Comisión Europea15

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1. Libertad, igualdad, fraternidad

Los valores del espíritu laico y republicano proclamaron la libertad y la igualdad entre las personas como principios básicos de la Revoluci ón francesa. Y desde 1848 insistieron en la fraternidad como tercer valor fundamental. Fraternidad que actualmente identificamos con la solidaridad. La libertad y la igualdad son la base de la justicia social, pero de poco sirve, en la convivialidad cotidiana, si no está envuelta en el principio de la fraternidad, de la solidaridad. El orden de esos valores no es arbitrario. Tienen una sucesión lógica y coherente. Sin libertad no hay vida humana. Es la base para la igualdad. Y halla su culmen en las relaciones fraternas y solidarias, enriquecidas con el bálsamo de la relaci ón emotiva, afectuosa y gratificante. Pero una solidaridad reciproca, no pasiva sino mutuamente activa, dentro de la actual «workfare», siempre que sea posible, y que lleve incluso a que las prestaciones sociales no contributivas sean reforzadas con primas al empleo (soft workfare) para que los beneficiarios sin llegar al «hard workfare»16 califor-Page 231niano (reforma de 1995) tengan verdadera motivación para no instalarse en la dependencia asistencial y se integren dentro del mundo laboral participando activamente en la vida productiva y solidaria de la colectividad.

2. Igualdad en la diversidad

Por naturaleza y por condiciones sociales de socialización, somos diferentes. La diversidad es una riqueza a mantener. Pero pretender la igualdad de acceso a los recursos es el reto de una sociedad justa. Igualdad de posibilidades en la diversidad de origen. La diversidad nos enriquece a todos, nos estimula, nos introduce en una sana competitividad. No pretendemos la uniformidad social. El riesgo de la sociedad globalizada estriba en la clonaci ón social: en la normalización intelectual y psicológica de las personas. Un riesgo infinitamente más grave que cualquier clonación genética,17 que tantos temores infundados despierta. Sabemos que la clonación genética a penas si tiene consecuencias en el desarrollo humano. Lo vienen demostrando, a lo largo de la historia, los gemelos univitelinos. Es el contexto vivencial, a lo largo del proceso de socialización, el determinante de la diversidad y de la variedad humanas; y, no tanto, la clonación genética. Pero, si ese contexto tiende a normalizarse, los peligros son enormes: despersonalización, banalizacion de la vida humana, lavado de cerebro intensivo, pérdida de la riqueza socio-cultural, laminación de la originalidad humana etc.

La igualdad no se precisa en el origen biológico, sino en el futuro social, en las posibilidades de acceso a los recursos. Los desequilibrios biológicos y genéticos hallan, así, su compensación en las medidas sociopolíticas, a fin de permitir que todos los ciudadanos tengan las máximas posibilidades de conseguir los objetivos que se proponen. Hemos de proteger la diversidad humana sin, por ello, renunciar a los objetivos de la equidad social. Podemos ser diversos en origen genético, en medio socio-familiar, en posibilidades intelectuales, en riqueza emotiva etc. pero hemos de luchar por garantizar a todos las mismas posibilidades de acceso a los objetivos socialmente ambicionables en el reconocimiento de los derechos sociales de ciudadanía. Cualquier planteamiento genésico choca frontalmente con los valores de igualdad ciudadana, en que se funda la moderna sociedad occidental. Hemos de impulsar una sociedad de convivencia, construida con valores de solidaridad, respeto mutuo y no discriminación Las deficiencias en origen se compensan con discriminaciones positivas transitorias18 pero eficientes. La igualdad se convierte en equidad cuando se garantiza el acceso a los recursos entre los ciudadanos, corrigiendo, para ello, las desigualdades de origen. Pues dentro de una concepción justa la equidad consiste en centrar las intervenciones sociopolíticas en aquellos ciudadanos que más necesidad tienen, los más desfavorecidos por su contexto socioeconómico.

3. Igualdad de posibilidades en el acceso a los servicios

En los lugares en los que se manifiestan

tensiones con los emigrantes, es frecuente

percatarse cómo al aumento de los efectivos

humanos, no ha seguido la adecuada implan-Page 232tación de los servicios debidos. Ya que la nueva mano de obra aporta grandes beneficios económicos a la sociedad receptora, justo es que se dediquen esos recursos a mejorar las infraestructuras y los servicios ciudadanos19

De lo contrario, si el ciudadano vive cotidianamente la dificultad de compartir unos servicios escasos, es normal que proyecte la discriminación sobre el emigrante recién llegado.

Hasta no hace mucho, según algunos autores (Navarro y otros, 2005), la situación del Estado de Bienestar español se ha mostrado no sólo como una realidad débil, subdesarrollada y precaria (hecho que se vincula históricamente con el régimen franquista), sino que, además, «España se gasta mucho menos que lo que le corresponde por su nivel de riqueza». En la década de los 90 se produce una marcada tendencia a la contención en el gasto y un proceso de 'desconvergencia social' con Europa. Se confirma, igualmente, el desfase entre riqueza y gasto público. Se considera que el potencial económico español permite un mayor desarrollo de nuestro Estado de Bienestar20. A lo que cabe añadir la progresiva polarización que se observa en el sistema de provisión de servicios, y que afecta fundamentalmente a la educación y la sanidad (dos pilares básicos del sistema de bienestar) dada la 'desafección' de segmentos importantes de las clases medias con respecto al Estado de Bienestar cuando optan por los servicios privados o concertados (en salud y educación) privando a los servicios públicos, no sólo de recursos financieros, sino, sobre todo, de la capacidad crítica para su mejora21.

Navarro y otros (2005) consideran que nos encontramos ante un Estado de Bienestar débil que es necesario fortalecer, lo cual implica necesariamente el desarrollo de nuevos servicios y prestaciones y la intensificaci ón de transferencias económicas; esto es, más gasto público; máxime cuando nos percatamos de que el sistema fiscal va perdiendo progresividad y apenas si muestra capacidad redistributiva, dados los elevados niveles de pobreza y desigualdad que siguen dándose en nuestra sociedad.

Añadiremos, que la mera existencia de los dispositivos sociales no garantiza la igualdad de acceso. No todos tenemos la necesaria sensibilidad y preparación para hacer un adecuado uso de los mismos. Aumentar los servicios sin eliminar las barreras de acceso, supone privilegiar la riqueza social de unos y empobrecer a otros. El recurso se ha de ofrecer junto con los instrumentos que garanticen su uso. De ahí las necesarias políticas compensatorias y temporalmente «discriminantes ».

4. Campos de intervención

Para instaurar y consolidar la ciudadanía social, hemos de eliminar cualquier tipo de discriminación relacionada con el género, el origen racial/étnico, la opción religiosa, la discapacidad personal, la edad, la orientación sexual, el reparto territorial etc.

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4.1. Igualdad entre géneros22 e igualdad en la familia

La igualdad entre hombres y mujeres, entre adultos y niños, entre adultos y viejos etc. tantas y tantas batallas de una larga guerra nunca terminada, pese a los múltiples armisticios y llamativas capitulaciones que jalonan la reciente historia. Son tantas las fuerzas que empujan en el sentido de la comparación social, de la distinción, de la superioridad, de la jerarquización, de la discriminación etc. que, frecuentemente, las conquistas son más simbólicas que reales;

4.1.1. Igualdad en la familia y entre cónyuges

En la familia actual se reflejan muchas de las turbulencias sociales de nuestro tiempo, pues rezuma los planteamientos ideológicos que lo cincelan. Sólo analizando comprensivamente el contexto sociopolítico e histórico podremos comprender la nueva situación de la institución familiar. Y así los planteamientos en favor de la igualdad se ven implicados por la mutación social que conllevan la baja natalidad, la disminución de la tasa de fecundidad de las mujeres, el incremento del número de parejas no casadas - que ponen en cuestión el monolitismo de la familia nuclear tradicional-, el aumento de los nacimientos fuera del matrimonio y el reconocimiento de derechos de los hijos sean o no «naturales», el aumento de la tasa de divorcios y, finalmente, el alargamiento de la esperanza de vida, con todos los problemas que supone la crisis de la tradicional solidaridad intergeneracional (Théry, I.,1998).

