El hombre ante una nueva agricultura

AutorJesús López Medel
Páginas961-968

(*)

1. La agricultura, al servicio del hombre

El término -Nueva Agricultura- creemos responde a un intento de reencuentro, de reestructuración y en el fondo de reafirmación de la Agricultura. De la misma manera que se han intentado, con más o menos fortuna, esa terminología de -Nueva Filosofía-, -Nueva Escuela-, -Nuevo Estado-, -Nueva Sociedad-, etc. Incluso se habla de -Hombre Nuevo-, cuya adjetivación, postergada al sustantivo, ya denota de suyo una singularidad, con respecto a ese revisionismo o criticismo con que la realidad social se ofrece en nuestro tiempo. En unos casos por necesidad de su propia dinámica, en otros para encubrir sus propios fracasos.

Y es bueno hablar del Hombre, porque en definitiva hay que partir de él, dentro de una concepción creadora y libre de la sociedad, y de la propia Agricultura. Se ha dicho que si Nietszche acuñó la frase -Dios ha muerto-, lo seguro es la realidad, que algunos gráficamente quisieron expresar así: -Nietszche ha muerto- (Firmado), -Dios-. Pero, en efecto, parece que con esa deshumanización -por los excesos de la mecanización, la secularización o burocratización de la vida- nos hemos puesto en camino de también, de -El hombre ha muerto-. Lo que ocurre es que nos vemos distanciados de esa -realeza de lo humano- de que habla Juan Pablo II, con respecto al -dominio del hombre sobre las cosas-, como una delegación permanente de la obra de la creación -lo que explica la propia libertad- y que sólo se tergiversa cuando primase la técnica sobre el espíritu, lo material sobre lo ético.Page 963

Recuerdo, especialmente, dos singulares contactos, en distintas órbitas en el mundo agrario rural. La primera se refiere a los realizados en 1963 -recorrido Bolonia-Treviso- y Congreso Mundial de Derecho Agrario en Florencia. El de Bolonia-Treviso, en contacto con las zonas agrarias, singularmente las cooperativas, en un despertar naciente de realidades institucionales italianas, a la búsqueda -en escenarios muy ideo-logizados- de un bienestar y desarrollo. En el de Florencia anoté la expresión de cierto experto norteamericano, quien afirmó que la Agricultura era como un enfermo incurable, al que hay que tratar como tal, sin solución previsible. (V. nuestra traducción Estructuras agrarias, Madrid, 1964.)

La otra órbita de experiencias se refiere al mundo Centroamericano, que visité en 1965, y al de América del Sur en 1967 y 1979. Aunque en estos contactos me movía a niveles de formación universitaria y de instituciones financieras, cooperativas y crediticias agrarias, lo importante es pensar que de estas experiencias hispanoamericanas comprobamos cómo se partía más del hombre, en el sentido de una liberación, desde la -tierra-, y su acceso a la propiedad, mientras que en la experiencia italiana, como en general en la europea, lo que se pretende sobre todo es la rentabilidad, tecnificación y asentamiento. Pero en realidad son meros datos de un muestreo sociológico, que ocurre en todo fenómeno de nuestro tiempo: liberación y/o conservación. (Así le sucede a la Escuela, entendida como factor de liberación para algunos, y para otros como expresión de mero conservadurismo y estabilidad.) Lo que importa es que tales fenómenos no se presenten como dogmáticos, sino como tensionales, o como tomas de posición. Y sobre todo que se ofrezcan en la doble dimensión -como dos caras de una misma moneda- de liberar para conservar, y conservar para liberar. Y siempre bajo el parámetro del Hombre, al cual ha de servir la Agricultura, y no la Agricultura servirse del Hombre.

2. Interconexión disciplinaria y técnica referidas a la agricultura

En efecto, en la...

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