Hombre maltratador

AutorMaria José Azaustre Fernández

Los protagonistas de esta serie de terror no son ni más ni menos que el producto de una mezcla de factores sociales, psicológicos, ambientales, familiares, etc. Pero que, sin embargo, no se puede concretar su existencia en una determinada zona del planeta, país, ciudad, pueblo o aldea. No son caracteres pertenecientes a una determinada clase social o ámbito cultural, pero parece ser que pueden señalarse determinadas características comunes.

En un principio los maltratadores se estudiaron desde modelos psicopatológicos, se consideraba que poseían una personalidad sádica o bien pasivo-agresiva y que eran individuos con características paranoides o borderline. Sin embargo, esto conllevaría estimar que el maltrato es producto de una enfermedad, y no es así, porque no reúnen todas las características para ser catalogables sus rasgos como trastornos mentales128.

Carrasco Gómez129 concreta ciertas características del hombre maltratador:

— Integra el prototipo de personas que fuera del hogar mantienen una adecuación y equilibrio social adecuados, pero los rasgos que originan una forma de comportamiento violento intrafamiliar son susceptibles de ser considerados como patológicos. Son hombres de doble fachada, en el ámbito público su imagen no es violenta, sino que llega a ser percibida como alegre, tranquila, simpática, etc, y en el ámbito privado son abusadores.

— El maltratador no asume su problema como propio, desplazando la responsabilidad a factores ajenos, ya sea, la familia, esposa, hijos, vecinos, problemas económicos, etc, racionalizan sus conductas violentas, las justifican y las minimizan.

— Se apoya en valores y definiciones rígidas de la «masculinidad» y la «feminidad», teniendo como consecuencia actitudes machistas y sexistas, necesidad de ser superior, de poder controlar a la mujer en todos los aspectos de su vida, empleando la violencia para probar y probarse una fortaleza oculta, en el deseo de compensar los sentimientos de inferioridad o debilidad.

— En él es habitual la baja autoestima unida a sentimientos y rasgos de inseguridad y dependencia. Fuera del ámbito doméstico no se atreven a decir lo que desean, temen o necesitan. Tienen miedo a perder a la mujer.

— Acredita inhibición emocional y racionalización de los sentimientos. Lo contrario puede suponer mostrarse débil y el hombre debe ser fuerte.

— Celos infundados no patológicos y actitudes posesivas, ante el malestar interior por la posibilidad de perder a la pareja o que...

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