Las ideas económicas del Padre Feijoo

AutorJesús Martínez Guillen
CargoUniversidad Carlos III de Madrid
Páginas715-731

Page 715

I Datos biográficos

Feijoo nació en Casdemiro, una pequeña aldea orensana en 1676, apenas siete años antes de la muerte de Calderón. A los catorce años profesó en la orden benedictina en el Monasterio de Samos, en el Camino de Santiago. Fue profesor de Filosofía en el propio monasterio. Tras ganar la cátedra de Teología en la Universidad de Oviedo, ejerció la docencia durante cuarenta años. Hasta su fallecimiento en 1764, compaginó su actividad intelectual con diversos cargos en la orden benedictina, como Maestro General, con voto perpetuo en el Capítulo, y abad de su colegio.

Alto, enjuto y pálido

, le describe Sáinz de Robles (1949), y Marañón (1933) le atribuye una «mala salud de hierro», que le permitió vivir durante casi un siglo sin más achaques que la sordera y la debilidad general. Ambos autores glosan con admiración su biografía, aunque el primero tacha de «macarrónicos» los versos que el propio monje benedictino compuso para el epitafio de su sepultura en el crucero de la Catedral de Oviedo:

Aquí yace un estudiante

De mediana pluma y labio

Que trabajó para ser sabio

Y murió, al fin, ignorante.

Sáinz de Robles atribuye el hecho de que no «perdiese el tiempo» en comprobaciones ni enmiendas a su sed de conocimiento, y culpa a su curiosidad universal de la superficialidad de su conocimiento.

La obra de Feijoo, calificado unánimemente como el primer ensayista español, tuvo gran resonancia entre sus propios contemporáneos, y desplegó su influencia sobre los ensayistas españoles hasta bien entrado el siglo XX, como lo acreditan obras como Las ideas biológicas del P. Feijoo, de Marañón (1933), o Juicio crítico de las obras de Feijoo, de Concepción Arenal (1937). Page 716

Como es natural por su significación, contó con panegiristas y detractores. Cita entre los segundos Sáinz de Robles a personajes hoy olvidados, como el doctor Aquenza, Suárez de Ribera, Armesto y Osorio, Rodrigo Soto, y Salvador Mañer. En todo caso, el hecho de que fuera uno de los escasos ilustrados españoles junto con Mayáns, Moratín, o salvando las distancias, el coronel Cadalso, le hizo acreedor de la protección de los Borbones. La mejor evidencia de ello es el hecho de que Fernando VI le nombrase consejero honorario y prohibiera en Real Pragmática la impugnación de sus obras.

Un ejemplo de la significación de Feijoo fue la proliferación de guías o almanaques en los que se intentaban explicar supersticiones y fenómenos naturales, como es el caso de la delirante obrita de Andrés Ferrer (1765) titulada El porqué de todas las cosas. En cuanto a las Cartas Marruecas del coronel Cadalso, sería más discutible considerarlas emulación de la obra de Feijoo, y de hecho, la crítica suele considerarlas secuela de las Cartas Persas de Montesquieu.

En su Historia de las ideas estéticas en España entre otras, Menéndez Pelayo (1945) alaba la gran y variada cultura del benedictino, aunque la califica de «segunda mano», y admira por lo demás su capacidad para tratar desde lo más insignificante, hasta lo más encumbrado. Además le atribuye cierta capacidad de vislumbrar adelantos futuros.

II El estilo científico y literario de Feijoo

En mi opinión, no es aceptable calificar a Feijoo de científico. Sus ensayos evidencian el pragmatismo y el escepticismo general del autor hacia las explicaciones no aprehensibles por la razón humana, pero, aun siendo este atributo imprescindible en el científico, resulta patente la ausencia de experimentación previa al enunciado de sus explicaciones. La ciencia exige la posibilidad de contrastación de hipótesis y Feijoo no parece basar sus ensayos más que en una prodigiosa intuición para los fenómenos de la Física y la Naturaleza.

Sin embargo, no debe tacharse de falsario al benedictino, por cuanto el enunciado de principios científicos sin el previo respaldo de la experimentación era frecuente en la época. Recuérdese, por ejemplo, que Torricelli enunció sus teorías sobre la presión atmosférica Page 717 pretendiendo haber construido un tubo capilar de cristal de 33 metros de altura, ya que ello habría implicado su construcción en horizontal y su posterior izado sin que se quebrase, proeza técnica sencillamente imposible para la tecnología del siglo.

No es difícil encontrar alguna de sus Cartas de contenido científico en la que hubiera sido perfectamente posible, sencilla y barata la contrastación científica si tal hubiese sido la intención de Feijoo. Baste el ejemplo de la carta 24 del tomo cuarto, relativo a la combustión espontánea de unas telas impregnadas en brea y apiladas después. El caso consiste en que se consumieron por la combustión las piezas intermedias, mientas que las que estaban en las partes inferior y superior sólo resultaron dañadas por el humo.