Las mutaciones en la familia son consecuencia de la alternativa creada en las relaciones entre la familia y el individuo. A una concepción familiarista le ha sucedido vertiginosamente otra concepción más individualista.

Esta nueva concepción ha supuesto:

- un cambio de referencia basada en el individuo;

- la transformación de las normas de funcionamiento de la familia, resaltando menos la institución que la privatizaci ón de la misma; pues se considera que el espacio de la familia es prioritariamente privado y se le excluye, en gran medida, del control estatal con todos los desequilibrios que esta situación conlleva de cara a un tratamiento igualitario del régimen familiar (además incluso las leyes civiles y penales, con frecuencia, son anacrónicas en relación a las nuevas formas de vida en común implantadas);

- la puesta en cuestión de las formas tradicionales de solidaridad y de convivencia intergeneracionales, con las consecuencias conocidas respecto a la independencia tardía de los jóvenes, a la priorización del trabajo, y al cuidado de las personas mayores cuando entran en situación de dependencia..

Por otra parte, la familia está constituida no sólo por elementos físico-personales (cónyuges, hijos, padres -progenitores-, hermanos, hermanastros, padrastros, madrastras etc.) sino, sobre todo, por componentes simbó- licos heredados, conscientes o inconscientemente, y que tanto impacto tienen en la construcci ón de la identidad personal y social de cada uno de los miembros de la familia.

Entre los cambios estructurales que se dan en la tradicional familia nuclear hemos de mencionar:

- Que se han roto los diques de la desigualdad que caracterizaban el vínculo Page 234 entre los cónyuges. De un vínculo desigual y jerárquico se está pasando a un vínculo basado en el contrato igualitario.

- Que, aún aceptando mayoritariamente la institución matrimonial, muchos cónyuges se vinculan en concubinato («arrimonio ») como forma transitoria o permanente de su vida de pareja. Inciden en el valor prioritariamente privado de su vínculo de pareja y no quieren que sean instancias externas las que lo regulen23.

- Que, pese a la ruptura de la forma tradicional de vinculación, se ha mostrado particular interés en preservar la incondicionalidad del vínculo filial. Y se ha pasado, de un pacto de filiación basado en el autoritarismo y la fuerza del derecho, a un pacto centrado en la responsabilidad de los progenitores y en la afirmaci ón de los derechos del hijo/hija como persona; Se han dado nuevos pasos en pro de la igualdad en la relaci ón progenitores-hijos; si bien, en sus excesos, ha dejado al descubierto la inseguridad del niño/a en su proceso madurativo, necesariamente dependiente de sus progenitores, y la irresponsabilidad del laisser-faire de progenitores incapaces de marcar limites, como exigencia permanente de la vida en sociedad.

- Que, como consecuencia de todos estos cambios, se ha pulverizado la concepción estática de la familia para considerarla más bien como elemento dinámico en constante evolución y cambio. La familia se halla en búsqueda permanente de adaptación a las exigencias del contexto en que vive. La familia es un proceso. No existe un momento constitutivo de la pareja basado en el umbral de la institución matrimonial. La familia se construye todo a lo largo de la vida de la pareja; incluyendo, pues, todas las fases de convivencia, más o menos formales, que la caracterizan. La familia se enriquece en su contenido; abarca tanto la forma tradicional como otras formas novedosas, naturales y legitimas, en las que tanto el hombre como la mujer como los hijos, de uno y otro, son elementos constructivos. La familia nuclear está dando paso a la familia dinámica siempre inacabada y en permanente tensión relacional. Es evidente que estas nuevas formas de familia están sufriendo en sus carnes los avatares procelosos de la innovación y de los errores fundacionales. Aunque en el fondo, la relación afectiva que se construye entre los miembros sea similar a la existente en la familia nuclear, y ésta aparezca muchas veces como modelo a seguir, lo cierto es que sus consecuencias son mucho más inesperadas, tensas, precarias y frágiles. Todo ello se deja sentir en la dificultad de asumir el compromiso de una fertilidad generosa, en el incremento de las rupturas de pareja, en la implosión de las familias monoparentales y recompuestas, en las difíciles relaciones que los hijos tienen con sus padrastros o madrastras etc.

- Que la familia de hoy vive inmersa en un mundo provisional, en el que si bien queda claro el objetivo de igualdad hacia el que se encamina, de hecho, aún no existe un nuevo contrato de género que garantice esa igualdad. La mutaci ón familiar está inacabada y se halla precarizada porque aún no dispone de todos los rodrigones legales que faciliten su realización. Y, sobre todo en la práctica cotidiana, persiste la diferencia de sexos en las distintas formas de familia y de pareja, se mantiene la desi-Page 235gualdad en cómo la mujer, según cual sea su situación socioeconómica, accede a compatibilizar la vida familiar y la vida profesional, o la vuelta a la casa si esa es su opción personal etc...

- Que, igualmente, en la lucha por introducir igualdad en las relaciones interpersonales en la familia, el nuevo pacto intergeneracional entre padres e hijos, necesita consolidarse: tanto en las relaciones de los padres con sus hijos pequeños dentro de la familia, como en las relaciones para mantener con seguridad el lazo de filiación cuando hay ruptura de la pareja;

- Que, finalmente, la solidaridad familiar necesita nuevas formulaciones; sobre todo en las vinculaciones responsables que los hijos han de tener con sus padres cuando estos se introducen en las fases de la dependencia

Garantizar la igualdad entre las personas en la familia supone garantizarla entre los cónyuges en las distintas formas de pareja existentes, en las relaciones progenitoreshijos, entre los hermanos de los distintos matrimonios recompuestos, entre los miembros de las distintas razas y etnias, entre los personas migratorias y, finalmente, entre las personas sea cual fuere su extracto socioecon ómico o su adscripción territorial. La igualdad como realidad transversal ha de imbuir todas las facetas de la vida social mediante acciones de tipo positivo máxime de carácter preventivo.

4.1.2. Igualdad de género entre hombres y mujeres

A lo largo de la historia del Occidente cristiano, heredera del mundo greco-romano, la relación masculino-femenino reproducía el continuo jerarquizado de la diferencia: las mujeres eran simplemente hombres menos perfectos física, psíquica, intelectual y socialmente (Ferrand, 2004) Y sólo hacia el siglo XVIII, con el avance de la biología se considera que la naturaleza introduce una bicategorizaci ón y, dentro de una igualdad de derechos, otorga funciones distintas a uno y otro sexo asignando a las mujeres las funciones únicamente pro creativas y familiares (Fraisse, 1989). Desde entonces nos encontramos con un proceso difícil: armonizar la diferencia «natural » de sexos con la aspiración de igualdad entre hombres y mujeres. Incluso cuando en el siglo XX se van consiguiendo la igualdad jurídica de sexos permanece el atavismo de prácticas, muchas insconscientes y simbólicas, que mantienen la discriminación entre géneros. Veamos algunas pinceladas de esta discriminación:

- Las mujeres, que se centraban en el hogar, se introducen masivamente en el mundo laboral, aunque con condiciones de doble jornada, salarios menores y con palpables techos de cristal en sus aspiraciones profesionales

- El embarazo y la maternidad facilitan la discriminación laboral, más o menos explícita, y fragilizan la posición profesional de las mujeres.

