Identificación y características del trastorno durante la infancia, adolescencia y adultez

AutorMarta María Aguilar Cárceles
Páginas79-140

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I La medición del fenómeno epidemiológico

En la consideración de la prevalencia del TDAH, así como de cualquier otro tipo de psicopatología, habría que tener en cuenta multitud de variables, tales como el tamaño de la muestra evaluada, el control de la posible comorbilidad con otros trastornos, la pureza del diagnóstico, la medida de evaluación o instrumento de medida empleado o la edad de los participantes, entre otros aspectos.

La mayor parte de la literatura científica coincide en considerar el TDAH como el Trastorno del Neurodesarrollo o Neurocomportamental más frecuente en la infancia o edad escolar118, y altamente prevalente en la adolescencia y adultez. Se trata del Trastorno con el que más estudios longitudinales se han llevado a cabo –a diferencia de otras alteraciones mentales comprendidas en la infancia-adolescencia–119, caracterizado por suponer un considerable impacto en el ámbito de la Salud Pública120.

No sólo se trata del Trastorno Neuropsiquiátrico más común en población infanto-juvenil sino que, además, es considerado como una de las psicopatologías mentales con mayor impacto en el funcionamiento del sujeto debido, fundamentalmente, a su inicio temprano y posible cronicidad en

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etapas posteriores121; es decir, no se establece un Trastorno circunscrito en exclusividad a la infancia, sino que puede afectar a todas las etapas vitales aún siendo sus síntomas más visibles en los primeros años y diversos con el paso de éstos.

Como ya se ha referido, en el momento de analizar la prevalencia no pueden dejarse al margen otras variables, es más, dependerá de que hayan sido consideradas para la cuantificación del Trastorno. Así, si bien se especificarán a continuación los porcentajes poblacionales estimados para el TDAH, se atenderán separadamente en base a factores como el género, la etapa del desarrollo, o la sociedad-cultura donde ha sido objeto de evaluación y análisis. Como se apreciará a continuación, se trata de variables muy relacionadas, de modo que, en ocasiones, un mismo estudio pudiera considerarse bajo cualquiera de los tres epígrafes que se referirán. No obstante, baste decir que la necesidad de su distinción se establece exclusivamente sobre la estructuración del trabajo de investigación, de forma que el contenido quede adecuadamente sistematizado.

En la misma línea, aprovecho para indicar que muchos de los aspectos que sobre el TDAH se tratan podrían incluirse en otros Capítulos, advirtiendo la necesidad de exponerlos en un primer momento sobre su exclusión o no reiteración posterior.

Dicho ello, tomando como referencia la prevalencia general descrita en el DSM-5, las cifras estimadas para dicha Psicopatología del Desarrollo se estiman en torno al 5% para niños en la mayoría de las culturas, y en el 2.5% en la adultez122, indicando que dicha frecuencia es superior para el género masculino que en el femenino. Concretamente, se establece la proporción según el sexo y la etapa del desarrollo de 2:1 para la infancia y de 1.6:1 para la edad adulta, enfatizando el hecho de que los síntomas primarios para el género femenino responderían más a deficiencias atencionales123. De esta forma, la novedad de la edición de 2013 respecto de las anteriores radica en dos aspectos fundamentales: a) realizar la primera alusión directa a la adultez en lo que respecta a la prevalencia en dicha etapa; y b) concretar el porcentaje para la infancia en lugar de aportar un rango u horquilla en el que se situar el mismo con menor probabilidad de error, de manera que mientras el DSM-IV establece una horquilla entre el 3% y el 7% el DSM-5 indica la media con un porcentaje del 5%.

Este último porcentaje es el que previamente ya habrían concretado algunos autores, como es el caso de Soutullo Esperón y Díez Suárez quienes, tras referir que el TDAH afectaría del 2% al 12% de la población pediátrica

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concretan que, de media, se situaría aproximadamente en el 5%124. Semejante cifra que ha sido avalada por diversos estudios de investigación, como sería el caso de Halmoy, Klungsoyr, Skjaeren, y Haavik, quienes lo refieren como el Trastorno psiquiátrico infantil con mayor prevalencia a nivel mun-dial, estimando la misma en el 5.3%125. Pese a ello, estudios posteriores lo incrementarían hasta el 8%126.

