Historia de la inmigración femenina
| Autor | Rachida Dalouh y Encarnación Soriano Ayala |
| Páginas | 13-37 |
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CAPÍTULO 1
HISTORIA DE LA INMIGRACIÓN FEMENINA
Durante demasiados años las mujeres aparecen como invisibles en los
estudios sobre migraciones. No será hasta la década de los setenta cuan-
do las migraciones femeninas comienzan a constituirse en objeto de
análisis. Antes de esta fecha, apenas existen referencias especícas sobre
las mujeres migrantes, desconociéndose cuál ha sido el papel concreto
que han desempeñado y su participación real a lo largo del proceso.
Vicente (2002) señala que curiosamente, Revenstein, uno de los prime-
ros investigadores de las migraciones internacionales, ya identicó en
1885 diferencias en el comportamiento migratorio de hombres y muje-
res. Su estudio puso de maniesto que las mujeres no sólo eran sujetos
dependientes, sino además que también migraban de forma autónoma,
y lo hacían por diversas razones. Pero, a pesar de ello, en la mayor parte
del desarrollo histórico del estudio en torno a las migraciones interna-
cionales se ha tendido a ignorar el género como variable relevante de
análisis. Aunque la década de los setenta se constata como fecha signi-
cativa en el estudio de las migraciones femeninas, cabe destacar que las
investigaciones han explicado los movimientos migratorios, principal-
mente desde aproximaciones neoclásicas y estructurales, situando a las
mujeres en una posición marginal. Con anterioridad a esta época los
estudios migratorios no incluían la presencia de los ujos migratorios
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Rachida Dalouh y Encarnación Soriano Ayala
femeninos, y si lo hacían era únicamente en el contexto de la reunica-
ción familiar. De este modo, a diferencia de las dos décadas anteriores,
los años ochenta representan un giro fundamental en el modelo migra-
torio europeo de los países importadores de mano de obra: uno de los
grandes cambios radica en la elevación de los porcentajes de mano de
obra femenina, a la vez que en el papel que ésta va a ejercer en las socie-
dades de destino. Además, dentro de la feminización de los ujos, gene-
ralmente activados por la reunicación familiar, se constata también un
protagonismo creciente de las migraciones femeninas desencadenadas
de forma autónoma (Ribas y Manry, 2005).
Los años 80 marcan el estudio del fenómeno de la migración feme-
nina y las dos compilaciones de trabajos realizadas por la UNESCO en
la década de los 80 hacen mención a este tema. Lentamente se hizo vi-
sible el hecho de que las mujeres, no sólo se ven afectadas por la migra-
ción masculina, sino que emigran a su vez. De igual modo, poco a poco
se incorporó el enfoque de género al análisis de las migraciones hacia
Europa, especialmente en temas como las redes, las estrategias familia-
res y en el rol activo de las mujeres en dichos movimientos. Juliano
(2007) considera que la invisibilidad del proceso no es un fenómeno
local, sino que se corresponde a una percepción (a una falta de percep-
ción) generalizada. Sólo en la década de los ochenta comienzan a in-
cluirse sistemáticamente en las investigaciones sobre inmigración apar-
tados en relación con las mujeres. Sin embargo, en los primeros estudios,
el interés se centra en las consecuencias de la migración masculina sobre
las mujeres que quedan detrás (Meillasoux, 1978).
A este respecto, la ausencia de las mujeres en la investigación en
torno a las migraciones es atribuida a una serie de circunstancias, entre
las que se incluyen las siguientes:
1. La infravaloración de su actividad económica y la visión compar-
tida de que son seguidoras pasivas del hombre en el proceso mi-
gratorio, lo que ha conducido a su clasicación administrativa
como mujeres dependientes más que como actoras principales.
2. La ausencia de la mujer en la investigación social en general
(como en la literatura, la política, etc.), debido fundamental-
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