- Con mayor tolerancia social (Maruani, 1996, 2002) las mujeres se hallan en el paro con más frecuencia que los hombres.

- La psicologización social concluye que el éxito de los hijos depende de los progenitores ( y básicamente de la entrega de las madres).

- Existe una asignación simbólica de las tareas hogareñas a uno u otro sexo24.

- Con el control de natalidad la decisión de procrear libremente ha quedado Page 236 prioritariamente en manos de las mujeres, lo que, para algunas feministas, implica la conquista del poder por las madres25.

- El etiquetamiento del sexo, basado en los caracteres genitales, se ha reactivado a lo largo del proceso de socializaci ón, sobre todo por parte de las mismas madres (aunque asistamos, actualmente, a cierta atenuación de la jerarquía sexuada de los estereotipos).

- Las chicas son más vigiladas que los chicos en sus salidas, al considerarlas más frágiles y con riesgo de embarazo no deseado.

- Ningún hombre es socialmente clasificado a partir de la profesión de su mujer; pero no sucede lo mismo al contrario.

- La discriminación en las artes ha sido patente durante mucho tiempo cuando se decía que los hombres creaban y las mujeres parían.

- La participación en la vida política de las mujeres es reciente:

- El derecho al voto de las mujeres se implanta a en España en 1931 (Finlandia, 1906; Alemania, 1918; Suecia, 1921; Gran Bretaña, 1928, Francia, 1944).

- La oposición entre «universalista» (indiferenciación sexual en las listas electorales) e «individualistas» (partidarias de la discriminación positiva con el establecimiento de cuotas para garantizar la presencia de los dos sexos) se acerba dentro del movimiento feminista

- Pese a los avances en igualdad, la mujer aún es percibida por el hombre como objeto de deseo y apropiación, mientras que la mujer percibe al hombre como sujeto social

- En la elección de pareja se da la homogamia: se discrimina a favor de la semejanza social, teniendo en cuenta la posici ón social de los padres.

- En las relaciones sexuales con violencia (violación, acoso sexual), dentro y fuera de la pareja, se expresa simbólicamente el dominio del hombre sobre la mujer, se consolidad la construcción cultural de la superioridad del hombre.

- En el camino hacia la igualdad de géneros ha supuesto un gran avance la escuela mixta y ha tenido enormes beneficios el acceso a los mismos bienes simbólicos (como la desexualización de las carreras universitarias y profesionales, incluso militares). Hemos de reconocer que el dominio masculino se está atenuando, pero aún no ha desaparecido incluso en sociedades desarrolladas como la nuestra. Sin duda la desigualdad de sexos desaparece en la medida en que la mujer incrementa su capital escolar, económico y social (Ferrand, 2004)

En los albores del siglo XXI los principios antidiscriminatorios han de hacerse realidad. La reciente ley orgánica española para la igualdad efectiva de mujeres y hombres (de 22 de marzo 200726) reconoce en su preámbulo que «la violencia de género, la discriminaci ón salarial, la discriminación en las pensiones de viudedad, el mayor desempleo femenino, la todavía escasa presencia de las mujeres en puestos de responsabilidad política, social, cultural y económica, o los problemas de conciliaci ón entre la vida personal, laboral y Page 237 familiar muestran cómo la igualdad plena, efectiva, entre mujeres y hombres, aquella -perfecta igualdad que no admitiera poder ni privilegio para unos ni incapacidad para otros-, en palabras escritas por John Stuart Mill hace casi 140 años, es todavía hoy una tarea pendiente que precisa de nuevos instrumentos jurídicos»27.

4.2. La igualdad intergeneracional28 y la igualdad por edad

Es un hecho que las generaciones viven condiciones diferentes y disponen de recursos diferentes. Todo ello como consecuencia del galopante desarrollo de una sociedad de mercado más preocupada por su desarrollo económico que por su equilibrio social. El desarrollo, sin bridas, del capitalismo genera una sociedad cada vez más desestructurada. Urge desarrollar el capitalismo consciente, capaz de garantizar el desarrollo económico pero con atención a las exigencias sociales de una sociedad responsable y justa. Una sociedad en donde la rentabilidad no se confunda con la productividad.

Hay dos colectivos particularmente vulnerables: el de los jóvenes y el de los dependientes - La situación de muchos jóvenes resulta lacerante hoy tanto por no poder acceder a un empleo o hacerlo en condiciones precarias (temporalidad, desconocimiento de su capacitaci ón profesional, fraude en las contrataciones etc.); como por las dificultades graves que encuentran para acceder a una vivienda. Una juventud socialmente maltratada, pese a su preparación, puede convertirse en el detonante de conflagraciones sociales. No es extraño que los jóvenes de hoy se desentiendan del cuidado particular de sus padres.

Difícilmente podremos exigir solidaridad intergeneracional cuando los responsables sociales hacemos caso omiso de las exigencias de nuestros jóvenes.

- Las personas dependientes siempre contaron con el apoyo familiar (fundamentalmente femenino). Pero hoy en día las exigencias del desarrollo profesional, dentro de una general movilización laboral, han llevado a la ruptura de las formas de apoyo social basadas en la cercanía física y en la dependencia jerárquico-psicológica. Junto a las condiciones laborales, la precarizacion de empleo, el encarecimiento desorbitado de la vivienda, el alejamiento físico del hogar paterno, el individualismo competitivo, la independencia económica de la mujer etc. necesariamente han obligado a replantearse aquellas formas de solidaridad intergeneracional29 Esta nueva situación ha obligado a que políticamente se prevean nuevas formas de acompañamiento hasta los últimos días para garantizar la igualdad intergeneracional. Introducir igualdad intergeneracional30 significa que, despu és de valorar la desigual situación de cada generación, hemos de replantearnos cuales son las nuevas formas de acción compensatoria para que dicha igualdad sea un hecho socialmente relevante. Los planteamientos tradicionales ya no nos sirven. Tampoco podemos culpabilizar a quienes objetivamente viven condiciones socioeconómicas que imposibilitan realizar el modelo anterior. Ha habido unos años de transición en que a las exigencias de los padres ha respondido el generoso altruismo -no exento, a veces, de Page 238 masoquismo31- de unos hijos o la culpabilidad de otros. Creo que esa fase hemos de abreviarla al máximo y enfrentarnos con creatividad a los nuevos tiempos que nos toca vivir. Cada vez más, los padres han de prever la organización de sus últimos años, y los hijos han de mostrar generosidad en su relaci ón con sus padres sabiendo que el altruismo que ahora ellos ofrecen a sus mayores ya no podrán reivindicarlo cuando a ellos les toque vivir esa situación de dependencia. La Ley de Garantía de la Autonomía personal para hacer frente a la dependencia de nuestros mayores, es una ley de enorme calado histórico como expresión del cambio social acaecido32.