1. Prevalencia según género y etapa del desarrollo

Como se señaló con anterioridad, dada la dificultad en el momento de analizar separadamente algunas variables, se procede a continuación a distinguir la prevalencia del TDAH en relación tanto al género como a la etapa del desarrollo, aunque en ello tendrán además cabida la relación de uno y otro factor en base a la manifestación más usual del TDAH. Cuando se alude a los porcentajes habrá de hacerlo conforme a un aspecto cualitativamente diferenciador, basado precisamente en la prevalencia de sintomatología inatencional, hiperactiva, e impulsiva. De esta forma, un aspecto sería el relativo a la prevalencia del Trastorno y el otro a la manifestación de los síntomas relacionado con el mismo, según género y etapa del ciclo vital. Se aprecian por tanto matices no solo en su cuantificación (prevalencia estimada), sino en cuanto a su cualificación se refiere.

Tradicionalmente las alteraciones mentales externalizantes han sido más estudiadas en el género masculino, asociando aquellos Cuadros encubiertos al género femenino. No obstante, igual que la manifestación de las Psicopatologías internalizantes no es exclusiva de éstas, tampoco lo serían los Trastornos externalizantes más característicos de aquél otro grupo, pudiendo tanto uno como otro presentarse en ambos sexos, si bien con prevalencia diferencial, y con variaciones según la etapa del ciclo vital.

Así pues, se presenta seguidamente la cuantificación atendiendo a la etapa de desarrollo, sin que por ello se obvie un tratamiento posterior e independiente en lo que respecta a curso general y pronóstico del TDAH, pues en el presente apartado interesa sobre todo hacer alusión a las cifras del Trastorno.

1.1. Infancia y adolescencia

Prosiguiendo con lo referido anteriormente, las cifras estimadas por la APA para población no adulta se sitúan en una media general del 5%. De este modo, como se dijo con anterioridad, el TDAH es considerado el Trastorno más prevalente durante la infancia127, variando las cifras de su repre-

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sentación según los estudios a los que se haga alusión. De este modo, Polanczyk, De Lima, Horta, Biederman, y Rohde, advierten sobre una media de prevalencia a nivel mundial del 5,3%128, aunque algunos autores llegarían a estimarlo en el 8% e, incluso, llegarían al 12%129.

Cifras similares fueron las obtenidas por Kolar, Keller, Golfinopoulos, Cumyn, Syer y Hechtman, quienes se refieren al TDAH como «una condición neurobiológica prevalente, que afecta al 4..4% de la población general, acompañada de altas tasas de comorbilidad (depresión, ansiedad, abuso de sustancias) y dificultades significativas a nivel social, emocional y ocupacional, afectando tanto a los pacientes como a sus familias»130.

Según afirman San Sebastián Cabases, Soutullo Esperón y Figueroa Quintana, «el TDAH se da y se diagnostica más en varones», siendo la prevalencia máxima en edad escolar, fundamentalmente de los 6 a los 9 años de edad. A pesar de ello, también señala que en el sexo femenino existe un infradiagnóstico a nivel general131. Este detalle de la edad es muy significativo conforme al nuevo plan-teamiento de la APA, indicando el DSM-5 su ampliación diagnóstica desde los 7 años en versiones anteriores del Manual, hasta los 12 en la actualidad.

Siguiendo con la proporción señalada, otros estudios diferencian su consideración según se refiera a la población general o a muestras clínicas, de manera que las divergencias se hacen mucho más evidentes en este último ámbito. De este modo López Soler, Belchí y Romero Medina, señalan una discrepancia en base a la proporción niño-niña del 2:1 y 6:1 en muestra general, y del 6:1 y 9:1 en muestra clínica, proporción que además se aprecia menor en el tipo inatento frente al hiperactivo-impulsivo (2:1 versus 4:1)132.

De esta forma, la proporción menor del tipo inatento corroboraría la mayor probabilidad de presenciarse la citada sintomatología en ambos sexos frente a la sintomatología de tipo externalizante.

De igual manera, los subtipos de TDAH tampoco presentan igual frecuencia, de la misma manera que las consecuencias de la predominancia de uno u otro son bien diversas, pues mientras el subtipo inatento se relacionaría más con los problemas a nivel académico, el hiperactivo/impulsivo lo haría con los problemas comportamentales. Así por ejemplo, Wolraich, Hannah, Pinnock, Baumgaertel y Brown, establecen una divergencia porcentual para

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cada uno de los dos subtipos en cada una de las áreas mencionadas del 75% frente al 23% en lo que respecta al ámbito escolar y del 40% frente al 80% en lo relativo a la exteriorización del Síndrome133.

Respecto a las diferencias por género, diversos estudios han demostrado que la sintomatología impulsiva no es tan característica en mujeres como lo es en el sexo masculino. En este sentido, Berry, Shaywitz y Shaywitz, refieren que históricamente las chicas han informado de menores conductas impulsivas e hiperactivas que los...

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