Feijoo dice conocer obras científicas en las que se trata la combustión «por fermentación», y menciona también el caso de las combustiones espontáneas del heno húmedo amontonado «que conoce el vulgo». No obstante, y a pesar de que resultaría sencillo repetir el experimento, se limita a pronunciarse sobre su verosimilitud sin dar mayores explicaciones.

En otro caso, cuando en la carta 31 del tomo primero Feijoo defiende la racionalidad del ganado y su capacidad de aprendizaje, cita determinadas conductas que admite no comprobar, sino que se limita a admitir por testimonio de terceros. Me refiero al caso de que en los días de calor, el ganado acuda a determinadas zonas de las montañas en las que la temperatura es menor. «No perdía el tiempo en comprobaciones ni correcciones», como dice Sáinz de Robles.

Feijoo no es un científico, sino un ensayista. Cabría encuadrarlo en lo que hoy se denomina «divulgador científico». Esto no supone en absoluto menoscabo de su mérito, sino que éste se limita a la búsqueda de explicaciones racionales a los fenómenos de la naturaleza. Su mérito es generar interés por los fenómenos científicos y propugnar un pragmatismo racional.

Precisamente, una de las constantes de su obra, es la crítica de las supersticiones, e incluso de la ubicuidad de los milagros. Frente al criterio de ciertos sectores religiosos, celosos del carácter sobrenatural de todo lo relacionado con la religión, Feijoo prefiere reducir el inventario de milagros al mínimo posible: «En general, se debe hacer juicio que en materia de milagros, hay mucho más de aprehensión, que de realidad». Page 718

En su opinión, hace más daño a la religión católica la admisión incondicional de milagros, que los ataques de los protestantes. Por ejemplo, en la carta 34 del tomo cuatro, le resulta muy doloroso que, el cónsul inglés en La Coruña pagase en secreto la curación médica de una anciana a sabiendas de que la Iglesia defendería de inmediato su causa milagrosa, como fue el caso. El legado de Feijoo no es el contenido de sus escritos, ya completamente superados, sino la actitud racional frente a la naturaleza, la independencia del criterio y la alabanza del esfuerzo. Su estilo literario es algo retórico pero decididamente divulgativo, «sencillo, claro y metódico» es el calificativo de Sáinz de Robles.

La obra de Feijoo se compone de catorce tomos:

* Teatro Crítico Universal, 9 tomos, con un total de 118 Discursos

* Un total de 163 Cartas Eruditas y Curiosas, en 5 tomos.

Dice Sáinz de Robles que a Feijoo le resultaba muy enojoso contestar su correspondencia porque le privaba de tiempo de estudio, pero son precisamente dichas cartas las que componen el cuerpo de su obra. Al objeto de extraer algunas conclusiones, se presenta a continuación una sistematización estadística del contenido del teatro y las Cartas. En lugar de las cuatro categorías que enuncia Sáinz de Robles, he enviado nueve. La disposición de temas es la siguiente:

TEATRO CRÍTICO UNIVERSAL CARTAS ERUDITAS
1 2 3 4 5 6 7 8 1 2 3 4 5 Total Teatro Total Cartas Total Obra
Religión 1 ... 2 1 ... 2 5 ... 5 6 2 3 10 11 9% 26 16% 37
Filosofía y moral 3 2 1 2 2 2 1 4 0 3 5 2 2 17 14% 12 7% 29
Ciencias Naturales 5 5 3 3 7 5 5 6 29 10 8 11 12 39 33% 70 43% 109
Geografía 0 1 0 1 0 0 1 0 0 0 0 0 0 3 3% 0 0% 3
Historia y biografía 1 0 0 3 3 1 0 0 4 3 5 1 7 8 7% 20 12% 28
Matemáticas 0 0 1 0 1 0 0 0 0 0 0 0 0 2 2% 0 0% 2
Literatura,lengua,arte 3 0 0 1 0 0 0 0 2 1 0 1 2 4 3% 6 4% 10
Superstición 1 4 2 0 2 1 0 1 3 0 4 1 0 11 9% 8 5% 19
Sociología y política 3 3 4 3 2 2 3 3 2 5 6 6 2 23 19% 21 13% 44
Totales 17 15 13 14 17 13 15 14 45 28 30 25 35 118 100% 163 100% 281
TOTAL OBRA 118 163 236 342

De esta estadística pueden extraerse algunas conclusiones:

El contenido de Discursos en el Teatro Crítico es de una media de 15, mientras que aparecen 33 Cartas por tomo. Teniendo en cuenta que la extensión de los tomos es similar, podría concluirse que las Cartas resultan algo menos profundas que los Discursos, como si con el paso del tiempo, Feijoo hubiese intentado abarcar aún más asuntos.

En las Cartas, la proporción de ensayos de tema científico y contrario a las supersticiones suma un 48 %, mientras que en el Teatro, sólo alcanzaba al 42 %. También resulta llamativo el aumento de los ensayos sobre tema religioso, que pasa del 9 al 16 %. Pierden peso sin embargo los temas sociológicos, la política, y los filosóficos y morales. Esto evidencia el itinerario intelectual de Feijoo a lo largo de los años en los que escribió su...

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