Esta ley, que apela a la solidaridad intergeneracional desde las instancias gubernamentales33, ha de completarse con nuevas formas de realizar las herencias34, a fin de conservar la garantía de los recursos necesarios (a partir de los bienes mobiliarios o del uso patrimonial con fórmulas como la hipoteca inversa, el crédito enfitéutico etc.). Pero recordemos que envejecer en el siglo XXI, en los países desarrollados, tiene connotaciones muy diferentes a las de tiempos pasados. Se viven más años (se habla de un incremento de 25 años) como «éxito» de nuestra civilización. Nuestros viejos no sólo aumentan el coste de las pensiones, sino que pueden disfrutar de una mayor calidad de vida siempre que se ejecuten las adecuadas políticas de bienestar con programas que entremezclen objetivos sociales para lograr una vida mejor, con los objetivos económicos para lograr la reducción de los costes asistenciales.

Urge investigar los déficit de calidad que sufren las personas mayores para que se analicen las desigualdades sociales, el envejecimiento sano y activo, las redes de apoyo familiar, la participación social y la actividad en las edades provectas, la tecnología, el transporte y los diseños del entorno para facilitar la vida a las personas mayores. Todo ello habrá de implementarse con intervenciones que tengan en cuenta la diversidad de las personas mayores; la exclusión social de algunos pensionistas; y el apoyo formal e informal que necesiten para desarrollar con la máxima normalidad posible su vida cotidiana. Pues no sólo se trata de vivir más años sino de vivirlos con más vida35. La calidad de vida de todos, también de los mayores, es el objetivo. La vejez no es una enfermedad, sino una oportunidad más36 que la civilización nos permite. Y hay que remover los obstáculos que impiden su disfrute. Hemos, pues, de luchar contra cualquier discriminación por la edad en cualquier ámbito (social, laboral y político37).

4.3. Igualdad independients del origen racial o étnico38

La resolución 61/165 de la Asamblea General de la ONU del 23 de febrero de 2007

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Condena enérgicamente las manifestaciones y los actos de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia contra los migrantes y los estereotipos que a menudo se les aplican, especialmente si se basan en la religión o las creencias, e insta a los Estados a que apliquen las leyes vigentes cuando ocurran actos de xenofobia o intolerancia, manifestaciones o expresiones contra los migrantes, a fin de acabar con la impunidad de quienes cometen actos de racismo y xenofobia

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El tema del racismo sigue bien patente en todo el mundo. Entre nosotros la Red Europea contra el Racismo (ENAR), expresaba su decepción ante el fracaso de la transposición europea sobre la igualdad de raza de 14 estados miembros.; ya que el 27 de junio de 2007, la Comisión Europea anunció que se están aplicando acciones contra España, Suiza, República Checa, Estonia, Francia, Irlanda, Reino Unido, Grecia, Italia, Letonia, Polonia, Portugal, Eslovenia y Eslovaquia por no cumplir con la transposición de la Directiva de Igualdad de Raza que prohíbe la discriminaci ón por motivo de raza u origen étnico dentro de la ley nacional39.

Y no sólo en la vida cotidiana y en el empleo, sino incluso en las actividades deportivas se dan casos cada vez más frecuentes de dicha discriminación que han obligado a decidir normas legales al respecto40.

En España, junto a la discriminación frente a determinados inmigrantes, la discriminaci ón gitana41 sigue siendo particularmente lacerante, salvo en determinadas poblaciones42.

4.4. Igualdad sea cual fuere la opción religiosa (religión o convicciones)43

Las opciones religiosas, como toda convicci ón, con frecuencia, radicalizan a los creyentes. La historia está plagada de los excesos cometidos en nombre de la fe. Los fundamentalismos actuales son uno de los mayores peligros para la convivencia social. Los integrismos religiosos, basados en opciones ortodoxas y no en raciocinios, tienden a descalificar al distinto. El reto de nuestra sociedad diversa y compleja es conseguir la convivencia contando con esa multiplicidad de creencias religiosas y de convicciones. Pero ello implica renunciar al monolitismo de la verdad, aceptar el relativismo cultural e ideoló- gico mediante comportamientos tolerantes y respetuosos con el diferente. Lo cual no implica desfallecer en la solidez de los propios principios, sino simplemente en renunciar a la combatividad del que considera que «fuera de su iglesia no hay salvación». La diversidad de religiones y creencias practicadas por gentes tan distintas y competentes han de llevarnos a construir un marco público de convivencia laica como remedio a los planteamientos integristas. El hecho de que, según nuestra Constitución, España sea un Estado laico44 tiene que llevarnos a interiorizar prácticas de convivencia plurales y no discriminatorias.

Pero con todas sus consecuencias (en la financiación, en los contenidos educativos etc.) Pues existen situaciones de discrimina-Page 240ción histórica45 que conviene ir relevando en aras de una equidad en el tratamiento de las opciones religiosas de los españoles.

La Recomendación general nº 8 de la Comisi ón Europea contra el Racismo y la Intolerancia del Consejo de Europa (CERI2004) señala que «como consecuencia de la lucha contra el terrorismo emprendida tras los sucesos del 11 de septiembre de 2001, algunos grupos de personas, en particular los árabes, los judíos, los musulmanes, algunos solicitantes de asilo, refugiados e inmigrantes, algunas minorías visibles y las personas percibidas como pertenecientes a dichos grupos, han pasado a ser especialmente vulnerables al racismo y/o a la discriminación racial en un gran número de ámbitos de la vida pública, incluidos la educación, el empleo, la vivienda, el acceso a los bienes y servicios, el acceso a los lugares públicos y la libertad de movimientos ».

En España el mayor grado de discriminaci ón lo acaparan los musulmanes, aunque haya unos tres millones de personas que profesan una religión distinta a la católica46. Según afirma Winkler, que presenta el informe 2006 del Observatorio europeo sobre el racismo y la xenofobia (EUMC), se calcula que el 3,5% de la población europea (13 millones) es musulmana47. Gema Martín Muñoz, Directora General de la Casa Árabe- Instituto Internacional de Estudios Árabes y del Mundo Musulmán48 nos recuerda que: «las tendencias antimusulmanas que recoge este Informe tienen un reflejo preocupante en el ámbito de la discriminación en esferas tan determinantes para la integración como el empleo, la educación y la vivienda. Si a ello se une el sentimiento de denigración y humillación que pueden sentir los ciudadanos musulmanes, y sobre todo los jóvenes, ante la implacable insistencia en presentar su fe, su cultura, su identidad como fuentes inherentes de decadencia, fundamentalismo y terrorismo, el resultado se planteará más en términos de conflicto social que de inclusión pacífica. Para Winkler, en los informes realizados por la EUMC entre 2002 y 2005, aparece que «mientras que en algunos países como España, Italia, Holanda y Portugal, los inmigrantes musulmanes parecen ser más vulnerables a experiencias de discriminación que los no musulmanes, en otros países, por ejemplo Austria, Bélgica, Alemania, Grecia, Francia e Irlanda, la confesión religiosa por sí solaPage 241no es suficiente para explicar las tasas de discriminaci ón percibida de tal forma que los miembros de las comunidades musulmanas se ven potencialmente afectados por prácticas discriminatorias que, a su vez, podrían arrastrarles a la alienación de la sociedad en la que viven».

Las opiniones positivas de los musulmanes han disminuido muy significativamente en España durante el último año (de un 46 a un 29 por ciento), y de una forma más modesta en el Reino Unido (de un 72 a un 63 por ciento), y los encuestados en Alemania y España expresaron unos puntos de vista mucho más negativos hacia los musulmanes que en Francia y el Reino Unido

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Con todo, hemos de reconocer, que según la última encuesta PEW49 2006, realizada en Alemania, España, Reino Unido y Francia sobre la imagen de los musulmanes sus resultados no son «irremediablemente negativos» sino más bien mixtos.50. Siguen vigentes estereotipos negativos51 En cuanto a los hechos objetivos de discriminación por motivación religiosa sólo se disponen de los acopios realizados por ONG (como SOS racismo y el Movimiento contra la Intolerancia, en España) careciendo muchas veces de datos oficiales de carácter judicial en la UE.

Por su parte, los musulmanes52 se sienten menos inclinados a ver un choque de civilizaciones y suelen asociar atributos positivos a los occidentales, entre ellos la tolerancia, la generosidad y el respeto a las mujeres53. Con respecto a las mujeres su estatus varía en función de su clase social y de su nivel de educación, de su origen rural o urbano etc. En todo caso, las mujeres suelen ser vistas como víctimas de la opresión atribuida al Islam y son ellas las que acaparan los debates públicos sobre el papel de la religión, la tradición y la modernidad, el secularismo y la emancipación54.

La islamofobia el racismo y la xenofobia se refuerza mutuamente y hay que considerarlos dentro del campo más amplio de la hostilidad hacia los diferentes: los inmigrantes y las minorías.

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De ahí que si queremos intervenir eficientemente hemos de llegar al reconocimiento de sociedades multiculturales y multiconfesionales, en las que el reto sea la aceptación conjunta de puntos de referencia comunes sobre la democracia y las libertades individuales. Y las acciones basadas en esta percepción deberán constituir el marco para la definición de las políticas y prácticas correspondientes; a fin de promover un sentimiento de pertenencia que aprecie y valore la diversidad de las diferentes culturas.

4.5. Igualdad para las personas con discapacidad55

La discapacidad56, tanto física como psí- quica, es un elemento distorsionador en el acceso a las oportunidades de la vida diaria. Los discapacitados constituyeron, durante mucho tiempo, un colectivo «invisible» ausente del debate público. La situación está cambiando. En la UE57 viven más de 50 millones de personas con discapacidad58, un 15 % de toda la población y este porcentaje sigue aumentando con el creciente envejecimiento demográfico. Pese a la sensibilización que supuso la celebración en 2003 del año europeo de la discapacidad, los avances hacia la Europa sin barreras (físicas y sociales) dejan mucho que desear hasta lograr la integración activa de los discapacitados como ciudadanos de pleno derecho59.

Dadas sus limitaciones de funcionamiento, según el dictamen del Consejo Económico y Social Europeo «Igualdad de oportunidades para las personas con discapacidad» (2007/ C93/08) «las prioridades en las que debe hacerse hincapié para lograr la igualdad de oportunidades para las personas con discapacidad son las siguientes: sensibilización sobre los derechos de las personas con discapacidad, accesos adaptados a los edificios públicos, acceso a la sociedad de la información y a los diferentes modos de transporte, elaboraci ón de nuevas disposiciones legales nacionales y apoyo a las familias, prioridades que deberían existir en todas las sociedades. Es especialmente importante prestar una atenci ón particular a los niños con discapacidad y proporcionarles una educación, integración y ayuda adecuadas, estimulando así su actividad social y reduciendo su dependencia de los servicios sociales» (art. 2.5).

Todos sabemos cuán lejos nos hallamos todavía de esos objetivos en la totalidad de los Estados de la UE: el 78% de las personas con discapacidad grave no tiene ningún tipo de contrato laboral. (id. Art.3.2.1); e incluso el 80% de los sitios web públicos no son accesibles a las personas con discapacidad (id. Art. 3.13).

Cuanto se haga para informar (en la escuela y a través de los medios de comunicación60)Page 243 sobre las vivencias de los discapacitados, servir á eficientemente para que todos cambiemos nuestras actitudes y más fácilmente apoyemos las iniciativas en su favor. Actividades que, claro está, se verán respaldadas y potenciadas si todos los Estados firman la convenci ón de las Naciones Unidas de agosto 2006 sobre los derechos de las personas con discapacidad y las ponen en práctica.

En España la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia, aprobado por el Pleno del Congreso de los Diputados el 5 de octubre de 2006, supone un gran avance en el esfuerzo por garantizar a muchos discapacitados, pues no todos son dependientes- su integración ciudadana61).

4.6. Igualdad entre personas con diferente orientación sexual62)

La oposición masculino-femenino, desde el siglo XVIII (Ferrand, M., 2004) y hasta tiempos muy recientes, se ha considerado fruto de la «naturaleza», basada en las diferencias de los órganos sexuales y en la diferencial función reproductora. Lo masculino era propio del hombre, lo femenino de la mujer. No se permitía ninguna otra categorización.

Hoy las concepciones han cambiado. Reconocemos que somos naturalmente diferentes los hombres y las mujeres y que también hay grandes diferencias entre los hombres mismos y entre las mujeres. Igualmente afirmamos que lo masculino y lo femenino no se deduce necesariamente del hecho natural de ser hombre o ser mujer: hay rasgos femeninos en hombre y rasgos masculinos en mujeres etc. La diferenciación biológica condiciona, pero no determina, la asignación de comportamientos de género. El género es una construcci ón social que se transmite a lo largo del proceso de socialización. Sobre esa construcci ón diferencial se sustentó el estereotipo de la superioridad del hombre sobre la mujer.

La constitución de la identidad personal y social, a partir exclusivamente de la orientaci ón sexual, fue durante muchos años causa de la discriminación social de los colectivos homosexuales. Hoy sabemos que ser biológicamente hombre o biológicamente mujer no implica tener un comportamiento masculino o femenino. La relación de género no se confunde con la relación natural de los sexos. Sólo dinamitando esa confusión se ha podido derrumbar la discriminación que históricamente han sufrido los homosexuales63) y los transexuales64) en cuanto individuos y en cuanto miembros de una unidad familiar.

La situación legal está cambiando inicialmente con el reconocimiento de las parejas de hecho (Hungría, 1996; Francia, 1999; Portugal, 2001, leyes autonómicas españolas: Cataluña, 1998; Aragón, 1999; Navarra,Page 2442000; Baleares, 2001;Madrid, 2001; Valencia, 2001; Asturias, 2002; Andalucía, 2002; País Vasco, 2003; Canarias,2003 ) y de las uniones civiles homosexuales (Dinamarca, 1989; Noruega, 1993; Suecia, 1994; Alemania, 2001; Finlandia, 2001; Reino Unido etc. y de manera definitiva con el reconocimiento del matrimonio entre homosexuales (Holanda, 2001; Bélgica, 2003 y España, 2005) Ciudadan ía y minorías sexuales: (Calvo, K.2005).

En España, con la Ley 13/2005 de 1 de julio, se modifica el Código Civil en materia de derecho a contraer matrimonio. Como reconoce el texto del preámbulo: «la realidad social española de nuestro tiempo deviene mucho más rica, plural y dinámica que la sociedad en que surge el Código Civil de 1889. La convivencia como pareja entre personas del mismo sexo basada en la afectividad ha sido objeto de reconocimiento y aceptación social creciente, y ha superado arraigados prejuicios y estigmatizaciones» con la plena equiparación en derechos para todos con independencia de su orientación sexual.

Ahora bien, puede ser fácil cambiar las leyes hasta lograr la plena equiparación en derechos para todos con independencia de su orientación sexual, pero cuesta mucho más cambiar los comportamientos de la gente y, sobre todo, la representación que se hacen del sexo y del género. Además de la igualdad jurí- dica urge conseguir la igualdad real.

4.7. Igualdad territorial entre ciudadanos

En un mundo cada vez más globalizado las coordenadas espacio temporales tienden a desaparecer. Pero el movimiento de globalizaci ón corre parejo con el de glocalización: la necesidad de valorar lo cercano, lo local, lo identitario. De ahí que la comparación entre situaciones globales y locales terminen por acaparar nuestra atención en ese proceso de comparación social que nos constituye como ciudadanos. Por eso, cada vez más, somos sensibles a los derechos y hechos diferenciales. En la actual fase de construcción de la UE, se pretende, cada vez más, normalizar para que todos estemos bajo el mismo paraguas jurídico. No se consigue fácilmente por el diferencial competencial que aún mantienen los Estados y las mismas Autonomías o Regiones.

Reconociendo la igualdad de derecho, hemos de lograr eliminar aquellas diferencias que sean discriminatorias entre los ciudadanos; actuando progresivamente en ese reconocimiento desde las unidades regionales hasta las nacionales e, incluso, internacionales. Los derechos de ciudadanía han de poder generalizarse en todo el mundo, al igual que lo estamos pretendiendo para los llamados derechos humanos.

En España la labor del Gobierno de la Nación es garantizar la igualdad de derechos de todos los ciudadanos españoles sea cual fuere la Autonomía en que resida.

En la Unión Europea se van dando pasos, aunque muy lentamente. Cabe recordar: la Carta social europea de 1961, revisada en 1996 por el Consejo de Europa, la Carta comunitaria de derechos sociales fundamentales de los trabajadores (1989) y la Carta de derechos fundamentales de la Unión Europea (2000). El rechazo del tratado constitucional de 2005 ha supuesto un aldabonazo en el debate por garantizar el desarrollo de la Europa Social, por encima de diferencias socio históricas.

Otro tema relacionado con la igualdad territorial es el de la huella ecológica (Chambers, N., Simmons, C. Wackernagel, M., 2000). La huella ecológica es un indicador agregado definido como «el área de territorio ecológicamente productivo (cultivos, pastos, bosques o ecosistemas acuáticos) necesaria para producir los recursos utilizados y para asimilar los residuos producidos por una

Page 245 población dada con un modo de vida específico de forma indefinida».

Si bien el concepto de huella ecológica se propone básicamente evaluar el impacto sobre el planeta de un determinado modo o forma de vida y, consecuentemente, su grado de sostenibilidad, nos sirve, también, para establecer las diferencias que existen en la manera de usar los recursos naturales.. Se estima en 1,7 hectáreas la biocapacidad del planeta por habitante, es decir con esas hectáreas satisfaceriamos todas nuestras necesidades durante un año y el planeta sería sostenible. La realidad es que gastamos de media 2,8 hectáreas. Pero unos no tienen lo imprescindible para vivir y otros despilfarramos. Existe una gran desigualdad ecológica en el uso de los recursos naturales. El modo de vida de los países desarrollados no puede extenderse al conjunto de la población mundial por exigencias de la economía planetaria sostenible. El principio de solidaridad exige que seamos capaces de reducir las diferencias y que, para ello, la minoría acomodada o reducimos el consumo, es decir nuestro nivel de vida, o somos capaces de compensarlo con un aumento eficiente en los procesos productivos.

Es el reto del futuro cuando los recursos son limitados y están mal repartidos.

5. Igualdad para la fraternidad: la solidaridad

A lo largo de estas páginas nos hemos referido a personas que viven situaciones de discriminaci ón. El problema se agrava cuando algunas personas son simultáneamente objeto de múltiples discriminaciones vulnerabiliz ándo gravemente su dignidad como ciudadanos.

Para hacer frente a estas situaciones junto a los cambios normativos se imponen procesos de sensibilización social para erradicar los comportamientos discriminatorios. Muchos han sido los cambios legales que, desde el acceso a la democracia, han tenido lugar en España para ir avanzando en el principio de igualdad: independencia econó- mica de la mujer en la pareja, idéntico tratamiento de la libertad sexual, divorcio rápido por mutuo consentimiento, respeto en el trato a los hijos y abolición de los castigos corporales, acceso al matrimonio de las parejas homosexuales en igualdad de condiciones jurídicas y sociales que las heterosexuales, garantía de derechos independientemente del lugar de residencia, igualdad efectiva entre hombres y mujeres etc.

La igualdad legal ha de proteger a todos por igual. Pero no basta con las leyes. Lo más difícil es cambiar los comportamientos discriminatorios. Para ello urge sensibilizar para influir en las ideas, las percepciones, las representaciones, los estereotipos, los conceptos de las personas y grupos a fin de facilitarles el cambio de actitudes en las prácticas individuales y colectivas. Se trata de conseguir que nuestra sociedad diversa y compleja, sea tolerante, fraterna y solidaria. Tanto la libertad como la igualdad son recursos para conseguir una convivialidad satisfactoria para todos. Lo importante es vivir plenamente en armonía con los demás. No somos islas autónomas, sino que, tanto nuestra identidad como nuestras satisfacciones personales, están mediatizadas por la representación social de los demás, por nuestra aceptación dentro del grupo de iguales, por la comparaci ón social etc. Vivir en fraternidad debe ser el objetivo de la vida en común. Sin este objetivo es imposible conseguir la igualdad y probablemente estará en peligro la libertad. El cemento que aglutina y fortalece la libertad y la igualdad es la fraternidad: la convivencia armoniosa pese a las diferencias de origen o adquiridas. Aprender a vivir felizmente con personas diferentes es el objetivo de una sociedad compleja, multicultural, necesariamente distinta y socialmente justa.

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[1] Según publica el Institute for Policy Studies. El País, 30 agosto 2007 p. 5

[2] La justicia es tanto la conformidad al derecho (legalidad en la ciudad, igual para todos) como la equidad en el reparto (legalidad entre individuos que son distintos, como valor moral) (Comte-Sponville, 1995)

[3] Aunque ya se empieza a hablar del «capitalismo consciente» que quiere incorporar valores de responsabilidad social. La igualdad de los ciudadanos: recurso para la solidarida

[4] Espero que los privilegiados de las sociedades desarrolladas no tardemos en plantearnos con valentía la necesidad de armonizar el desigual acceso a la muerte. Y habrá que hacerlo mediante una legislación respetuosa con las diferencias ideológicas; pero garante de la responsabilidad individual y social. Lo cual implicará la posibilidad de aceptar libremente la eutanasia, incluso, activa cuando se den situaciones de irreversible deterioro físico o mental

[5] Año europeo de igualdad de oportunidades : http://www.mtas.es/migraciones/Integracion/ año_europeo_ igualdad_oportunidades.htm

[6] Decisión del Parlamento Europeo y del Consejo (771/2006): http://www.mtas.es/migraciones/Integracion/ año_europeo_igualdad_oportunidades.htm

[7] La UE adoptó en 2005 la Agenda Social, que es la hoja de ruta de la UE para el empleo y las acciones sociales( Cfr. Progress :El programa de la UE de fomento del empleo y la solidaridad social 2007-2013)

[8] La consulta forma parte de una consulta general on-line realizada desde el 4 de julio al 15 de octubre de 2007 y a la que se puede acceder en la siguiente direcci ón: http://ec.europa.eu/yourvoice/consultations/index _en.htm

[9] Comisión Europea, 2000: «Construir una Europa que fomente la integración » (http://europa.eu/scadplus/ leg/es/cha/c10621.htm)

[10] Inclusión social y lucha contra la pobreza ( http://europa.eu/scadplus/leg/es/s02312.htm); Igualdad entre mujeres y hombres (http://europa.eu/scadplus/leg /es/s02310.htm); lucha contra las discriminaciones (http://europa.eu/scadplus/leg/es/s22002.htm); acciones sociales para grupos específicos :discapacidad y envejecimiento (http://europa.eu/scadplus/leg/es/s02311. htm)

[11] Cfr. Malgesini, G. y González N. (2005) Estrategia Europea de Inclusión Social. Fundación Luis Vives Descargar publicación

[12] Así con las aportaciones del Fondo Social Europeo dentro del IV Plan Nacional de Acción para la Inclusi ón Social de España (2006-2008), se ha concebido el eje de «Integración laboral de las personas con especiales dificultades»

[13] Cfr. El Informe de la Comisión Europea sobre la situación en España 2007 ; Plan Nacional de Acción para la Inclusión Social del Reino de España 2006- 2008 ; Cfr., igualmente, los enlaces a los organismos oficiales responsables de los programas de inclusión social en cada comunidad autónoma: Los Informes Nacionales 2006-08 sobre estrategias para la protección y la inclusi ón social

[14] A lo largo de las últimas décadas, y especialmente a partir del Tratado de Maastrich, las políticas sociales han adquirido mayor relevancia en la agenda comunitaria. Así el Informe conjunto sobre protección social e inclusi ón social 2006 que sugiere un enfoque mucho más estratégico para la formulación de los Planes Nacionales de Acción para la Inclusión, de cara a atraer «políticas más precisas, sistemáticas y transparentes»; así como el Anexo al informe conjunto sobre protección social e inclusi ón social 2006; y la Financiación Sostenible de las Políticas Sociales Europeas en el que la Comisión Europea resume las conclusiones de su estudio sobre la forma en la que las políticas sociales son financiadas por cada Estado Miembro y los principales retos a los que se enfrentan

[15] Como los trece proyectos que ha puesto en marcha para sensibilizar, movilizar y crear debate sobre la Estrategia Europea de Inclusión Social y los retos que la misma plantea (La Fundación Luis Vives es la organizaci ón responsable de gestionar el proyecto español, en colaboración con la Red Española de Lucha contra la Pobreza y Exclusión Social 'EAPN', con el apoyo del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales y el patrocinio de la Obra Social de la Caixa Galicia)

[16] En California desde la reforma de 1995 los adultos solo pueden percibir una ayuda social si participan en trabajos de utilidad colectiva unas 100 horas al mes. Y desde 1996 en USA nadie puede percibir la ayuda social mas allá de dos años seguidos y con un máximo de cinco años a lo largo de toda la vida

[17] La igualdad genética quizás sea posible científicamente en un futuro no muy lejano, pero no es necesaria ni deseable socialmente más allá de unos mínimos de equilibrio saludable y de bienestar compartido

[18] Aunque seamos partidarios de usar la discriminaci ón positiva (affirmative action) hemos de ser conscientes del peligro discriminador. (Ricoeur, 1995, p. 86-90) que puede encerrar, máxime si anestesia la participaci ón activa de los interesados. Por ello creemos que ha de ser vista como transitoria

[19] «Los ingresos derivados de la inmigración (IRPF, cotizaciones sociales, IVA e impuestos especiales) son bastante mayores que los gastos (desempleo e inserción, educación, sanidad etc.). Los inmigrantes aportan anualmente 2000 millones de euros más que los gastos de los servicios que se les prestan . FEDEA (Fundación de Estudios de Economía Aplicada)» según cita del MTAS en el folleto del año europeo contra la discriminación

[20] «Pese a que el crecimiento económico se ha acelerado en los últimos años, no se registran mejoras significativas por lo que respecta al número de personas en riesgo de pobreza: en 2004, el 20 % de la población española se situaba por debajo del umbral de riesgo de pobreza (16 % en la UE). Esta situación afecta, sobre todo, a las personas de 65 años o más (29 % en España frente a 19 % en la UE). España sigue estando muy por debajo de la media de la UE en lo relativo al gasto social como porcentaje del PIB (20 % en comparación con el 27,3 % de la UE en 2004)» (Informe de la Comisión Europea sobre la Situación en España, 2006)

[21] La mayor «deslealtad» se da en los funcionarios públicos que a través de sus Mutuas (MUFACE etc.) mantienen el «privilegio» de optar por lo privado.

[22] http://www.mtas.es/migraciones/Integracion /anio_europeo_igualdad_oportunidades.htm

[23] Si bien los Poderes Públicos, aunque lentamente, han ido regulando las parejas civiles de hecho para garantizar ciertos derechos personales

[24] Poner la lavadora sería más femenino que poner el lavavajillas etc

[25] Consideramos que la maternidad, responsabilidad de ambos progenitores, debe ser también un ámbito donde ejercer los principios de igualdad entre cónyuges

[26] http://www.mtas.es/migraciones/Integracion/ anio_europeo_igualdad_oportunidades.htm

[27] El texto de la ley obliga a toda la Administración Pública a que integre el principio de igualdad de trato y oportunidades entre mujeres y hombres, de forma activa, mediante la adopción y ejecución de disposiciones normativas, la definición y adecuado presupuesto de políticas públicas en todos los ámbitos, y el desarrollo del conjunto de todas sus actividades

[28] http://www.mtas.es/migraciones/Integracion/anio _europeo_igualdad_oportunidades.htm

[29] Cfr. Libro verde de la Comisión Europea, 2005 «Frente a los cambios demográficos: una nueva solidaridad intergeneracional» (http://europa.eu/scadplus/ leg/es/cha/c10128.htm)

[30] Comisión Europea, 1999: «Hacia una Europa para todas las edades» (http://europa.eu/scadplus/leg/ es/cha/c11308.htm)

[31] Es el caso de tantas mujeres forzadas socialmente a la soltería por cumplir con la «obligación filial» de cuidar de sus ancianos padres

[32] En España se inicia en 1992 y concluye en 2006 el proceso para satisfacer las necesidades de personas en situación de dependencia mediante la Ley de promoción de la Autonomía Personal y de Atención a las Personas en Situación de Dependencia que ya ha empezado a aplicarse mediante planes y programas estatales, autonómicos y municipales para la protección de las personas mayores en situación de dependencia o con capacidades diferentes que precisan de apoyos personales y/o instrumentales en su vida diaria

[33] Cfr. Revista Española del Tercer Sector, nº 3, mayo-agosto 2007

[34] Con la incidencia que ello pueda tener en el momento de adelantar o no la herencia a los hijos. Aunque cada familia es un caso, como principio general, considero prudente desaconsejar la donación total del patrimonio en vida del mayor

[35] Tal y como pretende la Asociación Consell Sénior creada por Joseph Aracil y que promueve la Asociación Eurosénior (espremia@eurosenior.es) (La Vanguardia, 8 agosto 2007 p. 48)

[36] El futuro demográfico nos ha de permitir convertir el reto en una nueva oportunidad (http://europa.eu/ scadplus/leg/es/cha/c10160.ht

[37] No es despreciable el poder político de los 100.000.000 de ciudadanos europeos mayores de 50 años

[38] http://www.mtas.es/migraciones/Integracion/anio _europeo_igualdad_oportunidades.htm

[39] http://www.enar-eu.org/en/press/2007-06- 28.pdf

[40] Ley española 19/2007, de 11 de julio, contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte

[41] La población gitana española estimada se cifra en 650.000 personas, lo que representa un 1,5 de la poblaci ón española total (Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales)

[42] Ejemplares son los casos que nos son más cercanos en Andalucía, en los que existe un elevado grado de integración entre la población gitana y paya

[43] http://www.mtas.es/migraciones/Integracion/anio _europeo_igualdad_oportunidades.htm

[44] La laicidad del Estado es respetuosa con todas las opciones religiosas y nada tiene que ver con el laicismo que implica una actitud beligerante contra las opciones religiosas

[45] En la financiación de la Iglesia Católica a través de los presupuestos del Estado (donde debiera, sin duda, exceptuarse el mantenimiento del Patrimonio Religioso), en el contenido de la asignatura de Educación para la ciudadanía, en el control de los profesores de religión pagados por el Estado etc

[46] El 80% de la población española está bautizada por la iglesia católica. En 2006 más de 20.000 personas se convirtieron a otras religiones, sobre todo a la evangé- lica, que cuenta en España con más de 1.200.000 fieles

[47] Poblaciones musulmanas en los Estados miembros de la UE-15: República Checa 3.700; Bélgica 360.000;Chipre 4.182;Dinamarca 150.000;Alemania 3.400.000;Grecia 360.000; España 1.064.904 (Observatorio Andalusí (Unión de Comunidades Islámicas de España), El Islam cas de España), El Islam en España, cifras y datos, disponible en la siguiente dirección: http://mx.geocities. com/hispanomuslime/cifras.htm (19-03-2005); un número similar ha sido estimado por la Federación de Entidades Religiosas Islámicas (FEERI);Estonia 1.387; Francia 3.516.824; Hungría 5.777; Irlanda 17.979; Italia 723.188; Letonia 355; Lituania 2.860; Luxemburgo 8.898;Malta ~3.000; Países Bajos 945.000; Austria 338.988; Polonia 5.123; Portugal 12.014; Rep. Eslovaca ~3.000; Eslovenia 47.488; Suecia 400.000; Finlandia 2.833; Reino Unido 1.588.890. Total ~ 13.000.000. Este número es una aproximación prudente basada en los datos oficiales y no oficiales disponibles, según el Informe de la EUMC, 2006

[48] En el prólogo de la edición realizada por la Casa Arabe (Documento 1/2007) de los informes de 2006 del Observatorio europeo sobre el racismo y la xenofobia (EUMC) «Musulmanes en la unión europea: discriminaci ón e islamofobia» y «Percepciones sobre discriminaci ón e islamofobia. Voces de miembros de las comunidades musulmanas en la Unión Europea»

[49] «The Pew Research Center, for the people and the press»: think tank especializado en el valor social de los medios de comunicación

[50] Opiniones relativas a los musulmanes en seis Estados miembros de la UE % Favorables- % Desfavorables: Alemania 40 -47; España 46- 37; Países Bajos 45- 51; Reino Unido 72 -14; Francia 64- 34; Polonia 46 -30 Fuente: Pew Global Attitudes Project, Encuesta de opinión pública, Informe de mayo de 2005

[51] En España, según el barómetro de opinión pública del Real Instituto Elcano llevado a cabo en junio de 2004 sobre el «terrorismo islámico y el fanatismo religioso», el 80 por ciento de los encuestados tendían a considerar a cualquier persona que practique el Islam como «autoritaria» y el 57 por ciento como «violenta»

[52] Percepción de los musulmanes en seis Estados miembros de la UE. Percepción de los musulmanes - Quieren seguir siendo diferentes (%):Alemania 88; España 68; Países Bajos 65; Reino Unido 61; Francia 59; Polonia 42. - Sentimiento creciente de Identidad musulmana (%): Alemania 66; España 47; Países Bajos 60; Reino Unido 63; Francia 70; Polonia 20 (Fuente: Pew Global Attitudes Project, Encuesta de opinión pública, Informe de mayo de 2005)

[53] «Iincluso en España, los entrevistados manifestaron que en el debate público se trazaba una clara distinci ón entre la cultura islámica morisca, que se considera parte del patrimonio histórico español, y la religión islá- mica. Esto, según los entrevistados, hace que los musulmanes tengan la sensación de que España es reacia a ver el Islam, como religión, como parte de la actual identidad española» (Observatorio europeo del racismo y la xenofobia, 2007 Informe del: percepción sobre discriminaci ón y xenofobia, p. 81)

[54] Por lo que respecta al uso del pañuelo hemos de recordar la complejidad del tema. Pues si unas puede que lo lleven como consecuencia de la presión familiar y grupal, otras lo llevan voluntariamente por motivo religioso, o como afirmación de identidad musulmana o por simple modestia cultural. Y, sin generalizar, no todas las mujeres son víctimas pasivas. Hay que reconocer la diversidad de experiencias de las mujeres musulmanas en Europa Pero eso sí con frecuencia sufren de una doble discriminación: por razones de sexo y por razones de religión

[55] http://www.mtas.es/migraciones/Integracion/ anio_europeo_igualdad_oportunidades.htm

[56] Convendría dedicar esfuerzo a conseguir una definición común europea sobre la discapacidad. En España «De conformidad con lo previsto en el artículo 1.2 de la Ley 51/2003, de 2 de diciembre, de Igualdad de oportunidades, no discriminación y accesibilidad universal de las personas con discapacidad, tendrán la consideraci ón de personas con discapacidad aquéllas a quienes se les haya reconocido un grado de minusvalía igual o superior al 33 por ciento «(Real Decreto 1414/2006, de 1 de diciembre, por el que se determina la consideraci ón de persona con discapacidad a los efectos de la Ley 51/2003, de 2 de diciembre, de Igualdad de oportunidades, no discriminación y accesibilidad universal de las personas con discapacidad, art. 1.1)

[57] En España, según el INE, más de tres millones y medio sufren de discapacitados. De ellos el 58% son mujeres

[58] Según datos de Eurostat (2002), alrededor de 44,6 millones de personas de entre 16 y 64 años, es decir, una de cada seis (15,7 %) declara tener un problema de salud o una discapacidad de larga duración

[59] Dentro de la triple ciudadanía en su dimensión civil (libertad individual), política (participación política) y social ( libre acceso a las dimensiones básicas de la vida social) (Cfr. López, A. 2006)

[60] Sin ser esclavos del ranking de audiencia, en los medios públicos. Es una pena ver cómo programas que vehiculan los valores a que aludimos (como Solidarios en Canal 2 Andalucía de extraordinaria calidad e incidencia en la sensibilización de todos estos temas a lo largo de sus 400 programas durante los 8 años de existencia) no merezcan mejor tratamiento horario para que puedan ser mejor valorados por los teleespectadores.

[61] Revista del Ministerio de Trabajo y Asuntos sociales, (2006) nº 65 «Discapacidad, autonomía personal y atención a la dependencia» Como recuerda Tomás Fernández en la presentación del número: «La Ley facilitar á que las personas dependientes consigan más autonom ía como un instrumento fundamental para ejercer su libertad. Sin libertad no se pueden ejercer adecuadamente los derechos que son siempre inseparables de la dignidad de la persona, la seguridad, la intimidad, la participaci ón, incluso la propia vida que es impensable sin libertad» (p. 8)

[62] http://www.mtas.es/migraciones/Integracion/anio _europeo_igualdad_oportunidades.htm

[63] Sólo el 17 de mayo de 1990 la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud (OMS) suprime la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales, si bien aún hay 9 países en donde se castiga con la pena de muerte la homosexualidad, la bisexualidad y la transexualidad

[64] Siguen existiendo situaciones de discriminación legal de las personas transexuales

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